¿Qué está suce­dien­do en Esco­cia?- EHK

La cosa vie­ne de atrás. Las elec­cio­nes del 2007 al Par­la­men­to esco­cés ya estu­vie­ron pro­ta­go­ni­za­das por el SNP que lan­zó un mani­fies­to a favor de la inde­pen­den­cia, sub­ra­yan­do la capa­ci­dad de Esco­cia para auto­go­ber­nar­se y la via­bi­li­dad de un pro­yec­to esco­cés como un nue­vo esta­do-nación. En todos estos años el SNP ha sido capaz de man­te­ner su hege­mo­nía, ampliar sus cam­pos de acción y atraer­se para si a cada vez más sec­to­res de la población.
Es lla­ma­ti­va la reac­ción gene­ra­da por ese movi­mien­to en torno al posi­ble refe­rén­dum y a su resul­ta­do. Voces cua­li­fi­ca­das en Lon­dres afir­man que pese a no com­par­tir la idea de la inde­pen­den­cia de Esco­cia, sería «impen­sa­ble inten­tar blo­quear­la» en caso de que cuen­te con apo­yo mayoritario.
A nadie se le esca­pa que la cues­tión social no se encuen­tra enci­ma de la mesa y qui­zás sea por eso que el Gobierno de lon­dres no se opon­ga a lo que suce­da si en el refe­ren­dum triun­fan las posi­cio­nes inde­pen­den­tis­tas. Todo es posi­ble mien­tras se man­ten­ga el Sta­tus Quo capitalista.
La deman­da por la inde­pen­den­cia esco­ce­sa se basa en la idea de que Esco­cia, como una nación con una cul­tu­ra e iden­ti­dad dife­ren­tes a las ingle­sas, pue­de sepa­rar­se del Rei­no Uni­do y vol­ver al esta­do de inde­pen­den­cia per­di­do en 1707.
El movi­mien­to por la inde­pen­den­cia es muy diver­so y abar­ca des­de aque­llos que quie­ren un avan­ce gra­dual hacia la inde­pen­den­cia a tra­vés de una «devo­lu­ción» pro­gre­si­va de Gobierno, a los que desean con­ver­tir­se inme­dia­ta­men­te en un esta­do inde­pen­dien­te. En 1999, se creó un Par­la­men­to esco­cés, devol­vien­do algu­nos pode­res legis­la­ti­vos. Jun­to con la reins­ti­tu­ción de una legis­la­tu­ra, el esta­ble­ci­mien­to del eje­cu­ti­vo esco­cés tra­jo unos mayo­res pode­res admi­nis­tra­ti­vos. Los inde­pen­den­tis­tas afir­man, sin embar­go, que el Par­la­men­to esco­cés y el eje­cu­ti­vo repre­sen­tan tan sólo un esta­do inter­me­dio en la tran­si­ción hacia un esta­do-nación separado.
El movi­mien­to inde­pen­den­tis­ta es muy varia­do y abar­ca muchos cam­pos de la esfe­ra polí­ti­ca. El SNP se pre­sen­ta como un movi­mien­to varia­do, que subor­di­na las dife­ren­tes opcio­nes ideo­ló­gi­cas al prin­ci­pio inde­pen­den­tis­ta. En el Par­la­men­to esco­cés hay muchos peque­ños par­ti­dos con posi­cio­nes polí­ti­cas varia­das pero en los que pre­do­mi­na fuer­te­men­te el inde­pen­den­tis­mo. En las elec­cio­nes del 2003, la subi­da del Par­ti­do Ver­de Esco­cés y del Par­ti­do Socia­lis­ta Esco­cés lle­vó al aumen­to de miem­bros del Par­la­men­to esco­cés favo­ra­bles a la inde­pen­den­cia. El Par­ti­do Socia­lis­ta Esco­cés lle­vó a cabo pro­tes­tas repu­bli­ca­nas con­tra el Jura­men­to a la Reina.
Los par­ti­da­rios de la inde­pen­den­cia esco­ce­sa con­ti­nua­ban tenien­do opi­nio­nes con­tra­pues­tas sobre la auto­no­mía, un movi­mien­to que incluía a muchos par­ti­da­rios de con­ti­nuar con la unión, si bien en un mar­co de des­cen­tra­li­za­ción den­tro del Rei­no Uni­do. Den­tro del cam­po inde­pen­den­tis­ta, algu­nos vie­ron al auto­no­mis­mo como un paso hacia la inde­pen­den­cia, mien­tras que otros desea­ban lle­gar inme­dia­ta­men­te a la separación.
Uno de los temo­res de muchos esco­ce­ses no con­ven­ci­dos por los argu­men­tos inde­pen­den­tis­tas es que una Esco­cia inde­pen­dien­te sería eco­nó­mi­ca y polí­ti­ca­men­te débil. En res­pues­ta a esto, los inde­pen­den­tis­tas citan asi­dua­men­te el éxi­to de otros peque­ños paí­ses del nor­te de Euro­pa como Irlan­da, Norue­ga, Dina­mar­ca, Islan­dia, Sue­cia, Fin­lan­dia o los Paí­ses Bajos. Con la lle­ga­da del nue­vo mile­nio, el Par­ti­do Nacio­nal Esco­cés (aban­do­nan­do su posi­ción ante­rior con­tra­ria a la inte­gra­ción euro­pea) ha emplea­do el eslo­gan «Inde­pen­den­cia en Euro­pa» sugi­rien­do que la Unión Euro­pea es el entorno ideal para el flo­re­ci­mien­to de los peque­ños estados.
Los argu­men­tos eco­nó­mi­cos a favor y en con­tra de la inde­pen­den­cia son com­ple­jos y dis­cu­ti­dos. Algu­nos de los opues­tos a la inde­pen­den­cia argu­yen que Esco­cia es eco­nó­mi­ca­men­te más fuer­te den­tro del Rei­no Uni­do, ya que un país de cin­co millo­nes de per­so­nas (Esco­cia) nun­ca sería tan fuer­te eco­nó­mi­ca, mili­tar o polí­ti­ca­men­te como un país de 60 millo­nes, supo­nien­do que ambos paí­ses son igual­men­te bien ges­tio­na­dos. Otros afir­man que, como par­te de un esta­do bri­tá­ni­co uni­ta­rio, los esco­ce­ses tie­nen más influen­cia en asun­tos inter­na­cio­na­les: una Esco­cia inde­pen­dien­te no ten­dría asien­to per­ma­nen­te en el Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU, por ejem­plo. Algu­nos esco­ce­ses euro­peís­tas dicen que no es nece­sa­ria la inde­pen­den­cia en una Euro­pa que tien­de hacia uni­fi­ca­ción, aun­que la cre­ci­da del euro­es­cep­ti­cis­mo en el Rei­no Uni­do des­de la déca­da de 1990 hace que estos argu­men­tos ten­gan menos fuerza.

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