Bah­réin, la revuel­ta olvi­da­da- Miguel Ángel Mora­les Solís

Si la revuel­ta que los bah­rei­níes están pro­ta­go­ni­zan­do con­tra el régi­men que les gobier­na se hubie­se pro­du­ci­do en otro momen­to his­tó­ri­co, pocos duda­rían en seña­lar que su moti­va­ción pri­mor­dial es la dife­ren­cia de cre­do entre la pobla­ción y sus man­da­ta­rios. Sin embar­go, el argu­men­to es incom­ple­to. Enmar­ca­da en un pro­fun­do pro­ce­so de cam­bio polí­ti­co en los paí­ses ára­bes, las pro­tes­tas de Bah­réin en pos de dere­chos socia­les tocan de lleno, una vez más, los intere­ses eco­nó­mi­cos de Esta­dos Uni­dos en la región.

Este rei­no de 33 islas, 1,2 millón de habi­tan­tes y menos de 700 kiló­me­tros cua­dra­dos, está encla­va­do en el estra­té­gi­co Gol­fo Pér­si­co. Pese a que sus reser­vas de petró­leo están deca­yen­do de mane­ra sos­te­ni­da, y con ello la pro­duc­ción y su impor­tan­cia eco­nó­mi­ca, el peque­ño país es tras­cen­den­tal por otros moti­vos: su cer­ca­nía con Irán y la pre­ten­sión de este país de recu­pe­rar un terri­to­rio que con­si­de­ra suyo. El esta­ble­ci­mien­to de dos bate­rías anti­mi­si­les esta­dou­ni­den­ses, un radar cos­te­ro, avio­nes de com­ba­te en la base Isa y 2.500 mari­nes en Mana­na, la capi­tal, dan una mues­tra de lo que allí se está diri­mien­do a ojos de Esta­dos Unidos.

La opa­ci­dad infor­ma­ti­va que envuel­ve la revuel­ta de Bah­réin hace difí­cil cal­cu­lar el núme­ro de víc­ti­mas, heri­dos o dete­ni­dos que se ha cobra­do la repre­sión guber­na­men­tal a estas altu­ras. La mayo­ría de los datos están vicia­dos por cues­tio­nes polí­ti­cas. Sin embar­go, algu­nas cifras apun­tan a que miles de opo­si­to­res al régi­men habrían sido juz­ga­dos de mane­ra arbi­tra­ria y encar­ce­la­dos. A su vez, más de 30 per­so­nas (33 según los esca­sos datos que pue­den encon­trar­se) habrían sido ase­si­na­das por las fuer­zas repre­si­vas, mien­tras que los heri­dos serían incontables.

Las pro­tes­tas die­ron comien­zo el pasa­do 14 de febre­ro, con el lla­ma­do “Día de la Furia”. A imi­ta­ción de lo suce­di­do en Tah­rir, la pla­za cen­tral de Mana­ma fue ocu­pa­da por miles de per­so­nas de mane­ra pací­fi­ca para expo­ner sus recla­ma­cio­nes. Sin embar­go, pese a que la poli­cía acu­dió a disol­ver la con­cen­tra­ción uti­li­zan­do fue­go real, muchos ciu­da­da­nos logra­ron que­dar­se. Tres días des­pués, mien­tras dor­mían, los mani­fes­tan­tes fue­ron ata­ca­dos con bas­to­nes, gas lacri­mó­geno y pis­to­las, lo que dejó como resul­ta­do cin­co falle­ci­dos y más de 2.000 heri­dos. La cruel­dad de la poli­cía lle­gó a tal pun­to que, ade­más de pro­ta­go­ni­zar atro­pe­llos docu­men­ta­dos con los coches poli­cia­les a los mani­fes­tan­tes, se impi­dió a los heri­dos acu­dir al hos­pi­tal para ser tratados.

Pero, ¿qué recla­man dichos opo­si­to­res para ser tra­ta­dos de una mane­ra tan bru­tal? Siguien­do los ejem­plos de Túnez o Egip­to, la pobla­ción de Bah­réin, de mane­ra espon­ta­nea, sin la direc­ción cla­ra de un par­ti­do polí­ti­co, man­tie­ne las mis­mas exi­gen­cias des­de el ini­cio de las revuel­tas. En las mani­fes­ta­cio­nes se escu­chan deman­das vin­cu­la­das al tra­ba­jo, a un mayor encono en la lucha con­tra la pobre­za, a mejo­ras socia­les y a la imple­men­ta­ción de un sis­te­ma demo­crá­ti­co. Yco­mo en los dos paí­ses arri­ba men­cio­na­dos, lo hacen des­de una pers­pec­ti­va lai­ca y pací­fi­ca. “Ni chiíes ni suníes, sólo bah­rei­níes”, es el prin­ci­pal can­to de los manifestantes.

El ori­gen de las revueltas

Y es que de los 530.000 habi­tan­tes nacio­na­les con los que cuen­ta Bah­réin, el 70 por cien­to son chiíes y el 30 por cien­to res­tan­te suníes, rama del Islam que tam­bién pro­fe­sa la dinas­tía rei­nan­te. Mien­tras tan­to, el grue­so de la pobla­ción del rei­no, has­ta alcan­zar los 1,2 millo­nes de habi­tan­tes, lo inte­gran tra­ba­ja­do­res invi­ta­dos pro­ve­nien­tes de otros paí­ses. Estos últi­mos, a fal­ta de cier­tos dere­chos, pug­nan de igual a igual con los chiíes, que cons­ti­tu­yen el 80 por cien­to de la fuer­za de tra­ba­jo. A su vez, más de dos ter­cios de los 1.000 agen­tes del apa­ra­to de segu­ri­dad nacio­nal son de ori­gen jor­dano, egip­cio o paquis­ta­ní, y el res­to, sobre todo, suníes. La dis­cri­mi­na­ción con­tra la mayo­ría chií, pese a que no es el motor de la pro­tes­ta, si pare­ce estar en el ori­gen de la misma.

Fren­te a los mani­fes­tan­tes, que pro­fe­san una espe­cie de pan­ara­bis­mo con­tra­rio a las luchas de reli­gión (según lo que ento­nan en sus cán­ti­cos), se encuen­tra el régi­men de la fami­lia Al Kha­li­fa, de ori­gen qata­rí y en el poder des­de 1.783. El moti­vo de que tan­to suníes como chiíes se hayan uni­do en una mis­ma cau­sa es sen­ci­llo. Con el pri­mer minis­tro Kha­li­fa bin Sal­man al Kha­li­fa, sobrino del rey, en el poder des­de hace 40 años, el régi­men prac­ti­ca de igual mane­ra la mar­gi­na­li­za­ción y el sec­ta­ris­mo con­tra los chiíes, como la repre­sión indis­cri­mi­na­da sobre el glo­bal de la población.

Bah­réin es, por tan­to, una auto­cra­cia más den­tro de las dife­ren­tes varie­da­des que inte­gran los paí­ses ára­bes. Por su esca­so tama­ño y su con­se­cuen­te debi­li­dad mili­tar, el régi­men bah­rei­ní ha rea­li­za­do un deno­da­do esfuer­zo por hallar alia­dos que defien­dan el esta­tus adqui­ri­do. Y es en este apar­ta­do don­de Esta­dos Uni­dos, así como los esta­do limí­tro­fes (Ara­bia Sau­dí y Emi­ra­tos Ára­bes) de cre­do suní, jue­gan un papel pre­pon­de­ran­te. Del otro lado, Irán, el prin­ci­pal esta­do chií de la zona, repre­sen­ta el mayor esco­llo para los intere­ses de los Al Kha­li­fa. El país se encuen­tra a tan solo 25 millas de los prin­ci­pa­les cam­pos petro­lí­fe­ros sau­díes de Gha­war, Abqaiq, Abu Safah, Qatif y Berri, así como de las ter­mi­na­les expor­ta­do­ras de petró­leo Ras Tanu­ra (una de las más impor­tan­tes del mun­do) y Al Juay­mah. Asu vez, Irán vie­ne recla­man­do la rein­cor­po­ra­ción a su terri­to­rio de varias islas bah­rei­níes que habrían per­te­ne­ci­do al impe­rio persa.

En este con­tex­to, muchos han que­ri­do ver en Bah­réin un terreno pro­pi­cio para que Irán y Ara­bia Sau­dí sigan enfren­tan­do su poder en la zona. El pasa­do 14 de mar­zo, la pro­fe­so­ra de la uni­ver­si­dad lon­di­nen­se King’s Colle­ge, Mada­wi Al-Rasheed, expo­nía en el dia­rio esta­dou­ni­den­se The New York Times que “recien­te­men­te, la esfe­ra de influen­cia sau­di­ta se redu­jo en Líbano, Siria, Egip­to y los Terri­to­rios Pales­ti­nos y des­apa­re­ció en Irak. Irán no solo tuvo éxi­to en des­man­te­lar la hege­mo­nía regio­nal sau­di­ta, sino que ade­más pene­tró en las socie­da­des civi­les ára­bes y musul­ma­nas” [1]. Son cono­ci­das, a su vez, los lla­ma­mien­tos del régi­men sau­di­ta hacia Esta­dos Uni­dos para que actúe con­tra su vecino persa.

No es de extra­ñar, por lo tan­to, que ante una even­tual vic­to­ria de la revuel­ta popu­lar en Bah­réin, la pobla­ción chií pro­ta­go­ni­ce, si alcan­za el poder, un acer­ca­mien­to a sus her­ma­nos de cre­do ira­níes. Tal vez para evi­tar que algo así suce­da, un mes des­pués de ini­ciar­se las pro­tes­tas ciu­da­da­nas con­tra el régi­men bah­rei­ní, un con­tin­gen­te mili­tar sau­di­ta, al que se sumó otro for­ma­do por poli­cías de los Emi­ra­tos Ára­bes, atra­ve­sa­ba la fron­te­ra para apo­yar a la fami­lia Al Kha­li­fa. Entre otras actua­cio­nes de las que han for­ma­do par­te estos con­tin­gen­tes, está el asal­to mili­tar a la emble­má­ti­ca pla­za de la Per­la, rebau­ti­za­da de Tah­rir en alu­sión a la revo­lu­ción egipcia.

La som­bra de Irán

En esa oca­sión, las fuer­zas de repre­sión dis­pa­ran des­de heli­cóp­te­ros con­tra los mani­fes­tan­tes con­gre­ga­dos en la pla­za, pro­vo­can­do muer­tos y dece­nas de heri­dos. El ejér­ci­to sau­dí se encar­ga de impe­dir la entra­da de los afec­ta­dos al hos­pi­tal de Mana­ma. Poco des­pués, el gobierno de Bah­réin decla­ró la ley mar­cial y dio comien­zo una nue­va olea­da de deten­cio­nes de figu­ras de la opo­si­ción demo­crá­ti­ca, tan­to chiíes como suníes. Adía de hoy, los con­tin­gen­tes sau­díes y de los Emi­ra­tos Ára­bes per­ma­ne­cen en el emi­ra­to y siguen par­ti­ci­pan­do en la repre­sión de las protestas.

Mien­tras todo esto suce­de, Esta­dos Uni­dos ape­nas ha movi­do pie­za en lo que a Bah­réin se refie­re. Su con­di­ción de alia­do fir­me de Ara­bia Sau­dí y del pro­pio emi­ra­to bah­rei­ní, lle­va­ron al gigan­te nor­te­ame­ri­cano en 2002 a desig­nar al peque­ño rei­no como “un alia­do no miem­bro de la OTAN muy impor­tan­te”. A su vez, en mar­zo del 2008, el régi­men de los Al Kha­li­fa se con­vir­tió en el pri­mer país ára­be que coman­dó manio­bras nava­les con­jun­tas con Esta­dos Uni­dos. No en vano, la Quin­ta Flo­ta de la Mari­na tie­ne su sede en Bahréin.

La actual situa­ción de con­flic­to interno en el rei­no bah­rei­ní ha pues­to en peli­gro, uti­li­zan­do los tér­mi­nos habi­tua­les que mane­ja la diplo­ma­cia esta­dou­ni­den­se, su segu­ri­dad nacio­nal, así como sus intere­ses eco­nó­mi­cos. Según datos cono­ci­dos gra­cias a las fil­tra­cio­nes de Wiki­leaks, entre 2007 y 2009, empre­sas mul­ti­na­cio­na­les de Esta­dos Uni­dos fir­ma­ron impor­tan­tes con­tra­tos con el régi­men. Ade­más de la com­pra, por par­te de Gulf Air, de 24 Boeing 787 Dream­li­ner, habría que rese­ñar la crea­ción de una empre­sa con­jun­ta de 5.000 millo­nes de dóla­res con Occi­den­tal Petro­leum para revi­ta­li­zar el cam­po Awali.

Pro­te­gi­dos por Esta­dos Unidos

En este con­tex­to, las inter­ven­cio­nes públi­cas de los miem­bros del gobierno de Barack Oba­ma en rela­ción a las revuel­tas han sido esca­sas. Ape­nas ini­cia­das las pro­tes­tas del mes de febre­ro, comen­za­ron una serie de lla­ma­mien­tos al rey y a otros miem­bros de la fami­lia para ins­tar­los a no repri­mir y a nego­ciar con la opo­si­ción algu­nas refor­mas polí­ti­cas. Esca­so baga­je para que pue­de ejer­cer la pri­me­ra poten­cia mili­tar del mun­do. Así las cosas, la repre­sión siguió su cur­so, aun­que el régi­men orde­nó un aumen­to de los sub­si­dios ali­men­ta­rios y de los pagos de bien­es­tar social y un sub­si­dio de 1.000 dina­res (2.653 dóla­res) a cada fami­lia de Bahréin.

Tras el ase­si­na­to de Mua­mar el Gad­da­fi en Libia, los medios de comu­ni­ca­ción inter­na­cio­na­les han encon­tra­do en Siria su prin­ci­pal fuen­te de noti­cias vin­cu­la­das a los paí­ses ára­bes. La dura repre­sión que el régi­men sirio ejer­ce con­tra los mani­fes­tan­tes ha cubier­to las ya de por si esca­sas infor­ma­cio­nes pro­ve­nien­tes de Bah­réin, don­de siguen pro­du­cién­do­se muer­tes. El pasa­do vier­nes 18 de noviem­bre, un joven de 16 años falle­cía a cau­sa del atro­pe­llo a manos de un coche de poli­cía. la con­sa­bi­da capa­ci­dad de pre­sión Ese mis­mo fin de sema­na, las mani­fes­ta­cio­nes más nume­ro­sas des­de que die­ron comien­zo las pro­tes­tas ocu­pa­ron las ciu­da­des de Sitra o A’ali, a 3 kiló­me­tros de Mana­ma [2].

Las fuer­zas repre­si­vas vol­vie­ron a aco­me­ter con dure­za con­tra los mani­fes­tan­tes sin que haya que lamen­tar víc­ti­mas aun­que sí nume­ro­sos heri­dos. Sin embar­go, en lo que pare­ce un ges­to cla­ro dedi­ca­do a la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, el gobierno de Bah­réin admi­tía el lunes, en refe­ren­cia a la las pro­tes­tas de febre­ro y mar­zo, que “hubo casos de fuer­za exce­si­va y de malos tra­tos a los dete­ni­dos”, a resul­tas de los cua­les habrían abier­to “20 cau­sas judi­cia­les” con­tra “los poli­cías implicados”.

El régi­men bah­rei­ní, que ha vis­to cómo la pro­duc­ción petro­le­ra entra­ba en deca­den­cia, venía imple­men­tan­do en los últi­mos años un plan de diver­si­fi­ca­ción eco­nó­mi­ca. El país ha pro­mo­vi­do la ins­tau­ra­ción de una indus­tria pesa­da y se ha esfor­za­do por atraer al turis­mo así como rea­li­zar inver­sio­nes en empre­sas occi­den­ta­les. Asu vez, el sec­tor finan­cie­ro islá­mi­co de Bah­réin es uno de los más fuer­tes de la región, en tan­to que un acuer­do de libre comer­cio entre Bah­réin y Esta­dos Uni­dos en 2005 con­tri­bu­yó al rápi­do cre­ci­mien­to bah­rei­ní, que superó a muchos de sus vecinos.

Con el ini­cio de las revuel­tas y el triun­fo de la mis­ma en Egip­to, muchos inver­so­res han per­di­do inte­rés por el mer­ca­do bah­rei­ní y han reti­ra­do su dine­ro de mane­ra masi­va. Exis­te el temor, exten­di­do por la región, de que un alar­ga­mien­to del con­flic­to se con­vier­ta en una pie­dra dema­sia­do alta de sal­tar para un país cada vez más depen­dien­te de sus veci­nos. Tal vez por eso, los miem­bros del Con­se­jo de Coope­ra­ción del Gol­fo han deci­di­do ayu­dar al acu­cia­do Bah­réin con un mon­to de 10.000 millo­nes de dóla­res duran­te los pró­xi­mos 10 años [3].

El de Bah­réin es, como pue­de ver­se, un table­ro com­ple­jo don­de todos los movi­mien­tos tie­nen su impor­tan­cia. En este sen­ti­do, con el reno­va­do ímpe­tu de la ciu­da­da­nía al fren­te de las masi­vas mani­fes­ta­cio­nes del últi­mo mes, algo pare­ce cla­ro: el con­flic­to no se cerra­rá sin cam­bios de impor­tan­cia que satis­fa­gan a bue­na par­te de la pobla­ción. Que­da por deter­mi­nar has­ta qué pun­to esta­rán dis­pues­tos a ceder paí­ses como Ara­bia Sau­dí o Esta­dos Uni­dos, o has­ta dón­de pre­sio­na­rá Irán en apo­yo de los chiíes bah­rei­níes. Asu vez, habrá que ver cómo pro­gre­sa la eco­no­mía del país. Aun­que la caí­da de los Al Kha­li­fa pare­ce una uto­pía, el últi­mo año ha demos­tra­do a los paí­ses ára­bes que algu­nas de ellas se pue­den cumplir.


Notas

[1] ¿Por qué Ara­bia Sau­di­ta inter­vie­ne en Bah­réin?” Pablo Espar­za. BBC Mundo

[2] El Gobierno de Bah­réin admi­te que hubo un recur­so “exce­si­vo a la fuer­za”. 21/​11/​11 AFP

[3] La eco­no­mía de Bah­réin debi­li­ta­da por las revuel­tas. Tariq Abd al-Hayy

Revis­ta Pueblos

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *