x Tamer Sarkis Fernández
NO PUEDEN EXTERMINAR AL PUEBLO LIBIO:
EL FIN IMPERIALISTA DE RESTAURAR LA ECUACIÓN GANANCIAL (P/CV+CF+CC) A TRAVÉS DE EXPORTAR CAPITALES POR FUERZA Y DE AUMENTAR LA MASA DE PLUSVALÍA, NECESITA A ESE PUEBLO VIVO Y REHÉN
En la Bolsa de Chicago ‑la Bolsa del hambre- brindan con champán francés. Mis condolencias, pues la muerte del Coronel Gaddafi es una pésima triste noticia para todos los anti-imperialistas del mundo y para los Pueblos oprimidos. Su gran error, haber renunciado a profundizar en el desarrollo de las Fuerzas Productivas y en el desarrollo de la soberanía alimentaria.
Su viejo pliegue al revisionismo soviético en lo que respecta a los intercambios mercantiles, dejó a Libia en alerta de orfandad tras el desmantelamiento del social-imperialismo. Habría sido ése un gran momento para acometer un cambio drástico de Línea, pero en lugar de ello Gaddafi perseveró en la especialización petrolera y, con ella, en la dependencia comercial esta vez amarrado a nuevos Tiburones pero siempre padeciendo la misma Ley objetiva capitalista: la Ley de los intercambios desiguales entre países exportadores de Capital Circulante y países propietarios de las mercancías que contienen el Valor de ese Capital + el Valor añadido por la explotación industrial del proletariado. Cuando hace unos cinco años un enjambre de grandes inversores empezó a saltar desde sus sectores bursátiles embozados hacia las cotizaciones alimentarias y agro-industriales, tanto la especulación nutrida al calor de la subida de precios accionariales, como la compra/secuestro de cosechas anuales a países dependientes, fueron dos procesos que dispararon los precios en el tráfico internacional de alimentos. Desde ese momento, y en lo sucesivo con la profundización en esas tendencias, la depauperación de ciertos sectores populares en Libia estaba servida.
En efecto, carestía y problemas adquisitivos obedecían a causas en última instancia fraguadas dentro del perímetro imperialista (el capitalismo decadente intentando contrarrestar su crisis de rentabilidad a base de concentrar capitales en la especulación con mercancías de nula Elasticidad de demanda, como semillas, abonos y alimentos). Pero también es verdad que, si esa externalización imperialista de su crisis hacia los países oprimidos, pudo mellar en Libia, ello fue “gracias” a condiciones internas asentadas sobre pasos mal dados en política internacional y en política económica.
Fermentaban así nuevas realidades materiales objetivas abono de rebelión popular, que “se justifica”, pero que sería “jubilada” y falsificada por los media imperialistas al tiempo que sepultada, aniquilada, bajo las bombas de la OTAN, mientras, tal y como reconocen los propios Coroneles imperialistas españoles en sus publicaciones de consumo interno, se procedía a diseñar una rebelión virtual que justificara el genocidio de más de 100.000 libios (hasta el momento). Con él se persigue poner al país de rodillas ante los únicos verdaderos antídotos que el Capital reconoce y aplica (contra todas las verborreas izquierdistas sobre una “salida social a la crisis”) para reflotarse de sus crisis de sobre-producción de capitales:
1) saquear Capital Circulante (petróleo y gas en este caso); 2) aniquilar los capitales físicos diseminados por la competencia imperialista (china en este caso); 3) poner, en lugar de ellos, a los propios que permanecen hasta el momento en stock y sin compra ‑al no ser rentable su inserción productiva- por parte de los capitalistas productores de mercancías para consumo final (es decir, anarquía de la producción sembrando la desconexión entre los sectores A y B de la producción capitalista, en el análisis de Marx en El Capital); 4) operar contra la expectativa de baja Tasa de ganancia marginal (adicional) inhibitoria de la re-inversión productiva de Capital y del desarrollo y compra de Fuerzas Productivas, sujetando a más miles, millones, de seres a la esclavitud asalariada. Queda visto: los genocidios imperialistas no son cuestión de “maldad humana”, ni de locura, ni de perversión psicológica o animal, ni de naturaleza. Son, en cambio, producto determinado por una Ley socio-física capitalista: dos capitales materiales no pueden ocupar el mismo espacio.
Al hilo de la rebelión, decir que como correlato al relativo empobrecimiento portado por años de deterioro de importaciones, echó a andar un proceso de exclusión en la Jamahiriya. En virtud de éste, ciertas fracciones tribales iban concentrando cuotas crecientes de poder político, mientras otras fracciones quedaban fuera de la co-gestión sobre el mismo. Estas últimas, descontentas y apartadas consecuentemente también de la co-propiedad sobre el producto social y sobre su distribución, se pondrán en pie de guerra, pasando a constituir la materia bruta real con que el Imperialismo filmará sus escenas cinematográficas. Así, serán dotados de flamantes todo-terreno, de combustible y de banderas express importadas. La Corona británica, Francia, USA recuperándose implicadamente de su tardía reacción, e Italia competirán por cooptar a “los agraviados” en subasta “de futuro y promesas”, mientras Gran Bretaña logra perfilar una dirección cocinada con la oposición liberal y monárquico-nostálgica: viejos oligarcas sitos en Londres y amparados a la sombra de la Union Jack, quienes han aguardado por tiempo, afilando pacientemente sus garras, su restitución como clase dominante libia.
Libia y la máquina del tiempo: de regreso a la finca. Proliferarán como un salpullido las Unidades productivas de Capital francés, qatarí, británico, USA, italiano…, tal y como las hay en Egipto. La burguesía burocrática cobrará sus recompensas, tasas y prebendas a la inversión “extranjera”. Los viejos Effendi, o sus herederos y descendientes, regresarán en charters de su dorado exilio junto a Buckingham y, re-apoderados de las tierras, cobrarán su Renta fija a las reales dueñas agro-industriales. Y todo ello sobre el mayor yacimiento acuífero subterráneo del Planeta.
El Estado va siendo ya acondicionado a ajustarse a su “nuevo” carácter de clase: lo primero que han hecho, instaurar la Shariia. Sacralización, pues, de la propiedad privada individual y barra libre para la extorsión y el expolio a manos del exterior. Todo ello bajo tapiz de la tradición, de la pureza, de “las esencias” nacionales y civil-religiosas escrupulosamente ajenas a la “impía crematística” y condenatorias de la misma. Sí, sí…: pero culminando en entregar tales actividades, tan “impropias”, a los infieles, tan “moralmente por debajo” ellos…, pero de nuevo haciendo el Agosto. ¿Suena la canción a ritmos cercanos?: chovinismo nacional-católico vende-patrias. Función objetiva análoga a la ideología de los Hermanos Musulmanes en Egipto, en Siria…
Moammar Al-Gaddafi, con su transitorio errar de Línea que quizás dejó la puerta entre-abierta a los matarifes del Planeta y a sus zarpas, una víctima más de ese gran Pueblo que nuestra Especie es. Tras estar dañando durante meses a centenares de miles de libios entre asesinados, heridos y arruinados, ahora como epílogo a su orgía vienen con que han «matado» a Gaddafi… ¡Serán miserables!. Ya puede decir el botones Zapatero que los F‑18 y las fragatas han sido amortizados con Happy end. Por el camino quedan miles de Tn de bombas acústicas que revientan el cerebro con sus frecuencias de onda. El imperialismo español una vez más se ha ganado el pan: a cambio de obedecer las directrices de sus Amos Hermanastros mayores, va corriendo, teñido de sangre, el pagaré desde Alemania hacia el IBEX-46, para que ese caudal pueda seguir siendo transformado en miseria latinoamericana y en triplicación anual de ganancias bursátiles españolas. Además, como segundo premio, llegarán las vías rápidas de ferrocarril al Mediterráneo, lo que oxigenará por un tiempo a la nomenklatura levantina del regadío y a sus exportaciones.
Dicen los cripto-trotskistas, socialdemocracia a derecha e “izquierda”, izquierdistas de la CCI, liberales “libertarios” y demás ralea, que Gaddafi se tiene bien merecido su final por Dictador, por esclavizador. Se trata justamente de lo contrario: por no acceder a esclavizar a su pueblo, y por haberse decidido a servirlo, le han dado ese fin. Es de mera lógica: ¿cuántos auténticos lacayos vendepatrias pueblan el panorama?: a miles. ¿Y cómo iban sus Amos a pensar en liquidarlos?. El fascismo fue solamente la prehistoria del fascismo. La democracia imperialista sí es cosa fina, lavando 24h el cerebro único de los rebaños humanos, dándoles a creer que triunfa el oprimido, y enseñándoles a amar al opresor.
Corre la inflación textual a través de foros y páginas contra-informativas en torno a la tortura y asesinato de Gaddafi. El volumen alcanzado por estas noticias y artículos supera ya con creces a los editados explicando, analizando, denunciando… la brutal agresión al pueblo libio. Es sólo sentido común, pero al parecer conviene recordarlo: hay que loar la dignidad de esta noble persona, pero, cuando la balanza de artículos y comentarios se inclina tan claramente hacia allí, sin querer ya hemos entrado de pleno, como comparsa de actores secundarios, en la Película del Imperialismo. Sus agentes mediáticos necesitan hipnotizar a las masas tapando el sol con el dedo; ¡no reproduzcamos, pues, su embaucadora “Agenda periodística”!. Van a Libia, sobrevuelan Libia, con el fin de doblegar a un trozo de humanidad para poderla así poner a rotar en torno a su alienante núcleo: la producción de Valor. E inextricablemente a ello, tienen que destruir el tejido competencial de Valor. El esquema racional de que esta agresión se comporta como instrumento, es el típico de cualquier carnicería imperialista bajo crisis: destrucción de capitales y de Fuerza de Trabajo, deposición ulterior de capitales propios excedentarios, vía de salida al sobre-capital crediticio a través de la “reconstrucción” post-bélica. ¡Que no nos despisten seduciéndonos a hacerles el juego “a la contra” en su focalización de la realidad en el individuo demonizado!: honremos la memoria de Gaddafi y de todos los defensores del Pueblo, pero a su vez seamos capaces de mantenernos en nuestro centro explicativo científico, que mira de frente a las relaciones entre las clases, insertas en el desarrollo contradictorio del Modo de Producción y la política que le es correlativa. El estúpido de ZP se delataba cuando, respondiendo a una misma pregunta en mitad de una rueda de prensa, declaraba, primero, que “las operaciones aéreas” tendrían que continuar hasta acabar con “el Régimen libio”, para declarar después ‑resbalando con sinceridad- que “las acciones de la coalición internacional no tienen por cometido matar a Gaddafi”. Con estas declaraciones lanzaba el “larga vida” a la carnicería, que, en efecto, por fuerza ha de ser prolongada aun de obtener rendición militar, ya que sus objetivos son, en última ratio, económicos y civiles.
Mientras en su pomposo palacio la reina vegestorio Isabel, su Masónica Majestad, felicita a sus abejitas del Foreign Office, dicen los bufones pintados de “rojo” que si la fortuna de Gaddafi…, que si la familia Gaddafi… Miren, señorines: la famosa «oligarquía» libia, tal y como vosotros la llamáis, jamás ha llegado en plusconsumo a lo que pueden muchos de los insectos que componen el Bestiario que es «nuestra» estructura compleja de clases nutrida a la sombra y raíz del imperialismo.
Cualquier cuadro ONGero que liba plusvalías a través de presupuestos que recibe teñidos de la sangre por ejemplo libia; cualquier sindicalista de medio pelo integrado en los mecanismos neocorporativos estatales, como quienes han apoyado la masacre en Libia; cualquier pequeñoburgués progre residente en l” esq. Eixample, con su pedacito de tierra en Girona labrada por «subsaharianos» y su Plazo Fijo en herencia a costa de falsificar sistemáticamente los valores de cambio que pasan por su tienda; cualquier Aristobrero que recibe las plusvalías bajo forma Nominal mientras llama a sus víctimas sociales proletarias y populares a salir a defenderle sus condiciones particulares, escudado en la categoría «común» de «trabajadores»… Todos tienen bastante que enseñarle a Gaddafi sobre lo que es hoy, medida a nivel mundial, la famosa «oligarquía». Y babean con «el compromiso de la democracia en la victoria del Pueblo libio».
Pero la principal contradicción con que el imperialismo está destinado a toparse en Libia es que no puede aniquilar al pueblo libio. Pues al fin y al cabo la suprema racionalidad subyacente a este genocidio no es otra que proletarizar seres humanos a fin de aumentar con su explotación la masa de plusvalía. Su incremento es indispensable para la re-activación de la intención inversionista y así del Ciclo de Acumulación, que han resultado lesionados por la obturación de los procesos productivos dado la sobre-acumulación de Capital Fijo, descendiendo la expectativa de Tasa de ganancia hasta límites inferiores a cualquier rentabilidad “razonable”.
En USA, por poner el caso, incrementar un punto de Valor la masa de plusvalía cuesta 5 puntos en inversión de Valor; he ahí la honda raíz económica que determina al ciclópeo belicismo imperialista en auge: externalizar capitales inoperantes y atar, a estos capitales, nuevos esclavos suyos; nueva Fuerza de Trabajo proletaria.
Por esto el genocidio, aun monstruoso, es “sólo” un medio: desbrozar el terreno, liquidar el Capital Fijo (maquinaria, instalaciones, Unidades de Producción, medios de distribución e infraestructuras de transporte, tecnología agrónoma…) desplegado por la competencia (sobre todo china en este caso), y asesinar Fuerza de Trabajo sobrante a los cálculos de “convertibilidad” productiva hechos por los imperialistas, cazadores de Valor trabajo. Una vez más entra en historia la vieja escena dialéctica entre el Amo y el esclavo: el Amo esclavo del esclavo, al que necesita para reproducir su condición de clase, y el nuevo esclavo libio ‑o en vías de serlo- empuñando las armas de la resistencia, papel al que es abocado justamente por la opresión en despliegue.
Entre tanto, en la Bolsa de Chicago, dueña de miles de millones de estómagos, brindan con champán traído por Sarkozy. Ya tienen en propiedad todas las piezas del puzzle africano. Ya han asesinado a quien quiso abanderar la lucha de Africa contra el hambre. Ya pueden respirar tranquilos mientras continúan diseminando en el Continente campos de soja y de maíz destinados al biocultivo (combustibles y carburantes de origen agrícola); hambreando a la humanidad en aras del «ecologismo» y del «futuro de economía sostenible».