“La tie­rra pa’ quien la tra­ba­ja”: jor­na­le­ros espa­ño­les- Jean-Pie­rre Petit-Gras

La recu­pe­ra­ción del cam­po hecha por jor­na­le­ros anda­lu­ces es una lucha con­tra la mise­ria que han traí­do las polí­ti­cas euro­peas capi­ta­lis­tas de espe­cu­la­ción y meca­ni­za­ción de la tierra.

Ocu­pan­tes

Antes de la asam­blea de los ocu­pan­tes, en la que se toma­rán deci­sio­nes acer­ca de las tareas de los pró­xi­mos días, María, la actual res­pon­sa­ble de la coci­na, rela­ta algu­nos epi­so­dios de su vida. Evo­ca a los suyos. A su abue­lo, los guar­dias civi­les vinie­ron a bus­car­lo a casa una noche: “Nun­ca vol­vió, y toda­vía se des­co­no­ce el para­de­ro de su cuerpo”[1]. A su padre, los capa­ta­ces de los terra­te­nien­tes casi nun­ca le “ofre­cían” tra­ba­jo, y había que dar de comer a los seis hijos. Un día que fue a robar un saco de papas, lo detu­vie­ron los guar­dias civi­les y le macha­ca­ron el bra­zo a cula­ta­zos. Que­dó man­co para siem­pre. En cuan­to a la madre, murió cuan­do María toda­vía era muy chi­qui­ta: no había dine­ro para las medicinas.

Pero María, hoy, luce una son­ri­sa ancha.

El pasa­do 4 de mar­zo, la Fin­ca Somon­te, en Pal­ma del Río (pro­vin­cia de Cór­do­ba), fue inva­di­da y ocu­pa­da por un gru­po de jor­na­le­ras y jor­na­le­ros orga­ni­za­dos en el Sin­di­ca­to de Obre­ros del Cam­po – Sin­di­ca­to Anda­luz de Tra­ba­ja­do­res (SOC-SAT). Y María es una de ellos. Ella, Lola, Susa­na y algu­nas otras muje­res son a la vez el alma del movi­mien­to y las orga­ni­za­do­ras incan­sa­bles del con­jun­to de acti­vi­da­des que día tras día van dan­do cuer­po a esta apro­pia­ción colec­ti­va: “maña­na tene­mos que ter­mi­nar de lim­piar de pie­dras un cam­po de tres hec­tá­reas. A estas pie­dras de río, aquí las lla­man lije­ñas”. El pro­yec­to, apa­la­bra­do ya con los com­pa­ñe­ros de Marinaleda[2], es la siem­bra en ese cam­po de pimien­to de piqui­llo des­ti­na­do a la con­ser­ve­ría. Tam­bién hace fal­ta lim­piar uno de los pozos. Habrá que sacar dece­nas de espuer­tas lle­nas de lodo, que por la fal­ta de man­te­ni­mien­to tapan las cana­li­za­cio­nes e impi­den el apro­ve­cha­mien­to del sis­te­ma de rie­go. Hay otras tareas urgen­tes: regar los oli­vos recién plan­ta­dos, para que aguan­ten los pri­me­ros calo­res, y ter­mi­nar la ins­ta­la­ción del sis­te­ma de goteo en el huer­to, don­de ya están bro­tan­do hile­ras de lechu­gas, matas de toma­te y judías ver­des casi a pun­to de tre­par por las cañas de bam­bú que les ser­vi­rán de tutores.

La auto­ali­men­ta­ción del gru­po de jor­na­le­ros y sus fami­lias es el pri­mer obje­ti­vo. Pero tam­bién tie­nen pro­yec­tos pro­duc­ti­vos más ambi­cio­sos, como los pimien­tos de piqui­llo y otros. “Esta tie­rra pue­de dar tra­ba­jo a dece­nas de com­pa­ñe­ros y com­pa­ñe­ras”, dicen los del SOC.

La fin­ca

El cor­ti­jo Somon­te es una fin­ca de 400 hec­tá­reas (40 de las cua­les son de rega­dío) pro­pie­dad de la Jun­ta de Anda­lu­cía, el gobierno regio­nal diri­gi­do por el Par­ti­do Socia­lis­ta Obre­ro Espa­ñol (PSOE) sin inte­rrup­ción des­de las pri­me­ras elec­cio­nes des­pués de la muer­te de Fran­co, cele­bra­das en 1982. En los últi­mos meses, la Jun­ta ha deci­di­do poner a subas­ta unas 20 mil hec­tá­reas, adqui­ri­das por aque­llas fechas, pero nun­ca pues­tas a dis­po­si­ción de los pue­blos. Esa cla­se de com­pras sólo pue­den efec­tuar­las empre­sas inver­sio­nis­tas o ricos terra­te­nien­tes en una región don­de la con­cen­tra­ción de la pro­pie­dad es mayor des­pués de 30 años de gobierno social­de­mó­cra­ta que antes de la segun­da República[3].

La ocu­pa­ción de la fin­ca Somon­te, la vís­pe­ra del día pre­vis­to por la Jun­ta para la subas­ta, es la res­pues­ta popu­lar a una situa­ción escan­da­lo­sa: más de 32 por cien­to de la “pobla­ción acti­va” anda­lu­za, más de un millón de per­so­nas, está des­em­plea­da. La mise­ria y el ham­bre se están exten­dien­do. Mien­tras tan­to, aris­tó­cra­tas y capi­ta­lis­tas pro­pie­ta­rios de los inmen­sos lati­fun­dios se dedi­can ‑según los luga­res- a cul­ti­vos para la exportación[4], a la caza o la cría de toros de lidia, o bien a pro­duc­cio­nes hiper­me­ca­ni­za­das de tri­go o gira­sol, fun­da­men­tal­men­te des­ti­na­das a cobrar las sub­ven­cio­nes de la “Polí­ti­ca Agrí­co­la Común” de la Unión Europea[5]. Son unos cul­ti­vos que no dan tra­ba­jo a la gen­te. En cam­bio, sub­ra­yan los jor­na­le­ros, “la pues­ta en rie­go de estas tie­rras nos daría de comer a todos y aca­ba­ría con el pro­ble­ma del desempleo”.

Espe­cu­la­ción, meca­ni­za­ción y el con­jun­to de las polí­ti­cas eco­nó­mi­cas y socia­les apli­ca­das por los dis­tin­tos gobier­nos (tan­to de dere­chas como de izquier­das) que han teni­do Anda­lu­cía y Espa­ña en los últi­mos dece­nios han ace­le­ra­do el éxo­do rural. Se ha crea­do una situa­ción de gra­ve depen­den­cia y ver­da­de­ra alie­na­ción en mate­ria de tra­ba­jo, vivien­da, ali­men­ta­ción. La pér­di­da de la auto­no­mía ali­men­ta­ria de la pobla­ción, máxi­me en regio­nes de ricas tra­di­cio­nes agrí­co­las, mues­tra has­ta qué pun­to el sis­te­ma capi­ta­lis­ta es capaz de des­truir memo­ria, cono­ci­mien­tos ele­men­ta­les y demás mani­fes­ta­cio­nes de la cul­tu­ra popu­lar, como son el buen cul­ti­var y el buen comer, el tra­ba­jo comu­ni­ta­rio y otras.

Pero en Anda­lu­cía no todos se han deja­do lle­var por la resig­na­ción y la sumi­sión al “nue­vo orden” de las cosas. Ya a fina­les de los años 70, los jor­na­le­ros de Mari­na­le­da, orga­ni­za­dos en el SOC, abrie­ron un camino que, si bien no fue segui­do en otros luga­res del país, sigue mos­tran­do una alter­na­ti­va con­cre­ta de vida con más jus­ti­cia y dig­ni­dad para el pueblo.

La tie­rra pa’ quien la trabaja

Los jor­na­le­ros de Somon­te nece­si­tan y exi­gen “otra cosa que las limos­nas del sub­si­dio agra­rio otor­ga­do por las auto­ri­da­des, unos 420 euros men­sua­les que sólo pue­des cobrar duran­te seis meses si jus­ti­fi­cas un míni­mo de 35 jor­na­das tra­ba­ja­das”. Recla­man tie­rra y trabajo.

Esta exi­gen­cia se basa en una cul­tu­ra ances­tral de res­pe­to y amor por la tie­rra, aspi­ra­ción a la jus­ti­cia social, a la des­truc­ción de las cer­cas y cár­ce­les levan­ta­das por las cla­ses aris­to­crá­ti­cas, la monar­quía, la igle­sia, los par­ti­dos polí­ti­cos y el esta­do al ser­vi­cio del capi­ta­lis­mo de ayer y de hoy.

De vez en cuan­do, duran­te el tra­ba­jo de reco­gi­da de los can­tos roda­dos, una copla sur­ge del pecho de uno de los jor­na­le­ros: “Tan sola­men­te a la tie­rra /​le cuen­to lo que me pasa[6]”. En los momen­tos de pau­sa, o des­pués de la comi­da, salen de las boci­nas de un carro esta­cio­na­do en el patio de la fin­ca unas sevi­lla­nas rei­vin­di­ca­ti­vas del gru­po de Morón Gen­te del Pue­blo: “Por las pla­yas de Alme­ría /​nacie­ron cla­ve­les frescos/​sem­braos con la semi­lla /​del joven Javier Verdejo[7]/¿Hasta cuán­do compañeros/​segui­re­mos aguantando?”

Al reafir­mar que la tie­rra es para quien la tra­ba­ja, los y las de Somon­te expre­san una evi­den­cia a la vez his­tó­ri­ca y actual, local y uni­ver­sal. Expo­nen una con­di­ción cen­tral, urgen­te e inelu­di­ble del cami­nar de la huma­ni­dad hacia su posi­ble eman­ci­pa­ción. A cau­sa de una fe cie­ga en la téc­ni­ca y la indus­tria­li­za­ción, así como en la pre­ten­di­da neu­tra­li­dad del esta­do y la cien­cia, las cla­ses popu­la­res y tra­ba­ja­do­ras han olvi­da­do y des­pre­cia­do a menu­do la nece­si­dad de con­ser­var o reto­mar el con­trol sobre la tie­rra, el terru­ño, el territorio[8].

“La tie­rra no se com­pra ni se ven­de. Es como el agua, el aire, es de todos y para todos. La pro­pie­dad es un robo”, excla­ma Lola Álva­rez, res­pon­sa­ble del SOC para la pro­vin­cia de Cór­do­ba, y una de las más acti­vas entre los que ocu­pan Somonte.

“Esta tie­rra es de noso­tros, no la vamos a entre­gar. Hace 30 años que no tra­ba­ja­ba una cua­dri­lla en ella. Si nos echan, vol­ve­re­mos. Has­ta que entien­dan que lo que que­re­mos es vivir aquí, tra­ba­jar, y que nos dejen en paz”.

En Pal­ma del Río, el pue­blo vecino, hay 1700 jor­na­le­ros en el paro. “¿Qué ha hecho este gobierno para cam­biar las cosas? Nada, y aho­ra está que­rien­do pri­va­ti­zar más tierras.”

Apo­de­rar­nos de los medios de producción

Hace unos años, en Méxi­co, con moti­vo del lan­za­mien­to de la Otra Cam­pa­ña, los voce­ros del EZLN lla­ma­ron a los pue­blos del mun­do a “apo­de­rar­se de los medios de pro­duc­ción”. Y es de supo­ner que al hablar de medios de pro­duc­ción, los zapa­tis­tas no alu­dían a las fábri­cas de armas, maqui­la­do­ras tex­ti­les, cen­tra­les nuclea­res y demás pro­duc­cio­nes masi­vas de obje­tos nefas­tos y/​o inútiles[9], sino, en pri­mer lugar, a la tie­rra para comer, vivir y rela­cio­nar­nos en con­di­cio­nes de dig­ni­dad, jus­ti­cia y libertad.

Este lla­ma­do de los zapa­tis­tas ha sido com­par­ti­do y reto­ma­do por muchos indi­vi­duos, comu­ni­da­des y pue­blos en el mun­do (como recien­te­men­te lo recor­da­ba una com­pa­ñe­ra fran­ce­sa a pro­pó­si­to del valle del Aguán en Honduras).

Pero en Euro­pa, y en gene­ral en los paí­ses lla­ma­dos “desa­rro­lla­dos” o “avan­za­dos”, esta rei­vin­di­ca­ción ha des­apa­re­ci­do casi por com­ple­to. Por acá se sigue a menu­do soñan­do con “cam­bios revo­lu­cio­na­rios” que desem­bo­ca­rían en un repar­to de las rique­zas, sin preo­cu­pa­ción acer­ca de cómo y dón­de se encuen­tran estas rique­zas. En pri­mer lugar, cómo y dón­de se con­si­guen los bie­nes esen­cia­les que son nues­tros ali­men­tos, la ener­gía, las medi­ci­nas, la educación.

Soli­da­rios

Lle­gan unos jóve­nes de Cór­do­ba, traen herra­mien­ta para tra­ba­jar y unas trein­ta galli­nas con dos gallos. En segui­da, un gru­po empie­za a ampliar el galli­ne­ro. Se pla­ti­ca un rato, se inter­cam­bian telé­fo­nos, noti­cias y abra­zos, por supuesto.

“Jus­ti­cia”

Los jor­na­le­ros son con­vo­ca­dos por una jue­za en Posa­das, a unos 20 kiló­me­tros. Hay una denun­cia pre­sen­ta­da no por la Jun­ta de Anda­lu­cía, sino por un señor que los acu­sa de “inva­sión, des­obe­dien­cia y otros deli­tos”. La jue­za deci­de el desalojo.

En los días siguien­tes, des­es­ti­ma­rá el recur­so pre­sen­ta­do por el abo­ga­do del SOC con­tra esta orden. La Guar­dia Civil sigue patru­llan­do den­tro y fue­ra de la fin­ca, y tra­ta de inti­mi­dar a los jor­na­le­ros, para que aban­do­nen “por las bue­nas” el lugar.

Sin embar­go, tal como mani­fies­ta el comu­ni­ca­do núme­ro sie­te de los ocu­pan­tes de Somon­te, siguen lle­gan­do “apo­yos y men­sa­jes de todas par­tes de Anda­lu­cía, pero tam­bién del País Valen­cia, Cata­lun­ya, Eus­kal Herria, Extre­ma­du­ra, Madrid, Cas­ti­lla La Man­cha, Ara­gón, de los pue­blos de Ale­ma­nia, Fran­cia, Sui­za, Cana­dá, Bra­sil, Méxi­co, Colom­bia, Ecua­dor, Argen­ti­na, lucha­do­res del MST (Movi­mien­to de los Tra­ba­ja­do­res Rura­les Sin Tie­rra, de Bra­sil), de Chia­pas, orga­ni­za­cio­nes como el 15M, Huer­tos Urba­nos, CGT (Con­fe­de­ra­ción Gene­ral del Tra­ba­jo), EQUO, los Comi­tés de Apo­yo de Gra­na­da, Cór­do­ba, Mála­ga, todos los medios de infor­ma­ción revo­lu­cio­na­rios: Radio Tele­vi­sión de Mari­na­le­da, Tropy­cal TV, Damia Caro Mark Belli­do, Alber­to Alman­sa, Tele­vi­sión de Éci­ja, etcétera”.

Des­alo­jo

El día 26 de abril, a las 6 de la maña­na, ele­men­tos de la Guar­dia Civil des­alo­jan bru­tal­men­te a los ocu­pan­tes. Varios de los repre­so­res lle­van ropa y camu­fla­je de los antiterroristas.

Las pro­tes­tas y denun­cias lle­gan de toda Anda­lu­cía, con­tra este gobierno que pre­ten­de ser de izquier­das, aho­ra con la par­ti­ci­pa­ción de Izquier­da Uni­da (el Par­ti­do Comu­nis­ta y los Ver­des) jun­to al PSOE.

Y recu­pe­ra­ción

La noche siguien­te, un cen­te­nar de jor­na­le­ros, hom­bres y muje­res, entran por sor­pre­sa en la fin­ca y la reocu­pan. “Si nos vuel­ven a echar, regre­sa­re­mos, las veces que sean nece­sa­rias. Somon­te es pa’ quien la tra­ba­ja, es de noso­tros, los jor­na­le­ros”, dicen. Y esta gen­te jor­na­le­ra es gen­te de pala­bra, hace lo que dice.

Lla­ma­ron a una con­cen­tra­ción de soli­da­ri­dad para el pri­me­ro de mayo, con fies­ta, músi­ca y comi­da colec­ti­va. Por telé­fono nos infor­ma­ron que fue­ron más de 1500 personas.

Es impor­tan­te difun­dir, apo­yar y tra­tar de seguir el ejem­plo de las y los jor­na­le­ros de Somonte.

A los jor­na­le­ros les tra­je­ron un chi­vi­to recién naci­do, recha­za­do por su madre por no se sabe qué razón; qui­zá por­que la pobre cabra no podía ali­men­tar a todos los que parió. La suer­te de los ani­ma­les es bas­tan­te pare­ci­da a la de muchos huma­nos. Las jor­na­le­ras lo cui­dan con mucho cari­ño, y el chi­vo empie­za a recu­pe­rar­se, pese a los pro­nós­ti­cos des­fa­vo­ra­bles de todos los “exper­tos” que vimos, ape­na­dos, como se arras­tra­ba y era inca­paz de levan­tar­se cuan­do se caía. Lo lla­ma­ron Somon­te, y nos dije­ron “cla­ro que va a tirar pa’lante, como todos nosotros”.

Las últi­mas noti­cias de Somon­te son que, a pesar de que toda­vía cojea, ya brinca.

[1] En Anda­lu­cía las matan­zas per­pe­tra­das por los fran­quis­tas tras su vic­to­ria alcan­zan cifras alu­ci­nan­tes: por ejem­plo, fue­ron encon­tra­dos 53 665 cuer­pos, ente­rra­dos en 648 fosas comu­nes. La inmen­sa mayo­ría de las víc­ti­mas eran cam­pe­si­nos y jor­na­le­ros, cas­ti­ga­dos por su his­tó­ri­ca rei­vin­di­ca­ción de la tierra.

[2] En 1979, tras una lar­ga lucha, con ocu­pa­cio­nes, des­alo­jos y nue­vas ocu­pa­cio­nes, los jor­na­le­ros de Mari­na­le­da con­si­guie­ron apro­piar­se la fin­ca El Humo­so, que “pertenecía”al Duque del Infan­ta­do. La pues­ta en mar­cha de una plan­ta con­ser­ve­ra ha per­mi­ti­do dar tra­ba­jo a cien­tos de tra­ba­ja­do­res de este muni­ci­pio de la pro­vin­cia de Sevi­lla, que des­de enton­ces se ha con­ver­ti­do en una expe­rien­cia úni­ca en Euro­pa de auto­ges­tión y alter­na­ti­va eco­nó­mi­ca, basa­da en la pro­pie­dad colec­ti­va de la tie­rra y demás medios de pro­duc­ción. En Mari­na­le­da se cons­tru­yen casas median­te el tra­ba­jo comu­ni­ta­rio, lo que ha per­mi­ti­do ampliar el dere­cho de uso de una vivien­da dig­na y barata.

[3] Según el par­la­men­ta­rio por Mála­ga Anto­nio Rome­ro, “en Anda­lu­cía, en el año 1930, 5 mil 400 fin­cas tenían una super­fi­cie de tres millo­nes tres­cien­tas seten­ta y sie­te mil qui­nien­tas quin­ce hec­tá­reas, el 43,24 por cien­to de las tie­rras de Anda­lu­cía, y en los años 90, 5 mil 980 fin­cas cuen­tan con una super­fi­cie de 4 millo­nes 181 mil 873 hec­tá­reas, el 55,05 por cien­to del total de tie­rras agra­rias que hay en Anda­lu­cía, que son 7 millo­nes 595 mil 609″ (car­ta diri­gi­da en febre­ro de 2008 al pre­si­den­te anda­luz Manuel Cha­ves – http://​www​.lare​pu​bli​ca​.es/​s​p​i​p​.​p​h​p​?​a​r​t​i​c​l​e​9​611) .

[4] Acei­te de oli­va, fre­sa, hor­ta­li­zas bajo inver­na­de­ros, cítri­cos y algo­dón son los prin­ci­pa­les mono­cul­ti­vos de expor­ta­ción. Emplean una mano de obra inmi­gran­te, más bara­ta y dócil que los jor­na­le­ros andaluces.

[5] Según Anto­nio Rome­ro, los lati­fun­dis­tas se lle­van el 80 por cien­to de estas subvenciones.

[6] El can­te jon­do refle­ja, lo mis­mo que la vene­ra­ción por la natu­ra­le­za y la expre­sión pro­fun­da de los sen­ti­mien­tos huma­nos, una espe­ran­za viva por una vida mejor y la jus­ti­cia social.

[7] Javier Ver­de­jo, de 19 años, fue ase­si­na­do en 1976 por la Guar­dia Civil cuan­do esta­ba escri­bien­do en una pared las pala­bras «Pan, tie­rra, liber­tad». La ver­sión ofi­cial fue que el arma del guar­dia se dis­pa­ró sola… “Pan y Tra­ba­jo, siem­pre se esca­pa el tiro pa los de aba­jo, que mala pata no les salie­ra el tiro por la cula­ta”, escri­bió un poe­ta andaluz.

[8] Leer los artícu­los escri­tos y publi­ca­dos en La Jor­na­da, en junio de 2007, por Andrés Aubry.

[9] De esos luga­res que lla­man fábri­cas o plan­tas, algu­nos podrían ser trans­for­ma­dos para un uso huma­na­men­te sos­te­ni­ble, aun­que la mayo­ría de ellos sería pre­fe­ri­ble des­man­te­lar­los y trans­for­mar­los en lo que mere­cen: museos del horror.

Jean-Pie­rre Petit-Gras

Mayo de 2012

http://​des​in​for​me​mo​nos​.org/​2​0​1​2​/​0​5​/​s​o​m​o​n​t​e​-​l​a​-​t​i​e​r​r​a​-​e​s​-​p​a​r​a​-​q​u​i​e​n​-​l​a​-​t​r​a​b​a​ja/

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