Joxe Arre­gi «in memo­riam»- Xabier Makazaga

Muy sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te, y de for­ma har­to escan­da­lo­sa, todos los encau­sa­dos de tor­tu­rar has­ta la muer­te a Joxe Arre­gi han lle­ga­do a ocu­par, y siguen ocu­pan­do, impor­tan­tes cargos.

En este 31 ani­ver­sa­rio de la horri­ble muer­te bajo tor­tu­ras de Joxe Arre­gi, quie­ro traer­lo a la memo­ria colec­ti­va y recor­dar que, al ingre­sar en el hos­pi­tal pri­sión de Cara­ban­chel tras nue­ve espe­luz­nan­tes días en comi­sa­ría, su cuer­po era un ama­si­jo de lla­gas, more­to­nes y que­ma­du­ras. Esta­ba tan des­tro­za­do que falle­ció a las pocas horas, y en Eus­kal Herria se reali­zó la mayor huel­ga gene­ral nun­ca cono­ci­da en pro­tes­ta por aquel crimen.

Las auto­ri­da­des tra­ta­ron, como siem­pre, de ocul­tar lo real­men­te suce­di­do, pero la ver­sión ofi­cial se vino de inme­dia­to aba­jo. Fue un caso bien excep­cio­nal, por­que se con­tó ense­gui­da con el tes­ti­mo­nio de tres pre­sos polí­ti­cos que vivie­ron con él sus últi­mas horas en el hos­pi­tal y, sobre todo, con varias impac­tan­tes fotos de su cuer­po tor­tu­ra­do, que, según se pudo saber hace un par de años gra­cias al tes­ti­mo­nio ofre­ci­do por el abo­ga­do Juan Cruz Unzu­rrun­za­ga poco antes de morir, fue­ron saca­das clan­des­ti­na­men­te en el cemen­te­rio de su Zizur­kil natal, don­de repo­san sus restos.

Debi­do al escán­da­lo que se ori­gi­nó, el Gobierno no tuvo otro reme­dio que orde­nar abrir dili­gen­cias, y se com­pro­bó que 73 poli­cías par­ti­ci­pa­ron en las tor­tu­ras, muchos de ellos anti­guos inte­gran­tes de la temi­da bri­ga­da polí­ti­co-social del fran­quis­mo, pero tan solo fue­ron encar­ce­la­dos y encau­sa­dos cin­co: Juan Anto­nio Gon­zá­lez, Ricar­do Sán­chez, Juan Luis Mén­dez, Julián Marín Ríos y Juan Anto­nio Gil Rubiales.

Los comi­sa­rios y jefes de sec­cio­nes y depar­ta­men­tos de la Poli­cía pre­sen­ta­ron masi­va­men­te la dimi­sión, en una ope­ra­ción con­cer­ta­da de pro­tes­ta, y la jerar­quía del Ejér­ci­to tam­bién pre­sio­nó con­tra aque­lla deci­sión judi­cial, con lo que con­si­guie­ron que los cin­co fue­ran pues­tos de inme­dia­to en liber­tad y tan solo pro­ce­sa­ran a los dos últimos.

No por ello deja­ron de pre­sio­nar, y ambos fue­ron absuel­tos en los dos pri­me­ros jui­cios, pero tal fue el escán­da­lo que al final el Tri­bu­nal Supre­mo se vio obli­ga­do a con­de­nar­los, al ser irre­ba­ti­ble que las que­ma­du­ras que Arre­gi tenía en las plan­tas de los pies no pudie­ron ser cau­sa­das sino en comi­sa­ría. Eso sí, las penas fue­ron irri­so­rias: tres y cua­tro meses de arresto.

Ha sido la úni­ca sen­ten­cia con­de­na­to­ria en casos de muer­tes por tor­tu­ras rela­cio­na­das con el con­flic­to polí­ti­co que sufre Eus­kal Herria, y no cabe duda de que sin aque­llas que­ma­du­ras tan vis­to­sas no habrían reci­bi­do ni siquie­ra esa ridí­cu­la con­de­na. Una con­de­na que en abso­lu­to impi­dió que pos­te­rior­men­te ambos alcan­za­ran el máxi­mo gra­do den­tro de la esca­la poli­cial: comi­sa­rios prin­ci­pa­les de la demo­crá­ti­ca Espa­ña torturadora.

Uno de ellos, Gil Rubia­les, fue pro­ta­go­nis­ta de otro deli­to sig­ni­fi­ca­ti­vo en 1985: gol­pear con cade­nas y bates de béis­bol, jun­to a otros once poli­cías de pai­sano, a los mani­fes­tan­tes que mos­tra­ban en Iru­ñea su indig­na­ción tras la apa­ri­ción del cadá­ver de otro tor­tu­ra­do has­ta la muer­te, Mikel Zabal­za. Pero tam­po­co eso le impi­dió ascen­der has­ta ser nom­bra­do en 2005 comi­sa­rio pro­vin­cial de San­ta Cruz de Tene­ri­fe. Cuan­do falle­ció, fue ente­rra­do con todos los honores.

Los otros tres poli­cías ini­cial­men­te encar­ce­la­dos por aquel cri­men tam­bién han ocu­pa­do des­pués pues­tos de alta res­pon­sa­bi­li­dad. Como mues­tra, Juan Anto­nio Gon­zá­lez fue ascen­di­do en 2004 por el Gobierno del PSOE a un pues­to de capi­tal impor­tan­cia, la direc­ción de la Comi­sa­ría Gene­ral de la Poli­cía Judicial.

Muy sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te, y de for­ma har­to escan­da­lo­sa, todos los encau­sa­dos por tor­tu­rar has­ta la muer­te a Joxe Arre­gi han lle­ga­do a ocu­par, y siguen ocu­pan­do, impor­tan­tes car­gos, y lo que está cla­ro es que ni ellos ni los res­tan­tes 68 poli­cías que lo «inte­rro­ga­ron» han reci­bi­do ni de lejos el cas­ti­go que se mere­cen. Eso en lo que con­cier­ne a los tor­tu­ra­do­res. ¿Y los aún más nume­ro­sos cóm­pli­ces y encubridores?

Tam­po­co ellos han paga­do su cri­men. Por ejem­plo, los médi­cos foren­ses que deja­ron, como los poli­cías, evi­den­cias irre­fu­ta­bles de su cri­mi­nal actua­ción. En efec­to, el par­te de sali­da de comi­sa­ría que fir­ma­ron decía que Arre­gi tenía las miAs­mas lesio­nes y mar­cas que a su entra­da. Algo que se demos­tró abso­lu­ta­men­te fal­so debi­do a su par­te de entra­da en Cara­ban­chel, don­de falleció.

Esa es la san­gran­te reali­dad sobre la des­ca­ra­da impu­ni­dad de la que gozan los tor­tu­ra­do­res y sus cóm­pli­ces en el Esta­do espa­ñol: ni en casos tan fla­gran­tes como este han reci­bi­do en abso­lu­to el cas­ti­go que se mere­cen. Lo que sí que han reci­bi­do, en cam­bio, han sido ascen­sos, con­de­co­ra­cio­nes y car­gos de alta responsabilidad.

Por eso es tan impor­tan­te ir des­en­mas­ca­ran­do, por una par­te, a todos los tor­tu­ra­do­res, sobre todo a los que ocu­pan altos car­gos como Juan Anto­nio Gon­zá­lez y, por otra, a sus cóm­pli­ces y encu­bri­do­res en todas las estruc­tu­ras del Esta­do. Se lo debe­mos no sólo a Joxe Arre­gi (gogoan zai­tu­gu!), sino a las miles de per­so­nas que han sido tor­tu­ra­das inpu­ne­men­te estas últi­mas décadas.

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