Tras el fraude electoral de las elecciones parlamentarias del mes de diciembre, que generó protesta social, Putin enfrenta una creciente oposición
Los rusos comienzan a acudir a las urnas para elegir nuevo presidente. La oposición se ha esforzado para movilizar a los electores e imponer una segunda vuelta al hombre fuerte del país, presidente ya en el año 2000 y en 2008 que ha visto decaer su popularidad.
Los colegios electorales en el extremo oriente de Rusia abrieron sus puertas este domingo, inciando así los comicios presidenciales en los que el actual primer ministro Vladímir Putin aspira a regresar al Kremlin, pese a las protestas sin precedentes contra su régimen.
«Los colegios electorales abrieron tal como estaba programado. Todo está en calma», declaró Oksana Balynina, vicepresidente de la comisión electoral de Chukotka, una región rica en recursos naturales, situada en el extremo oriental de Siberia.
Unos 109 millones de electores están convocados a las urnas. Los colegios electorales abren a las 8:00 am locales el domingo, pero como Rusia tiene nueve horas distintas, desde GMT+3 hasta GMT+12, como en el caso de Chukotka, el horario de sufragio se extenderá por espacio de más de 12 horas. Las primeras estimaciones se conocerán hacia las 9:00 pm del domingo, tras el cierre de las últimas oficinas de votación en Kalingrado (en el occidente).
Los sondeos, publicados a finales de febrero, dan vencedor a Putin en la primera vuelta, con alrededor del 60% de los votos.
Putin se enfrenta a cuatro candidatos que se han cuidado de atacarle frontalmente, y ningún miembro de la oposición radical a Putin ha sido autorizado a presentarse.
El país vivió el sábado una «jornada de silencio» conforme a la legislación electoral que prohíbe toda campaña en vísperas del voto.
En una entrevista a varios medios extranjeros publicada el viernes, Putin dijo estar seguro de tener el apoyo de la mayoría, incluso en las grandes ciudades y en el seno de la clase media, de donde proceden los principales opositores.
La coalición de oposición que organiza desde las legislativas de diciembre ‑marcadas según ella por fraudes masivos- manifestaciones de una magnitud sin precedentes en Moscú desde hace 12 años, consideró que los comicios no podían ser democráticos y prevé una nueva concentración el 5 de marzo en el centro de la capital rusa.
La campaña electoral estuvo marcada, según los observadores de la organización rusa Golos, por el empleo masivo de recursos del Estado a favor de Putin y una política de «intimidación».
«La campaña se ha distinguido por la abundancia de tentativas de denigración, dirigidas tanto a las oposición como a los candidatos en las presidenciales», subrayaba el jueves la asociación en un informe.
El actual jefe del gobierno ha acusado a los opositores de estar al servicio de Occidente, de preparar ellos mismos fraudes electorales e incluso de querer asesinar a uno de los suyos para luego acusar al régimen.
Elegido una primera vez a la presidencia con 53% de los votos cuando era jefe de Estado interino tras la dimisión de Boris Yelstin, fue reelegido triunfalmente en 2004 con más de 71% de los sufragios.
Obligado a abandonar el Kremlin en 2008 al no poder efectuar un tercer mandato consecutivo, Putin se ha mantenido como el hombre fuerte del país al tomar el puesto de primer ministro y al lanzar a la presidencia a Dimitri Medvedev.
Este se ha apartado para dejar paso a su mentor y debería convertirse en primer ministro tras la entrega de poderes prevista en mayo.
Una reforma constitucional ha ampliado el mandato presidencial de cuatro a seis años y Putin puede teóricamente quedarse en el poder durante dos nuevos mandatos, hasta 2024.
«Todavía no lo he decidio», explicó Putin en una entrevista emitida el viernes, «sería normal, si todo va bien, si es lo que le gusta a la gente».
Aunque la victoria este domingo de Putin está aparentemente clara, la movilidad creciente de la oposición indica un alza de los comunistas y del resto de fuerzas electorales de oposición, aunque en la Rusia actual siempre queda la posibilidad de recurrir al fraude.
Un nuevo mandato de Putin podría ser más complicado que los anteriores.
«El movimiento de protesta iniciado tras las legislativas falsificadas de diciembre no amenaza todavía el control del poder de Putin, pero es el síntoma de una Rusia cada vez más inestable», estima el Consejo Europeo para la Política Extranjera, un centro de análisis próximo de la Unión Europea.
Los comunistas, la segunda fuerza electoral rusa
Guenadi Tsiuganov, un filósofo, líder del Partido Comunista de la Federación Rusa, lidera las fuerzas políticas de oposición.
Su programa describe como los grandes problemas de Rusia: la desigualdad social; la destrucción de la economía, basada ahora en la exportación de materias primas, gas, carbon y petróleo; la pérdida de la capacidad de defensa y la degradación espiritual y moral del pueblo ruso.
Los comunistas en la campaña electoral prometen seguridad nacional y ciudadana para todos los rusos, cambiar el modelo económico, nacionalización de los sectores estratégicos y promover una nueva industrialización; la superación de la pobreza y la degradación social; una política de amistad de todos los pueblos de la federación rusa; legalidad, orden constitucional y respeto a los derechos humanos.