Cada vez más sol­da­dos esta­dou­ni­den­ses com­ba­ten bajo efec­to de las drogas

Soldados en AfganistánSol­da­dos en Afganistán 

El sol­da­do esta­dou­ni­den­se David Law­ren­ce mató a un dete­ni­do en Afga­nis­tán cuan­do esta­ba bajo el efec­to de psi­co­tró­pi­cos. Su sen­ten­cia le fue redu­ci­da a 10 años ale­gan­do enfer­me­dad mental.

Y este caso no es la excep­ción. Recien­tes infor­mes mues­tran que más de 110,000 mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses con­su­men sedan­tes, anti­de­pre­si­vos y otros fár­ma­cos de simi­la­res efec­tos a los estupefacientes. 

Las esta­dís­ti­cas mues­tran una cifra ocho veces peor a la del 2005. Sin embar­go, muchos ofi­cia­les ase­gu­ran que no hay razo­nes para el páni­co al com­pa­rar este uso con el índi­ce de con­su­mo entre civiles.

“Si se tra­ta de un civil este pue­de hablar con un psi­quia­tra, con­tar­le sus pro­ble­mas de sue­ño o estrés. Pero no le darán un fusil y no lo envia­rán a la gue­rra”, ase­gu­ra Leah Bol­ger, pre­si­den­te de Vete­ra­nos por la Paz.

Dro­gas antiestrés

Michael Brown ser­vía en la Mari­na esta­dou­ni­den­se duran­te el con­flic­to en Iraq. El estrés de la gue­rra lo empu­jó a recu­rrir a los antidepresivos.

“Cuan­do con­su­mía anti­de­pre­si­vos no podía pen­sar lúci­da­men­te. Mi cere­bro esta­ba satu­ra­do de toda esta basu­ra que suce­día allí en la gue­rra. En ese esta­do no podía tomar nin­gu­na deci­sión acer­ta­da, inclu­so no podría enten­der si la per­so­na que esta­ba delan­te de mí me apun­ta­ba con su fusil o no”, con­fie­sa el marino que com­ba­tió en Iraq entre el 2004 y el 2006.

En aque­llos años, casi la ter­ce­ra par­te de sus com­pa­ñe­ros con­su­mía fár­ma­cos psi­co­tró­pi­cos para poder supe­rar la ruti­na coti­dia­na. Gra­cias a estos medi­ca­men­tos, la depre­sión que pade­cían los sol­da­dos podía ser fácil­men­te mane­ja­da por sus jefes.

“Nues­tros mili­ta­res dicen: si tomas estas pas­ti­llas vas a sen­tir­te bien y ya pue­des ir a com­ba­tir. Y les dan armas a estas per­so­nas. Es una locu­ra. Aho­ra vemos los efec­tos de estos medi­ca­men­tos. Muchos sol­da­dos tra­tan de curar­se con alcohol”, con­ti­nuó Bolger.

Michael con­fie­sa que cuan­do empe­za­ba a que­jar­se de la depre­sión, le auto­re­ce­ta­ban anti­de­pre­si­vos antes que ir al doctor.

“Me daban pas­ti­llas. Y lue­go me decían que podía con­si­de­rar­las como una tera­pia, sin haber teni­do nin­gu­na con­sul­ta con el psi­quia­tra. Pare­ce que pri­me­ro insis­ten en que tomes las pas­ti­llas y lue­go se ocu­pan de las con­se­cuen­cias”, reve­ló el vete­rano de Iraq.

Y estas con­se­cuen­cias hacen refle­xio­nar. Muchos vin­cu­lan el aumen­to de los sui­ci­dios en el Ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se con el incre­men­to del uso de sus­tan­cias psi­co­tró­pi­cas. Así que la deci­sión ‘fácil’ para curar la depre­sión pue­de al final tener resul­ta­dos mucho más nefastos.

(Con infor­ma­ción de Rus­sia Todayhttp://​actua​li​dad​.rt​.com/​a​c​t​u​a​l​i​d​a​d​/​e​e​_​u​u​/​i​s​s​u​e​_​3​9​0​7​9​.​h​tml)

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