¿Arre­pen­tir­se para ser due­ño de dere­chos?- Fran Balda

Es real­men­te un hito que el Par­la­men­to de Nafa­rroa aprue­be una decla­ra­ción ins­ti­tu­cio­nal con­tra la dis­per­sión. Y es una nove­dad que el PSN se ali­nee públi­ca­men­te por el final del durí­si­mo cas­ti­go que sufren cien­tos de fami­lias des­de hace más de vein­te años.

Des­de Egin Deza­gun Bidea que­re­mos reco­no­cer el tra­ba­jo y el com­pro­mi­so de Bil­du, NaBai, Izquier­da-Ezke­rra y el PSN por dar un paso en este sen­ti­do, por bus­car un míni­mo común deno­mi­na­dor que nos per­mi­ta ir des­atan­do el nudo de las con­se­cuen­cias del conflicto.

Sin embar­go, fue decep­cio­nan­te la ter­mi­no­lo­gía uti­li­za­da en la decla­ra­ción, y no nos pare­ce que sea de reci­bo vin­cu­lar el res­pe­to de los dere­chos de las per­so­nas pre­sas a su arrepentimiento.

Lo pri­me­ro, por­que una demo­cra­cia que se pre­cie debe res­pe­tar los dere­chos de las per­so­nas pre­sas sí o sí, y la dis­per­sión es una cruel­dad que bus­ca la des­truc­ción de los pre­sos y de su fami­lia, tal y como han denun­cia­do repe­ti­da­men­te nume­ro­sos agen­tes polí­ti­cos y socia­les en Eus­kal Herria y en el ámbi­to internacional.

Lo segun­do, por­que es bas­tan­te cíni­co hablar de arre­pen­ti­mien­tos cuan­do aquí nadie se ha arre­pen­ti­do de las matan­zas del fran­quis­mo, ni del geno­ci­dio cul­tu­ral que se per­pe­tró en Eus­kal Herria, ni tam­po­co de la gue­rra sucia y todas las vio­len­cias poli­cia­les y para­po­li­cia­les que hemos sufri­do en las últi­mas déca­das, por no decir en los últi­mos siglos.

Y lo ter­ce­ro, por­que esta­mos vivien­do unas cir­cuns­tan­cias his­tó­ri­cas que hay que ges­tio­nar con res­pon­sa­bi­li­dad, con empa­tía, con gene­ro­si­dad, bus­can­do acuer­dos amplios… Y pedir el arre­pen­ti­mien­to para ter­mi­nar con el tor­men­to de la dis­per­sión, para libe­rar a quien ya ha cum­pli­do su con­de­na, o para libe­rar a un enfer­mo gra­ve… es un brin­dis al sol, pero no una pro­pues­ta seria para una hoja de ruta que nos lle­ve a una paz defi­ni­ti­va y multilateral.

¿Alguien se ima­gi­na que en Irlan­da, en Sudá­fri­ca o en cual­quier con­flic­to del mun­do se hubie­ra impues­to el arre­pen­ti­mien­to como base para la solución?

La paz pasa aho­ra por ter­mi­nar de mane­ra inme­dia­ta con las polí­ti­cas peni­ten­cia­rias de gue­rra y exter­mi­nio, por dejar de macha­car a las pre­sas y pre­sos y a sus fami­lias con medi­das inhu­ma­nas, y crear un mar­co de con­fian­za y res­pe­to en el que se pue­dan abor­dar todas las con­se­cuen­cias del con­flic­to, inclu­yen­do el reco­no­ci­mien­to al dolor de todas las víc­ti­mas y tam­bién la vuel­ta a casa de todas las per­so­nas pre­sas o exiliadas.

La hoja de ruta está escri­ta en el Acuer­do de Ger­ni­ka y en la Decla­ra­ción de Aie­te, por mucho que algu­nos se dis­trai­gan en manio­bras de con­su­mo interno y esca­so reco­rri­do político.

Des­de Egin Deza­gun Bidea mos­tra­mos nues­tra dis­po­si­ción al tra­ba­jo en común con todas las for­ma­cio­nes polí­ti­cas que quie­ran seguir dan­do pasos en este camino, que es lo que está pidien­do la mayo­ría social.

Esta­mos con­ven­ci­dos de que es posi­ble dejar atrás todo el sufri­mien­to acu­mu­la­do duran­te déca­das, y para ello debe­mos mirar al futu­ro con valen­tía y deter­mi­na­ción. No obs­tan­te, para poder mirar al futu­ro es nece­sa­rio ter­mi­nar cuan­to antes con todos los sufri­mien­tos del pre­sen­te, con todas las vul­ne­ra­cio­nes de dere­chos huma­nos que a día de hoy se siguen pro­du­cien­do. Y, entre ellas, la más gra­ve sin duda es la per­vi­ven­cia de la dis­per­sión y de las medi­das de excep­ción que se apli­can a los pre­sos y pre­sas polí­ti­cas vascas.

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