Murió Mario Upe­gui, uno de los clá­si­cos comu­nis­tas colom­bia­nos que fue­ra alumno de Cami­lo Torres

Tabla de contenidos
No se ha encontrado ningún encabezado en esta página.
MARIO UPEGUI, como lo recordamos en la Casa de Cultura en el barrio Policarpa que él estaba dispuesto a dar su vida cuando centenares de colombianos sin techo tomaron el terreno diez cuadras de la casa presidencial. MARIO UPEGUI, como lo recor­da­mos en la Casa de Cul­tu­ra en el barrio Poli­car­pa que él esta­ba dis­pues­to a dar su vida cuan­do cen­te­na­res de colom­bia­nos sin techo toma­ron el terreno diez cua­dras de la casa pre­si­den­cial. DICK EMANUELSSON
Ser comu­nis­ta colom­biano es vivir siem­pre sobre el filo de la nava­ja, sin­tien­do a cada paso, el roce de la vida y de la muerte.
Ser comu­nis­ta colom­biano es vivir siem­pre sobre el filo de la nava­ja, sin­tien­do a cada paso, el roce de la vida y de la muerte.
Un comu­nis­ta que asu­ma su papel de líder, prác­ti­ca­men­te está fir­man­do su pro­pia muer­te, las esta­dís­ti­cas colom­bia­nas así nos lo confirman.
Mario Upe­guí fue uno de esos per­so­na­jes y ya no está entre noso­tros. Murió ayer a los 76 años des­pués de una lar­ga enfer­me­dad. Un hom­bre que según los pará­me­tros que esta­ble­ció el terro­ris­mo de esta­do en su tie­rra, debe­ría haber muer­to hace rato como los miles de cama­ra­das tan­to del PCC como de la Unión Patrió­ti­ca, pues fue uno de los fundadores.
No voy a men­cio­nar todos sus car­gos, no fue eso lo que lle­na­ba de orgu­llo a este hom­bre que jamás se sin­tió impor­tan­te y se man­tu­vo fiel a sus raí­ces entre­la­za­das entre el pue­blo tra­ba­ja­dor. Recuer­do que lo cono­cí en el mes de mar­zo de 1988; lo entre­vis­té mien­tras reco­rría­mos el barrio de Poli­car­pa y él me iba rela­tan­do que por fin la alcal­día o el minis­te­rio de edu­ca­ción –para ser sin­ce­ro debo decir que no recuer­do que ins­ti­tu­ción esta­tal era- había entre­ga­do el pre­su­pues­to para cons­truir, en ese barrio dis­tan­te a diez cua­dras de la casa pre­si­den­cial, un cole­gio de cin­co pisos al lado de la Casa de Cultura.
Casa en cuyas pare­des podían ver­se gran­des cua­dros de Bolí­var, el Che, Fidel, Lenin, Marx pre­ten­dien­do crear con­cien­cia polí­ti­ca en el barrio.
1988: Elec­cio­nes muni­ci­pa­les y depar­ta­men­ta­les. De la izquierda;
El legen­da­rio secre­ta­rio gene­ral del Par­ti­do Comu­nis­ta, Gilberto
Viei­ra, el pre­si­den­te de la Unión Patrió­ti­ca Ber­nar­do Jaramillo,
ase­si­na­do el 22 de mar­zo de 1990 y Mario, con uno de sus
cen­te­na­res de som­bre­ros, vie­nen para votar en el barrio Policarpa
EL TRABAJO PARA UNA CASA DIGNA para los tra­ba­ja­do­res colom­bia­nos fue una de las tareas pri­mor­dia­les que sen­tía, debían cum­plir­se, en comu­nión con las deci­sio­nes del par­ti­do. Nun­ca actuó por sí sólo, era un con­ven­ci­do que sin base polí­ti­ca y orga­ni­za­ción no se pro­du­ce nada. Sus cri­te­rios lo con­vir­tie­ron en uno de los líde­res natu­ra­les para diri­gir la legen­da­ria PROVIVIENDA, orga­nis­mo crea­do por el Par­ti­do Comu­nis­ta Colom­biano que logró cons­truir más de 200 barrios en el terri­to­rio nacio­nal. Ese fue su reto con­tra las cons­truc­to­ras mafio­sas que en uni­dad con los polí­ti­cos oli­gar­cas tan­tas veces enga­ña­ron a los colom­bia­nos, invi­tán­do­los a inver­tir en vivien­da gene­ran­do mon­to­nes de sue­ños trun­ca­dos, como por ejem­plo cuan­do levan­ta­ron barrios sin agua pota­ble o sin sali­da cloacal.
Los ojos de Mario bri­lla­ban cuan­do me con­ta­ba lo suce­di­do en la Sema­na San­ta de 1966, cuan­do las muje­res comu­nis­tas se enfren­ta­ron con la poli­cía y el ejér­ci­to, con bal­des de agua hir­vien­do. La fuer­za repre­si­va esta­ba allí para aplas­tar y des­alo­jar a cen­te­na­res de fami­lias que habían colo­ca­do palos y plás­ti­co negro hacien­do de techo, en la toma de los terre­nos que sería lue­go el barrio Poli­car­pa, en Bogo­tá, diez cua­dras de la Casa Presidencial.
Ese fue el barrio más comu­nis­ta de Colom­bia, como decían los oli­gar­cas con odio pero tam­bién con temor y res­pe­to en la voz por­que cono­cían el tesón de esa gente.
En la loca­li­dad de Suma­paz, Dis­tri­to No. 20 de Bogo­ta, fue alcal­de Mario 2004. No era
para menos ya que es una bas­tión de la Unión Patrió­ti­ca y Par­ti­do Comu­nis­ta Colombiano
que tie­nen apro­xi­ma­da­men­te 95 por cien­to de los votos en esta región en don­de la guerrilla
de las FARC tie­nen pro­fun­das rai­ces e impu­so, por fal­ta de volun­tad del esta­do, una
refor­ma agra­ría, impi­dien­do la con­cen­tra­ción de la tie­rra en las manos de los terratenientes.
Uri­be, con sus Bata­llo­nes de Alta Mon­ta­ña, inten­tó de derro­tar la gue­rri­lla pero en vano.
FOTO: DICK EMANUELSSON.
ME CONTÓ MI VIEJO AMIGO, com­pa­ñe­ro y cole­ga Álva­ro Anga­ri­ta, ex perio­dis­ta del sema­na­rio VOZ (órgano cen­tral del PCC) que Mario Upe­gui apren­dió a leer y escri­bir gra­cias a Cami­lo Torres, el cura que pos­te­rior­men­te fue gue­rri­lle­ro y murió en su pri­mer com­ba­te el 15 de febre­ro de 1966.
A los 13 o 14 años Mario lo acom­pa­ñó como guar­da­es­pal­das y así comen­zó su vida revo­lu­cio­na­ría. Dedi­ca­do a la cau­sa popu­lar y para cimen­tar las pie­zas para la Revo­lu­ción que soñó tan­to Cami­lo Torres, como Mario Upe­gui, siguió su lucha con­se­cuen­te has­ta sus últi­mos minu­tos de vida. Casi nun­ca fal­ta­ba Mario en los even­tos y home­na­jes anua­les en Bogo­ta a su men­tor. Y muchas veces fue uno de los prin­ci­pa­les oradores.
LA VOZ DE MARIO TENÍA FUERZA, más de un mili­tar habrá sen­ti­do envi­dia por ese tono mar­cial pero con tre­men­do con­te­ni­do de cla­se. Fue un agi­ta­dor clá­si­co que con­mo­vía a las masas, lejos de ser dema­go­go o popu­lis­ta, sino por poder enta­blar una rela­ción que sur­gía como pro­duc­to de las mis­mas luchas por una vida y un esta­do nue­vo. Por­que eran las mis­mas raí­ces de la cla­se obre­ra, pobre y explo­ta­da por una oli­gar­quía mili­ta­ris­ta, cla­sis­ta e into­le­ran­te, las que for­ma­ban el pen­sa­mien­to comu­nis­ta que Mario nun­ca dejó.
Los comu­nis­tas y el pue­blo tra­ba­ja­dor, no sólo en Bogo­tá sino en toda Colom­bia, están de luto. El mis­mo luto que hoy lle­va­mos quie­nes tuvi­mos la hon­ra de cono­cer­lo, pero no hay lugar a lágri­mas ni a tris­te­zas. Dire­mos, como el mis­mo decía ante las tum­bas de tan­tos cama­ra­das que entre­ga­ron sus vidas en aras del mun­do mejor:
¡´´NI UN MINUTO DE SILENCIO, TODA UNA VIDA DE COMBATE´´!
¡¡¡¡CAMARADA MARIO UPEGUI, HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!!!!
ENLACE: COLOMBIA I DAG /​COLOMBIA DE HOY
http://colombiaidag.blogspot.com/2012_04_05_archive.html?zx=c6a27eeb9a89a73b#6197721447672641210
Twitter
Facebook
Telegram

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *