Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be: Lucha por dere­chos de las muje­res toda­vía va a reco­rrer lar­go camino- Cami­la Queiroz

Cami­la Quei­roz /​Dia­rio de los Andes

A pesar de ser mayo­ría numé­ri­ca, las muje­res con­ti­núan sien­do par­te de la mino­ría polí­ti­ca y social.

Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be tie­nen hoy una pobla­ción feme­ni­na esti­ma­da en más de 302 millo­nes de per­so­nas, según datos de la Comi­sión Eco­nó­mi­ca para Amé­ri­ca Lati­na y Cari­be (Cepal), núme­ro supe­rior a los 294.596 hom­bres. A pesar de ser mayo­ría numé­ri­ca, las muje­res con­ti­núan sien­do par­te de la mino­ría polí­ti­ca y social. ¿Por qué moti­vos? ¿Cómo los movi­mien­tos femi­nis­tas de la región actúan para supe­rar este cua­dro de situa­ción? ¿Qué desa­fíos enfren­tan y cuá­les son las con­quis­tas que están alcanzando?

Feme­ni­ci­dio, vio­len­cia domés­ti­ca, nega­ción de dere­chos sexua­les y repro­duc­ti­vos y de par­ti­ci­pa­ción en los espa­cios de poder cons­ti­tu­yen el pano­ra­ma de los prin­ci­pa­les desa­fíos que enfren­tan las lati­no­ame­ri­ca­nas. Por otro lado, con mucha crea­ti­vi­dad y tena­ci­dad, los movi­mien­tos femi­nis­tas resis­ten des­de hace muchas déca­das, y reco­gen algu­nos lau­re­les en esa lucha.

Para la coor­di­na­do­ra de la Mar­cha Mun­dial de las Muje­res de Bra­sil, Nalu Faria, hay muchas con­quis­tas para cele­brar. “Con­so­li­da­ción de un mar­co que reco­no­ce varios dere­chos de las muje­res, igual­dad de géne­ro, efec­ti­vi­za­ción de algu­nos dere­chos, for­ta­le­ci­mien­to del pro­ta­go­nis­mo, de espa­cios de empo­de­ra­mien­to de las muje­res, com­par­ti­dos por orga­ni­za­cio­nes civi­les y por el Esta­do. Tene­mos la con­so­li­da­ción de un suje­to polí­ti­co, las muje­res”, enu­me­ra. Como prin­ci­pal obs­tácu­lo la acti­vis­ta cita la garan­tía amplia de los dere­chos, que, enfa­ti­za: sólo lle­ga­rá si hay cam­bios estructurales.

En Ecua­dor, la pre­si­den­ta del Fren­te de Muje­res Defen­so­ras de la Pacha­ma­ma, Rosí Pérez Aré­va­lo, eva­lúa que 2011 fue un año de visi­bi­li­za­ción del papel de las muje­res, prin­ci­pal­men­te en la defen­sa de los dere­chos huma­nos y, en el con­tex­to del país, en la lucha con­tra los megra­pro­yec­tos de mine­ría, que afec­tan fuer­te­men­te a la pro­vin­cia de Azuay, en el sur de la región Andi­na de Ecuador.

Para 2012, las muje­res pre­ten­den for­ta­le­cer su papel en los movi­mien­tos socia­les, así como la Unión Lati­no­ame­ri­ca­na de Muje­res (ULAM). Tam­bién está en la pau­ta hacer fren­te al gobierno, que, según Rosí, está “ali­nea­do con los intere­ses de las gran­des cor­po­ra­cio­nes extran­je­ras, como las empre­sas mine­ras”, per­si­guien­do al Fren­te de Muje­res con una cam­pa­ña de desprestigio.

Vio­len­cia

El Sal­va­dor, Gua­te­ma­la, Colom­bia, Hon­du­ras, Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na, Boli­via, Para­guay, Pana­má y Méxi­co están entre las 11 pri­me­ras posi­cio­nes en las tasas de feme­ni­ci­dios por cada millón de muje­res, según un estu­dio rea­li­za­do en 43 países.

En Perú, el pro­yec­to de ley que incor­po­ra­ba el feme­ni­ci­dio en el Códi­go Penal fue archi­va­do. Entre 2009 y 2010, 283 muje­res fue­ron víc­ti­mas de feme­ni­ci­dio. Has­ta julio de este año, el deli­to ya había inte­rrum­pi­do la vida de otras 48 muje­res en el país, con­si­de­ra­do uno de los tres paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na con mayor índi­ce de feme­ni­ci­dio. En Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na, lo mis­mo: entre 2005 y agos­to de 2009, se regis­tra­ron 867 femenicidios.

¿Y qué decir de Méxi­co? El Obser­va­to­rio Ciu­da­dano Nacio­nal del Feme­ni­ci­dio regis­tró, entre 2009 y junio de 2010, 1.728 feme­ni­ci­dios en 18 de los 31 esta­dos de Méxi­co. En Ciu­dad Juá­rez, en la fron­te­ra nor­te, la situa­ción es tan gra­ve que lla­mó la aten­ción inter­na­cio­nal: de 117 feme­ni­ci­dios en 2009, los deli­tos pasa­ron a 306 en 2010, o sea, casi se triplicaron.

En Gua­te­ma­la, 695 muje­res fue­ron ase­si­na­das en for­ma vio­len­ta en 2010. Con­ta­bi­li­zan­do las muer­tes des­de 2004, el núme­ro se ele­va a casi 4.400 víc­ti­mas de feme­ni­ci­dio. La mili­tan­te de la Con­ver­gen­cia Cívi­co Polí­ti­ca de Muje­res, Car­men López, afir­ma que el país tomó la delan­te­ra en la expe­rien­cia de leyes espe­cí­fi­cas con­tra el feme­ni­ci­dio y creó tres tri­bu­na­les espe­cia­li­za­dos. Sin embar­go, ella no espe­ra que la vio­len­cia se reduzca.

En Bra­sil, cin­co muje­res son gra­ve­men­te mal­tra­ta­das por hom­bres cada dos minu­tos. Según datos del Minis­te­rio de Salud, 10 mue­ren dia­ria­men­te en las manos de com­pa­ñe­ros o ex-compañeros.

Con­tra la vio­len­cia domés­ti­ca, el país cuen­ta con la Ley María da Penha, con­si­de­ra­do uno de los ins­tru­men­tos más avan­za­dos del mun­do. Des­gra­cia­da­men­te, la per­fec­ción de la ley tro­pie­za con la fal­ta de polí­ti­cas públi­cas que estén a la altu­ra, y de todo un apa­ra­to nece­sa­rio para su aplicación.

Dere­chos sexua­les y reproductivos

Para Nalu Faria, Inte­gran­te de la Uni­ver­si­dad Libre Femi­nis­ta, en Bra­sil, Gua­ci­ra César de Oli­vei­ra es taxa­ti­va. “Hubo un recru­de­ci­mien­to impor­tan­te en esta área”. En esta temá­ti­ca, los movi­mien­tos femi­nis­tas pare­cen encon­trar cada vez más resis­ten­cia. Para Nalu Faria, Amé­ri­ca Lati­na vive un movi­mien­to de for­ta­le­ci­mien­to de la dere­cha des­de media­dos de la déca­da de 1990 que impi­de un deba­te amplio, en el mar­co de un esta­do lai­co, sobre estas cues­tio­nes, en espe­cial la lega­li­za­ción del aborto.

Ella expli­ca que el Fren­te Nacio­nal con­tra la Cri­mi­na­li­za­ción de las Muje­res por la Lega­li­za­ción del Abor­to lle­va ade­lan­te la defen­sa de ese dere­cho e infor­ma que duran­te la III Con­fe­ren­cia Nacio­nal de Polí­ti­ca para las Muje­res fue apro­ba­da la reco­men­da­ción de que Bra­sil revi­se la legis­la­ción que cas­ti­ga el abor­to, avan­zan­do para ase­gu­rar la lega­li­za­ción. “Rei­vin­di­ca­mos del Esta­do que nin­gu­na mujer sea cas­ti­ga­da, humi­lla­da o mal­tra­ta­da por deci­dir hacer un abor­to o sufrir abor­to espon­tá­neo”, esclarece.

Par­ti­ci­pa­ción política

Actual­men­te, Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be cuen­tan con cin­co pre­si­den­tas –Dil­ma Rous­seff (Bra­sil); Lau­ra Chin­chi­lla (Cos­ta Rica), Kam­la Per­sad-Bise­sar (Tri­ni­dad y Toba­go) y Cris­ti­na Kirch­ner (Argen­ti­na)– y entre 2006 y 2010 Miche­lle Bache­let coman­dó Chi­le. Pero, ¿esta coyun­tu­ra impac­tó de hecho sobre la con­di­ción social de las muje­res? ¿Hay mayor acce­so feme­nino a los espa­cios de poder?

En la opi­nión de Nalu Faria, cuan­do era pre­si­den­te, Bache­let adop­tó varias polí­ti­cas orien­ta­das hacia las muje­res, así como esta­ría hacién­do­lo Dil­ma en Bra­sil. “Pero no es una inter­ven­ción con dis­cur­so femi­nis­ta y liber­ta­rio. Hay con­tra­dic­cio­nes: son pre­si­den­tas, pero enfren­tan la reac­ción machis­ta y misó­gi­na. Noso­tros no tene­mos un lugar don­de no esté esta­ble­ci­da la dispu­ta, y esas dispu­tas pasan por cues­tio­nes de géne­ro y de cla­se”, argumenta.

A pesar de la actua­ción de las pre­si­den­tas, la par­ti­ci­pa­ción de las muje­res en la polí­ti­ca toda­vía es con­si­de­ra­da por deba­jo del ideal. La soció­lo­ga y coor­di­na­do­ra del Obser­va­to­rio de Géne­ro y Equi­dad, Tere­sa Val­dés, con­si­de­ra que Chi­le sufrió un retro­ce­so en esta cues­tión duran­te el gobierno del actual pre­si­den­te, Sebas­tián Piñera.

“Si en el año 2006 se alcan­zó la pari­dad numé­ri­ca (50%) en el gabi­ne­te de minis­tros, pari­dad rela­ti­va que se man­tu­vo has­ta 2010 (40 – 60%), el actual gobierno cuen­ta sola­men­te con un 18% de muje­res en esos car­gos. Lo mis­mo ocu­rre en todas las cate­go­rías nom­bra­das por el pre­si­den­te”, se infor­ma. Ade­más, el pro­yec­to de ley que ase­gu­ra la repre­sen­ta­ción equi­li­bra­da de muje­res y hom­bres en el Par­la­men­to, envia­do por Bache­let en 2007, toda­vía no fue pues­to en la pau­ta. El gobierno lle­gó a enviar un pro­yec­to sobre cupos, pero sufrió el recha­zo de un par­ti­do de la base aliada.

Para el año 2012, la soció­lo­ga espe­ra una mayor par­ti­ci­pa­ción de las muje­res, pero teme que esto que­de en los mar­cos de polí­ti­cas popu­lis­tas –que inclu­yen cen­tral­men­te a las muje­res, desig­nan­do muchos recur­sos pre­su­pues­ta­rios para ellas– sin una real par­ti­ci­pa­ción, inclu­si­ve con el aumen­to del acti­vis­mo social expe­ri­men­ta­do por Chi­le en 2011.

“En sín­te­sis, la par­ti­ci­pa­ción de las muje­res pue­de aumen­tar con­si­de­ra­ble­men­te a nivel de auto­ri­da­des loca­les, pero pue­de dar­se en un con­tex­to de clien­te­lis­mo que no se tra­duz­ca en cam­bios cul­tu­ra­les rum­bo a la igual­dad, tal como es la polí­ti­ca del gobierno del pre­si­den­te Piñe­ra, de man­te­ner y refor­zar los pape­les tra­di­cio­na­les de géne­ro”, analiza.

*Cami­la Quei­roz. Perio­dis­ta de Adital.

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