2 retra­tos de Manuel Fra­ga Iribarne

MANUEL FRAGA, UN RESIDUO FRANQUISTA. Artícu­lo de Mer­ce­des García

FRAGA Y EL FRANQUISMO. Artícu­lo de opi­nión de Car­los Guz­mán Pérez

MANUEL FRAGA, UN RESIDUO FRANQUISTA. Artícu­lo de Mer­ce­des García

AL HILO DE LA PETICIÓN POR PARTE DE LA JUEZA ARGENTINA MARIA SERVINI DE INFORMACIÓN SOBRE MANUEL FRAGA POR SUS RESPONSABILIDADES EDENTRO DEL RÉGIMEN FASCISTA DEL DICTADOR FRANCISCO FRANCO, RECUPERAMOS PARA NUESTROS SEGUIDORES ESTE INTERESANTE ARTICULO PUBLICADO EN EL PERIÓDICO «EL OTRO PAIS» EN EL AÑO 2006.

“Ase­si­nos de razo­nes y de vidas, /​que nun­ca ten­gáis repo­so a lo lar­go de vues­tros días /​y que en la muer­te os per­si­gan nues­tras memo­rias”. (Lluis Llach, 3 de mar­zo de 1976: “Cam­pa­na­des a morts”).

El 3 de mar­zo del 1976, miér­co­les de ceni­za, tie­ne lugar en Vito­ria una de las más terri­bles matan­zas de la Tran­si­ción. Fra­ga se encuen­tra ese día de visi­ta ofi­cial en Bonn, nego­cian­do con el gobierno ger­mano los pasos de la aper­tu­ra, siem­pre con la inten­ción de dejar fue­ra de la ley a los comu­nis­tas. La poli­cía toma al asal­to la parro­quia de San Fran­cis­co, en el barrio de Zara­ma­ga de la capi­tal ala­ve­sa, don­de se cele­bra­ba una asam­blea. El resul­ta­do es de cin­co obre­ros muer­tos y más de cien per­so­nas heridas.

Des­de enero de ese año se están pro­du­cien­do fuer­tes movi­li­za­cio­nes de tra­ba­ja­do­res a lo lar­go de toda Espa­ña. En Vito­ria, don­de se ha desa­rro­lla­do un movi­mien­to obre­ro fuer­te­men­te orga­ni­za­do y muy rei­vin­di­ca­ti­vo, la ten­sión alcan­za cotas muy altas. Se pro­du­ce el cie­rre patro­nal de varias empre­sas gran­des: For­jas Ala­ve­sas y Mevo­sa, entre otras. Y Ape­llá­niz des­pi­de a todos sus emplea­dos. Tras más de mes y medio de paros, se dan los pri­me­ros enfren­ta­mien­tos gra­ves de los obre­ros con la policía.

GASEAR LA IGLESIA

El 3 de mar­zo, cuan­do se cum­plen 54 días de huel­ga, la capi­tal ala­ve­sa que­da para­li­za­da. Des­de los barrios peri­fé­ri­cos (Adur­na, Ara­na, Zara­ma­ga, Ariz­na­va­rra, Botono) se orga­ni­zan colum­nas de tra­ba­ja­do­res, a los que se suman pro­fe­so­res de EGB, que se diri­gen al cen­tro, y allí tie­nen lugar las pri­me­ras esca­ra­mu­zas con la Fuer­za Públi­ca. La poli­cía dis­pa­ra balas de goma y los mani­fes­tan­tes res­pon­den con pie­dras. Se derri­ban faro­las y comien­zan a cons­truir­se barri­ca­das. A las tres de la tar­de, los acce­sos a la ciu­dad que­dan blo­quea­dos. Dos horas des­pués, se con­vo­ca una asam­blea en la igle­sia de San Fran­cis­co de Asís. El tem­plo está aba­rro­ta­do y en el exte­rior se con­cen­tran miles de per­so­nas. La Poli­cía Arma­da orde­na des­alo­jar el recin­to y los agen­tes comien­zan a lan­zar botes del humo al inte­rior, a tra­vés de las cris­ta­le­ras, que pro­vo­can el páni­co gene­ral. Al inten­tar salir, los par­ti­ci­pan­tes en la asam­blea empu­jan a los tra­ba­ja­do­res con­cen­tra­dos fue­ra hacia las posi­cio­nes toma­das por la poli­cía, que comien­za a dis­pa­rar indis­cri­mi­na­da­men­te con fue­go real. Se con­su­ma la tra­ge­dia. A tra­vés de la emi­so­ra poli­cial, alguien dice: “Esto es la gue­rra en pleno, se nos están ter­mi­nan­do la muni­ción y las granadas”.

Se con­ser­van cin­tas gra­ba­das que des­cri­ben muy bien cuál es la acti­tud de los man­dos de la fuer­za públi­ca en ese momento:

Pero, vamos a ver: ¿Estáis car­gan­do o qué?

Sí, a tope.

Gasear la iglesia…

En ese mis­mo momen­to mue­ren Fran­cis­co Aznar Cle­men­te, que reci­be un dis­pa­ro. Tenía 18 años y tra­ba­ja­ba en la Pani­fi­ca­do­ra Vito­ria­na. Pedro María Mar­tí­nez Ocio, de 37 años, tra­ba­ja­dor de For­jas Ala­ve­sas, cae muer­to con tres balas en el cuerpo.

Cien tra­ba­ja­do­res resul­tan heri­dos, algu­nos de gra­ve­dad. La noti­cia del tiro­teo y de los muer­tos y heri­dos que se han pro­du­ci­do corre por toda la ciu­dad. El hos­pi­tal San­tia­go Após­tol, la Resi­den­cia Ara­na, de la Segu­ri­dad Social y la Poli­clí­ni­ca La Pre­vi­so­ra comien­zan a lle­nar­se de heri­dos de bala.

La emi­so­ra de la poli­cía can­ta vic­to­ria: “Hemos con­tri­bui­do a la pali­za más gran­de de la His­to­ria. Por cier­to, aquí ha habi­do una masa­cre. Oye, pero de ver­dad, una masacre”.

El caos se apo­de­ra de la ciu­dad: se derri­ban faro­las, semá­fo­ros, seña­les de trá­fi­co y cabi­nas tele­fó­ni­cas. Se vuel­can auto­mó­vi­les, se mon­tan barri­ca­das y Vito­ria que­da para­li­za­da. Hay gru­pos de obre­ros que se defien­den con cóc­te­les molo­tov. Lan­zan algu­nos de ellos con­tra las sedes de los sin­di­ca­tos ver­ti­ca­les y con­tra la comi­sa­ría, ins­ta­la­da en el Gobierno Civil.
En Madrid, mien­tras tan­to, el Gobierno de Arias Nava­rro deba­te el pro­yec­to de Aso­cia­cio­nes Polí­ti­cas. Está pre­sen­te en la reu­nión Adol­fo Suá­rez, que es el res­pon­sa­ble del Orden Públi­co en ausen­cia de Manuel Fra­ga, minis­tro de la Gober­na­ción, de via­je en Alemania.
Cuan­do lle­gan las pri­me­ras noti­cias de la masa­cre, Suá­rez se reúne con Alfon­so Oso­rio, minis­tro de la Pre­si­den­cia y Rodol­fo Mar­tín Villa, minis­tro de Rela­cio­nes Sin­di­ca­les. Arias Nava­rro quie­re decre­tar el esta­do de excep­ción pero le con­ven­cen de que no lo haga. Deci­den man­dar refuer­zos de poli­cías anti­dis­tur­bios y varias dota­cio­nes de guar­dias civi­les des­de otras provincias.

Con­ti­núan pro­du­cién­do­se dis­tur­bios duran­te todo el día y, por fin, la Poli­cía se hace con el con­trol de la ciu­dad. Son dete­ni­dos los líde­res sin­di­ca­les y dece­nas de trabajadores.

El día siguien­te, jue­ves 4 de mar­zo, mue­re otro tra­ba­ja­dor heri­do en los inci­den­tes de la igle­sia, Romual­do Barro­so Cha­pa­rro, de 19 años, emplea­do de Agrator.

El vier­nes 5 de mar­zo se ofi­cia el fune­ral por los muer­tos. Lo pre­si­de el obis­po mon­se­ñor Peral­ta Balla­bri­ga. No hay poli­cías en las inme­dia­cio­nes, pero la fuer­za públi­ca per­ma­ne­ce pre­pa­ra­da para inter­ve­nir en el inte­rior del Regi­mien­to de Arti­lle­ría 25, situa­do en el cen­tro de la ciudad.

El sába­do 6 de mar­zo Fra­ga lle­ga a Vito­ria y visi­ta a las víc­ti­mas de la repre­sión que per­ma­ne­cen en uno de los hos­pi­ta­les de la ciu­dad. Los fami­lia­res de los inter­nos le incre­pan y uno de ellos le pre­gun­ta si está allí para rema­tar a los heridos.

Días des­pués, falle­cen dos tra­ba­ja­do­res más a con­se­cuen­cia de las gra­ves heri­das de bala que sufren: José Cas­ti­llo Gar­cía, de 32 años, emplea­do de Basa, casa­do y con dos hijos, y Bien­ve­ni­do Perea. A lo lar­go de la pri­me­ra sema­na de mar­zo se pro­du­cen otros dos muer­tos, en Tarra­go­na y Basau­ri, en mani­fes­ta­cio­nes con­vo­ca­das para pro­tes­tar por la actua­ción poli­cial duran­te los suce­sos de Vito­ria. El día 5, Juan Gabriel Rodri­go Kna­fo, de 19 años, cae des­de una azo­tea, en Tarra­go­na, mien­tras inten­ta esca­par de la poli­cía, duran­te una mani­fes­ta­ción en pro­tes­ta por los suce­sos de Vito­ria. Y el 8 de mar­zo, duran­te otra mani­fes­ta­ción de repul­sa, ésta en Basau­ri, mue­re por dis­pa­ros de la Guar­dia Civil Anto­nio Ferre­ro, obre­ro de 18 años.
La repre­sión poli­cial se ha vuel­to a uti­li­zar con el obje­ti­vo de fre­nar el movi­mien­to obre­ro median­te la coac­ción y la vio­len­cia. En el más puro esti­lo del minis­tro de Rela­cio­nes Sin­di­ca­les, Rodol­fo Mar­tín Villa, y del titu­lar de Gober­na­ción, Manuel Fra­ga, que hace sinies­tra­men­te céle­bre una fra­se: “La calle es mía”. Fra­ga no tole­ra que se abra nin­gu­na inves­ti­ga­ción para escla­re­cer la actua­ción de las fuer­zas de orden públi­co en Vito­ria y encar­ce­la a varios diri­gen­tes obre­ros. Dos de ellos, Jesús Fer­nán­dez Naves e Ima­nol Ola­ba­rría, per­ma­ne­cen más de un año en pri­sión sin ser juzgados.

Des­pués de los san­grien­tos hechos, Fra­ga decla­ra: “los suce­sos de Vito­ria no cam­bia­rán la evo­lu­ción demo­crá­ti­ca espa­ño­la”. Pero lo cier­to es que su refor­ma sí que­da debi­li­ta­da. Años des­pués, en 1983, vol­ve­rá a la capi­tal ala­ve­sa para dar un mitin. Su pre­sen­cia allí es con­si­de­ra­da una pro­vo­ca­ción por nume­ro­sos ciu­da­da­nos y tie­nen lugar duros enfren­ta­mien­tos. En nume­ro­sas foto­gra­fías se pue­de con­tem­plar a su pro­pio guar­da­es­pal­das per­so­nal, Rodol­fo Almi­rón, pis­to­le­ro de la orga­ni­za­ción terro­ris­ta argen­ti­na Tri­ple A, gol­pean­do a varios manifestantes.

El man­da­to de Fra­ga al fren­te del “órden públi­co”, duran­te el pri­mer semes­tre de 1976, coin­ci­de con un perío­do de gran con­vul­sión social, alen­ta­da por las rei­vin­di­ca­cio­nes de un movi­mien­to obre­ro fuer­te y por la lucha popu­lar a favor de la amnis­tía para todos los pre­sos anti­fran­quis­tas. Fra­ga se enfren­ta a las mani­fes­ta­cio­nes y las huel­gas con cri­te­rios repre­si­vos muy duros y, en sie­te meses, la actua­ción de las fuer­zas poli­cia­les bajo su man­do pro­vo­ca nume­ro­sos muer­tos en la calle. Algu­nos de los capí­tu­los más san­grien­tos de la Tran­si­ción, como la matan­za de Vito­rias y los ase­si­na­tos de Mon­te­ju­rra, se pro­du­cen duran­te esos meses, des­de la muer­te de Fran­co has­ta el verano de 1976.

Un años des­pués, Fra­ga fun­da y enca­be­za el par­ti­do dere­chis­ta Alian­za Popu­lar para pre­sen­tar­se a las pri­me­ras elec­cio­nes gene­ra­les que se cele­bran tras la muer­te de Fran­co. Su for­ma­ción se recon­vier­te duran­te los años 80 en el Par­ti­do Popu­lar y con­si­gue lle­gar al Gobierno enca­be­za­da ya por su dis­cí­pu­lo José María Aznar.

JALEADOR DE LAS CONDENAS A MUERTE FRANQUISTAS

Fra­ga con­si­guió ser titu­lar de una car­te­ra minis­te­rial, por pri­me­ra vez, tras la cri­sis de 1962, que pro­vo­ca un pro­fun­da rees­truc­tu­ra­ción del Gobierno fran­quis­ta. Ese año se pro­du­ce una huel­ga de los mine­ros astu­ria­nos, silen­cia­da com­ple­ta­men­te por la pren­sa, que des­ata una gran cam­pa­ña de soli­da­ri­dad en Madrid y otras ciu­da­des. Algu­nos huel­guis­tas son dete­ni­dos, tor­tu­ra­dos y encar­ce­la­dos. Ramón Pérez de Aya­la, Vicen­te Alei­xan­dre, Pedro Laín Entral­go y otros inte­lec­tua­les hacen públi­ca una car­ta con­vo­can­do al pue­blo espa­ñol a pedir infor­ma­ción sobre los suce­sos de Astu­rias. A con­se­cuen­cia del reajus­te minis­te­rial, Manuel Fra­ga se hace con la car­te­ra de Infor­ma­ción y Turis­mo, el 10 de julio de 1962. Su prin­ci­pal misión con­sis­te en mejo­rar la ima­gen inter­na­cio­nal del fran­quis­mo. “Pro­pa­gan­dis­ta del Régi­men”, le lla­ma­rá Dio­ni­sio Ridrue­jo. Todo que­da muy cla­ro en su dis­cur­so de toma de pose­sión: “Lle­va­mos 25 años en los que, con un nue­vo esti­lo y un jefe inigua­la­ble, se ha rea­li­za­do una obra que vamos a con­ti­nuar para lle­nar esa impor­tan­te pági­na de la his­to­ria que ya está escri­bien­do el Gene­ra­lí­si­mo Fran­co. ¡Viva Fran­co! ¡Arri­ba España!”

En lugar de silen­ciar los acon­te­ci­mien­tos que pue­den ser nega­ti­vos para la ima­gen del Régi­men, Fra­ga opta de for­ma deci­di­da por la into­xi­ca­ción. “No es posi­ble encon­trar en toda la his­to­ria del fran­quis­mo a nadie que inten­ta­ra con tan­to ahín­co como él jus­ti­fi­car con expli­ca­cio­nes “cien­tí­fi­cas” las accio­nes más crue­les y absur­das del fran­quis­mo”, escri­be Rafael Gómez Parra en su libro “Fra­ga, ese hombre”.

A fina­les de 1962, se pro­du­ce en Ita­lia una gran cam­pa­ña de soli­da­ri­dad con el joven anar­quis­ta Jor­ge Conill Valls, con­de­na­do a pena de muer­te por un Con­se­jo de Gue­rra, y con sus com­pa­ñe­ros Anto­nio Mur Pei­rón y Mar­ce­lino Jimé­nez Cubas, sen­ten­cia­dos a 18 y 15 años de pri­sión, res­pec­ti­va­men­te. La pre­sión inter­na­cio­nal con­si­gue que el Gobierno con­mu­te la pena de Conill por la de 30 años de cár­cel. El arzo­bis­po de Milán, mon­se­ñor Mon­ti­ni, que más tar­de será Papa con el nom­bre de Pablo VI, soli­ci­ta cle­men­cia a Fran­co y es til­da­do de “comu­nis­ta” por Fra­ga. La res­pues­ta del minis­tro galle­go se diri­ge con­tra todo lo ita­liano y, duran­te muchos años, los espa­ño­les nos acos­tum­bra­mos a oír hablar en los medios de comu­ni­ca­ción de los “gran­des males” que tie­nen que sopor­tar los ciu­da­da­nos del país transal­pino, don­de “los comu­nis­tas lo domi­nan todo”. Ita­lia lle­ga a con­ver­tir­se en una obse­sión para el minis­tro gallego.

La tor­tu­ra y el fusi­la­mien­to del mili­tan­te comu­nis­ta Julián Gri­mau tie­nen lugar en Madrid tam­bién duran­te la eta­pa de Manuel Fra­ga al fren­te del minis­te­rio de Infor­ma­ción y Turis­mo. El 7 de noviem­bre de 1962 la poli­cía polí­ti­ca del Régi­men detie­ne a Gri­mau en un auto­bús de la línea 18 que va des­de la pla­za de Manuel Bece­rra a la glo­rie­ta de Cua­tro Cami­nos. El día siguien­te, un comu­ni­ca­do ofi­cial seña­la que, en un momen­to de des­cui­da­do, el dete­ni­do se ha lan­za­do al patio de la Direc­ción Gene­ral de Segu­ri­dad des­de una ven­ta­na de las depen­den­cias en las que esta­ba sien­do inte­rro­ga­do. Sufre frac­tu­ra de crá­neo e infi­ni­dad de lesio­nes. Para con­tra­rres­tar la cam­pa­ña inter­na­cio­nal a favor del dete­ni­do, el Minis­te­rio de Infor­ma­ción y Turis­mo de Fra­ga edi­ta varios folle­tos inju­rio­sos y deli­ran­tes: “Julián Gri­mau o el arte de fabri­car víc­ti­mas” y “Julián Gri­mau. Espe­cia­lis­ta en checas”.

Tres médi­cos fran­ce­ses rea­li­zan una inves­ti­ga­ción en Espa­ña para com­pro­bar la exis­ten­cia o no de un inten­to de sui­ci­dio por par­te de diri­gen­te comu­nis­ta. Según su infor­me, la ver­sión ofi­cial pro­pa­ga­da por Fra­ga care­ce de base, ya que “la natu­ra­le­za de las lesio­nes des­cri­tas, espe­cial­men­te la ausen­cia de toda esqui­mo­sis, de toda tra­za de cor­tes en la cara o en las manos, que el heri­do habría sufri­do al inten­tar rom­per el vidrio de la ven­ta­na, des­car­tan la posi­bi­li­dad de un sui­ci­dio. Ade­más, según la foto del dia­rio Pue­blo, el señor Gri­mau debe­ría haber efec­tua­do un sal­to prác­ti­ca­men­te impo­si­ble. Final­men­te, él mis­mo nie­ga cate­gó­ri­ca­men­te la ver­sión del sui­ci­dio y decla­ra que ha sido some­ti­do en los loca­les de la poli­cía a tor­tu­ras des­pués de las cua­les ha per­di­do el conocimiento”.

El mili­tan­te comu­nis­ta es final­men­te fusi­la­do el 20 de abril de 1963. Fra­ga jamás se retrac­ta­rá de las decla­ra­cio­nes que rea­li­za duran­te estos días ni de la beli­ge­ran­te posi­ción que man­tie­ne a favor del ase­si­na­to de Gri­mau. En sus memo­rias, des­pa­cha el asun­to dicien­do que “los car­gos con­tra él eran muy serios”. Sin embar­go, todas las acu­sa­cio­nes que se le hacen a Gri­mau se refie­ren, fun­da­men­tal­men­te, a hechos acae­ci­dos duran­te la gue­rra civil, no pro­ba­dos en nin­gún caso y ya prescritos.

En oto­ño de 2002, el Con­gre­so de los Dipu­tados recha­za una pro­pues­ta de Izquier­da Uni­da (IU) para reha­bi­li­tar la memo­ria de Gri­mau, por­que el Par­ti­do Popu­lar, orga­ni­za­ción fun­da­da por Manuel Fra­ga y a la que sigue per­te­ne­cien­do el polí­ti­co galle­go, que tie­ne mayo­ría abso­lu­ta en la Cáma­ra, con­si­de­ra que eso sería “reabrir un pro­ce­so para revi­sar la Tran­si­ción”. Y el dipu­tado de IU Luis Car­los Rejón con­tes­ta: “Es duro que uno de los ver­du­gos esté reha­bi­li­ta­do y la víc­ti­ma no. A Fra­ga se le dio la opor­tu­ni­dad de pre­sen­tar­se a unas elec­cio­nes y ser un padre de la Cons­ti­tu­ción. A mí me habría gus­ta­do que deter­mi­na­do con­se­jo de minis­tros le hubie­ra dado la posi­bi­li­dad a Julián Gri­mau de haber ido de núme­ro tres en la lis­ta del PCE en 1977”.

Poco des­pués del fusi­la­mien­to de Gri­mau, se pro­du­cen las eje­cu­cio­nes por garro­te vil de dos jóve­nes anar­quis­tas, Gra­na­do y Del­ga­do, que tam­bién cuen­tan con el vis­to bueno de Manuel Fra­ga en el Con­se­jo de Ministros.

GARROTE VIL Y TORTURAS

En 1963 vuel­ve a gene­rar­se una enor­me con­flic­ti­vi­dad labo­ral en la cuen­ca mine­ra astu­ria­na y la repre­sión con­tra los tra­ba­ja­do­res huel­guis­tas es aún más dura que duran­te los inci­den­tes del año ante­rior. Las terri­bles humi­lla­cio­nes y tor­tu­ras que sufren los mine­ros pro­vo­can una car­ta de pro­tes­ta diri­gi­da a Manuel Fra­ga Iri­bar­ne por 102 inte­lec­tua­les, entre los que se encuen­tran José Ber­ga­mín, Gabriel Cela­ya, Anto­nio Bue­ro Valle­jo, José Agus­tín Goy­ti­so­lo, Oriol Bohí­gas, Alfon­so Sas­tre y Fer­nan­do Fer­nán Gómez. La repre­sión que se aba­te sobre Astu­rias recuer­da a la que des­ató Fran­co en octu­bre de 1934. A algu­nas muje­res les cor­tan el pelo al cero. Fra­ga, siguien­do su tác­ti­ca habi­tual, nie­ga todos los hechos que se están pro­du­cien­do, pero a su mane­ra: “de ser cier­to, las sis­te­má­ti­cas pro­vo­ca­cio­nes de estas damas a la fuer­za públi­ca lo harían más expli­ca­ble” (*) (Rodol­fo y Daniel Serrano. “Toda Espa­ña era una cár­cel”). El sema­na­rio El Espa­ñol, con­tro­la­do direc­ta­men­te por el minis­tro de Infor­ma­ción, publi­ca: “Nue­va­men­te se ha inten­ta­do cubrir de lodo el nom­bre de Espa­ña. La manio­bra esta vez no se rea­li­za en el exte­rior, sino que se basa sobre una car­ta escri­ta por un gru­po redu­ci­do de inte­lec­tua­les y otros más nume­ro­sos que dicen ser­lo, en la que se denun­cian supues­tos exce­sos come­ti­dos por las Fuer­zas de Orden Públi­co duran­te las huel­gas que recien­te­men­te han teni­do lugar en la cuen­ca mine­ra de Astu­rias. La car­ta enca­ja, como hecha a medi­da, en la cam­pa­ña des­ata­da con­tra Espa­ña por el comu­nis­mo inter­na­cio­nal, en des­aho­go del mal­hu­mor que le ha pro­du­ci­do la con­clu­sión del nue­vo pac­to defen­si­vo con Norteamérica”.
Pero don­de bri­lla en todo su esplen­dor patrió­ti­co el minis­tro de Infor­ma­ción y Turis­mo es en el Refe­rén­dum Nacio­nal cele­bra­do el 14 de diciem­bre de 1966. En él se aprue­ba la Ley Orgá­ni­ca del Esta­do, con la que se inten­ta ase­gu­rar la con­ti­nui­dad del Régi­men más allá de la vida del pro­pio dic­ta­dor. Con­se­cuen­cia de ella es la desig­na­ción, tres años más tar­de, de Juan Car­los de Bor­bón como suce­sor del Cau­di­llo “a títu­lo de Rey”.

Fra­ga es el encar­ga­do de orga­ni­zar el refe­rén­dum de apro­ba­ción de la ley y de hacer que la con­sul­ta se con­vier­ta tam­bién en una mues­tra de exal­ta­ción nacio­nal a favor del Régi­men. El 24 de noviem­bre, se diri­ge a los espa­ño­les a tra­vés de TVE, medio que con­tro­la férrea­men­te: “Fran­co, el héroe hecho padre, que vela día y noche sobre la paz de su pue­blo. ¿Quié­nes se opo­nen? ¿a quié­nes dis­gus­ta? La res­pues­ta se pue­de oír en la rabie­ta que han pilla­do todas las emi­so­ras comu­nis­tas: hay que boi­co­tear la ley y el refe­rén­dum. Ya lo sabéis: Mos­cú, Pra­ga, Buda­pest os piden que no votéis o que votéis en con­tra”. Al final, el resul­ta­do de la con­sul­ta cons­ti­tu­ye un nue­vo éxi­to “por acla­ma­ción” para el Gobierno. Lógi­ca­men­te, las cifras ofi­cia­les de votan­tes y el cen­so no cuadran.

El 17 de enero de 1969 son dete­ni­dos en Madrid cua­tro estu­dian­tes acu­sa­dos de haber repar­ti­do pro­pa­gan­da con­tra el Régi­men: Enri­que Ruano, María Dolo­res Gon­zá­lez Ruiz, Abi­lio Ville­na y José Bai­lo. La his­to­ria de Gri­mau se repi­te: Ruano cae al patio inte­rior del piso de la calle de Gene­ral Mola adon­de lo ha tras­la­da­do la poli­cía para efec­tuar un regis­tro. Mue­re en el acto. Fra­ga orga­ni­za una nue­va cam­pa­ña de into­xi­ca­ción y da a cono­cer el supues­to “dia­rio” del estu­dian­te en el que, según seña­la con per­ver­si­dad el minis­tro de Infor­ma­ción y Turis­mo, que­da cla­ro que Ruano sufría fuer­tes depre­sio­nes y esta­ba obse­sión por el sui­ci­dio. Hay huel­gas en toda Espa­ña y en Gra­na­da tres obre­ros de la cons­truc­ción son alcan­za­dos por balas de la poli­cía. Según Fra­ga, la fuer­za públi­ca sólo ha dis­pa­ra­do al aire para disol­ver las con­cen­tra­cio­nes de pro­tes­ta. Con­ser­va­rá ese mis­mo esti­lo cuan­do ejer­za de titu­lar del minis­te­rio de la Gober­na­ción del pri­mer gabi­ne­te de la Monar­quía. Trein­ta y tres años des­pués de la muer­te de Fran­co, con­ti­núa ejer­cien­do un car­go públi­co: sena­dor del PP. Y en el Par­la­men­to vas­co le reclaman.

(El Otro Pais)

FRAGA Y EL FRANQUISMO. Artícu­lo de opi­nión de Car­los Guz­mán Pérez

Hace unos días nos sor­pren­dió la noti­cia de que la Jus­ti­cia de Argen­ti­na iba a inves­ti­gar la impli­ca­ción de los minis­tros y de los res­pon­sa­bles de los cuer­pos y fuer­zas de segu­ri­dad fran­quis­tas en el geno­ci­dio franquista. 
Des­de que en 1939 la Gue­rra Civil tuvie­ra aquel trá­gi­co des­en­la­ce y has­ta que en 1975 el san­gui­na­rio Fran­cis­co Fran­co falle­cie­se pos­tra­do en su pala­cio, fue­ron dece­nas los minis­tros y los res­pon­sa­bles de cuer­pos poli­cia­les que sem­bra­ron el terror en todo el Esta­do Espa­ñol. Entre los estre­chos cola­bo­ra­do­res del dic­ta­dor que hoy en día van a ser inves­ti­ga­dos por la jus­ti­cia lati­no­ame­ri­ca­na se encuen­tra Manuel Fra­ga Iri­bar­ne.

Este galle­go de tene­bro­so curri­cu­lum, tie­ne el dudo­so honor de haber desem­pe­ña­do infi­ni­dad de car­gos polí­ti­cos duran­te la dic­ta­du­ra fas­cis­ta; Minis­tro de Infor­ma­ción y Turis­mo, Emba­ja­dor de Espa­ña en Rei­no Uni­do, Minis­tro de la Gober­na­ción de Espa­ña y Vice­pre­si­den­te Segun­do del Gobierno. Una vez liqui­da­da la dic­ta­du­ra fas­cis­ta, en vez de ser juz­ga­do pos su direc­ta impli­ca­ción en el régi­men ante­rior, siguió desem­pe­ñan­do car­gos y res­pon­sa­bi­li­da­des polí­ti­cas tan­to en la tran­si­ción como en la pos­te­rior y mal lla­ma­da demo­cra­cia; Dipu­tado en Cor­tes Gene­ra­les, pre­si­den­te del par­ti­do polí­ti­co Alian­za Popu­lar, Pre­si­den­te del PP de Gali­cia, Pre­si­den­te del Par­ti­do Popu­lar, Pre­si­den­te de la Jun­ta de Gali­cia y Sena­dor de las cor­tes Gene­ra­les has­ta hace unos pocos meses.

Duran­te el perio­do en el que Fra­ga fue minis­tro se pro­du­je­ron acon­te­ci­mien­tos como el fusi­la­mien­to en 1963 del diri­gen­te comu­nis­ta Julián Gri­mau, tras un famo­so pro­ce­so caren­te de prue­bas acu­sa­to­rias de unos pre­sun­tos deli­tos ocu­rri­dos trein­ta años antes duran­te la Gue­rra Civil, o los famo­sos Suce­sos de Vito­ria de mar­zo de 1976, en los que 5 tra­ba­ja­do­res fue­ron ase­si­na­dos y otros 100 tra­ba­ja­do­res fue­ron heri­dos por fue­go de la Poli­cía Arma­da (depen­dien­te de Fra­ga). Duran­te déca­das la figu­ra de Fra­ga ha des­ata­do la repug­nan­cia y el recha­zo de gran par­te de la pobla­ción espa­ño­la, la cual ve en este per­so­na­je a uno de los máxi­mos pro­ta­go­nis­tas de las pági­nas más oscu­ras de nues­tra his­to­ria reciente.

En cam­bio, por muchas acu­sa­cio­nes que se han ver­ti­do sobre él, y al igual que la mayo­ría de las cabe­zas visi­bles de la dic­ta­du­ra, nun­ca ha sido inves­ti­ga­da su impli­ca­ción en estos hechos. Se anto­ja total­men­te repro­ba­ble que sea la juri­dis­pru­den­cia de otro país la que por pri­me­ra vez inves­ti­gue de for­ma feha­cien­te los miles de crí­me­nes de una dic­ta­du­ra fas­cis­ta que duran­te déca­das gober­nó a su anto­jo este país. De todos modos, esto no pare­ce nada des­ca­be­lla­do al con­tem­plar casos como el del Juez Bal­ta­sar Gar­zón, el cual fue sus­pen­di­do cau­te­lar­men­te en sus fun­cio­nes como juez de la Audien­cia Nacio­nal por el Con­se­jo Gene­ral del Poder Judi­cial el 14 de mayo de 2010, al ser denun­cia­do por la ultra­de­re­cha espa­ño­la por inten­tar hacer jus­ti­cia e inves­ti­gar los crí­me­nes del franquismo.

Cuan­do por pri­me­ra vez pare­cía que se iba a inten­tar hacer jus­ti­cia a los miles de ase­si­na­dos y repre­sa­lia­dos por la Dic­ta­du­ra, se cono­ce la noti­cia de que ha empeo­ra­do gra­ve­men­te el esta­do de salud del octo­ge­na­rio Manuel Fra­ga, por lo que cono­cien­do la len­ti­tud habi­tual de la jus­ti­cia, pare­ce impro­ba­ble que este señor lle­gue a ser juz­ga­do por su direc­ta impli­ca­ción en estos crímenes.

Aun y todo, somos infi­ni­dad las voces que segui­mos recla­man­do que se escla­rez­can todos los crí­me­nes acon­te­ci­dos en este país entre 1936 y 1978, que se haga jus­ti­cia, y se reco­noz­ca y repa­re a todas las víc­ti­mas del Geno­ci­dio Fran­quis­ta. Sobre todo, es de máxi­ma impor­tan­cia que no cese nun­ca el empe­ño en escla­re­cer todo lo ocu­rri­do duran­te la dic­ta­du­ra, y si por cau­sas natu­ra­les no da tiem­po a que per­so­na­jes como Manuel Fra­ga rin­dan cuen­tas con la Jus­ti­cia, sea esta la que públi­ca­men­te reco­noz­ca y de a cono­cer cuál fue la impli­ca­ción de estos en los crí­me­nes franquistas.

(El Mer­cu­rio Digi­tal. 11 /​01 /​2012)

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