Otro geno­ci­dio en cier­nes, el de Siria- Iña­ki Urrestarazu

Es siem­pre un mis­mo rela­to, macha­co­na­men­te repe­ti­do, un día sí y otro tam­bién, el que los medios nos están repi­tien­do sobre Siria. El Gobierno de Bachar el-Assad es una dic­ta­du­ra ase­si­na que dis­pa­ra con­tra las mani­fes­ta­cio­nes de la gen­te sin pie­dad ‑dicen que hay ya 5.000 muer­tos- y tor­tu­ra has­ta la muer­te. Las deser­cio­nes de mili­ta­res que no quie­ren obe­de­cer las órde­nes de matar aumen­tan, así que se está lle­gan­do a una con­fron­ta­ción arma­da. Pero la reali­dad es muy dis­tin­ta. Se tra­ta de un rela­to, una tre­men­da men­ti­ra, fabri­ca­da como un cuen­to de los «cuen­ta­cuen­tos», por la gigan­tes­ca máqui­na de pro­pa­gan­da de la OTAN, quien encar­ga de la ela­bo­ra­ción de las pri­me­ras fal­se­da­des a una nube de ONG con­tro­la­das, defen­so­ras supues­ta­men­te de los dere­chos huma­nos. Lue­go esas infor­ma­cio­nes adquie­ren una dimen­sión pla­ne­ta­ria median­te la estre­cha cola­bo­ra­ción de gran­des agen­cias al ser­vi­cio del impe­ria­lis­mo como la CNN, BBC, AFP, Al Jazee­ra, Asso­cia­ted Press y otras. Final­men­te, las infor­ma­cio­nes pre­fa­bri­ca­das se difun­den y son asu­mi­das por la mayor par­te de la pren­sa y medios occi­den­ta­les pasi­va y acrí­ti­ca­men­te, sin moles­tar­se en veri­fi­car­las o sin acu­dir a medios infor­ma­ti­vos alternativos.

La fun­ción del rela­to que nos ven­den sobre Siria es pre­pa­rar a la opi­nión inter­na­cio­nal, pre­dis­po­ner­la a lo que están orga­ni­zan­do, a una inter­ven­ción mili­tar en toda regla, al esti­lo de Libia. Y la cues­tión no es de aho­ra. Hace años que la alian­za mili­tar cri­mi­nal de EEUU, la OTAN e Israel le tie­ne ganas a Siria. Y en este caso no es por sus recur­sos ‑de los que ape­nas dis­po­ne- sino por razo­nes geo­es­tra­té­gi­cas. Por­que Siria ha sido siem­pre un enemi­go empe­der­ni­do de Israel, por­que ha sido refu­gio de gene­ra­cio­nes de exi­lia­dos de Pales­ti­na des­de los orí­ge­nes de Israel y de 1,5 millo­nes de refu­gia­dos ira­quíes fuga­dos tras la inva­sión nor­te­ame­ri­ca­na de Irak en 2003, e igual­men­te por­que ha sido cober­tu­ra de las fuer­zas revo­lu­cio­na­rias del Líbano ‑como Hezbollah‑, de las de Pales­ti­na ‑como Hamás- y por­que, jun­to con estas fuer­zas e Irán, son un impor­tan­te bas­tión anti­is­rae­lí y anti-nor­te­ame­ri­cano, y un impor­tan­te núcleo alia­do de Rusia y Chi­na. Un autén­ti­co obs­tácu­lo a liqui­dar en la estra­te­gia impe­ria­lis­ta de con­trol de los recur­sos, de domi­nio de los terri­to­rios y de ais­la­mien­to y asfi­xia de sus gran­des competidores.

Los pla­nes de des­es­ta­bi­li­za­ción y derri­bo de Siria se han encon­tra­do con la «coyun­tu­ra favo­ra­ble» de la Pri­ma­ve­ra Ára­be, que les ha dado pie para lle­var ade­lan­te sus pro­pó­si­tos, mani­pu­lan­do y ter­gi­ver­san­do el movi­mien­to rei­vin­di­ca­ti­vo ori­gi­nal de la gen­te. Había razo­nes para recla­mar mejo­ras de las con­di­cio­nes de vida y mayo­res liber­ta­des, y qui­zá la plas­ma­ción más genui­na era la «Decla­ra­ción de Damas­co» ela­bo­ra­da por inte­lec­tua­les con­tes­ta­ta­rios. Pero el impe­ria­lis­mo ha abor­ta­do el pro­ce­so rei­vin­di­ca­ti­vo interno, sobre­ac­tuan­do sobre él para recon­du­cir­lo por otros derro­te­ros, los que corres­pon­den a los intere­ses del impe­ria­lis­mo y apo­yán­do­se, a nivel interno, de una for­ma abso­lu­ta­men­te opor­tu­nis­ta, en sec­to­res del isla­mis­mo más sec­ta­rio y radical.

Lo que está suce­dien­do en Siria es una insu­rrec­ción arma­da lle­va­da a cabo bási­ca­men­te por mer­ce­na­rios arma­dos de orga­ni­za­cio­nes isla­mis­tas ára­bes radi­ca­les pro­ce­den­tes de diver­sos paí­ses ‑al modo de los muyahi­di­nes isla­mis­tas reclu­ta­dos para com­ba­tir en Afganistán‑, con cier­tos apo­yos inter­nos de sec­to­res afi­nes, reclu­ta­dos, orga­ni­za­dos, adies­tra­dos, arma­dos y finan­cia­dos por EEUU, Israel, algu­nos paí­ses euro­peos, sus res­pec­ti­vos ser­vi­cios secre­tos como la CIA, el Mos­sad, el MI6 y el apo­yo incon­di­cio­nal, finan­cie­ro y mili­tar de Ara­bia Sau­dí y otros paí­ses del Gol­fo. Jor­da­nia, Líbano (los sec­to­res reac­cio­na­rios de Hari­ri) y sobre todo Tur­quía están sien­do las infra­es­truc­tu­ras, reta­guar­dias y vías de acce­so de mer­ce­na­rios y armas, y la cober­tu­ra de sus ope­ra­cio­nes mili­ta­res. Gran­des can­ti­da­des de armas moder­nas están sien­do sumi­nis­tra­das des­de hace años por dichas fron­te­ras. Se tra­ta de esco­pe­tas, ame­tra­lla­do­ras, kalash­ni­kovs, lan­za­cohe­tes RPG, gra­na­das de mano de fabri­ca­ción israe­lí y explo­si­vos. Des­de el ini­cio de los dis­tur­bios, en mar­zo de 2011, los gru­pos arma­dos actúan como autén­ti­cos escua­dro­nes de la muer­te. Ate­rro­ri­zan a la pobla­ción, matan a dies­tro y sinies­tro, tan­to a poli­cías y mili­ta­res como a civi­les para crear con­fu­sión y agu­di­zar los enfren­ta­mien­tos, matan a cual­quie­ra por las calles, incen­dian comer­cios y edi­fi­cios, crean el caos en urbes y carre­te­ras, tien­den mul­ti­tud de embos­ca­das al Ejér­ci­to y Poli­cía y des­cuar­ti­zan los cuer­pos de las víc­ti­mas para crear terror en la pobla­ción. Has­ta el pun­to de que la gen­te horro­ri­za­da se dis­tan­cia de ellos y rea­li­za­ron impre­sio­nan­tes y nume­ro­sas mani­fes­ta­cio­nes, en mar­zo, junio y octu­bre, a lo lar­go y ancho del país en apo­yo de Bachar el Assad fren­te a los sedi­cio­sos. Pero estas mani­fes­ta­cio­nes son mos­tra­das por la pren­sa extran­je­ra como con­tra­rias al régi­men. Por otra par­te, según han demos­tra­do corres­pon­sa­les extran­je­ros, visi­tan­do hos­pi­ta­les y mor­gues, de las cifras de muer­tos que se citan, la mitad, al menos, corres­pon­den a per­so­nas vivas cuyos nom­bres han saca­do de lis­ti­nes de telé­fo­nos, y una bue­na par­te de los muer­tos reales corres­pon­den a poli­cías y mili­ta­res. Tam­bién son de rese­ñar casos como los de la joven Zai­nab al Hos­ni, pre­ten­di­da­men­te tor­tu­ra­da y des­cuar­ti­za­da por los Cuer­pos de Segu­ri­dad de Siria, que lue­go apa­re­ce en rue­da de pren­sa dicien­do que esta­ba viva y en bue­nas con­di­cio­nes de salud.

Otra de las gran­des men­ti­ras que nos cuen­tan es la de que exis­te un gran núme­ro de deser­to­res del Ejér­ci­to por no obe­de­cer las órde­nes de dis­pa­rar a matar con­tra la pobla­ción, y que sería la base fun­da­men­tal de la opo­si­ción arma­da al régi­men. En pri­mer lugar, hay que decir que, según muchos tes­ti­mo­nios inde­pen­dien­tes, las tro­pas no sólo no tie­nen la orden de dis­pa­rar a matar, sino que tie­nen fuer­tes res­tric­cio­nes para dis­pa­rar siem­pre que haya civi­les ‑inclu­so a veces van desarmados‑, lo cual les lle­va a fre­cuen­tes situa­cio­nes de inde­fen­sión fren­te al aco­so de los mer­ce­na­rios. De hecho sólo se han pro­du­ci­do unas pocas dece­nas de deser­cio­nes que han hui­do a Turquía.

Por otra par­te, y una vez más, las ONG y las orga­ni­za­cio­nes de la ONU «defen­so­ras de los dere­chos huma­nos» están pavi­men­tan­do el camino hacia la gue­rra con sus fala­cias. Es una cade­na de orga­ni­za­cio­nes que gene­ran y tras­mi­ten gra­ves men­ti­ras has­ta los más altos nive­les de la ONU, para dar cober­tu­ra a las poten­cias cri­mi­na­les de Occi­den­te para que reali­cen, sin el más míni­mo rubor, geno­ci­dios como el de Libia o el que se apres­tan a rea­li­zar en Siria. Son orga­ni­za­cio­nes finan­cia­das y con­tro­la­das todas ellas por el NED (Fun­da­ción Nacio­nal por la Demo­cra­cia), con­si­de­ra­do el bra­zo visi­ble de la CIA, finan­cia­do por el Depar­ta­men­to de Esta­do de EEUU. La Cade­na empie­za por el Obser­va­to­rio Sirio de Dere­chos Humanos(OSDH) y otros gru­pos y sigue por la fede­ra­ción Inter­na­cio­nal de Dere­chos Huma­nos (FIDH), la UN Watch, la Human Rights Watch y otros, has­ta lle­gar al Alto Comi­sio­na­do de la ONU para los DDHH (con la nefas­ta Navi Pillay a la cabe­za, auto­ra del infor­me don­de se acha­ca crí­me­nes con­tra la huma­ni­dad a Siria) y la Cor­te Penal Inter­na­cio­nal, tam­bién finan­cia­da y mane­ja­da por los EEUU, con su fla­man­te fis­cal, Luis Moreno Ocam­po, al fren­te. Ambos infa­mes per­so­na­jes se carac­te­ri­za­ron por el papel esen­cial que juga­ron en el geno­ci­dio de Libia. Los vetos de Rusia y Chi­na han blo­quea­do el Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU, pero el impe­ria­lis­mo tra­ta de sor­tear­lo a tra­vés de la Comi­sión de DDHH de la ONU y el Pleno de la ONU. Tras los sal­va­jes embar­gos en mar­cha, se vis­lum­bra otro geno­ci­dio en cier­nes, si no hay gran­des movi­li­za­cio­nes que lo impidan.

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