Cóm­pli­ces de la tor­tu­ra- Xabier Makazaga

Comi­sión de la Ver­dad median­te, tar­de o tem­prano van a que­dar al des­nu­do todas las men­ti­ras de las auto­ri­da­des espa­ño­las res­pec­to a la tor­tu­ra. Y tam­bién las men­ti­ras de los prin­ci­pa­les medios de comu­ni­ca­ción y de la (in)Justicia espa­ño­la, don­de son legión los cóm­pli­ces y encu­bri­do­res de esa terri­ble lacra.

Res­pec­to a los media, la mayor res­pon­sa­bi­li­dad recae en cier­tos perio­dis­tas espe­cia­li­za­dos en difun­dir noti­cias fil­tra­das por «fuen­tes anti­te­rro­ris­tas», entre los que sin duda se lle­va la pal­ma Jesús María Zuloa­ga, de «La Razón». No en vano fue el ele­gi­do para fil­trar las prin­ci­pa­les men­ti­ras de la Guar­dia Civil para excul­par a los tor­tu­ra­do­res de Por­tu y Sarasola.

Según esos perio­dis­tas tan espe­cia­li­za­dos en la into­xi­ca­ción, las fuer­zas poli­cia­les espa­ño­las con­si­guen que los mili­tan­tes vas­cos dete­ni­dos e inco­mu­ni­ca­dos can­ten has­ta «La Tra­via­ta» y «dela­ten abier­ta­men­te» a sus com­pa­ñe­ros, emplean­do «téc­ni­cas no agre­si­vas». Lo malo para ellos es que, al mis­mo tiem­po, los media han veni­do sub­ra­yan­do una y otra vez el «mutis­mo habi­tual» de ese mis­mo tipo de mili­tan­tes cuan­do son some­ti­dos tam­bién a inco­mu­ni­ca­ción en el Esta­do francés.

Cuan­do se cons­ti­tu­ya una Comi­sión de la Ver­dad, seme­jan­te con­tras­te entre ambos esta­dos les va a dejar muy en evi­den­cia no solo a ellos sino a innu­me­ra­bles medios de comu­ni­ca­ción que no podrán ale­gar igno­ran­cia sobre lo que real­men­te esta­ba suce­dien­do mien­tras guar­da­ban un silen­cio cómplice.

Otro tan­to se pue­de decir de la (in)Justicia espa­ño­la que, ade­más de escu­dar­se en la fal­ta de prue­bas que pro­vo­ca la inco­mu­ni­ca­ción para archi­var las denun­cias de tor­tu­ras, insis­te en que esas denun­cias son fal­sas y obe­de­cen a con­sig­nas de «ETA y su entorno».

Esos jue­ces que hablan de manua­les para denun­ciar tor­tu­ras inexis­ten­tes no pue­den pre­ten­der que pen­se­mos que se creen esa infa­me men­ti­ra, por­que tie­nen delan­te de sus nari­ces una prue­ba fla­gran­te de cómo se arran­can esas con­fe­sio­nes según ellos obte­ni­das lim­pia­men­te: el mis­mo tipo de mili­tan­tes que ha guar­da­do siem­pre un abso­lu­to mutis­mo en depen­den­cias poli­cia­les fran­ce­sas lo cuen­tan todo con pelos y seña­les en las espa­ño­las. Y el res­to de jue­ces que nada hacen para ter­mi­nar con esa lacra y exi­gen prue­bas impo­si­bles a los tor­tu­ra­dos tam­po­co podrán ale­gar en un futu­ro una igno­ran­cia impo­si­ble. En esa com­pli­ci­dad y encu­bri­mien­to de la tor­tu­ra hay tam­bién dife­ren­tes gra­dos de res­pon­sa­bi­li­dad, y en este caso no voy a men­cio­nar al que se lle­va la pal­ma, por­que son muchos, entre ellos Gar­zón, sino a quien ocu­pa el pues­to más rele­van­te en la Jus­ti­cia del País Vas­co: Juan Luís Iba­rra Robles, Pre­si­den­te de su Tri­bu­nal Supremo.

Cuan­do Iba­rra era direc­tor gene­ral en el Minis­te­rio de Jus­ti­cia e Inte­rior, en 1995, fue el encar­ga­do de res­pon­der por pri­me­ra vez al Comi­té de Pre­ven­ción de la Tor­tu­ra, CPT, del Con­se­jo de Euro­pa, que des­de 1991 venía soli­ci­ta­do a las auto­ri­da­des espa­ño­las que imple­men­ta­ran varias medi­das pre­ven­ti­vas en caso de deten­cio­nes inco­mu­ni- cadas. Unas medi­das que más de 20 años des­pués siguen sin ser imple­men­ta­das. La más sen­ci­lla de todas esas medi­das es la de que se comu­ni­que a un fami­liar del dete­ni­do el lugar de cus­to­dia. Y como Iba­rra no podía expli­car por qué se nie­gan a decir dón­de se encuen­tra el dete­ni­do des­pués de que la deten­ción haya sido cono­ci­da públi­ca­men­te, recu­rrió a la men­ti­ra pura y dura. Ase­gu­ró que «es una prác­ti­ca habi­tual la de infor­mar a los fami­lia­res del hecho de la deten­ción y el lugar don­de se halla la per­so­na dete­ni­da cuan­do estos se diri­gen a depen­den­cias poli­cia­les». Lo cual era radi­cal­men­te falso.

Tam­bién pre­ten­dió que «esa medi­da legal [de no noti­fi­car la cus­to­dia a los fami­lia­res] en gran medi­da no se uti­li­za, ya que su pro­pó­si­to que­da seria­men­te afec­ta­do por el hecho habi­tual de que algu­nos medios de infor­ma­ción den a cono­cer la iden­ti­dad de las per­so­nas dete­ni­das». Es bien cier­to que la iden­ti­dad de los dete­ni­dos era y es casi siem­pre rápi­da­men­te cono­ci­da, pero no lo era en abso­lu­to que la medi­da no fue­se ape­nas uti­li­za­da. Vol­vió a men­tir con ale­vo­sía y pre­me­di­ta­ción, como lo han segui­do hacien­do las auto­ri­da­des espa­ño­las has­ta nues­tros días.

Y tam­bién han segui­do sus pasos en lo de pro­me­ter en fal­so que esa medi­da sería apli­ca­da «tan pron­to como una deten­ción inco­mu­ni­ca­da sea públi­ca­men­te conocida».

Casi 17 años des­pués, siguen sin cum­plir ni aque­lla pro­me­sa de Iba­rra ni las pos­te­rio­res. Y min­tien­do con el mis­mo des­ca­ro de siem­pre al CPT, para jus­ti­fi­car la increí­ble nega­ti­va a hacer obli­ga­to­ria una medi­da pre­ven­ti­va que no supo­ne abso­lu­ta­men­te nin­gún ries­go para las inves­ti­ga­cio­nes policiales.

Juan Luis Iba­rra Robles es un buen ejem­plo de cóm­pli­ce y encu­bri­dor de la tor­tu­ra situa­do en altas ins­tan­cias del Esta­do, pero no deja de ser uno más en un esta­do com­ple­ta­men­te car­co­mi­do por esa lacra. Por eso es tan nece­sa­ria una Comi­sión de la Ver­dad que pon­ga en su lugar a todos ellos y ofrez­ca por fin a los miles de víc­ti­mas de la tor­tu­ra el reco­no­ci­mien­to que se mere­cen. En nues­tras manos está el con­se­guir que se cons­ti­tu­ya cuan­to antes.

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