La salud, un dere­cho que no cabe recor­tar- Aina­ra Lertxundi

La cri­sis eco­nó­mi­ca se lle­va por delan­te los sue­ños, pro­yec­tos y anhe­los de muchos. Gol­pea sin pie­dad, sobre todo al para­do, pero tam­bién al autó­no­mo, al peque­ño comer­cian­te, al estu­dian­te, al emplea­do… Y aho­ra va de cabe­za a por lo que en nues­tras socie­da­des se deno­mi­na Esta­do del Bienestar.

La salud, con­si­de­ra­da un dere­cho uni­ver­sal sobre el papel, no se libra de esta coyun­tu­ra que algu­nos inten­tan apro­ve­char para pri­va­ti­zar ser­vi­cios, fomen­tar la cul­tu­ra de los segu­ros médi­cos como en Esta­dos Uni­dos y reba­jar las par­ti­das dedi­ca­das a la inves­ti­ga­ción. Las con­se­cuen­cias se tra­du­cen ya en cen­tros ambu­la­to­rios cerra­dos, en equi­pos médi­cos de alta tec­no­lo­gía aún emba­la­dos, en pro­lon­ga­das lis­tas de espe­ra, en fal­ta de camas o qui­ró­fa­nos, etcétera.

Algu­nas otras con­se­cuen­cias pare­cen cola­te­ra­les, pero no lo son. Una recien­te encues­ta rea­li­za­da por el Ins­ti­tu­to de Estu­dios Médi­co Cien­tí­fi­cos (INESME) entre 60 oncó­lo­gos aler­ta de que los ajus­tes pre­su­pues­ta­rios influi­rán direc­ta­men­te en la pér­di­da de expe­rien­cia y for­ma­ción de los médi­cos oncó­lo­gos y, por tan­to, en la cali­dad de vida de los afectados.

El 81,7% de los encues­ta­dos afir­ma tener menor dis­po­ni­bi­li­dad de tera­pias inno­va­do­ras en su cen­tro de tra­ba­jo. «Estas difi­cul­ta­des se mani­fies­tan en la incor­po­ra­ción de mayo­res tra­bas para la pues­ta en mar­cha de ensa­yos clí­ni­cos, limi­ta­cio­nes en el uso com­pa­si­vo, en la pre­sión a los oncó­lo­gos por par­te de las admi­nis­tra­cio­nes y, en defi­ni­ti­va, en una mucho menor apli­ca­ción de tra­ta­mien­tos inno­va­do­res en pacien­tes onco­ló­gi­cos», con­clu­ye el pro­fe­sor y pre­si­den­te del INESME, Jesús Hono­ra­to. Para Bego­ña Barra­gán, pre­si­den­ta del Gru­po Espa­ñol de Pacien­tes con Cán­cer, «los úni­cos» que debe­rían estar capa­ci­ta­dos para tomar deci­sio­nes clí­ni­cas debe­rían ser los pro­fe­sio­na­les sani­ta­rios, en vez de «los eco­no­mis­tas, las comi­sio­nes de far­ma­cias o las geren­cias de hospitales».

El aho­rro en la sani­dad sólo trae­rá un mode­lo exclu­yen­te, en el que el volu­men de la cuen­ta corrien­te deter­mi­na­rá el dere­cho a una vida saludable.

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