El acci­den­te ferro­via­rio de Argen­ti­na es pro­duc­to del colap­so de los ferro­ca­rri­les con­ce­sio­na­dos a manos pri­va­das- Juan Car­los Cena

Estas cifras pro­vi­so­rias son dolo­ro­sas, des­de esta colum­na sólo decir­les a todos los que han sufri­do una pér­di­da o ha que­da­do acci­den­ta­do que lamen­ta­mos pro­fun­da­men­te lo suce­di­do. ¡Que sí hay responsables!

Todos los días, como una cons­tan­te, ocu­rren acci­den­tes en el trans­por­te ferro­via­rio Sub­ur­bano, ocul­ta­dos celo­sa­men­te por las empre­sas con­ce­sio­na­rias y la CNRT. Sí, hay desidia, com­pli­ci­dad, impro­vi­sa­ción, fal­ta de per­so­nal, de man­te­ni­mien­to en las uni­da­des de inver­sión. Todo como con­se­cuen­cia de la fal­ta de polí­ti­cas de Esta­do para el Transporte.

A con­se­cuen­cia de ello, las uni­da­des, o sea los coches de pasa­je­ros, no reci­ben el ade­cua­do, por no decir nin­gún, man­te­ni­mien­to pre­ven­ti­vo en los depó­si­tos. Revi­sa­ción de ejes, roda­mien­tos (llan­tas y sus per­fi­les), sus­pen­sión, fre­nos, sis­te­ma eléc­tri­co; y en las vías: seña­les, semá­fo­ros, con­ser­va­ción y renovación…y así.

Hay un des­pre­cio y una insen­si­bi­li­dad mani­fies­ta hacia los pasa­je­ros. Los tre­nes del F.C. Sar­mien­to están pla­ga­dos de falen­cias téc­ni­cas y el peli­gro es laten­te. Todos los otros reco­rri­dos del T.B.A. están lle­nos de ano­ma­lías. T.B.A. es una de las empre­sas dedi­ca­das al trans­por­te, de la fami­lia Cirigliano.

La cri­sis en el uni­ver­so ferro­via­rio es inte­gral. Tan­to en los tre­nes sub­ur­ba­nos, car­gas y en los de car­tón de pasa­je­ros de lar­ga dis­tan­cia inau­gu­ra­dos con una gran pom­pa K. Abar­ca todo. No hay rin­cón don­de ella, la cri­sis, no esté pre­sen­te. Pero hay cri­sis de fini­tud, el de este sis­te­ma per­ver­so de las con­ce­sio­nes ferro­via­rias. Todo este sis­te­ma con­ce­sio­na­ris­ta va camino al colap­so. Los acci­den­tes de tre­nes fue­ron mone­da corrien­te duran­te todo el 2005 has­ta la fecha.

¿Pode­mos infe­rir que el gobierno nacio­nal con­ti­núa sub­si­dian­do los acci­den­tes ferro­via­rios? Des­de el año 2005 veni­mos denun­cian­do des­de el Mo.Na.Re.FA que se ave­ci­na­ba un tiem­po ferro­via­rio pla­ga­do de accidentes.

Por otro lado, decía­mos que la Geren­cia de Segu­ri­dad en el Trans­por­te, que depen­de de la Comi­sión Nacio­nal de Regu­la­ción del Trans­por­te, publi­có una esta­dís­ti­ca don­de refle­ja­ba que en el área metro­po­li­ta­na duran­te el 2003, falle­cie­ron un total de 389 per­so­nas y 1064 resul­ta­ron heri­das de gra­ve­dad. En los últi­mos 7 años, cer­ca de 14.000 muertos.

Cifras reve­la­das por el pro­pio Secre­ta­rio de Trans­por­te que mani­fies­ta: “La Argen­ti­na tie­ne un record impor­tan­te de muer­tes en ferro­ca­rri­les: más de 400 por año”. Lo que no dice es por qué ocu­rren esos acci­den­tes. Las cifras son demos­tra­ti­vas y hay que com­pa­rar­las cuan­do los ferro­ca­rri­les esta­ban en manos del Esta­do. Vería­mos como los ferro­ca­rri­les del Esta­do tenían sumo cui­da­do en las cues­tio­nes de segu­ri­dad. Acá en el perio­do pri­va­tis­ta todas esas nor­mas de segu­ri­dad se anu­la­ron, como así los sis­te­mas de con­tro­les, con anuen­cia de la Secre­ta­ria de Transporte..

La CNRT es la res­pon­sa­ble del con­trol inte­gral de los modos de trans­por­te, en este caso el ferro­via­rio, es el órgano de con­trol del Estado.

La inope­ran­cia de la CNRT (Comi­sión Nacio­nal de Regu­la­ción del Trans­por­te) es paté­ti­ca. Pero es para pre­gun­tar­se si ¿es inope­ran­cia o com­pli­ci­dad mani­fies­ta? ¿Cómo es posi­ble que se les hayan reno­va­do, a estas empre­sas con­ce­sio­na­rias, los sub­si­dios? ¿Cómo es posi­ble que sigan ocu­rrien­do acci­den­tes por cues­tio­nes de man­te­ni­mien­to pre­ven­ti­vo en todo el mate­rial rodan­te, vías y señalamiento?

En casi todas las líneas de tre­nes los sis­te­mas de sus­pen­sión están ven­ci­dos, el bam­bo­leo de los coches obe­de­ce al mal esta­do de las vías que no se les hacen la reno­va­ción o el cam­bio de dur­mien­tes y afir­ma­ción de balas­to (pie­dras) en for­ma per­ma­nen­te, lo mis­mo que el sis­te­ma late­ral de la suspensión.

En el sis­te­ma eléc­tri­co de tre­nes sub­ur­ba­nos que toma la alta ten­sión, (elec­tri­ci­dad) del lla­ma­do ter­cer riel, no tie­ne la pro­tec­ción sufi­cien­te, las made­ras que cubren ese ter­cer riel están podri­das, no han reci­bi­do el baño de creo­so­ta­do o acei­te para su con­ser­va­ción, algu­nas rehuí­das, otras ausentes…

El Poder Eje­cu­ti­vo Nacio­nal ¿no sabe de las falen­cias gra­ves de esas con­ce­sio­na­rias en las pres­ta­cio­nes y en las vio­la­cio­nes de los contratos?

El ex Defen­sor del Pue­blo de la Nación, Eduar­do Mon­dino, era cla­ro: “Hace bas­tan­te tiem­po que el Esta­do está en con­di­cio­nes de res­cin­dir las con­ce­sio­nes de la empre­sa Metro­po­li­tano, pues esta­mos ante una con­ce­sión cuya eje­cu­ción está lle­na de incum­pli­mien­tos des­de hace ya varios años”

El acci­den­te ocu­rri­do en la Esta­ción Once es pro­duc­to del colap­so de los ferro­ca­rri­les con­ce­sio­na­dos. La falla de los fre­nos es cosa corrien­te en ese ramal. Más de una vez los con­duc­to­res con­du­cen un tren con fallas en los fre­nos por las defi­cien­cias en el com­pre­sor. Dan la alar­ma y le dicen des­de Con­trol que con­ti­núe que el mecá­ni­co está en la esta­ción Tal. Pues no está y así con la otra.

La cues­tión de todos los acci­den­tes debe­mos enmar­car­la en la ausen­cia de polí­ti­cas de Esta­do para el trans­por­te. No hay polí­ti­cas de Esta­do de este gobierno dise­ña­das para el con­trol de trans­por­te en gene­ral, pero en este caso el ferro­via­rio. Nun­ca se dise­ñó una polí­ti­ca nacio­nal de trans­por­te, ni este gobierno ni los ante­rio­res. Sólo se han favo­re­ci­do al auto­trans­por­te auto­mo­tor sin polí­ti­cas y al trans­por­te de pasa­je­ros ferro­via­rios como un nego­cio a tra­vés de los sub­si­dios. Las fallas téc­ni­cas son a con­se­cuen­cia por esa fal­ta de polí­ti­cas de trans­por­te. No hay con­tro­les pre­ven­ti­vos, ni fis­ca­li­za­ción sobre las obras com­pro­me­ti­das. No hay mejo­ras. Se via­ja­ba como gana­do, aho­ra es peor. Es sui­ci­da embar­car­se. Los que via­jan son pasa­je­ros con nece­si­da­des serias de tra­ba­jo, seres lle­nos de valen­tías en bus­ca del jornal.

La empre­sa TBA y el gobierno, en este caso, des­li­zan un comen­ta­rio per­ver­so de que el con­duc­tor se dur­mió. Des­li­za­mien­to sinies­tro para elu­dir responsabilidades.

Los sin­di­ca­tos guar­da­ron un silen­cio cóm­pli­ce. Hoy se ras­gan las vestiduras.

Los usua­rios del ferro­ca­rril deben escu­char y actuar recla­man­do jun­to a los tra­ba­ja­do­res ferro­via­rios que sí lo hacen.

Las vidas que trans­por­tan los tra­ba­ja­do­res ferro­via­rios, a dia­rio, son una res­pon­sa­bi­li­dad, pero la res­pon­sa­bi­li­dad prin­ci­pal es de la empre­sa que usu­fruc­túa la con­ce­sión, don­de el Esta­do les da un sub­si­dio para que efec­túen una pres­ta­ción de acuer­do al con­tra­to que debe ser correcta.

Sub­si­dio que ron­da apro­xi­ma­da­men­te en 4,5 millo­nes dia­rios de pesos. La mis­ma cifra que decían cuan­do demo­ni­za­ban al sis­te­ma ferro­via­rio por defi­ci­ta­rio, con la dife­ren­cia que corrían todos los tre­nes de pasa­je­ros por el terri­to­rio nacio­nal, fun­cio­na­ban los 37 talle­res, 40 poli­clí­ni­cos, tra­ba­ja­ban 85.000 tra­ba­ja­do­res, y los acci­den­tes tuvie­ron el nivel más bajo de su historia.

Ferro­via­rios y usua­rios deben actuar jun­tos, para con­tra­rres­tar la per­ver­si­dad de la espe­cu­la­ción que rea­li­za el con­ce­sio­na­rio para que su polí­ti­ca de lucro sea floreciente.

Pode­mos cuan­ti­fi­car que por la ausen­cia del ferro­ca­rril hemos pasa­do de la Acci­den­to­lo­gia a la Sinies­tra­li­dad por la can­ti­dad de acci­den­tes y muer­tes en las rutas y en las mis­mas redes ferro­via­rias. (Ver anexo)

Como pri­me­ra medi­da este gobierno le debe qui­tar la con­ce­sión al TBA. Es la con­ce­sio­na­ria, jun­to ALL de car­ga, con la car­ga más gran­de de acci­den­tes. Debe ade­más de revi­sar todos los con­tra­tos de con­ce­sión, para que lue­go vuel­van al Esta­do. El gobierno debe res­ca­tar a los ferro­ca­rri­les con los inven­ta­rios en mano para com­pro­bar veri­fi­can­do que nos dejaron.

Los ferro­ca­rri­les deben vol­ver a manos del Esta­do Nacio­nal. Se debe ter­mi­nar con las polí­ti­cas con­ce­sio­na­ris­tas. Los ferro­ca­rri­les en el mun­do son esta­ta­les. Acá triun­fa­ron las polí­ti­cas tache­ria­nas, polí­ti­cas que fra­ca­sa­ron en su pro­pio terri­to­rio. Los ferro­ca­rri­les ingle­ses regre­sa­ron al Estado.

Es deber, de todo Esta­do, recons­truir los ferro­ca­rri­les. Recons­truir­los, es recons­truir a la nación. No hay recons­truc­ción nacio­nal posi­ble sin la fuer­te pre­sen­cia del ferro­ca­rril, para que inte­gre de nue­vo el país, que bene­fi­cie a las eco­no­mías regio­na­les, que res­ta­blez­ca la cone­xión per­di­da entre pue­blos y regio­nes, y para que en todos los pue­blos aban­do­na­dos retor­ne la vida.

No es cier­to que no hay otro plan para los ferro­ca­rri­les y el trans­por­te, quie­nes dicen eso son los que nada saben, inte­lec­tua­les, eco­no­mis­tas y los gato­par­dos que algo saben y se callan, espe­ran­do ser con­vo­ca­dos a la dan­za de los aco­mo­dos, y aque­llos que des­gua­za­ron las empre­sas del esta­do. Nadie habla del tema ferro­via­rio y del trans­por­te, por­que hay que decir­lo, no saben, no cono­cen y no pue­den hacer un cur­so ace­le­ra­do. El colo­nia­lis­mo fabri­ca colonizados.

Por­que para hacer posi­ble la recu­pe­ra­ción de los ferro­ca­rri­les para la nación, lo nacio­nal debe unir­se a lo popu­lar y lo demo­crá­ti­co. Y lo popu­lar y demo­crá­ti­co no pue­de rea­li­zar­se sin la inde­pen­den­cia nacional.

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