Los emi­gra­dos- Jose Mari Esparza

Hace diez años Sava­ter y Jua­ris­ti comen­za­ron una cam­pa­ña absur­da­que pron­to tuvo un inusi­ta­do eco mediá­ti­co: sos­te­nían, sin base docu­men­tal algu­na, que del País Vas­co se habían exi­lia­dou­nas 200.000 per­so­nas a cau­sa de la pre­sión nacio­na­lis­ta. Envié un artícu­lo a la pren­sa des­mon­tan­do seme­jan­te estu­pi­dez, que más pare­cía otra incon­ti­nen­cia de esa pare­ja de his­trio­nes que nada serio.

Pedía, sim­ple­men­te, usar la cal­cu­la­do­ra, pero al pare­cer nadie hizo caso. Para mi sor­pre­sa, la estu­pi­dez se man­tu­vo en el tiem­po, y fue cre­cien­do en núme­roy en portavoces.En el 2005, se for­ma­ron las Comi­sio­nes por la Diás­po­ra Demo­crá­ti­ca Vas­cay el vice­pre­si­den­te del Foro Ermua, Mikel Bue­sa, dijo que des­de el ini­cio dela demo­cra­cia, 383.700 per­so­nas habían aban­do­na­do su resi­den­cia enel País Vas­co “asfi­xia­dos por la fal­ta de liber­tad”. De ellos, mati­za­ba, 119.000 des­de que Iba­rretxe fue ele­gi­do lehendakari.

En el 2007, el eco­no­mis­ta y esta­dis­ta Julio Alcai­de, al pare­cer sobrio, pre­sen­tó el estu­dio “Evo­lu­ción de la pobla­ción espa­ño­la en el siglo XX”, publi­ca­do por la Fun­da­ción BBVA, y fue taxa­ti­vo al res­pec­to: los exi­lia­dos polí­ti­cos tras la Gue­rra Civil fue­ron “unos 120.000, fren­te a las casi 200.000 per­so­nas” que, según él, habían aban­do­na­do el País Vas­co duran­te el tiem­po en que ha exis­ti­do orga­ni­za­ción ETA​.La bola, nun­ca mejor expre­sa­do, ha segui­do rodan­do has­ta nues­tros días y aho­ra nos anun­cian que el Gobierno de Rajoy está pre­pa­ran­do la vuel­ta de los exi­lia­dos y una modi­fi­ca­ción de la Ley Elec­to­ral que les per­mi­ta regre­sar o votar. El pre­si­den­te del PP vas­co, Basa­goi­ti, es el aban­de­ra­do de dicha recla­ma­ción, decla­ran­do en la cáma­ra que “hay más gen­te que fal­ta del cen­so que votos tie­ne la izquier­da aber­za­le”. Tenien­do en cuen­ta que Bil­du con­si­guió 313.000 votos, cal­cu­len por dón­de van sus cuentas.

Según mani­fes­tó, su cifra osci­la entre los 219.664 que según el INE han deja­do Ara­ba, Biz­kaia y Gipuz­koa des­de 1998, has­ta los 313.451 que debie­ran estar cen­sa­dos “si el País Vas­co se hubie­ra com­por­ta­do en líneas gene­ra­les como el res­to de Espa­ña”. A estas cifras, cla­ro está, hay que aña­dir las de Navarra.En resu­mi­das cuen­tas, des­de la pri­me­ra taran­tu­la­da de Jua­ris­ti y Sava­ter has­ta la últi­ma de Basa­goi­ti, nos quie­ren hacer creer (y lle­van 10 años en ello), que de las cua­tro pro­vin­cias (2.796.839 habi­tan­tes) se ha exi­lia­do entre el 10% y el 14% de la población.

Toman­do la media, nos dicen que de Bara­kal­do se han mar­cha­do 12.000 per­so­nas; 23.800 de Iru­ña; 22.200 de Donos­tia; 36.000 de Bil­bo; 2.160 de Tolo­sa; 2.760 de Zarautz; 350 de Leitza; 7.200 de Irun o 50 de Amo­ro­to. De mi comar­ca, que la conoz­co bien, salie­ron corrien­do de la ETA 1.320 per­so­nas de Tafa­lla; 440 de Oli­te; 25 del bucó­li­co Uxue, don­de sólo se mue­ve el vien­to, y uno de los 10 veci­nos de Benegorri.

Y sin embar­go, vaya usted a cual­quier Ayun­ta­mien­to y pre­gun­te por ellos, por sus pisos vacíos, por sus tra­ba­jos aban­do­na­dos, por sus bajas en el reci­bo de la luz: nadie los cono­ce, nadie los recla­ma… ¿No deja­ron ni ami­gos, ni veci­nos, ni parien­tes? Eran cien­tos de miles, ¿por qué no inter­vino el Comi­té de Refu­gia­dos de la ONU? ¿Por qué no hubo cam­pa­men­tos de aco­gi­da, ofi­ci­nas de con­trol, asis­ten­cia de Cári­tas o Cruz Roja? Sen­ci­lla­men­te por­que todo es una gran maca­na. Un mon­ta­je obs­ceno. Un insul­to a la inte­li­gen­cia y a las mate­má­ti­cas. De todas las gran­des men­ti­ras del ons­ti­tu­cio­na­lis­mo espa­ñol en la Gue­rra del Nor­te (nega­ción de la tor­tu­ra, gue­rra sucia, mon­ta­jes jurí­di­co-poli­cia­les, men­sa­jes mediá­ti­cos…) esta es la más insul­tan­te, por lo bur­da, de todas.

Exi­lio, lo que se dice exi­lio, sólo ha habi­do en el otro lado, y ahí están los lis­ta­dos que pre­pa­ra Eus­kal Memo­ria. ¿Que tam­bién se han mar­cha­do gen­te ame­na­za­da o extor­sio­na­da? Sin duda. Pero apues­to lo que se quie­ra a que caben en muy pocos folios.

Muy al con­tra­rio, mucho más rele­van­te ha sido la inmi­gra­ción polí­ti­ca: poli­cías, mili­ta­res, jue­ces, guar­da­es­pal­das, fun­cio­na­rios esta­ta­les, perio­dis­tas, polí­ti­cos, o para­cai­dis­tas, (como los que aho­ra han ocu­pa­do el Ayun­ta­mien­to de Gari­noain) todos ellos veni­dos a muñir la gene­ro­sa ubre del con­flic­to vasco.

¿Qué pre­ten­de el Esta­do man­te­nien­do una men­ti­ra tan grue­sa y sos­te­ni­da duran­te tan­to tiem­po? En mi opi­nión dos cosas: una, que cuan­do el tiem­po vaya empa­ñan­do la memo­ria de estas déca­das, que­da­rá el “exi­lio de los 300.000″ como axio­ma into­ca­ble, que expon­drán en los libros de tex­to como prue­ba de la mal­dad his­tó­ri­ca del inde­pen­den­tis­mo vas­co. Otra, de inte­rés más inme­dia­to, es que pien­sen hacer real­men­te un cen­so de los miles de ser­vi­do­res del Esta­do que estu­vie­ron aquí un tiem­po y lue­go, cum­pli­da su misión colo­nial, se mar­cha­ron. Otro­sí de los aco­mo­da­dos vera­nean­tes de segun­da vivien­da e inclu­so emi­gran­tes que se vol­vie­ron a su terru­ño natal con su mere­ci­da jubi­la­ción, que los hay y muchos. La suma de todos ellos, si con­si­guen aunar­los, no lle­ga ni por aso­mo a las cifras que mane­jan, pero no deja de ser un cala­de­ro de votos que bien le ven­dría al espa­ño­lis­mo para ayu­dar a man­te­ner­se en las ins­ti­tu­cio­nes vascas.

En 1977, el día final de la Mar­cha de la Liber­tad y para aven­tar aque­lla muche­dum­bre veni­da de todos los pue­blos de Eus­kal Herria, des­de un heli­cóp­te­ro, la poli­cía no hacía más que repe­tir un absur­do “Los de Tafa­lla a Tafa­lla”, por­que así esta­ba escri­to en el papel para ton­tos que les habían dado sus supe­rio­res y que ¡oh para­do­ja! toda­vía se con­ser­va en los archi­vos del Gobierno Civil. Aho­ra, sobre­vo­lan­do des­de los medios de comu­ni­ca­ción, nos están repi­tien­do algo simi­lar: “Los 1.320 a Tafa­lla; los 50 a Amo­ro­to y el de Bene­go­rri a Bene­go­rri…” Cuan­do comien­cen a lle­gar los
auto­bu­ses a mi pue­blo, no me lo quie­ro perder.

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