L@s fran­quis­tas, uno a uno, debian haber sido iden­ti­fi­ca­dos y juz­ga­do por cri­me­nes de lesa huma­ni­dad. Boltxe entre­vis­ta a Iña­ki Egaña

Hemos apro­ve­cha­do la pre­sen­cia de Iña­ki en Bara­kal­do para entre­vis­tar a Iña­ki Ega­ña, his­to­ria­dor vas­co con una amplia tra­yec­to­ria en el cam­po de la inves­ti­ga­ción de lo que ha sido la his­to­ria de Eus­kal Herria.

Anda cen­tra­do Iña­ki, en el tra­ba­jo de Eus­kal Memo­ria, un pro­yec­to ambi­cio­so y nece­sa­rio que se plan­tea como obje­ti­vo que este pue­blo no pier­da jamás el cono­ci­mien­to de las luchas y sufri­mien­tos que han pasa­do muchí­si­mas per­so­nas y que trae­rán mas tem­prano que tar­de la inde­pen­den­cia y el socialismo

Iña­ki, hábla­nos para empe­zar de “Eus­kal Memo­ria” ¿Qué pre­ten­déis y cua­les son vues­tros objetivos?

Nues­tra pre­ten­sión es sen­ci­lla. Poder reco­ger de mane­ra noto­ria el tes­ti­mo­nio de varias gene­ra­cio­nes, las nues­tras y las que nos han pre­ce­di­do, a tra­vés de docu­men­tos, inves­ti­ga­cio­nes, tra­ba­jos, lis­tas, entre­vis­tas, etc. El recuen­to de lo suce­di­do duran­te la gue­rra civil, que más de 70 años des­pués aún esta­mos inves­ti­gan­do, nos lle­vó a una lec­tu­ra estra­té­gi­ca. Tene­mos que comen­zar a lle­nar nues­tra pro­pia mochi­la sin espe­rar a que lo hagan otros. Por­que, ade­más, cuan­do lo han hecho ha sido de mane­ra intere­sa­da. Mani­pu­lan­do y sus­ti­tu­yen­do lo suce­di­do en fun­ción de deter­mi­na­dos intere­ses polí­ti­cos. Que­re­mos ser impar­cia­les en la reco­gi­da de todo este baga­je, pero como acto­res de este país no pode­mos ser neu­tra­les. ¿Obje­ti­vos? En la medi­da de lo posi­ble ir res­ca­tan­do la his­to­ria ocul­ta, ponien­do nom­bre, ape­lli­do y ros­tro a miles de pro­ta­go­nis­tas anó­ni­mos, mani­fes­tan­do cuá­les eran sus pro­yec­tos, sus luchas, sus sue­ños y sus ambi­cio­nes polí­ti­cas. Tene­mos una his­to­ria colec­ti­va que es patri­mo­nio de nues­tro país y nues­tra labor debe de ir enca­mi­na­da en poner los medios para que así sea.

B-¿Qué aco­gi­da ha teni­do el pro­yec­to a lo lar­go y ancho de Eus­kal Herria?

Es un pro­yec­to joven que hay que difun­dir, al que las apor­ta­cio­nes de deba­tes loca­les tie­nen que enca­mi­nar hacia esos obje­ti­vos mar­ca­dos pre­via­men­te. Tie­ne la juven­tud nece­sa­ria para poder con­ver­tir­se, en unos años, en una refe­ren­cia indis­pen­sa­ble para el futu­ro de nues­tro país, una herra­mien­ta para cono­cer­nos a noso­tros mis­mos. Acep­ta­ción: exce­len­te. La char­la de Bara­kal­do es el para­dig­ma. Con un salón a rebo­sar y un inte­rés gene­ral en par­ti­ci­par en este proyecto.

¿Os estáis encon­tran­do con cola­bo­ra­ción por par­te de la gen­te, de quie­nes son en reali­dad los y las acto­res e nues­tra historia?

Sin ellas y ellos nues­tra men­sa­je sería hue­co, ape­nas humo. Ade­más, creo que es algo que les debe­mos. Y la cola­bo­ra­ción es has­ta el momen­to excep­cio­nal. Lo cual no deja de intri­gar­me. Seme­jan­te aco­gi­da sig­ni­fi­ca que el pro­yec­to esta­ba ya madu­ro antes de empe­zar. Y que qui­zás lo debe­ría­mos haber ini­cia­do hace tiem­po. Se han abier­to todas las puer­tas, lo que nos lle­na, al menos a mi per­so­nal­men­te, de orgu­llo, por poder apor­tar un empu­je más a este camino que nos lle­va hacia los obje­ti­vos históricos.

Vues­tro últi­mo tra­ba­jo nos refres­ca la memo­ria acer­ca de lo que supu­so el fran­quis­mo en Eus­kal Herria, ¿Nos pue­des hacer unas pin­ce­la­das de lo que supu­so para este pue­blo la dic­ta­du­ra fas­cis­ta española?

En pri­mer lugar un cla­ro retro­ce­so para la socie­dad vas­ca, no sólo en los aspec­tos rela­cio­na­dos con la liber­tad, sino en todos los órde­nes de la vida, inclui­do y por supues­to, el eco­nó­mi­co. Hubo casos ais­la­dos, pero los hubo de muer­tos por ham­bre. En lo gene­ral, lo sabi­do, dece­nas de miles de pre­sos, miles de fusi­la­dos, tor­tu­ra­dos sis­te­má­ti­ca­men­te, escla­vos en bata­llo­nes de tra­ba­ja­do­res, dece­nas de miles de hom­bres y muje­res al exi­lio… Lue­go la apli­ca­ción de un sis­te­ma fas­cis­ta, de adu­la­ción del jefe, de una plé­ya­de de segui­do­res que los hubo (muchos vas­cos tam­bién), de corrup­ción, de chi­va­tos. De la impo­si­ción de los códi­gos mili­ta­res y reli­gio­sos a la vida civil, lo que tra­jo con­si­go una repre­sión sis­te­má­ti­ca sobre las cos­tum­bres y la moral. Y una con­cul­ca­ción abso­lu­ta de los dere­chos huma­nos, polí­ti­cos, colec­ti­vos, sin­di­ca­les, etc. En resu­men, un sólo color, una sola len­gua, un par­ti­do, un sin­di­ca­to… Un desas­tre del que toda­vía nos esta­mos recu­pe­ran­do pues las secue­las han sido muy amplias.

Es des­alen­ta­dor ver que per­so­nas como Fra­ga con mucha san­gre cho­rrean­do de sus manos o antes Fran­co, murie­ron en la cama, impu­nes y ade­más ala­ba­dos por la pren­sa ofi­cial. ¿Cómo crees que pode­mos dar­le vuel­ta a esta situa­ción y que al menos en Eus­kal Herria pasen a la his­to­ria como lo que real­men­te fueron?

Se tra­ta de un tra­ba­jo de denun­cia per­ma­nen­te. Los his­to­ria­do­res tene­mos que ser obje­ti­vos pero no pode­mos ser neu­tra­les, como decía antes. Y en esa línea, la des­crip­ción del régi­men debe lle­var pare­ja una denun­cia, de obvie­da­des pero tam­bién gra­cias a las inter­pre­ta­cio­nes que de las inves­ti­ga­cio­nes se pue­dan deri­var. Fra­ga es par­te de ese esper­pen­to que fue la tran­si­ción, la ley de pun­to final que con­vir­tió a fas­cis­tas en demó­cra­tas. Ese fue el gran triun­fo del fran­quis­mo, que cir­cu­ló a paso fir­me por la his­to­ria, ava­sa­llan­do y eli­mi­nan­do a su disi­den­cia y opo­si­ción en las cár­ce­les y en los pare­do­nes, y lue­go no fue siquie­ra amo­nes­ta­do por ello. Y la cul­pa no fue úni­ca­men­te de los fran­quis­tas, que a fin de cuen­tas inten­ta­ron camu­flar­se entre el pai­sa­na­je, sino de los que per­mi­tie­ron seme­jan­te tro­pe­lía. Uno a uno debían haber sido iden­ti­fi­ca­dos y con­de­na­dos por sus crí­me­nes de lesa huma­ni­dad. Que Fra­ga haya muer­to sin ser juz­ga­do es una mala noticia.

La gene­ra­ción que sufrió en pri­me­ra mano el fas­cis­mo, esta des­apa­re­cien­do por razo­nes lógi­cas de edad ¿Con que tipo de aco­gi­das os encon­tráis? ¿La gen­te quie­re olvi­dar o recordar?

En gene­ral hay un cam­bio de acti­tud con res­pec­to a unos años atrás. Cuan­do comen­cé a inves­ti­gar hace 20 años la gue­rra civil, había reti­cen­cias en la mayo­ría de los casos y aun­que nos resul­te increí­ble enten­der, por mie­do. Creo que ello nos da una ima­gen de lo que fue la épo­ca. Que 50 años des­pués toda­vía el mie­do ate­na­za­se a las víc­ti­mas es una señal de lo que fue el régi­men. Con res­pec­to al fran­quis­mo, creo que hay un efec­to con­tra­rio. La lucha con­tra Fran­co, sobre todo a par­tir de los 60, la pro­ta­go­ni­zó una gene­ra­ción que no había cono­ci­do la gue­rra y que, pre­ci­sa­men­te, acha­ca­ba a la opo­si­ción vete­ra­na de inmo­vi­lis­mo, de una cier­ta lec­tu­ra cons­ter­na­da de la his­to­ria. Por eso, su tes­ti­mo­nio es más vigoroso.

¿Esta en vues­tra inten­ción unir la memo­ria his­tó­ri­ca con la más recien­te his­to­ria de Eus­kal Herria y que tie­ne sus pro­pias his­to­rias de lucha y sufrimiento?

La his­to­ria es la que es, para bien y para mal, pero noso­tros for­ma­mos par­te tam­bién de ella. No podría­mos hacer un rela­to com­ple­to sin ensal­zar la con­ti­nui­dad y por tan­to, refle­jar simi­li­tu­des en los com­por­ta­mien­tos, en los com­pro­mi­sos, en las luchas de dis­tin­tas épo­cas. Sé per­fec­ta­men­te que somos hijos e hijas de nues­tra épo­ca, pero por enci­ma de ello creo que hay unos valo­res uni­ver­sa­les y, me atre­ve­ría a decir, que inmor­ta­les. Me sien­to iden­ti­fi­ca­do en miles de hom­bres y muje­res del siglo XIX o del XX, por ejem­plo, en sus movi­mien­tos polí­ti­cos, huma­nos, socia­les, al mar­gen de que fue­ran o no acer­ta­dos des­de una visión mate­ria­lis­ta de la his­to­ria. Y, en la mis­ma medi­da, con otras y otros com­pa­ñe­ras y com­pa­ñe­ros del pre­sen­te. A veces es difí­cil deli­mi­tar don­de comien­za el pasa­do, don­de se asien­ta el pre­sen­te y cuan­do ha naci­do el futu­ro. Somos par­te de un río que avan­za hacia el mar y con nues­tra fuer­za, abre un sur­co u otro.

Ya para ter­mi­nar, no que­re­mos ame­tra­llar­te a preguntas…La memo­ria debe ser usa­da como herra­mien­ta para el futu­ro, ¿Con­si­de­ras esa una de las fun­cio­nes que debe tener Eus­kal Memoria?

La memo­ria es un terreno a cul­ti­var en cual­quier face­ta del tra­ba­jo polí­ti­co. La expe­rien­cia nos dice que es una bata­lla que, en deter­mi­na­das coyun­tu­ras, tie­ne una impor­tan­cia cru­cial. Aznar y Rubal­ca­ba defi­nie­ron recien­te­men­te la cues­tión como la «bata­lla del rela­to». No tie­ne tras de sí caño­nes, avio­nes o tan­ques, pero sí una fuer­za des­co­mu­nal para des­in­for­mar, mani­pu­lar e inclu­so movi­li­zar. Por eso no la pode­mos des­cui­dar. Por­que noso­tros ofre­ce­mos ver­dad y obje­ti­vi­dad, sin neu­tra­li­dad como he dicho antes, y un rela­to com­ple­to. No par­cial. La his­to­ria nos dice que cuan­do Espa­ña y Gran Bre­ta­ña incen­dia­ron y exter­mi­na­ron Donos­tia en 1813, o la Ale­ma­nia de Hitler y la Espa­ña de Fran­co aca­ba­ron con Ger­ni­ka en 1937, el rela­to fue par­te de aque­llas agre­sio­nes. Pri­me­ro negan­do el cri­men. Y lue­go mani­pu­lan­do la evi­den­cia. No quie­ro decir con esto que la memo­ria sea un arma de gue­rra, sino que los que con­si­de­ran que están en gue­rra per­ma­nen­te con­tra la disi­den­cia la van a usar en su bene­fi­cio y, por tan­to, no debe­mos aban­do­nar los esce­na­rios que pro­po­nen. Por­que, ade­más, es un terreno en el que tene­mos mucho que ganar. Las atro­ci­da­des del capi­tal, del fas­cis­mo, de los ejér­ci­tos de ocu­pa­ción han sido de seme­jan­te mag­ni­tud que la hue­lla que han deja­do afec­ta, en mayor o menor medi­da, a la mayo­ría de la socie­dad vas­ca. Y eso lo debe­mos recor­dar continuamente.

Pues eske­rrik asko por tu tiem­po y tus res­pues­tas, agra­de­cer­te ade­más el tra­ba­jo inmen­so que estáis hacien­do y desear que lle­ve a buen puer­to, es decir, a la con­tri­bu­ción nece­sa­ria para esa Eus­kal Herria socia­lis­ta que todas y todos anhelamos
Eske­rrik asko zuei. Todas y todos somos pro­ta­go­nis­tas de la his­to­ria y, por tan­to, no debe­mos caer en la tram­pa que nos tien­den dicien­do que la his­to­ria hay que dejar­la en manos de tres o cua­tro espe­cia­lis­tas. En este terreno debe­mos ser, tam­bién, suje­tos acti­vos. Así gana­re­mos un futu­ro a nues­tra medi­da, no a la de los que han pues­to los cimien­tos de la injus­ti­cia y la desigualdad.

En la foto­gra­fía 1, Iña­ki Ega­ña y en la 2, pre­sen­ta­ción de Eus­kal memo­ria en Barakaldo

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