Katz: «La his­tó­ri­ca lucha antim­pe­rial está ple­na­men­te vigen­te en el siglo XXI»- La Haine

Entre­vis­ta con Clau­dio Katz :: «En el enfo­que mar­xis­ta, la alter­na­ti­va es la lucha entre explo­ta­dos con­tra el capi­ta­lis­mo, y entre nacio­nes opri­mi­das con­tra el impe­ria­lis­mo»

Es inves­ti­ga­dor del Coni­cet e inte­gra el gru­po de Eco­no­mis­tas de Izquier­da (EDI) fun­da­do en 2001. En su nue­vo libro reto­ma y revi­sa el con­cep­to mar­xis­ta de impe­ria­lis­mo a la luz de las nue­vas con­di­cio­nes crea­das por el capi­tal transnacional.

En su nue­vo libro «Bajo el impe­rio del capi­tal», el eco­no­mis­ta Clau­dio Katz resal­ta la nece­si­dad de recu­pe­rar la teo­ría sobre el impe­ria­lis­mo en una nue­va eta­pa del desa­rro­llo del capi­ta­lis­mo mun­dial. Las carac­te­rís­ti­cas pro­pias de la rela­ción entre paí­ses impe­ria­lis­tas-pue­blos opri­mi­dos y entre capi­tal-explo­ta­dos, se habrían trans­for­ma­do lue­go de la Segun­da Gue­rra Mun­dial. En este nue­vo mar­co de aná­li­sis que su libro pro­po­ne, Katz con­tó a Tiem­po su visión sobre temas como la cri­sis eco­nó­mi­ca des­ata­da en 2008, la pers­pec­ti­va de otra gue­rra mun­dial y la situa­ción de Malvinas.

–¿Cuá­les son las carac­te­rís­ti­cas pro­pias del impe­ria­lis­mo actual?

–El impe­ria­lis­mo es la for­ma de domi­na­ción que adop­ta el capi­ta­lis­mo para repro­du­cir­se a esca­la mun­dial, y esta for­ma va cam­bian­do en cada eta­pa. Al prin­ci­pio del siglo XX, las pos­tu­ras mar­xis­tas sobre el impe­ria­lis­mo coin­ci­dían en que se tra­ta­ba de un perío­do de gue­rras inter­im­pe­ria­lis­tas. Esta defi­ni­ción cen­tra­da en su ras­go béli­co, carac­te­ri­zó al impe­ria­lis­mo clá­si­co de la épo­ca has­ta la Segun­da Gue­rra Mun­dial. A par­tir de enton­ces, y en opo­si­ción a su eta­pa pre­via, ya no hay gue­rras interimperialistas.

–¿Cuá­les fue­ron las razo­nes de esta transformación?

–Las cau­sas son varias, pero hubo tres razo­nes que se afian­za­ron lue­go de la Gran Gue­rra. La pri­me­ra es el rol pro­tec­tor que adqui­rió EE UU a nivel mun­dial. Antes esta­ba la Socie­dad de las Nacio­nes u otras ins­tan­cias de nego­cia­ción de mayor equi­va­len­cia, pero el rol del Pen­tá­gono en garan­ti­zar la domi­na­ción del capi­tal fren­te a las insu­rrec­cio­nes loca­les le con­fie­re a EE UU y al mun­do un ras­go polí­ti­co mili­tar dis­tin­to. El segun­do ras­go es eco­nó­mi­co, y se basa en la nue­va aso­cia­ción eco­nó­mi­ca entre capi­ta­les de dis­tin­to ori­gen. Antes de la Segun­da Gue­rra esto era mar­gi­nal, las aso­cia­cio­nes se arma­ban para una par­ti­cu­la­ri­dad, por ejem­plo para cons­truir el Canal de Pana­má. Pero la nove­dad es el pro­ce­so cre­cien­te de inter­na­cio­na­li­za­ción del capi­tal, que a su vez es resul­ta­do del pro­pio desa­rro­llo del capi­ta­lis­mo que acre­cien­ta su esca­la y nece­si­ta de la for­ma­ción de mul­ti­na­cio­na­les. El ter­cer ele­men­to dife­ren­cia­dor del impe­rio del capital,es la ges­tión geo­po­lí­ti­ca estra­té­gi­ca con­jun­ta que antes tam­po­co exis­tía. Aho­ra las poten­cias actúan de for­ma man­co­mu­na­da fren­te a la peri­fe­ria o deter­mi­na­dos con­flic­tos median­te el Con­se­jo de Segu­ri­dad de las Nacio­nes Uni­das, la OTAN, el G‑7 o G‑20 aho­ra. Ante­rior­men­te había gue­rras colo­nia­les con cier­ta acción común en deter­mi­na­das cir­cuns­tan­cias, pero no exis­tía como aho­ra un sis­te­má­ti­co pro­ce­so de inter­ven­ción con­jun­ta fren­te a terceros.

–Aún así en el libro remar­cás que no exis­te hoy un esta­do supra­na­cio­nal. ¿Qué for­mas nue­vas enton­ces adquie­re la com­pe­ten­cia entre los dife­ren­tes capitales?

–La tesis que desa­rro­lla el libro es la de una situa­ción inter­me­dia, don­de el capi­tal se aso­cia cada vez más a nivel inter­na­cio­nal pero coexis­tien­do con Esta­dos nacio­na­les. Se crean estruc­tu­ras regio­na­les como el NAFTA o la UE para que el capi­tal pue­da adqui­rir mayor esca­la. Pero los Esta­dos nacio­na­les se ges­ta­ron con el capi­ta­lis­mo, es difí­cil que des­apa­rez­can. La com­pe­ten­cia y los con­flic­tos entre capi­ta­les per­sis­ten por­que son inhe­ren­tes al capi­ta­lis­mo, don­de cada Esta­do Nacio­nal apa­dri­na al capi­tal más pró­xi­mo, y si este está inter­na­cio­na­li­za­do a la aso­cia­ción que lo con­ten­ga. Estas mis­mas riva­li­da­des de hoy antes impli­ca­ban que los esta­dos arma­ran estruc­tu­ras pro­tec­cio­nis­tas, el cie­rre de las adua­nas, la esca­la­da diplo­má­ti­ca y la gue­rra. En la actua­li­dad cuan­do Gran Bre­ta­ña y Ale­ma­nia con­fron­tan lo hacen por un aspec­to espe­cí­fi­co como ser si la nue­va regu­la­ción del Ban­co Cen­tral Euro­peo va a pri­mar o no sobre la City lon­di­nen­se. Pero inclu­si­ve dis­tan­cián­do­se de la Euro­zo­na, Gran Bre­ta­ña per­te­ne­ce a la Comu­ni­dad Euro­pea y lo nece­si­ta por­que ven­de sus mer­can­cías en el con­ti­nen­te, y Ale­ma­nia tam­bién así lo nece­si­ta no sólo por los lazos eco­nó­mi­cos, sino por­que no tie­ne ni ejer­ci­to ni diplo­ma­cia inde­pen­dien­te. De esta mane­ra es Fran­cia la que actúa como su alia­do mili­tar y diplo­má­ti­co, que a su vez inte­gra la OTAN, lo que lle­va a que su acción mili­tar en los paí­ses ára­bes se haga en con­cor­dan­cia con los EE UU. Es impen­sa­ble que las ten­sio­nes entre capi­ta­les lle­ven a la gue­rra entre estos paí­ses en este con­tex­to, y esta nove­dad his­tó­ri­ca es la que debe ser teorizada.

–¿De qué mane­ra te pare­ce que la cri­sis eco­nó­mi­ca pone de mani­fies­to esta tra­ma de nue­vas rela­cio­nes capitalistas?

–Si uno ve lo que ocu­rre des­de 2008 se tra­ta de una cri­sis capi­ta­lis­ta típi­ca, más gra­ve que las ante­rio­res, pero con todos los nue­vos ras­gos de esta eta­pa. Por un lado se visua­li­za la ges­tión colec­ti­va, sien­do que aho­ra hay una reu­nión anual de todos los pre­si­den­tes, cues­tión que no exis­tía en la cri­sis de los años ’30. Hay a su vez una acción más coor­di­na­da de los ban­cos cen­tra­les, ade­más de la exis­ten­cia del Ban­co Cen­tral Euro­peo que antes no exis­tía. El sal­va­ta­je se hace de for­ma con­jun­ta, hay que pen­sar que la idea de que un capi­tal chino sal­ve un ban­co grie­go era incon­ce­bi­ble inclu­so en los años ’60. Que fren­te a una heca­tom­be finan­cie­ra los tene­do­res de bonos sal­ven a la FED, y esta a los ban­cos era impen­sa­ble, por­que no esta­ba mun­dia­li­za­do el capi­tal a tra­vés de tenen­cias de títu­los públi­cos dis­tri­bui­dos en el mun­do. Si hoy no sal­van al ban­co que­dan ellos mis­mo afec­ta­dos, enton­ces el soco­rro inter­na­cio­nal es por­que el capi­tal se inter­na­cio­na­li­zó, no por­que se hayan vuel­to benefactores.

–En el libro rela­ti­vi­zás el con­cep­to de glo­ba­li­za­ción como una expre­sión de la armo­nía de intere­ses de los capitales.

–Sí. La inter­pre­ta­ción neo­li­be­ral por la cual la glo­ba­li­za­ción es la pro­yec­ción a esca­la pla­ne­ta­ria de las ven­ta­jas del libre­co­mer­cio, de la trans­pa­ren­cia de los mer­ca­dos y la madu­ra­ción de los mer­ca­dos per­fec­tos, es a mi enten­der poco seria. Lo que sí es real es el sal­to cua­li­ta­ti­vo en la mun­dia­li­za­ción del capi­tal y las ten­den­cias a la libe­ra­li­za­ción eco­nó­mi­ca. En los años ’30, no había inter­na­cio­na­li­za­ción pro­duc­ti­va como aho­ra se obser­va, por ejem­plo, en la capa­ci­dad de fabri­car un auto en diez paí­ses dis­tin­tos. Exis­tían inver­sio­nes extran­je­ras pero no se fabri­ca­ban los autos de esta mane­ra. El capi­tal ha aumen­ta­do y hubo una revo­lu­ción tec­no­ló­gi­ca que per­mi­te ope­rar a esca­la inter­na­cio­nal median­te el aba­ra­ta­mien­to de las comunicaciones.

–Con esta ten­den­cia a la libe­ra­li­za­ción, ¿no exis­ti­ría enton­ces cier­ta ten­den­cia a la igua­la­ción sala­rial median­te una mayor movi­li­dad de la fuer­za de trabajo?

–Reco­no­cer este cam­bio en la mun­dia­li­za­ción impli­ca reco­no­cer los lími­tes y con­tra­dic­cio­nes que ello con­lle­va. Hay que inter­na­cio­na­li­zar­se, pero un esta­do mun­dial úni­co es impo­si­ble por­que no podría sos­te­ner la estruc­tu­ra nece­sa­ria para regi­men­tar la fuer­za labo­ral local. Lo que per­mi­te a un Esta­do capi­ta­lis­ta que los obre­ros de un país no hagan huel­ga es par­te de una legis­la­ción, una estruc­tu­ra polí­ti­ca y cier­ta tra­di­ción sin­di­cal. Enton­ces este cam­bio pro­du­ce una fuer­te con­tra­dic­ción, el capi­tal tie­ne que actuar a esca­la mun­dial y no pue­de, ni tam­po­co pue­de resol­ver­lo median­te gue­rras entre poten­cias. Por ello se libe­ra­li­za el movi­mien­to de mer­can­cías pero no el de mano de obra. Cons­tru­yen en Espa­ña un muro para fre­nar a los afri­ca­nos o en los EE UU para los mexi­ca­nos. Todo ello impli­ca una pre­sión sobre los sala­rios de cada país a tra­vés del chan­ta­je del capi­tal de ins­ta­lar­se en otro lugar: “Tene­mos que bajar sala­rios para com­pe­tir con pro­duc­tos chi­nos, si no se van a Chi­na a fabri­car.” Acá apa­re­ce cla­ra­men­te el carác­ter per­ver­so del capi­ta­lis­mo. Todo esto con­du­ce a la degra­da­ción del nivel vida de los obre­ros chi­nos, ale­ma­nes y de todo el mundo.

La alter­na­ti­va a la crisis

–¿For­ta­le­cer al capi­tal local más chi­co con­tra el impe­ria­lis­ta no sería una for­ma de recu­pe­rar con­di­cio­nes de vida?

–No podría por un pro­ble­ma de fac­ti­bi­li­dad. En los paí­ses semi­pe­ri­fé­ri­cos como la Argen­ti­na, Méxi­co o Bra­sil, la vie­ja bur­gue­sía nacio­nal que en su momen­to desa­rro­lló el mer­ca­do interno intere­sa­da en pro­yec­tos de acu­mu­la­ción del país, se extin­guió y per­dió gra­vi­ta­ción fren­te a las cúpu­las más tras­na­cio­na­li­za­das. En el enfo­que mar­xis­ta, la alter­na­ti­va es la lucha entre explo­ta­dos con­tra el capi­ta­lis­mo, y entre nacio­nes opri­mi­das con­tra el impe­ria­lis­mo. La lucha antim­pe­rial está ple­na­men­te vigen­te en el siglo XXI, no sólo en casos tan explí­ci­tos como los pales­ti­nos con­tra el colo­nia­lis­mo israe­lí, sino tam­bién estruc­tu­ra­les como en Amé­ri­ca Lati­na con­tra el capi­tal esta­dou­ni­den­se. Así lo demues­tra el gol­pe de Hon­du­ras, los mari­nos en Hai­tí, los inten­tos de gol­pe en Boli­via, Vene­zue­la o Ecua­dor. En nues­tra región está pre­sen­te la revo­lu­ción cuba­na con una com­bi­na­ción de luchas impor­tan­tes, mien­tras que en otras regio­nes del mun­do estas tra­di­cio­nes se han extin­gui­do o se debi­li­ta­ron El esce­na­rio mun­dial es com­ple­jo por­que los efec­tos nega­ti­vos de la caí­da de la URSS sobre la con­cien­cia socia­lis­ta per­du­ran, y 30 años de neo­li­be­ra­lis­mo tam­bién sub­sis­ten, es una heren­cia ideo­ló­gi­ca que es nece­sa­rio revertir.

Las Islas Malvinas

–¿ Fren­te a este nue­vo esce­na­rio, cuál sería la situa­ción de la Argen­ti­na en la cues­tión de las Malvinas?

–La ocu­pa­ción ingle­sa en las Islas Mal­vi­nas es un resa­bio no impe­rial sino colo­nial típi­co del siglo XIX. Sin embar­go, coexis­te con una carac­te­rís­ti­ca con­tem­po­rá­nea por­que Gran Bre­ta­ña no hace nada sin la venia de los EE UU. La ocu­pa­ción de las Mal­vi­nas for­ma par­te del ope­ra­ti­vo de con­trol inter­na­cio­nal que lide­ra EE UU que con­tie­ne una visión hacia la Antár­ti­da y de domi­na­ción sobre el Atlán­ti­co Sur. Es posi­ble que Gran Bre­ta­ña uti­li­ce este con­flic­to para actuar en el G‑20 con­tra la Argen­ti­na. Pero hay que tener en cuen­ta que la base mili­tar de Mal­vi­nas no está divor­cia­da de la acción de la Cuar­ta Flo­ta esta­dou­ni­den­se o de sus bases en Colombia.

Pági­na web de Clau­dio Katz: http://​katz​.lahai​ne​.org

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