A 36 años del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, la consigna principal fue por las complicidades de los grandes grupos económicos con el terrorismo de Estado. Hubo pedidos para que se aceleren los juicios y se abran archivos.
Por Victoria Ginzberg
“Los grupos económicos también fueron la dictadura”, decía la bandera que encabezó la marcha convocada por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Hermanos de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia e Hijos (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) para conmemorar los 36 años del golpe militar del 24 de marzo de 1976. Esa fue la consigna principal de la movilización que recorrió ayer por la tarde la Avenida de Mayo hasta entrar en una Plaza repleta. “Con los genocidas en el poder se implementó un plan económico, político, social y cultural contra el pueblo. Apoyando e instigando este golpe de Estado estuvieron los grandes grupos económicos. Exigimos juicio y castigo porque fueron parte de los que financiaron y se beneficiaron. Se enriquecieron con la dictadura y fueron partícipes: sin ellos el genocidio no hubiera sido posible”, leyeron luego integrantes de los organismos de derechos humanos desde el escenario.
La cita era para la seis de la tarde, pero las distintas organizaciones políticas, sociales y estudiantiles comenzaron a concentrarse desde mucho antes. La columna de La Cámpora en Alsina y Avenida de Mayo iba creciendo detrás de una bandera con la leyenda “democracia y soberanía” y dos muñecos grandes de Néstor y Cristina Kirchner. Los miembros de Kolina, la agrupación que responde a Alicia Kirchner, se juntaron con sus pancartas verdes alrededor del Ministerio de Desarrollo Social. También se fueron acomodando, entre muchos otros, el Movimiento Evita, la Martín Fierro, la Corriente Nacional de la Militancia, la JP descamisados, Miles, La Scalabrini, el Partido Comunista y Nuevo Encuentro, con Martín Sabbatella y Carlos Heller a la cabeza, la CTA y la Juventud Sindical de la CGT y la Federación de Estudiantes Secundarios.
Los HIJOS, con sus carteles con la gorra y la leyenda por juicio y castigo, estaban al lado de las Madres y Abuelas que levantaban la larga bandera azul con las fotos de los desaparecidos. Alrededor de ellos se ubicaron el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el Archivo por la Memoria y la Diversidad Sexual, los familiares de desaparecidos japoneses y de los detenidos desaparecidos de la Iglesia de la Santa Cruz. La Asociación Argentina de Actores llevaba siluetas con nombres de los actores desaparecidos. Adelante, la escuela de percusión La Chilinga marcó el ritmo con sus “tambores en lucha”, como decían las remeras de sus integrantes. De hecho, muchas de las remeras de los que marcharon ayer llamaban la atención. Eran como una segunda bandera o, para algunos, la primera. La de Miles (de Luis D“Elía) eran amarillas, había varios motivos de La Cámpora (según la regional), muchas con la leyenda “Yo me pongo la camiseta por el juicio y castigo”, de HIJOS y de Teatro por la Identidad. Un grandote tenía un modelo negro que en la espalda decía “yo lo vi” y en la panza la foto de Néstor Kirchner mirando como el ex jefe del Ejército Roberto Bendini bajaba, subido a un banquito, el cuadro del dictador Jorge Rafael Videla. “Bajando un cuadro, formaste miles”, decía en la misma línea un volante de La Cámpora.
Poco después de las cinco, el lugar se pobló de personas sin pertenencia a organizaciones políticas, estudiantiles o gremiales, que llegaban a acompañar los organismos de derechos humanos. Había quienes traían sus bicicletas o los mates. Y un joven hasta llevó a su perro. Levantaban cámaras digitales o celulares. Un señor vestido con traje gris de verano, sombreo y un habano filmaba con su Ipad. Estuvieron el jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina, que se sacó fotos con quienes se lo pedían y la ministra de Seguridad, Nilda Garré.
La marcha arrancó luego de que terminara la primera movilización de la jornada, encabezada por agrupaciones de izquierda. “Las diferencias no son por kirchnerismo o antikirchnerismo, porque las dos marchas existían antes del kirchnerismo. Surgieron por la incapacidad de sintetizar posturas políticas ante coyunturas y las diferencias hicieron a que un año las Madres no pudieran leer su discurso. Pensamos igual sobre el terrorismo de Estado y a lo mejor podemos pensar igual en otras cosas. No-sotros criticamos la Ley Antiterrorista, pero no podemos decir que hay un política represiva por parte del gobierno nacional. De todas formas, el 24 de marzo es un día para que marche todo el mundo, más allá de cuántas marchas haya, es la movilización más importante del año”, reflexionaba Paula Maroni, mientras sostenía la bandera de HIJOS.
Los manifestantes avanzaron por una avenida cercada (“el gallinero”, dijeron después desde el escenario”) por las vallas de la carrera del TC que se correrá el próximo domingo. Pero las rejas fueron utilizadas por gente que se subía para aplaudir, para colgar pancartas y dibujos. Frente a la sede del gobierno porteño, la movilización le dedicó unos cantos poco agradables a Mauricio Macri. Pero la estrofa más coreada durante la jornada fue “Como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.
La bandera con las fotos de los desaparecidos entró a la Plaza acompañada por el clásico “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”. La multitud llenaba el lugar y se extendía por las calles cercanas cuando desde el escenario se comenzó a leer el documento consensuado por las organizaciones de derechos humanos convocantes. Marta Vázquez, Taty Almeida y Haydeé García de Gastelú, de Madres Línea Fundadora; Estela Carlotto, de Abuelas; Lita Boitano, de Familiares,y Carlos Pisoni y Agustín Cetrángolo, de HIJOS, fueron algunos de los que se turnaron en la tarea. En la línea de la convocatoria principal, se mencionó, entre otras, a las empresas Ford, Mercedes-Benz, Acindar, Clarín, La Nación, Loma Negra, La Veloz del Norte, Astarsa, Papel Prensa y el Banco de Italia como cómplices y beneficiarias del terrorismo de Estado. Hubo también un agradecimiento especial al Equipo Argentino de Antropología Forense, cuya tarea permitió que se identifiquen 515 desaparecidos y un pedido para que la Justicia acelere el proceso de juzgamiento de los represores –“ya son 273 los genocidas condenados, pero no hay un empresario entre ellos. Necesitamos que la Justicia avance más, porque muchas de las condenas no están firmes”– y para que se desclasifiquen todos los archivos de la dictadura pertenecientes a las fuerzas armadas y de seguridad nacionales y provinciales y los de la SIDE.
Durante el discurso, se hicieron críticas a Macri: “Un proyecto de exclusión, con patotas para ejecutar desalojos violentos, con una infraestructura para escuchas ilegales, con una policía diseñada por el represor Jorge ‘Fino’ Palacios y un modelo de educación y salud para pocos”. Los organismos de derechos humanos aseguraron que “desde 2003 a esta parte, el país ha avanzado mucho en materia de promoción y defensa de los derechos humanos”, mencionaron como una medida importante “ordenar la no represión de la protesta social” y elogiaron la alianza del “gobierno nacional y popular de Cristina” con Bolivia, Uruguay, Paraguay, Brasil, Ecuador y Venezuela, pero también criticaron la Ley Antiterrorista. “Queremos seguir dando ejemplo ante el mundo en materia de derechos humanos, medidas así nos alejan de este camino”, señalaron.
También hubo lugar para mencionar la guerra de Malvinas y reconocer a los soldados que fueron torturados por sus superiores y para reclamar el esclarecimiento de la desaparición de Julio López, Luciano Arruga y Marita Verón –víctima de la trata– y del asesinato de Mariano Ferreyra.
Sobre el final se escuchó: “Llegamos acá otro 24 de marzo más. Eso es porque este pueblo se compromete cada vez más con la democracia. Somos la historia imparable de este pueblo que no dará ni un solo paso atrás, que no permitirá ningún atropello, que seguirá su camino con las banderas bien en alto para llevarlas a la victoria. Acá estamos para seguir construyendo todos juntos una latinoamérica con más memoria, verdad y justicia”.
Ellas y el festejo
Por Mario Wainfeld
Imagen: Télam.
El día es resplandeciente, fácil es chequearlo y consignarlo. Ponerle número a la multitud resulta más difícil de lo habitual. Hay una seguidilla de actos (en algún momento, dos palcos diferentes montados en la Plaza de Mayo), grupos de manifestantes dispersos por varias avenidas. Algunos van pegando la vuelta pero lentifican el regreso para obturar o demorar la llegada de otros. Hay competencia, chicanas, competencias corales a ver quién alza más la voz, muy ocasionalmente un par de piñas. Es un acto pluralista, con una concurrencia enorme, para nada uniforme, multipartidario. No hay unidad, ni parece un acto sueco (o lo que uno supone que es un acto sueco) pero se rebosa vida.
El verbo para explicar qué hacen los que protagonizan el 24 de marzo siempre genera dificultades. “Recuerdan” suena ambiguo. “Conmemoran” evoca a locutores oficiales o directoras de escuela. El clima en avenidas y calles aporta otro vocablo, que parece exótico pero arrima mejor a lo que pasa: la multitud (se) festeja. No olvida, claro. No reniega de los reclamos de Verdad y Justicia, no baja las banderas o estandartes con imágenes de compañeros desaparecidos. No faltan lágrimas pero hay más risas, batifondo, abrazos, especulaciones entusiastas acerca del número de participantes. Se celebra, aunque parezca exótico. Verificar el dato es más sencillo que explicarlo, siempre lo es. En la ocasión, el cronista supone que se festejan los avances, los juicios, las condenas, la renovación siempre creciente de la asistencia. Los antiguos actos de resistencia, de aguante, de no bajar las banderas persisten en el folklore y en muchas consignas. Pero quienes avanzan hacia la Plaza festejan que avanzan, a secas.
La Chilinga, la escuela de percusión en la que baten el parche y mucho más una bocha de chicos y chicas, alardea: lleva “16 años de lucha”. Es sintomática la fecha de nacimiento: seguramente la ecología de las movilizaciones del 24 de marzo pegó un viraje en el vigésimo aniversario, allá por 1996. Tomó color, amplió el tradicional círculo de iniciados, agregó bulla.
Cuatro generaciones se entreveran, si se hace bien la cuenta: la de Madres y Abuelas, la de los setentistas, la de sus hijos, la de los nietos. Estos, claro, van en brazos o en cochecito. Las calles están colmadas pero nada impide que las familias caminen, que los bares estén abiertos y hagan su agosto, que los supermercaditos agoten bebidas y jugos. Hasta turistas hay. Si ignoraran el motivo de la convocatoria y se les contara qué se conmemora, les costaría creerlo. Entre tanto, pueden darle a la garrapiñada y al chori, que son más ricos en días así.
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Hay que ver y aplaudir hasta enrojecer las palmas y los ojos la columna de los organismos. Siempre hay que verla. El batir de La Chilinga ayuda a ubicarla. Horacio Pietragalla, el nieto recuperado que es diputado nacional por el Frente para la Victoria bonaerense, trata de conducir al conjunto, altavoz en mano. Goza de una ventaja comparativa, que el cronista envidia en silencio: es muy lungo, quienes conocieron a su padre cuentan que era idéntico. Los turistas no reconocerían en ese pibe, enfrascado en su labor militante, a un señor legislador. Pietragalla les pide a los compañeros que no se apuren, no hay espacio adelante. Alguien le pega el grito: “Empujalos vos, que tenés fueros”. Todos ríen, incluido el susodicho. La columna espera, se toma su tiempo: es consabido que las Viejas siempre entran, siempre se les hace lugar. La Plaza es suya, desde la noche de la dictadura hasta esta etapa inesperada. Eso sí: jamás estuvieron tan acompañadas.
Hay Madres y Abuelas que avanzan en auto, otras patean como en los buenos tiempos. Nora Cortiñas y Tati Almeyda de Línea Fundadora, sin ir más lejos. ¿Cuántos kilómetros habrán recorrido Nora y Tati sin desfallecer, sin resignarse, sin perder la alegría de la lucha? El cronista se acerca a Nora, cada vez más chiquita y vivaz, la besa, se excusa: omitió felicitarla en su cumpleaños, el 22 de marzo. Norita absuelve: “Tenés todo el año para felicitarme”. Cumplió 82. Cortiñas y Almeida siempre sonríen, ayer reían mientras miles y miles las vitoreaban.
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La mirada panorámica y varias horas de caminata no alcanzan para dar debida cuenta de todas las agrupaciones o fuerzas políticas que comparten, con mejores o peores modos, el espacio. La reseña es imperfecta y muy incompleta. Desde la CGT hasta La Cámpora. Imágenes del Che Guevara, de Néstor y Cristina Kirchner, de John William Cooke. Insignias de la Juventud Radical y hasta un grupete del ARI. Todos suman y colorean. Banderas celestes y blancas, rojas, hasta con hoz y martillo. Banderas de países hermanos, uruguayas por doquier. No caminan juntos, sólo unifican consignas cuando prima el común denominador antidictatorial.
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ARGENTINA
GIGANTESCA MOVILIZACION DEL ESPACIO
POR LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA
La izquierda no oficialista movió decenas de miles
La movilización fue de Congreso a Plaza de Mayo. Los partidos de izquierda aportaron las columnas más grandes. Participaron numerosos grupos de arte, danza y teatro. Los radicales fueron y les cantaron de todo. Concluyó con un documento crítico al Gobierno.
En la marcha del Espacio por la Memoria, la Verdad y la Justicia hubo mayoría de jóvenes.
Los partidos de izquierda marcharon cerrando la movilización de ayer del Espacio por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Llevaron las columnas más grandes, pero lo impactante fue otra cosa: la enorme cantidad de grupos –colectivos de arte, centros culturales, de teatro, de danza, de percusión– que habían llegado para encabezar las primeras cuadras de la marcha a la Plaza. A las cuatro de la tarde, la Avenida de Mayo se convirtió en un escenario móvil. De golpe, detrás de unas banderas con los nombres de los desaparecidos pasaban cien personas con remeras blancas, bailando una coreografía sin ningún cartel. O de entre las cabezas de la multitud un grupo de malabaristas tiraban al aire sus clavas rojas, para volverlas a agarrar en el momento en que una chica de toga y peluca entalcada cruzaba corriendo la avenida, como primer acto de una obra de teatro improvisada en la calle. Así abrió la primera de las dos marchas que llegaron hasta la Pirámide de Mayo por el 24 de marzo.
Los partidos de izquierda y agrupaciones universitarias, que tuvieron una movilización como pocas veces (cuando comenzó el acto había más de media plaza llena y varias cuadras copadas) arrancaron la jornada frente al Congreso. Convocados por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que reúne a más de 300 grupos, empezaron a caminar lentamente a las 16. El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, marchaba al frente junto con los dirigentes más representativos de la izquierda, como Jorge Altamira, último candidato presidencial del Frente de Izquierda. Mezclado entre ellos se vio a Leandro Despouy, titular de la Auditoría General de la Nación, a la diputada Victoria Donda, al actor Manuel Callau y al cantante de Calle 13, René Pérez Joglar. El que no la pasó bien fue Ricardo Gil Lavedra: los militantes trotskistas, luego de recordarle el rol de la UCR en las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, le pidieron que se retirara.
El Espacio reúne a las organizaciones críticas del kirchnerismo. En el documento consensuado que leyeron desde un palco montado de espaldas a la Casa Rosada no ahorraron cuestionamientos a la gestión presidencial, repudiaron la sanción de la ley antiterrorista y advirtieron sobre la judicialización de las luchas sociales. “Denunciamos que el gobierno nacional despliega desde hace largo tiempo una política represiva y de criminalización de la protesta”, señalaron en este sentido, para advertir que en el país “ya hay más de cuatro mil personas con causas abiertas” por haber participado en reclamos.
René, el cantante del grupo puertorriqueño Calle 13 marchó con la gente del Partido Obrero
Fue una marcha con mayoría de jóvenes. Los centros de estudiantes de los colegios secundarios llevaron una pancarta unificadora, “en defensa de la educación pública”, mientras que los universitarios, más atrás, caminaron junto a muchos docentes de la Conadu Histórica. También hubo una columna de terciarios. El tema es que los estudiantes fueron tantos que, a la hora de entrar en la plaza, demoraron el arranque de los grupos que estaban atrás, y esto generó que el orden de ingreso a la plaza se perdiera y que con la ansiedad hubiera columnas que en lugar de esperar optaran por mandarse por las diagonales. La pérdida del orden de entrada, que no es novedad en estas marchas multitudinarias, le hizo pasar un mal rato a los radicales, que este año juntaron fuerzas para llevar militantes a la movilización, con tanta mala suerte que quedaron pegados a las columnas de la izquierda. Como era de esperar, les cantaron de todo, y si bien lograron llegar al Cabildo, se tuvieron que aguantar una hora de consignas recordándoles al ex presidente Raúl Alfonsín, a la obediencia debida y el punto final.
“Vos que te la das de progresista /votás la ley antiterrorista”, cantaron también en las columnas de los partidos de izquierda, esta vez con destino al gobierno actual. El grueso de las columnas todavía no había podido llegar hasta el escenario cuando, por una cuestión de tiempo porque ya era la hora en que la segunda marcha tenía que comenzar, los locutores empezaron a leer el documento del Encuentro. A modo de anticipo de lo que sería su tono, las organizaciones que lo integran habían dado a conocer en la semana un “informe sobre la situación de los derechos humanos”, realizado especialmente para este 24. Con el eje puesto en los casos de criminalización de la protesta, denunciaron que del registro que habla de 4000 personas con causas judiciales se desprenden varios datos. Por ejemplo, que los reclamos por cuestiones laborales –es decir de trabajadores– y por tierras –de los pueblos originarios– han sido los más criminalizados. Y que en los últimos años, la tendencia fue a agravar las imputaciones, aplicando tipos penales más pesados.
Al margen del documento consensuado, en la movilización se expresaron otros reclamos enmarcados en un sentido amplio de los derechos humanos. El Frente Nacional por la ley de Identidad de Género, por ejemplo, marchó con ese norte. También participaron los del Frente de Artistas del Borda; “Excluidos y olvidados somos desaparecidos”, plantearon en uno de sus carteles. En otro advertían que “si hay sentido común, hay otros sentidos posibles”.
Hubo mucha gente que marchó desmarcada de cualquier grupo. Padres con chicos en bicicleta, familiares de desaparecidos que fueron a la plaza con la foto de su ser querido o con su nombre escrito en un papel, prendido al pecho. Gente que, como todos los años, avanzó por las veredas, a los costados de las columnas, con el acento puesto en el aniversario del golpe, pero sin mucha idea de las diferencias que se expresarían en una marcha con respecto a la otra. Para muchos, también es parte de la tradición de los 24 de marzo ir a las dos marchas. Como sea, la dimensión que tuvo pudo volver a medirse en lo dificultoso que fue llegar desde el Congreso a la Plaza. Cuando en el palco terminaron de leer el documento, todavía había columnas que esperaban para entrar a cinco cuadras de distancia de la plaza.
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ARGENTINA
HUBO ACTOS, MARCHAS Y HOMENAJES EN DISTINTAS CIUDADES
El recuerdo atravesó el país
En Córdoba y Jujuy las movilizaciones fueron multitudinarias. En Bahía Blanca se realizó una ceremonia en el predio donde funcionó el centro clandestino de detención La Escuelita. En Rosario se plantaron nuevos árboles en el Bosque de la Memoria.
La marcha convocada con la Tupac Amaru en Jujuy reunió a más de cincuenta mil personas.
El aniversario del golpe de Estado se recordó ayer con actos en todo el país. Quince mil personas participaron en Córdoba del Día de la Memoria en el espacio donde funcionó La Perla, el mayor centro clandestino de la provincia. En Bahía Blanca, que vive su primer juicio a represores, el acto fue en el predio donde funcionó La Escuelita. En Jujuy, cincuenta mil personas marcharon para reclamar la aceleración de los procesos. “Vamos a continuar acompañando a las organizaciones hasta tanto se haga justicia y los responsables de los delitos de lesa humanidad vayan a la cárcel”, expresó Milagro Sala, referente de la Tupac Amaru. El fiscal y coordinador de la Unidad Fiscal de causas de lesa humanidad, Jorge Auat, recordó que Jujuy y Catamarca son las únicas provincias en las que todavía no se iniciaron juicios por delitos cometidos durante la última dictadura.
El acto en Córdoba tuvo una única oradora: Lucía Bonafe, representante de HIJOS en la Comisión de la Memoria provincial. “Nos encontramos en este espacio para hacer cuerpo y práctica la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia”, destacó Bonafe. Resaltó el valor de los espacios recuperados y destacó la decisión del ex presidente Kirchner en 2007 de “hacer realidad una exigencia de la sociedad cordobesa al recuperar el ex centro de tortura de La Perla”. El acto se cerró con un recital de León Gieco.
El acto en Bahía Blanca fue organizado por la APDH junto con H.I.J.O.S. Eduardo Hidalgo, secretario de APDH y sobreviviente de La Escuelita, celebró los avances en materia judicial, aunque reconoció que “permanecen las anacrónicas y negativas prácticas que continúan uniendo a nivel local al poder histórico conservador, autoritario o golpista de la ciudad”.
En La Plata, miembros de la asociación Clara Anahí hicieron una vigilia en la Casa-Museo Teruggi-Mariani. “Permanecemos en silencio en homenaje a los desaparecidos”, explicó Elsa Pavón, vicepresidenta de la asociación que encabeza Isabel Chorobik de Mariani, que estuvo presente en el acto. “La reflexión es que pasaron 36 años y no olvidamos, seguimos preguntando qué pasó con nuestra gente”, dijo. La comuna platense organizó una “correcaminata” de tres kilómetros en Plaza Moreno. La Multisectorial La Plata, Berisso y Ensenada se concentró en Plaza San Martín. El PRO realizó una jornada en Plaza Malvinas, donde se proyectó La Noche de los Lápices.
Rosario repitió su ceremonia de plantación de árboles para renovar su compromiso con los valores de libertad, justicia y democracia. El Bosque de la Memoria fue creado en 1999 por el Museo de la Memoria provincial. “Se trata de una ceremonia simbólica en la que este año se plantaron seis árboles, como testimonio vivo de las jóvenes generaciones para que nunca más sean vulnerados los principios elementales de la dignidad humana”, destacó Rubén Chababo, director del museo.
El acto central en San Luis fue en plaza Pringles, frente al monolito con los nombres de los de- saparecidos puntanos. En la explanada de la Universidad Nacional se recordó al primer rector de esa casa, Mauricio Amílcar López, desaparecido en dictadura, y a los profesores y alumnos víctimas de la represión ilegal. En Mar del Plata las actividades arrrancaron a las tres de la madrugada con la entonación del Himno en plaza San Martín y se erigió un Paseo de la Memoria con muestras de fotografía y paneles.