Uno de mayo, día del poder popular

Todos los años, las y los aber­tza­les vas­cos tene­mos varias citas en el calen­da­rio. Los aber­tza­les, que ade­más somos revo­lu­cio­na­rios comu­nis­tas, entre esas citas inelu­di­bles tene­mos cla­ro que el 1 de mayo es una de ellas.

El 1 de mayo no es una cita cual­quie­ra para noso­tros. Uno de mayo es dig­ni­dad. Uno de mayo es lucha. Uno de mayo es socia­lis­mo. Uno de mayo es el día en que la cla­se obre­ra vas­ca recuer­da que Eus­kal Herria será sobe­ra­na si esa sobe­ra­nía se escri­be con la tin­ta roja del mar­xis­mo que nos con­duz­ca a una patria socialista.

Es una fecha en la que debe­mos recor­dar por qué los tra­ba­ja­do­res y las tra­ba­ja­do­ras nos mani­fes­ta­mos. Lo hace­mos en recuer­do de los «már­ti­res de Chica­go». Un gru­po de sin­di­ca­lis­tas que fue­ron eje­cu­ta­dos en 1886 a la mane­ra demo­crá­ti­ca en Occi­den­te, es decir, con jui­cio-far­sa y jura­do ama­ña­do, por haber toma­do par­te en la dura lucha por la jor­na­da labo­ral de las ocho horas diarias.

Y es que no debe­mos olvi­dar que todos esos pocos dere­chos que tene­mos actual­men­te, se tie­nen úni­ca­men­te por que tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras en las déca­das pasa­das salie­ron a la calle a luchar por ellos, arre­ba­tán­do­se­los por la fuer­za a la bur­gue­sía y, en con­cre­to, a la lucha de la cla­se obre­ra rusa que hizo posi­ble la Revo­lu­ción bol­che­vi­que. Una vez que la Unión Sovié­ti­ca implo­sio­nó y el capi­ta­lis­mo vio que no tenía rival, que no había nadie para hacer­le fren­te, los ata­ques a lo con­se­gui­do a tra­vés de duras luchas se agu­di­za­ron y los recor­tes comen­za­ron de for­ma len­ta pero inexo­ra­ble. Esta­mos en la rec­ta final de esa ofen­si­va en la que la bur­gue­sía pale­ta espa­ño­la ha apos­ta­do su futu­ro a tener un Esta­do ter­cer­mun­dis­ta en el que la cla­se tra­ba­ja­do­ra sea la que pague todos los pla­tos rotos y que su situa­ción sea cada vez más pre­ca­ria, lle­gan­do a nive­les de pobre­za que hacía tiem­po no se habían visto.

La mani­fes­ta­ción del 1 de mayo no debe ser un paseo por esta o aque­lla calle de algu­na de nues­tras ciu­da­des. No es un día de fol­clo­ris­mo en el que nos toma­mos unos potes tras poner­nos la pega­ti­na de LAB. Tene­mos que inte­rio­ri­zar y hacer inte­rio­ri­zar, tene­mos que con­cien­ciar al con­jun­to del pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co, que el capi­ta­lis­mo es muer­te, explo­ta­ción y mise­ria. La bar­ba­rie de la que ya habla­ra Rosa Luxemburg.

Una bar­ba­rie que ya se mani­fies­ta en Gre­cia con el sui­ci­dio de pen­sio­nis­tas que no tie­nen acce­so a una vida dig­na. O que, asi­mis­mo, se mani­fies­ta con un rear­me del Esta­do, cada vez más fas­cis­ta, en cola­bo­ra­ción con el regio­na­lis­mo del PNV, UPN y las dere­chas de Ipar Eus­kal Herria; con un entra­ma­do de leyes, con las que encar­ce­la­rán a quie­nes osen opo­ner­se a este esta­do de cosas.

Y en este 1 de mayo, tene­mos que recor­dar que, noso­tros y noso­tras, tam­bién nece­si­ta­mos aumen­tar nues­tra con­cien­cia­ción. Tras años en los que ese sis­te­ma pater­nal que se ocu­pa de «nues­tra segu­ri­dad» nos ha repe­ti­do has­ta la sacie­dad que las ideo­lo­gías han muer­to, que el comu­nis­mo es sinó­ni­mo de pobre­za, etcé­te­ra, urge la con­cien­cia­ción de las bases para poder pasar a la ofen­si­va y qui­tar la care­ta al neo­li­be­ra­lis­mo que pre­go­na la ley de la sel­va: el que tie­ne dine­ro vale y el que no tie­ne, revienta.

Esta con­cien­cia­ción nos ser­vi­rá igual­men­te para des­en­mas­ca­rar al refor­mis­mo que quie­re lle­var al pue­blo vas­co, a tra­vés de can­tos de sire­na, aun calle­jón sin sali­da, a hacer­nos creer que el Esta­do nos va a dat todo lo que le pida­mos bajan­do la testuz.

Nece­si­ta­mos otro sis­te­ma que sir­va los intere­ses de la cla­se tra­ba­ja­do­ra y, para ello, no hay más reme­dio que des­truir el sis­te­ma capi­ta­lis­ta. La refor­ma es impo­si­ble y menos des­de las estruc­tu­ras que el sis­te­ma ofre­ce. No nos enga­ñe­mos, como decía Lenin, hay que apro­ve­char cuan­tas herra­mien­tas ten­ga­mos en nues­tro camino pero sin per­der de vis­ta nues­tros obje­ti­vos, es decir, la inde­pen­den­cia y el comu­nis­mo para toda Eus­kal Herria.

Nece­si­ta­mos el Esta­do vas­co, inde­pen­dien­te de los Bor­bo­nes que cuan­do «sus sier­vos» se están murien­do de ham­bre, se va a matar ele­fan­tes has­ta el cora­zón de Áfri­ca, sin repa­rar en gas­tos ni medi­das (casi 6.000 euros por noche), dado que él es el here­de­ro que nom­bró Fran­co para ser­vir de hilo con­duc­tor en la tran­si­ción des­de el régi­men fran­quis­ta y no debe ren­dir cuen­tas a nadie. Inde­pen­dien­te de cual­quier Esta­do, espa­ñol o fran­cés, que quie­ra impo­ner­nos sus leyes. Que los Rajoy no se atre­van a impo­ner sacri­fi­cios a los tra­ba­ja­do­res cuan­do vemos que ellos son los pri­me­ros que no se los apli­can, y sino ahí tene­mos en Valen­cia a Camps, en Balea­res a Mau­tas o en la CAPV al yerno de Patxi López. La corrup­ción está tan exten­di­da que ya ni sor­pren­de que se deten­gan a car­gos públi­cos o que la poli­cía regis­tre ayuntamientos.

No cabe dejar el tra­ba­jo en manos de los par­ti­dos polí­ti­cos o de los sin­di­ca­tos, el tra­ba­jo debe ser lle­va­do por todas las per­so­nas que for­ma­mos el pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co. Urge for­ta­le­cer ese movi­mien­to popu­lar tan gol­pea­do por la repre­sión vas­co-espa­ño­la-fran­ce­sa en su obje­ti­vo de des­ha­cer­se de una de las rique­zas de Eus­kal Herria, el amplio entra­ma­do de orga­ni­za­cio­nes y colec­ti­vos popu­la­res. For­ta­le­cien­do el movi­mien­to popu­lar, impli­cán­do­nos en su fun­cio­na­mien­to y en su tra­ba­jo, con­se­gui­re­mos cami­nar hacia ese obje­ti­vo que por el tan­to han lucha­do miles de per­so­nas des­de aquel lejano 1512 en que Cas­ti­lla y Ara­gón inva­die­ron el rei­no de Nafarroa.

El 1 de mayo, tene­mos que salir a la calle. Y tam­bién ten­dre­mos que salir a la calle el 2 de mayo, el 3, el 4 y muchos días más, por­que esa es la úni­ca mane­ra de libe­rar­nos, orga­ni­zar­nos, salir a la calle, plan­tar cara al capi­ta­lis­mo y empe­zar a sem­brar una socie­dad vas­ca de nue­vo tipo, la Eus­kal Herria socia­lis­ta que nece­si­ta­mos para ser un pue­blo libre.

El 1 de mayo esta­re­mos en la calle. Boltxe lla­ma a acu­dir a las mani­fes­ta­cio­nes así como a todas las acti­vi­da­des que con­vo­que LAB y los movi­mien­tos popu­la­res en la lucha por la sobe­ra­nía de nues­tro pue­blo, por el socia­lis­mo y el antipatriarcado.

Boltxe kolek­ti­boa

25 de mayo de 2012

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