El entorno de los mons­truos- Hugo Ríus

Las rela­cio­nes entre el inva­sor Esta­dos Uni­dos y el gobierno afgano se encuen­tran en tal esta­do de extre­ma crí­ti­ca, que hay que apre­su­rar­se en encon­trar un chi­vo expia­to­rio, un pre­sun­to ata­can­te soli­ta­rio, pro­ba­ble­men­te “per­tur­ba­do men­tal”, para inten­tar aca­llar la acu­mu­la­da indig­na­ción de la población.

Pero aún con­ce­dien­do que uno solo haya sido el per­pe­tra­dor de seme­jan­te masa­cre, lo que cono­ce­do­res in situ lo ponen en duda, ya que la ope­ra­ción tie­ne el mis­mo cor­te de otras eje­cu­ta­das por coman­dos en el pro­pio país asiá­ti­co y en Iraq, habría que pre­gun­tar­se: ¿por qué se dan esos mons­truos en terri­to­rios ocupados?

Una ele­men­tal lógi­ca nos pue­de pro­por­cio­nar pis­tas cer­te­ras, y es la lógi­ca mis­ma de la ocu­pa­ción extran­je­ra, que cons­ti­tu­ye un acto de vio­len­cia pro­lon­ga­da, de des­pre­cio a los seres huma­nos y los valo­res de la nación humi­lla­da. Cual­quie­ra vale en los ejér­ci­tos y cen­tros de reclu­ta­mien­tos impe­ria­les para enviar­lo a piso­tear la dig­ni­dad aje­na, y si se tra­ta de sicó­pa­tas y des­al­ma­dos ase­si­nos poten­cia­les, mejor que mejor.

Pue­de que se lle­gue a juz­gar al sol­da­do esta­dou­ni­den­se en cues­tión, como Washing­ton ha pro­me­ti­do, aun­que nada ase­gu­ra que será en Afga­nis­tán como recla­man con toda juz­te­za sus auto­ri­da­des. Pero per­ma­ne­ce­rá el temor de que hechos pare­ci­das se repi­tan en el futu­ro, por­que los favo­re­ce el entorno más pro­pi­cio para los monstruos.

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