El silen­cio cri­mi­nal de los medios y las gue­rras colo­nia­les- Ste­lla Calloni

Esto no es un artícu­lo, no es una nota, es un gri­to, un lla­ma­do, una deses­pe­ra­da voz de aler­ta, si se quie­re. Un inten­to de que algo soli­da­rio des­pier­te y pon­ga a andar muchas voces de denun­cia, ante los silen­cios cóm­pli­ces y cobar­des. Silen­cios que paga­re­mos todos muy caro.

Decir bas­ta a la des­in­for­ma­ción y la gue­rra hoy es deci­dir qué maña­na, qué futu­ro que­re­mos. ¿Dejar a los hijos nue­vas colo­nias o paí­ses libres?. Los pue­blos del mun­do que están murien­do hoy nos nece­si­tan hoy.

Por eso es tiem­po de decir bas­ta al terro­ris­mo mediá­ti­co que sig­ni­fi­ca la des­in­for­ma­ción coti­dia­na, con­ver­tir a las víc­ti­mas, como el pue­blo sirio y su gobierno en victimarios.

No PODEMOS dejar caer a Siria ni a Irán. Dete­ner la mano cri­mi­nal con­tra el pue­blo pales­tino es sal­var a la huma­ni­dad, Dete­ner los pla­nes que se tra­zan con­tra Nues­tra Amé­ri­ca es deci­dir por la vida con­tra la gue­rra y la muer­te. El futu­ro de la huma­ni­dad está en gra­ve peli­gro en un momen­to his­tó­ri­co en que se está deci­dien­do la con­ti­nui­dad de la espe­cie, la con­ti­nui­dad de la vida.

Recor­de­mos:

Pri­me­ro fue­ron por Afga­nis­tán. No hici­mos nada por­que no sabía­mos. Los medios decían que los inva­so­res tenían razón. Has­ta hoy nadie sabe la ver­dad sobre las Torres Geme­las, pero des­de el 2001 todos los paí­ses están ame­na­za­dos por el poder impe­rial más mili­ta­ri­za­do y mafio­so de la historia.

Des­pués fue­ron por Irak. Algu­nas voces se alza­ron, pero dema­sia­do ais­la­das y bajas. Los medios de comu­ni­ca­ción las borra­ron y abrie­ron las puer­tas a la inva­sión. De las atro­ci­da­des come­ti­das por los inva­so­res, sólo mos­tra­ron algu­nas imá­ge­nes, no se sabe si como ame­na­za o entretenimiento.

Lue­go dis­fra­za­ron de pri­ma­ve­ra Ára­be lo que era un plan para abor­tar las ver­da­de­ras pri­ma­ve­ras que podían venir y esta­ban comen­zan­do a ges­tar­se. Cam­biar algo para que nada cambie.

Y des­pués vino Libia. Habían des­cu­bier­to de un día para el otro que su diri­gen­te era un dic­ta­dor sinies­tro. Como no cono­cía­mos, no sabía­mos y leí­mos y escu­cha­mos sólo un dis­cur­so, una voz, imá­ge­nes pre­via­men­te fil­tra­das por el inva­sor, nun­ca los miles de muer­tos por bom­bar­deos ni las masa­cres de los inva­so­res: ¿nos con­fun­di­mos y deja­mos hacer?.

Aho­ra van por Siria, que­da tan lejos como los otros paí­ses. En un lugar estra­té­gi­co para los que inten­tan domi­nar el mun­do ente­ro. Siria no hizo nada a nadie y millo­nes de sirios apo­yan a su gobierno en las mayo­res mani­fes­ta­cio­nes en la his­to­ria de ese país. Pero los medios nos cuen­tan la his­to­ria al revés. Cen­te­na­res de aten­ta­dos terro­ris­tas y matan­zas de los mer­ce­na­rios y las tro­pas espe­cia­les de las poten­cias no exsi­ten para esos medios.

Y cuan­do el ejér­ci­to defien­de a su país, los medios nos dicen que todos los muer­tos son con­se­cuen­cia de la repre­sión del gobierno con­tra el pue­blo. Asi le lla­man para que la inva­sión extran­je­ra se vea como sal­va­ción humanitaria.

Más per­ver­si­dad fas­cis­ta que ésta impo­si­ble ¿Has­ta don­de es tole­ra­ble la men­ti­ra cri­mi­nal sin cas­ti­go alguno?. Y detrás o antes o aho­ra mis­mo vie­ne Irán. La cam­pa­ña con­tra Irán es tan des­me­di­da y bru­tal que tie­ne esca­sos parangones.

Con seme­jan­te des­in­for­ma­ción, con men­ti­ras repe­ti­das cada día por millo­nes de apa­ra­tos de TV en el mun­do, por radios, dia­rios, que sepul­tan toda voz diso­nan­te, que sepul­tan la ver­dad, no pode­mos pen­sar con nues­tra pro­pia cabe­za ni sen­tir con nues­tro corazón.

Des­de aque­lla pri­me­ra vez fui­mos cóm­pli­ces de más de un millón de muer­tos, en con­di­cio­nes atro­ces, de miles de des­apa­re­ci­dos, de la des­truc­ción de cul­tu­ras e his­to­rias de la huma­ni­dad, de la crea­ción de cár­ce­les secre­tas, de tor­tu­ras ine­na­rra­bles, del regre­so del nazis­mo con mayor tec­no­lo­gía y todo ésto en nom­bre del huma­ni­ta­ris­mo y la democracia.

Pero pre­fe­ri­mos no saber, no recor­dar, no preguntar.

Paro­dian­do leja­na­men­te al eterno Ber­told Brecht Cuán­do ven­gan por noso­tros será tar­de. Lo que deja­mos hacer a nues­tros her­ma­nos nos lo harán a noso­tros. Todos los gobier­nos que no obe­de­cen al pie de la letra al impe­rio y sus poten­cias deben ser borra­dos de la faz de la tie­rra. Todos los paí­ses don­de los pue­blos ten­gan con­cien­cia son peli­gro­sos y pasi­bles de ser inva­di­dos y reco­lo­ni­za­dos. Si no hace­mos nada hoy ¿A quien cla­ma­re­mos cuan­do ven­gan por nosotros?.

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