[Video] Niños pales­ti­nos ‑solos y des­con­cer­ta­dos- en la cár­cel israe­lí de Al Jalame

Vídeo: http://​www​.guar​dian​.co​.uk/​w​o​r​l​d​/​v​i​d​e​o​/​2​0​1​2​/​j​a​n​/​2​3​/​c​e​l​l​3​6​-​a​l​j​a​l​a​m​e​-​p​r​i​s​o​n​-​i​s​r​a​e​l​-​s​o​l​i​t​a​r​y​-​c​o​n​f​i​n​e​m​e​n​t​-​p​a​l​e​s​t​i​n​i​a​n​-​c​h​i​l​d​ren

La cel­da es ape­nas más ancha que el del­ga­do y sucio col­chón que cubre el sue­lo. Detrás de un muro bajo de hor­mi­gón hay un retre­te de cucli­llas, cuyo hedor no tie­ne esca­pa­to­ria al no haber ven­ta­na en la cel­da. Las áspe­ras pare­des de hor­mi­gón disua­den a los niños de apo­yar­se ocio­sa­men­te y la luz cons­tan­te impi­de el sue­ño. Sólo la entre­ga de la comi­da por la ren­di­ja en la par­te infe­rior de la puer­ta mar­ca el tiem­po y sepa­ra el día de la noche.

Es la cel­da 36 en las pro­fun­di­da­des de la pri­sión Al Jala­me al nor­te de Israel. Es uno del puña­do de cel­das don­de se aís­lan a los niños pales­ti­nos duran­te días o sema­nas. Un menor de 16 años ale­gó que se le había ence­rra­do en la cel­da 36 duran­te 65 días.

La úni­ca esca­pa­to­ria es la visi­ta a la sala de inte­rro­ga­to­rios don­de se enca­de­nan a los niños a una silla con gri­lle­tes en pies y manos mien­tras se les inte­rro­ga, algu­nas veces duran­te horas.

A la mayo­ría se les acu­sa de tirar pie­dras a los sol­da­dos o a los colo­nos; a otros de lan­zar cóc­te­les Molo­tov; y a algu­nos de deli­tos más gra­ves, tales como tener víncu­los con orga­ni­za­cio­nes mili­tan­tes o de uti­li­zar armas. Tam­bién se les saca infor­ma­ción sobre las acti­vi­da­des y sim­pa­tías de sus com­pa­ñe­ros de cla­se, fami­lia­res y vecinos.

Al prin­ci­pio casi todos nie­gan las acu­sa­cio­nes. La mayo­ría dice que se les ha ame­na­za­do; algu­nos infor­man de vio­len­cia físi­ca. El abu­so ver­bal, tal como “eres un perro, un hijo de puta”, es común. Muchos sufren de ago­ta­mien­to por fal­ta de sue­ño. Día tras día se les enca­de­na a la silla para lue­go devol­ver­los a la cel­da de ais­la­mien­to. Al final, muchos fir­man decla­ra­cio­nes bajo coacción.

Estas ale­ga­cio­nes y des­crip­cio­nes pro­ce­den de decla­ra­cio­nes jura­das pro­por­cio­na­das por meno­res a una orga­ni­za­ción inter­na­cio­nal de dere­chos huma­nos y de entre­vis­tas rea­li­za­das por The Guar­dian. Otras cel­das en las cár­ce­les de Al Jala­me y Petah Tik­va tam­bién se uti­li­zan para ais­la­mien­to, pero la cel­da 36 es la que más se cita en los testimonios.

Entre 500 y 700 niños pales­ti­nos son dete­ni­dos por sol­da­dos israe­líes cada año, la mayo­ría por tirar pie­dras. Des­de 2008, Defen­ce for Chil­dren Inter­na­cio­nal (DCI) ha reco­gi­do los tes­ti­mo­nios jura­dos de 426 meno­res dete­ni­dos den­tro del sis­te­ma de jus­ti­cia mili­tar israelí.

Sus decla­ra­cio­nes indi­can un patrón de deten­cio­nes noc­tur­nas, manos ata­das con espo­sas de plás­ti­co, ojos ven­da­dos, abu­so ver­bal y físi­co y ame­na­zas. Alre­de­dor de 9% de las decla­ra­cio­nes jura­das habla de inco­mu­ni­ca­cio­nes, aun­que esta cifra ha subi­do a 22% en los últi­mos 6 meses.

Pocas veces se avi­sa a los padres dón­de se encuen­tran sus hijos; rara­men­te se inte­rro­ga a los niños en pre­sen­cia de alguno de los padres y tam­po­co les asis­te un abo­ga­do antes o duran­te el inte­rro­ga­to­rio. A la mayo­ría se le detie­ne den­tro de Israel, lo que difi­cul­ta las visi­tas familiares.

Las orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos dicen que estos patro­nes de tra­to, corro­bo­ra­dos en el estu­dio No Minor Mat­ter rea­li­za­do por un gru­po israe­lí B´Tselem infrin­gen la con­ven­ción inter­na­cio­nal de los dere­chos del niño, rati­fi­ca­da por Israel, y la Cuar­ta Con­ven­ción de Gine­bra.

La mayo­ría de los niños afir­ma que es ino­cen­te de los crí­me­nes de los que se le acu­sa, a pesar de las con­fe­sio­nes y decla­ra­cio­nes de cul­pa­bi­li­dad, dice Gerard Hor­ton de DCI. Pero, aña­de, la cul­pa­bi­li­dad o la ino­cen­cia no es rele­van­te al hablar del tra­to que se recibe.

“No deci­mos que no se come­ten deli­tos, lo que deci­mos es que los niños tie­nen dere­chos. Inde­pen­dien­te­men­te del deli­to de que se les acu­sa, no se les debe dete­ner por la noche median­te reda­das terro­rí­fi­cas, no se les debe atar ni ven­dar los ojos ‑a veces duran­te horas‑, se les debe infor­mar de su dere­cho al silen­cio y de que uno de los pro­ge­ni­to­res esté pre­sen­te duran­te los interrogatorios».

A Moham­mad Sha­bra­wi, de 16 años, de la ciu­dad de Tul­karm en Cis­jor­da­nia se le detu­vo en enero del año pasa­do a eso de las 2.30 de la maña­na. “Cua­tro sol­da­dos entra­ron en mi dor­mi­to­rio y dije­ron que los tenía que acom­pa­ñar. No dije­ron por qué; no dije­ron nada ni a mí ni a mis padres”, decla­ró a The Guar­dian.

Espo­sa­do y con los ojos ven­da­dos, pien­sa que pri­me­ro lo lle­va­ron a una colo­nia israe­lí don­de le hicie­ron arro­di­llar­se ‑toda­vía espo­sa­do y ven­da­dos los ojos- duran­te una hora en una carre­te­ra de asfal­to en una noche hela­do­ra. Un segun­do via­je ter­mi­nó a eso de las 8 de la maña­na en el cen­tro de deten­ción de Al Jala­me, tam­bién cono­ci­do como la cár­cel de Kishon, en los cam­pos cer­ca­nos a la carre­te­ra entre Naza­ret y Haifa.

Des­pués de un che­queo médi­co ruti­na­rio, se lle­vó a Sha­bra­wi a la cel­da 36 don­de pasó 17 días en ais­la­mien­to, inte­rro­ga­to­rios apar­te, y en una cel­da simi­lar, la 37. “Me encon­tra­ba solo, asus­ta­do todo el tiem­po y nece­si­ta­ba a alguien con quien hablar. Me aho­ga­ba de estar solo. Esta­ba deses­pe­ra­do por encon­trar­me o hablar con alguien… Esta­ba tan abu­rri­do que cuan­do esta­ba fue­ra [de la cel­da] y veía a la poli­cía, asen­tía como si enten­die­ra hebreo, que no hablo, esta­ba tan deses­pe­ra­do por hablar”.

Duran­te el inte­rro­ga­to­rio estu­vo espo­sa­do. “Me mal­di­je­ron y ame­na­za­ron con dete­ner a mi fami­lia si no con­fe­sa­ba”. Se encon­tró con un abo­ga­do por pri­me­ra vez a los 20 días de su deten­ción, dijo, y se le impu­tó des­pués de 25 días. “Me acu­sa­ron de muchas cosas”, dijo, pero nin­gu­na era cierta.

Final­men­te Sha­bra­wi con­fe­só ser miem­bro de una orga­ni­za­ción prohi­bi­da y se le con­de­nó a 45 días. Des­de su libe­ra­ción, dijo, tie­ne “mie­do al ejér­ci­to y a que lo deten­gan”. Su madre dice que está retraído.

Ezz ad-Deen Ali Qadi de Rama­la que tenía 17 años cuan­do se le detu­vo en enero del año pasa­do des­cri­bió un tra­to simi­lar duran­te su deten­ción. Rela­ta que estu­vo inco­mu­ni­ca­do en Al Jala­me duran­te 17 días en las cel­das 36, 37 y 38.

“Empe­za­ba por repe­tir­me a mí mis­mo las pre­gun­tas de los inte­rro­ga­do­res pre­gun­tán­do­me si podía ser ver­dad de lo que me acu­sa­ban”, dijo a The Guar­dian. “Sien­tes la pre­sión de la cel­da. Enton­ces pien­sas en tu fami­lia y sien­tes que vas a per­der tu futu­ro. Estás bajo un estrés tremendo”.

El tra­to que reci­bió duran­te los inte­rro­ga­to­rios depen­día del humor de los inte­rro­ga­do­res. “Si está de buen humor, a veces te per­mi­te estar sen­ta­do sin espo­sas. O te hace sen­tar­te en una silla peque­ña con un aro ado­sa­do al res­pal­do. Te ata las manos al aro y las pier­nas a las patas de la silla. Estar así duran­te cua­tro horas es doloroso”.

“A veces se bur­lan de ti. Te pre­gun­tan si quie­res agua y si dices que sí lo traen para lue­go bebér­se­lo el interrogador”.

Ali Qadi no vio a sus padres en 51 días y a su abo­ga­do sólo des­pués de 10 días. Se le acu­só de tirar pie­dras y pla­near ope­ra­cio­nes mili­ta­res y des­pués de con­fe­sar, se le con­de­nó a seis meses de pri­sión. The Guar­dian tie­ne decla­ra­cio­nes jura­das de otros cin­co meno­res inco­mu­ni­ca­dos en Al Jala­me y Petah Tik­va. Todos con­fe­sa­ron des­pués de los interrogatorios.

“El ais­la­mien­to rom­pe el espí­ri­tu de un niño,” dice Hor­ton. Los niños dicen que des­pués de una sema­na de inte­rro­ga­to­rios con­fie­san con el obje­ti­vo de salir de la celda».

La agen­cia de segu­ri­dad israe­lí (ISA) ‑tam­bién cono­ci­da como Shin Bet- decla­ró a The Guar­dian “A nin­gún inte­rro­ga­do, lo que inclu­ye a los meno­res, se le retie­ne solo en una cel­da como cas­ti­go o para obte­ner una confesión”.

El ser­vi­cio de pri­sio­nes israe­lí no res­pon­dió a una pre­gun­ta espe­cí­fi­ca sobre la inco­mu­ni­ca­ción; se limi­tó a pre­ci­sar que “el encar­ce­la­mien­to de pri­sio­ne­ros… está suje­to a la ins­pec­ción legal”.

Los meno­res dete­ni­dos tam­bién con­fir­man los duros méto­dos de inte­rro­ga­ción. The Guar­dian entre­vis­tó al padre de un menor que estu­vo encar­ce­la­do 23 meses por tirar pie­dras a vehícu­los. Ali Odian, de Azzun, dijo que a su hijo Yahir, de 14 años en el momen­to de su deten­ción, se le apli­ca­ron corrien­tes eléc­tri­cos con un Taser duran­te su interrogatorio.

“Visi­té a mi hijo en la cár­cel. Vi las mar­cas de las corrien­tes en ambos bra­zos; esta­ban visi­bles a tra­vés del cris­tal. Le pre­gun­té si eran de las corrien­tes. Sólo asin­tió con la cabe­za por­que tenía mie­do de que le escu­cha­ran”, dijo Odian.

DCI tie­ne decla­ra­cio­nes jura­das de tres meno­res acu­sa­dos de tirar pie­dras que afir­man que se les apli­ca­ron corrien­tes eléc­tri­cas duran­te los inte­rro­ga­to­rios en 2010.

Otro menor de Azzun, Sameer Saher, tenía 13 años cuan­do lo detu­vie­ron a las 2 de la maña­na. “Un sol­da­do me puso boca aba­jo, me lle­vó hacia la ven­ta­na y me ame­na­zó con tirar­me. Me gol­pea­ron en las pier­nas, el estó­ma­go y la cara”.

Sus inte­rro­ga­do­res le acu­sa­ron de tirar pie­dras y le pidie­ron los nom­bres de los ami­gos que lo habían acom­pa­ña­do. Lo libe­ra­ron sin car­gos 17 horas des­pués de su deten­ción. Aho­ra tie­ne difi­cul­tad para dor­mir por mie­do a que “ven­gan de noche y me detengan”.

En con­tes­ta­ción a las pre­gun­tas sobre el supues­to mal­tra­to, lo que inclu­ye las corrien­tes eléc­tri­cas, ISA decla­ró: “Las ale­ga­cio­nes de que a meno­res pales­ti­nos se les ha apli­ca­do téc­ni­cas de inte­rro­ga­ción que inclu­yen pali­zas, perio­dos pro­lon­ga­dos con las espo­sas pues­tas, ame­na­zas, pata­das, abu­so ver­bal, humi­lla­cio­nes, ais­la­mien­to y vigi­lias for­za­das son total­men­te infun­da­das… Los inves­ti­ga­do­res actúan de acuer­do con la ley y direc­tri­ces ine­quí­vo­cas que prohí­ben tales acciones”.

The Guar­dian tam­bién ha vis­to gra­ba­cio­nes audio­vi­sua­les, un hecho poco fre­cuen­te, de dos mucha­chos de 14 y 15 años del pue­blo de Nabi Saleh, esce­na­rio de pro­tes­tas sema­na­les con­tra los colo­nos de los alre­de­do­res. Los dos están visi­ble­men­te exhaus­tos des­pués de su deten­ción noc­tur­na. Sus inte­rro­ga­to­rios, que empie­zan a las 9.30 de la maña­na, duran cua­tro o cin­co horas.

A nin­guno de los meno­res se le infor­ma de su dere­cho legal a guar­dar silen­cio y a los dos se les hacen pre­gun­tas para pillar­los, por ejem­plo si alguien los ha inci­ta­do a tirar pie­dras. En un momen­to, cuan­do uno de los niños apo­ya la cabe­za en la mesa, el inte­rro­ga­dor le da un gol­pe dicien­do “Tú, levan­ta la cabe­za.” Duran­te el inte­rro­ga­to­rio del otro mucha­cho, el inte­rro­ga­dor da un puñe­ta­zo en la pal­ma de la mano en un ges­to ame­na­zan­te. El mucha­cho rom­pe a llo­rar y dice que se tenía que haber exa­mi­na­do esa maña­na en el cole­gio. “Me van a sus­pen­der y per­de­ré el curso”.

En nin­guno de los dos casos esta­ba pre­sen­te el abogado.

Se ha apli­ca­do la ley mili­tar israe­lí en Cis­jor­da­nia des­de que Israel ocu­pó el terri­to­rio hace más de 44 años. Des­de enton­ces se han dete­ni­do a más de 700.000 pales­ti­nos ‑hom­bres, muje­res y niños- de acuer­do con estas leyes.

Según la dis­po­si­ción mili­tar 1651 la edad de res­pon­sa­bi­li­dad cri­mi­nal es de 12 años y los niños de 14 años se enfren­tan a penas de seis meses en prisión.

Sin embar­go, niños de 14 y 15 años podrían enfren­tar­se teó­ri­ca­men­te a sen­ten­cias de has­ta 20 años por tirar obje­tos a un vehícu­lo en movi­mien­to con la inten­ción de cau­sar daño. En la prác­ti­ca, la mayo­ría de las penas osci­la entre dos sema­nas y 10 meses, de acuer­do con DCI.

En sep­tiem­bre de 2009 se creó un tri­bu­nal mili­tar espe­cial para meno­res. Cele­bra sus sesio­nes dos veces a la sema­na en Ofer, una cár­cel mili­tar a las afue­ras de Jeru­sa­lén. Los meno­res entran en el tri­bu­nal con gri­lle­tes en los tobi­llos y espo­sa­dos, en uni­for­mes peni­ten­cia­rios de color marrón. El pro­ce­so se cele­bra en hebreo con la tra­duc­ción inter­mi­ten­te de sol­da­dos que hablan árabe.

El ser­vi­cio de pri­sio­nes israe­lí decla­ró a The Guar­dian que el uso de ele­men­tos de inmo­vi­li­za­ción en luga­res públi­cos se per­mi­te cuan­do “hay una posi­bi­li­dad razo­na­ble de fuga del pri­sio­ne­ro o de que éste cau­se daño a pro­pie­da­des, per­so­nas o pruebas”.

The Guar­dian pre­sen­ció un caso este mes en que dos mucha­chos de 15 y 17 años reco­no­cie­ron haber entra­do ile­gal­men­te en Israel, haber tira­do pie­dras y cóc­te­les Molo­tov, haber ini­cia­do un incen­dio que cau­só impor­tan­tes daños y haber cau­sa­do daños a pro­pie­da­des. La acu­sa­ción pidió una sen­ten­cia que refle­ja­ra “los moti­vos nacio­na­lis­tas” de los acu­sa­dos y que fue­ra disuasoria.

Al mucha­cho mayor se le sen­ten­ció a 33 meses de cár­cel; al menor a 26 meses y a los dos a 24 meses más de liber­tad con­di­cio­nal y una mul­ta de 10.000 she­kel. No pagar la mul­ta hubie­ra supues­to otros 10 meses en prisión.

Diver­sas dele­ga­cio­nes par­la­men­ta­rias bri­tá­ni­cas han sido tes­ti­gos en el últi­mo año de las audien­cias de meno­res en Ofer. Alf Dubs infor­mó en la Casa de los Lores en mayo: “Vimos a unos mucha­chos de 14 y 15 años, uno de ellos llo­ran­do, y los dos abso­lu­ta­men­te des­con­cer­ta­dos… No creo que este pro­ce­so de humi­lla­ción se pue­da lla­mar jus­ti­cia. Creo que el tra­to dado a estos jóve­nes es en sí mis­mo un obs­tácu­lo para que Israel con­si­ga una rela­ción pací­fi­ca con el pue­blo palestino”.

Lisa Nandy, par­la­men­ta­ria por la ciu­dad de Wigan, que estu­vo pre­sen­te el mes pasa­do en el jui­cio de un niño de 14 años que lle­va­ba gri­lle­tes en Ofer, encon­tró la expe­rien­cia angus­tio­sa. “En cin­co minu­tos se le acu­só de tirar pie­dras y sen­ten­ció a nue­ve meses. Me con­mo­cio­nó ver a un niño pasar por este pro­ce­so. Es difí­cil ver cómo se pue­de lle­gar a una solu­ción polí­ti­ca cuan­do se tra­ta a los niños de esta mane­ra. Su futu­ro es muy des­es­pe­ran­za­dor y están muy enfa­da­dos con el tra­to que han recibido.

Hor­ton dice que los niños se decla­ran cul­pa­bles por­que es “la for­ma más rápi­da de salir del sis­te­ma”. Si dicen que su con­fe­sión se pro­du­jo bajo coac­ción “les pro­por­cio­na una defen­sa legal, pero como se les nie­ga la liber­tad pro­vi­sio­nal pasan más tiem­po dete­ni­dos que si sólo dicen que son culpables”.

La opi­nión de la exper­ta Gra­cie­la Car­mon, psi­quia­tra pedia­tra y miem­bro de Médi­cos por los dere­chos huma­nos dijo en mayo de 2011 que los niños son par­ti­cu­lar­men­te vul­ne­ra­bles cuan­do se tra­ta de las fal­sas con­fe­sio­nes con­se­gui­das bajo coacción.

“Aun­que algu­nos dete­ni­dos com­pren­den que pro­por­cio­nar una con­fe­sión a pesar de su ino­cen­cia ten­drá reper­cu­sio­nes nega­ti­vas en el futu­ro, con­fie­san de todas for­mas por­que la angus­tia men­tal y/​o físi­ca que sien­ten supera las impli­ca­cio­nes futu­ras, sean las que sean”.

Casi todos los casos docu­men­ta­dos por DCI ter­mi­na­ron con una decla­ra­ción de cul­pa­bi­li­dad y se tras­la­da­ron alre­de­dor de tres cuar­tas par­tes de los meno­res con­de­na­dos a cár­ce­les den­tro de Israel. Esto infrin­ge artícu­lo 76 de la Cuar­ta Con­ven­ción de Gine­bra que requie­re que se deten­gan den­tro del terri­to­rio a los niños y adul­tos de los terri­to­rios ocupados.

Las fuer­zas de defen­sa israe­líes, res­pon­sa­bles de las deten­cio­nes en Cis­jor­da­nia, y el sis­te­ma judi­cial mili­tar decla­ra­ron el mes pasa­do que “ase­gu­ran los dere­chos, la impar­cia­li­dad judi­cial y las nor­mas lega­les inter­na­cio­na­les en situa­cio­nes increí­ble­men­te peli­gro­sas y complejas”.

La ISA ha decla­ra­do que sus emplea­dos actua­ron de acuer­do con la ley y que los dete­ni­dos dis­fru­ta­ron de los dere­chos corres­pon­dien­tes, lo que inclu­ye el dere­cho a abo­ga­do y las visi­tas de la Cruz Roja. “La ISA nie­ga cate­gó­ri­ca­men­te todas las ale­ga­cio­nes con res­pec­to a los inte­rro­ga­to­rios de los meno­res. De hecho, la ver­dad es todo lo con­tra­rio; las direc­tri­ces de la ISA con­ce­den a los meno­res pro­tec­cio­nes espe­cia­les debi­do a su edad».

Mark Regev, por­ta­voz del pri­mer minis­tro israe­lí Bin­ya­min Natan­yahu, dijo a The Guar­dian “Si los dete­ni­dos creen que se les ha mal­tra­ta­do, espe­cial­men­te en el caso de meno­res… es muy impor­tan­te que ellos o las per­so­nas que les repre­sen­tan den un paso ade­lan­te y plan­teen el asun­to. La prue­ba de la demo­cra­cia es cómo se tra­ta a la pobla­ción encar­ce­la­da y sobre todo a los menores”.

“Tirar pie­dras, cóc­te­les Molo­tov y otras for­mas de vio­len­cia son inacep­ta­bles y las auto­ri­da­des encar­ga­das de la segu­ri­dad deben ter­mi­nar con esto cuan­do ocurre.”

Los gru­pos de dere­chos huma­nos están preo­cu­pa­dos por el impac­to a lar­go pla­zo de la deten­ción de meno­res pales­ti­nos. Algu­nos niños exhi­ben ini­cial­men­te un gra­do de bra­va­ta al creer que es un rito ini­ciá­ti­co, dice Hor­ton. “Pero cuan­do te sien­tas con ellos, deba­jo de esta apa­rien­cia de bra­va­ta hay niños bas­tan­te trau­ma­ti­za­dos.” Dijo que son muchos los que no quie­ren vol­ver a ver jamás a un sol­da­do o acer­car­se a un pues­to de con­trol. ¿Pien­sa que el sis­te­ma sea disua­so­rio? “Yo creo que sí”.

Según Nader Abu Amsha, direc­tor de la YMCA [Aso­cia­ción Cris­tia­na de Jóve­nes] en Beit Sahour cer­ca de Belén que orga­ni­za un pro­gra­ma de reha­bi­li­ta­ción para meno­res, “las fami­lias pien­san que cuan­do libe­ran a su hijo es el final del pro­ble­ma cuan­do real­men­te es el principio”.

Des­pués de estar dete­ni­dos, muchos niños mues­tran sín­to­mas de trau­ma: pesa­di­llas, des­con­fian­za del otro, mie­do al futu­ro, sen­ti­mien­tos de des­va­li­mien­to e inuti­li­dad, com­por­ta­mien­to com­pul­si­vo obse­si­vo, agre­si­vi­dad, retrai­mien­to, fal­ta de moti­va­ción y mojan la cama.

Las auto­ri­da­des israe­líes debe­rían con­si­de­rar los efec­tos a lar­go pla­zo, dice Abu Amsha. “No pres­tan aten­ción a cómo esto pue­de per­pe­tuar el ciclo vicio­so de la vio­len­cia, de cómo pue­de incre­men­tar el odio. Los niños salen del pro­ce­so con mucha ira. Algu­nos de ellos sien­ten la nece­si­dad de venganza”.

“Ves a niños que están total­men­te rotos. Es dolo­ro­so com­pro­bar su sufri­mien­to y ver cuán­to les expri­me el sis­te­ma israelí”.

Fuen­te: http://​www​.guar​dian​.co​.uk/​w​o​r​l​d​/​2​0​1​2​/​j​a​n​/​2​2​/​p​a​l​e​s​t​i​n​i​a​n​-​c​h​i​l​d​r​e​n​-​d​e​t​a​i​n​e​d​-​j​a​i​l​-​i​s​r​ael

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