Auda­cia, más auda­cia- Samir Amin

Tra­duc­ción: Katu Arko­na­da y Ale­jan­dra Santillana

Las cir­cuns­tan­cias his­tó­ri­cas crea­das por la implo­sión del capi­ta­lis­mo con­tem­po­rá­neo requie­ren de una izquier­da radi­cal, tan­to en el Nor­te como en el Sur, que sea capaz de for­mu­lar una alter­na­ti­va polí­ti­ca al sis­te­ma exis­ten­te. El pro­pó­si­to de este artícu­lo es mos­trar por qué es nece­sa­ria la auda­cia y lo que esta significa.

¿Por qué audacia?

1. El capi­ta­lis­mo con­tem­po­rá­neo es un capi­ta­lis­mo de mono­po­lios gene­ra­li­za­dos. Con esto quie­ro decir que los mono­po­lios no son ya más islas gran­des en un mar de empre­sas rela­ti­va­men­te autó­no­mas, sino que son un sis­te­ma inte­gra­do, que con­tro­la abso­lu­ta­men­te todos los sis­te­mas de pro­duc­ción. Peque­ñas y media­nas empre­sas, inclu­so las gran­des cor­po­ra­cio­nes que no son estric­ta­men­te oli­go­po­lios, están bajo el con­trol de una red que rem­pla­za a los mono­po­lios. Su gra­do de auto­no­mía se ha vis­to redu­ci­do al pun­to de con­ver­tir­se en sub­con­tra­tis­tas de los monopolios.

Este sis­te­ma de mono­po­lios gene­ra­li­za­dos es pro­duc­to de una nue­va fase de cen­tra­li­za­ción del capi­tal que tuvo lugar duran­te los 80 y 90 en los paí­ses que com­po­nen la Tria­da (Esta­dos Uni­dos, Euro­pa y Japón).

Los mono­po­lios gene­ra­li­za­dos domi­nan aho­ra la eco­no­mía mun­dial. “Glo­ba­li­za­ción” es el nom­bre que le han dado al con­jun­to de deman­das median­te las cua­les ejer­cen su con­trol sobre los sis­te­mas pro­duc­ti­vos de la peri­fe­ria del capi­ta­lis­mo glo­bal (peri­fe­ria enten­di­da como el mun­do por deba­jo de la Tria­da). Esto no es más que una nue­va fase del imperialismo.

2. El capi­ta­lis­mo de los mono­po­lios gene­ra­li­za­dos y glo­ba­li­za­dos es un sis­te­ma que garan­ti­za que estos mono­po­lios gra­ven impues­tos sobre la masa de plus­va­lía (trans­for­ma­da en ganan­cias) que el capi­tal extrae de la explo­ta­ción del tra­ba­jo. En la medi­da en que estos mono­po­lios están ope­ran­do en las peri­fe­rias del sis­te­ma glo­bal, la ren­ta mono­pó­li­ca es ren­ta impe­ria­lis­ta. El pro­ce­so de acu­mu­la­ción capi­ta­lis­ta –que defi­ne el capi­ta­lis­mo en todas sus suce­si­vas for­mas his­tó­ri­cas- está deter­mi­na­do por la maxi­mi­za­ción de la ren­ta monopólica/​imperialista que persigue.

Este des­pla­za­mien­to del cen­tro de gra­ve­dad de la acu­mu­la­ción del capi­tal es la fuen­te de la con­ti­nua con­cen­tra­ción del ingre­so y la rique­za en bene­fi­cio de los mono­po­lios, amplia­men­te con­tro­la­da por las oli­gar­quías (plu­to­cra­cias) que gobier­nan los gru­pos oli­go­pó­li­cos a expen­sas de la remu­ne­ra­ción del tra­ba­jo e inclu­so de la remu­ne­ra­ción del capi­tal no monopólico.

3. Esto pone en ries­go al mis­mo cre­ci­mien­to, des­equi­li­bran­do la fuen­te de finan­cia­li­za­ción del sis­te­ma eco­nó­mi­co. Con esto me refie­ro a que el seg­men­to cre­cien­te de la plus­va­lía no pue­de ser inver­ti­do en la expan­sión y pro­fun­di­za­ción de los sis­te­mas de pro­duc­ción y por con­si­guien­te la inver­sión finan­cie­ra de la plus­va­lía des­me­di­da se vuel­ve la úni­ca opción para sos­te­ner la acu­mu­la­ción bajo el con­trol de los monopolios.

La imple­men­ta­ción que el capi­tal rea­li­za en deter­mi­na­dos sis­te­mas, per­mi­te que la finan­cia­li­za­ción ope­re de dis­tin­tas mane­ras, generando:

(i) la subor­di­na­ción de la ges­tión de las empre­sas al prin­ci­pio del “valor de las acciones”.

(ii) la sus­ti­tu­ción del sis­te­ma de pen­sio­nes basa­do en la capi­ta­li­za­ción (fon­dos de pen­sión) por sis­te­mas de dis­tri­bu­ción de las pensiones.

(iii) la adop­ción del prin­ci­pio de “inter­cam­bio de tasas flexibles”.

(iv) el aban­dono del prin­ci­pio bajo el cual los ban­cos cen­tra­les deter­mi­nan la tasa de inte­rés –el prin­ci­pio de liqui­dez- y la trans­fe­ren­cia de esta res­pon­sa­bi­li­dad al “mer­ca­do”.

La finan­cia­li­za­ción ha trans­fe­ri­do la res­pon­sa­bi­li­dad prin­ci­pal en el con­trol de la repro­duc­ción del sis­te­ma de acu­mu­la­ción a 30 gran­des ban­cos que son par­te de la Tria­da. Los eufe­mís­ti­ca­men­te lla­ma­dos “mer­ca­dos” no son otra cosa más que los luga­res don­de son des­ple­ga­das las estra­te­gias de los acto­res que domi­nan la esce­na económica.

Por con­si­guien­te esta finan­cia­li­za­ción, que es res­pon­sa­ble del cre­ci­mien­to de la des­igual­dad en la dis­tri­bu­ción del ingre­so (y la rique­za), gene­ra la mis­ma plus­va­lía que la sos­tie­ne. La “inver­sión finan­cie­ra” (o mejor dicho la inver­sión en espe­cu­la­ción finan­cie­ra) con­ti­núa cre­cien­do a gran velo­ci­dad sin corres­pon­der­se con el cre­ci­mien­to del Pro­duc­to Inte­rior Bru­to (que en la actua­li­dad se está con­vir­tien­do en algo fic­ti­cio) o con la inver­sión en la pro­duc­ción real.

El cre­ci­mien­to explo­si­vo de la inver­sión finan­cie­ra requie­re, y se ali­men­ta de, la exis­ten­cia de deu­da en todas sus for­mas, espe­cial­men­te de la deu­da sobe­ra­na. Cuan­do los gobier­nos que están en el poder dicen estar per­si­guien­do la reduc­ción de la deu­da, están min­tien­do deli­be­ra­da­men­te. Para con­cre­tar la estra­te­gia de finan­cia­li­za­ción de los mono­po­lios se nece­si­ta el cre­ci­mien­to de la deu­da, algo que en reali­dad los mono­po­lios bus­can más que com­ba­ten, como una mane­ra de absor­ber la ganan­cia de los mono­po­lios. Las polí­ti­cas de aus­te­ri­dad impues­tas para “redu­cir la deu­da”, han teni­do como resul­ta­do (tal y como se pre­ten­día) el incre­men­to del volu­men de la misma.

4. Es este sis­te­ma –lla­ma­do popu­lar­men­te neo­li­be­ral, el sis­te­ma del mono­po­lio gene­ra­li­za­do capi­ta­lis­ta, “glo­ba­li­za­do” (impe­ria­lis­ta) y finan­cia­li­za­do (como una nece­si­dad para su pro­pia repro­duc­ción) – que implo­sio­na ante nues­tros ojos. Pero este sis­te­ma, apa­ren­te­men­te inca­paz de derro­tar sus cre­cien­tes con­tra­dic­cio­nes inter­nas, está con­de­na­do a con­ti­nuar su sal­va­je expansión.

La “cri­sis” del sis­te­ma es cau­sa­da por su pro­pio “éxi­to”. En efec­to, la estra­te­gia des­ple­ga­da por los mono­po­lios siem­pre ha pro­du­ci­do los resul­ta­dos desea­dos: los pla­nes de “aus­te­ri­dad” y los lla­ma­dos pla­nes de reduc­ción social (en reali­dad anti-social) con­ti­núan sien­do impues­tos, a pesar de la resis­ten­cia y las luchas. Actual­men­te, la ini­cia­ti­va yace en manos de los mono­po­lios (“los mer­ca­dos”) y sus sier­vos polí­ti­cos (los gobier­nos subor­di­na­dos a las deman­das del “mer­ca­do”).

5. Bajo estas con­di­cio­nes el capi­tal mono­pó­li­co ha decla­ra­do abier­ta­men­te la gue­rra tan­to a los tra­ba­ja­do­res como a los pue­blos. Esta decla­ra­ción es par­te del plan­tea­mien­to de “el libe­ra­lis­mo no es nego­cia­ble”. El capi­tal mono­pó­li­co segui­rá expan­dién­do­se sin redu­cir su velo­ci­dad. La crí­ti­ca a la “regu­la­ción” que expli­co a con­ti­nua­ción, está basa­da en este hecho.

No esta­mos vivien­do un momen­to his­tó­ri­co en don­de la bús­que­da de un “com­pro­mi­so social” sea una opción posi­ble. Ha habi­do momen­tos en el pasa­do, como el com­pro­mi­so social duran­te la post Gue­rra entre el capi­tal y el tra­ba­jo refe­ren­te a un Esta­do social demo­crá­ti­co en el oes­te, el socia­lis­mo actual­men­te exis­ten­te en el este, y los pro­yec­tos nacio­na­lis­tas y popu­la­res en el sur, pero el actual momen­to his­tó­ri­co ya no es el mis­mo. El con­flic­to actual se pro­du­ce entre el capi­tal mono­pó­li­co, y los tra­ba­ja­do­res y la gen­te que es lla­ma­da a ren­dir­se incon­di­cio­nal­men­te. Las estra­te­gias defen­si­vas de resis­ten­cia bajo estas con­di­cio­nes no son efec­ti­vas y even­tual­men­te lle­van inclu­so a ser derro­ta­das. En la gue­rra decla­ra­da por el capi­tal mono­pó­li­co, los tra­ba­ja­do­res y los pue­blos deben desa­rro­llar estra­te­gias que les per­mi­tan colo­car­se a la ofensiva.

El perio­do de gue­rra social está nece­sa­ria­men­te acom­pa­ña­do por la pro­li­fe­ra­ción de con­flic­tos polí­ti­cos inter­na­cio­na­les e inter­ven­cio­nes mili­ta­res de las fuer­zas impe­ria­lis­tas de la Tria­da. La estra­te­gia de “con­trol mili­tar del pla­ne­ta” por las fuer­zas arma­das de los Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos subor­di­na­dos de la OTAN es, en últi­ma ins­tan­cia, el úni­co medio por el cual los mono­po­lios impe­ria­lis­tas de la Tria­da pue­den con­ti­nuar su domi­nio sobre los pue­blos, nacio­nes y esta­dos del Sur.

Ante este desa­fío de la gue­rra decla­ra­da por los mono­po­lios, ¿cuá­les son las alter­na­ti­vas que se proponen?

Pri­me­ra res­pues­ta: “regu­la­ción de los mer­ca­dos” (finan­cie­ros y de otros tipos)

Esta regu­la­ción es una ini­cia­ti­va que los mono­po­lios y los gobier­nos rei­vin­di­can. Sin embar­go esto es solo retó­ri­ca vacía, dise­ña­da para con­fun­dir a la opi­nión públi­ca. Estas ini­cia­ti­vas no pue­den parar la desen­fre­na­da carre­ra por el bene­fi­cio finan­cie­ro, resul­ta­do de la lógi­ca de acu­mu­la­ción con­tro­la­da por los mono­po­lios. Son por tan­to una fal­sa alternativa.

Segun­da res­pues­ta: un retorno a los mode­los de la post Guerra.

Estas res­pues­tas ali­men­tan una tri­ple nos­tal­gia: (i) la recons­truc­ción de una ver­da­de­ra “social­de­mo­cra­cia” en Euro­pa occi­den­tal, (ii) la resu­rrec­ción de “socia­lis­mos” basa­dos en los prin­ci­pios que gober­na­ron el siglo XX (iii) el retorno a fór­mu­las de nacio­na­lis­mo popu­lar en la peri­fe­ria del Sur. Estas nos­tal­gias ima­gi­nan que es posi­ble obli­gar a retro­ce­der al capi­ta­lis­mo mono­pó­li­co, for­zán­do­le a regre­sar a lo que era en 1945. Pero la his­to­ria nun­ca per­mi­te tales retor­nos al pasa­do. El capi­ta­lis­mo debe ser con­fron­ta­do tal y como es hoy, no como noso­tros hubié­ra­mos desea­do que hubie­se sido ima­gi­nán­do­nos un blo­queo en su evo­lu­ción. Sin embar­go, estos anhe­los siguen ator­men­tan­do a una bue­na par­te de la izquier­da global.

Ter­ce­ra res­pues­ta: la bús­que­da de un con­sen­so “huma­nis­ta”

Yo defino este pia­do­so deseo de la siguien­te mane­ra: la ilu­sión de que un con­sen­so entre intere­ses en con­flic­to pue­de ser posi­ble. Algu­nos inge­nuos movi­mien­tos eco­lo­gis­tas, entre otros, com­par­ten esta ilusión.

Cuar­ta res­pues­ta: las ilu­sio­nes del pasado

Estas ilu­sio­nes invo­can “la espe­ci­fi­ci­dad” y “el dere­cho a la dife­ren­cia” sin preo­cu­par­se de enten­der su alcan­ce y sig­ni­fi­ca­do. El pasa­do ya nos ha res­pon­di­do las pre­gun­tas del futu­ro. Estos “cul­tu­ra­lis­mos” pue­den adop­tar varias for­mas étni­cas o para-reli­gio­sas. Teo­cra­cias y etno­cra­cias se con­vier­ten en con­ve­nien­tes subs­ti­tu­tos de las luchas socia­les demo­crá­ti­cas que han vis­to vacia­da su agenda.

Quin­ta res­pues­ta: la prio­ri­dad de la “liber­tad personal”.

La gama de res­pues­tas basa­das en esta prio­ri­dad, con­si­de­ra­da el “valor supre­mo”, inclu­yen entre sus filas a los retró­gra­dos defen­so­res de la “demo­cra­cia elec­to­ral repre­sen­ta­ti­va”, a la que equi­pa­ran con demo­cra­cia en sí mis­ma. La fór­mu­la sepa­ra la demo­cra­ti­za­ción de las socie­da­des del pro­gre­so social, tole­ran­do inclu­so una aso­cia­ción de fac­to con la regre­sión social con tal de no poner en ries­go y des­acre­di­tar la demo­cra­cia, redu­ci­da aho­ra al esta­tus de una trá­gi­ca farsa.

Pero hay varia­cio­nes de esta posi­ción inclu­so más peli­gro­sas. Me refie­ro aquí a algu­nos típi­cos “post moder­nos” actua­les (como Toni Negri en par­ti­cu­lar) quie­nes ima­gi­nan que el indi­vi­duo se ha con­ver­ti­do ya en el pro­ta­go­nis­ta de la his­to­ria, como si el comu­nis­mo, que per­mi­te al indi­vi­duo ser eman­ci­pa­do de la alie­na­ción y con­ver­tir­se en pro­ta­go­nis­ta de la his­to­ria, ya hubie­se sido instaurado.

Está cla­ro que todas las res­pues­tas de arri­ba, inclu­yen­do aque­llas de dere­cha (como las “regu­la­cio­nes” que no afec­tan a la pro­pie­dad pri­va­da de los mono­po­lios) toda­vía encuen­tran pode­ro­sos ecos en una mayo­ría de la gen­te de izquierda.

6. La gue­rra decla­ra­da por el gene­ra­li­za­do capi­ta­lis­mo mono­pó­li­co del impe­ria­lis­mo con­tem­po­rá­neo no tie­ne nada que temer de las fal­sas alter­na­ti­vas que aca­bo de perfilar.

¿Qué hacer entonces?

Este momen­to nos ofre­ce la opor­tu­ni­dad his­tó­ri­ca de ir mucho más lejos; nos deman­da como úni­ca y efec­ti­va res­pues­ta una audaz y atre­vi­da radi­ca­li­za­ción en la for­mu­la­ción de alter­na­ti­vas capa­ces de movi­li­zar tra­ba­ja­do­res y pue­blos para colo­car­se a la ofen­si­va y defen­der­se de la estra­te­gia de gue­rra de sus enemi­gos. Estas for­mu­la­cio­nes, basa­das en el aná­li­sis del capi­ta­lis­mo actual­men­te exis­ten­te, deben con­fron­tar direc­ta­men­te el futu­ro a ser cons­trui­do, y sacar­nos de la nos­tal­gia del pasa­do y de las ilu­sio­nes de la iden­ti­dad o el consenso.

Pro­gra­mas auda­ces para una izquier­da radical 

Voy a orga­ni­zar los siguien­tes plan­tea­mien­tos bajo tres ideas cen­tra­les: (i) la socia­li­za­ción de la pro­pie­dad de los mono­po­lios, (ii) la des-finan­cia­li­za­ción del mane­jo de la eco­no­mía, (iii) des-glo­ba­li­za­ción de las rela­cio­nes internacionales.

Socia­li­za­ción de la pro­pie­dad de los monopolios 

La efec­ti­vi­dad de la res­pues­ta alter­na­ti­va requie­re nece­sa­ria­men­te del cues­tio­na­mien­to del prin­ci­pio de la pro­pie­dad pri­va­da del mono­po­lio del capi­tal. La pro­pues­ta de “regu­lar” las ope­ra­cio­nes finan­cie­ras, el retorno de los mer­ca­dos a la “trans­pa­ren­cia” para per­mi­tir que las expec­ta­ti­vas de los “agen­tes” se con­vier­tan en “racio­na­les” y defi­nan los tér­mi­nos de un con­sen­so de estas refor­mas sin abo­lir la pro­pie­dad pri­va­da de los mono­po­lios no es más que un cla­ro inten­to de con­fun­dir a un públi­co inge­nuo. Los mono­po­lios son lla­ma­dos a “ges­tio­nar” refor­mas con­tra sus pro­pios intere­ses, igno­rán­do­se el hecho de que los mono­po­lios man­tie­nen mil y un for­mas de bur­lar los obje­ti­vos de estas reformas.

El pro­yec­to social alter­na­ti­vo debe­ría rever­tir la direc­ción del actual orden social (des­or­den social) pro­du­ci­do por las estra­te­gias de los mono­po­lios, con el pro­pó­si­to de ase­gu­rar empleo pleno y esta­ble, garan­ti­zan­do sala­rios decen­tes al mis­mo tiem­po que gene­ra la pro­duc­ti­vi­dad de la labor social. Este obje­ti­vo es sim­ple­men­te impo­si­ble sin la expro­pia­ción del poder de los monopolios.

El «soft­wa­re de los teó­ri­cos de la eco­no­mía» debe ser recons­trui­do (en pala­bras de Fra­nçois Morin) así como la absur­da e impo­si­ble teo­ría eco­nó­mi­ca de que las «expec­ta­ti­vas» pro­mue­ven la demo­cra­cia por­que per­mi­ten un mayor con­trol en la toma de deci­sio­nes eco­nó­mi­cas. La auda­cia en este momen­to requie­re de refor­mas radi­ca­les en la edu­ca­ción para la for­ma­ción no solo de eco­no­mis­tas sino tam­bién de aque­llos lla­ma­dos a ocu­par car­gos de gestión.

Los mono­po­lios son cuer­pos ins­ti­tu­cio­na­les que deben ser mane­ja­dos de acuer­do a los prin­ci­pios de la demo­cra­cia, en con­flic­to direc­to con quie­nes san­ti­fi­can la pro­pie­dad pri­va­da. A pesar de que el tér­mino “bie­nes», impor­ta­do de la pala­bra anglo sajo­na, es en sí mis­mo ambi­guo por­que está des­co­nec­ta­da del deba­te sobre el sig­ni­fi­ca­do de los con­flic­tos socia­les (el len­gua­je anglo sajón igno­ra deli­be­ra­da­men­te la reali­dad de las cla­ses socia­les), el tér­mino aquí pue­de ser uti­li­za­do espe­cí­fi­ca­men­te para deno­mi­nar a los mono­po­lios como par­te de los “bie­nes”.

La abo­li­ción de la pro­pie­dad pri­va­da de los mono­po­lios debe tener lugar a tra­vés de su nacio­na­li­za­ción. Este pri­mer paso legal es inevi­ta­ble. Pero la auda­cia impli­ca en este pun­to ir más allá de este paso legal para pro­po­ner­se la socia­li­za­ción de la ges­tión de los mono­po­lios nacio­na­li­za­dos y la pro­mo­ción de las luchas socia­les demo­crá­ti­cas arti­cu­la­das en este proceso.

Daré un ejem­plo con­cre­to que podría incluir­se en estos pla­nes de socialización.

Tan­to los pro­pie­ta­rios de tie­rra “capi­ta­lis­tas” (aque­llos de los paí­ses desa­rro­lla­dos) como los pro­pie­ta­rios “cam­pe­si­nos” (mayor­men­te del Sur) son pri­sio­ne­ros tan­to de los mono­po­lios que pro­veen inputs[1] y cré­di­tos, como de los que depen­den del pro­ce­so de trans­por­te y comer­cia­li­za­ción de sus pro­duc­tos. Pero nin­guno de los dos gru­pos tie­ne auto­no­mía real en la toma de deci­sio­nes. A esto se suma que la pro­duc­ti­vi­dad alcan­za­da es apro­pia­da por los mono­po­lios que redu­cen a los pro­duc­to­res al sta­tus de «sub­con­tra­tis­tas». Fren­te a esto, ¿cuál es la alter­na­ti­va posible?

Los mono­po­lios debe­rían ser subs­ti­tui­dos por ins­ti­tu­cio­nes públi­cas que tra­ba­jen den­tro de un mar­co legal como par­te de su for­ma de gober­nar. Estas ins­ti­tu­cio­nes debe­rían ser cons­ti­tui­das por repre­sen­tan­tes de: (i) cam­pe­si­nos (los prin­ci­pa­les intere­sa­dos), (ii) uni­da­des ascen­den­tes (manu­fac­tu­ra de inputs, ban­cos) y des­cen­den­tes (indus­tria ali­men­ta­ria, cade­nas comer­cia­les), (iii) con­su­mi­do­res, (iv) auto­ri­da­des loca­les com­pro­me­ti­das con el medio ambien­te y la socie­dad (escue­las, hos­pi­ta­les, pla­ni­fi­ca­ción urba­na, vivien­da, trans­por­te), (v) el Esta­do (los ciu­da­da­nos). Estos repre­sen­tan­tes debe­rían ser selec­cio­na­dos de acuer­do a pro­ce­di­mien­tos corres­pon­dien­tes a su pro­pia mane­ra de ges­tión social, como por ejem­plo uni­da­des de pro­duc­ción de inputs ges­tio­na­das por con­se­jos de admi­nis­tra­ción con­for­ma­dos por tra­ba­ja­do­res direc­ta­men­te emplea­dos por las uni­da­des con­cer­nien­tes así como por quie­nes están emplea­dos por uni­da­des de sub­con­tra­to. Estas estruc­tu­ras debe­rían estar dise­ña­das de tal mane­ra que aso­cien la ges­tión del per­so­nal con cada uno de estos nive­les, así como con cen­tros de inves­ti­ga­ción que bus­quen una inves­ti­ga­ción inde­pen­dien­te, y tec­no­lo­gía apro­pia­da. Podría­mos has­ta con­ce­bir una repre­sen­ta­ción de los pro­vee­do­res de capi­tal («peque­ños accio­nis­tas») here­da­dos de la nacio­na­li­za­ción, si es que lo con­si­de­ra­mos útil.

Esta­mos hablan­do por tan­to de apro­xi­ma­cio­nes ins­ti­tu­cio­na­les que son más com­ple­jas que las refor­mas de auto­ges­tión o coope­ra­ti­vas cono­ci­das has­ta el momen­to. Es nece­sa­rio inven­tar los cami­nos de este pro­ce­so de tal mane­ra que pro­mue­van el ejer­ci­cio de una demo­cra­cia ver­da­de­ra en el mane­jo de la eco­no­mía, ejer­ci­cio basa­do en nego­cia­cio­nes abier­tas entre todos las par­tes intere­sa­das. Se requie­re una for­mu­la que vin­cu­le sis­te­má­ti­ca­men­te la demo­cra­ti­za­ción de la socie­dad con el pro­gre­so social, en con­tras­te con la reali­dad del capi­ta­lis­mo que diso­cia la demo­cra­cia, redu­cién­do­la al mane­jo for­mal de la polí­ti­ca, con las con­di­cio­nes socia­les aban­do­na­das al «mer­ca­do» domi­na­do por lo que pro­du­ce el mono­po­lio del capi­tal. Ahí y solo ahí podre­mos hablar de una ver­da­de­ra trans­pa­ren­cia de los mer­ca­dos, cuan­do estos sean regu­la­dos bajo for­mas ins­ti­tu­cio­na­li­za­das de ges­tión socializada.

El ejem­plo pue­de pare­cer mar­gi­nal en los paí­ses capi­ta­lis­tas desa­rro­lla­dos debi­do a que los peque­ños pro­pie­ta­rios de tie­rra y cam­pe­si­nos son solo una peque­ña pro­por­ción de los tra­ba­ja­do­res (3 – 7%). Sin embar­go, este tema es cen­tral para el Sur, en don­de la pobla­ción rural segui­rá sien­do sig­ni­fi­ca­ti­va por algún tiem­po. Aquí, el acce­so a la tie­rra, que debe ser garan­ti­za­do para todos (con la mayor equi­dad posi­ble en su dis­tri­bu­ción) es fun­da­men­tal para avan­zar en la agri­cul­tu­ra cam­pe­si­na. Esta “agri­cul­tu­ra cam­pe­si­na” no debe ser enten­di­da como sinó­ni­mo de «agri­cul­tu­ra está­ti­ca» o “tra­di­cio­nal y fol­kló­ri­ca”. El pro­gre­so nece­sa­rio de la agri­cul­tu­ra cam­pe­si­na impli­ca una cier­ta «moder­ni­za­ción» (a pesar de que este tér­mino es poco apro­pia­do debi­do a que inme­dia­ta­men­te sugie­re moder­ni­za­ción a tra­vés del capi­ta­lis­mo). Más inputs efec­ti­vos, cré­di­tos, y cade­nas de pro­duc­ción y dis­tri­bu­ción son nece­sa­rias para impul­sar la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo cam­pe­sino. Las fór­mu­las pro­pues­tas aquí tie­nen por obje­ti­vo avan­zar en la moder­ni­za­ción bajo for­mas y orien­ta­das por un espí­ri­tu «no-capi­ta­lis­ta», es decir, bajo un hori­zon­te socialista.

Obvia­men­te, el ejem­plo espe­cí­fi­co esco­gi­do aquí en este artícu­lo es uno de los que nece­si­ta ser ins­ti­tu­cio­na­li­za­do. La nacio­na­li­za­ción /​socia­li­za­ción de la ges­tión de los mono­po­lios en los sec­to­res de la indus­tria y el trans­por­te, ban­cos y otras ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras, deben ser ima­gi­na­das bajo el mis­mo espí­ri­tu, toman­do las espe­ci­fi­ci­da­des de sus pro­pias eco­no­mías y fun­cio­nes socia­les en la cons­ti­tu­ción de sus con­se­jos de admi­nis­tra­ción. Como ya se ha seña­la­do, estos con­se­jos deben incluir a los tra­ba­ja­do­res de la com­pa­ñía, así como a los sub­con­tra­tis­tas, repre­sen­tan­tes de las indus­trias, ban­cos, ins­ti­tu­tos de inves­ti­ga­ción, con­su­mi­do­res y ciudadanos.

La nacionalización/​socia­li­za­ción de los mono­po­lios nos seña­la una nece­si­dad fun­da­men­tal como eje cen­tral del reto que deben enca­rar los tra­ba­ja­do­res y pue­blos bajo un capi­ta­lis­mo con­tem­po­rá­neo de mono­po­lios gene­ra­li­za­dos. Este es el úni­co camino para dete­ner la acu­mu­la­ción por des­po­se­sión a la que nos está lle­van­do el mane­jo de la eco­no­mía por par­te de los monopolios.

La acu­mu­la­ción domi­na­da por los mono­po­lios pue­de ser de hecho repro­du­ci­da sola­men­te si el área suje­ta al «mane­jo del mer­ca­do” está en cons­tan­te expan­sión. Esto es posi­ble por la exce­si­va pri­va­ti­za­ción de los ser­vi­cios públi­cos (des­po­se­sión de los ciu­da­da­nos), y el acce­so a recur­sos natu­ra­les (des­po­se­sión de los pue­blos). La extrac­ción de las ganan­cias de las uni­da­des eco­nó­mi­cas “inde­pen­dien­tes” por par­te de los mono­po­lios es tam­bién una des­po­se­sión (entre capi­ta­lis­tas!) de la oli­gar­quía financiera.

De-finan­cia­li­za­ción: un mun­do sin Wall Street

La nacionalización/​socia­li­za­ción de los mono­po­lios debe­ría abo­lir el prin­ci­pio de «valor de las accio­nes» impues­to por la estra­te­gia de acu­mu­la­ción al ser­vi­cio de la ren­ta mono­pó­li­ca. El obje­ti­vo es esen­cial para cual­quier agen­da que quie­ra esca­par del anqui­lo­sa­mien­to bajo el cual nos tie­ne enfan­ga­dos el actual mane­jo de la eco­no­mía. La imple­men­ta­ción de un pro­ce­so de nacio­na­li­za­ción tras­to­ca la finan­cia­li­za­ción del mane­jo de la eco­no­mía. Pero ¿esta­ría­mos regre­san­do a la famo­sa «euta­na­sia de la ren­ta» acu­ña­da por Key­nes en su épo­ca? No nece­sa­ria­men­te, y des­de lue­go no com­ple­ta­men­te. Se pue­de fomen­tar el aho­rro, pero bajo la con­di­ción de que su ori­gen (aho­rros de los tra­ba­ja­do­res, nego­cios, comu­ni­da­des) y las con­di­cio­nes de las ganan­cias, sean bien defi­ni­das. El dis­cur­so del aho­rro macro­eco­nó­mi­co en la teo­ría eco­nó­mi­ca con­ven­cio­nal escon­de la pre­ten­sión del acce­so exclu­si­vo al mer­ca­do de capi­tal por par­te de los mono­po­lios. La tan lla­ma­da “ganan­cia gene­ra­da por el mer­ca­do” no es otra cosa que el medio para garan­ti­zar el cre­ci­mien­to de la ren­ta monopólica.

Por supues­to la nacio­na­li­za­ción /​socia­li­za­ción de los mono­po­lios tam­bién se pue­de uti­li­zar para los ban­cos, al menos para los más gran­des. Pero la socia­li­za­ción de su inter­ven­ción («polí­ti­cas de cré­di­to») tie­ne carac­te­rís­ti­cas espe­cí­fi­cas que requie­ren de más pre­ci­sión en la cons­ti­tu­ción de sus con­se­jos de admi­nis­tra­ción. La nacio­na­li­za­ción en el sen­ti­do más clá­si­co se refie­re úni­ca­men­te a la subs­ti­tu­ción de con­se­jos de admi­nis­tra­ción con­for­ma­dos por accio­nis­tas pri­va­dos por otros defi­ni­dos por el Esta­do. Esto per­mi­ti­ría en prin­ci­pio, la imple­men­ta­ción de polí­ti­cas de cré­di­to for­mu­la­das des­de el Esta­do, lo cual no es poco. Pero no es sufi­cien­te si con­si­de­ra­mos que la socia­li­za­ción requie­re de la par­ti­ci­pa­ción de accio­nis­tas socia­les rele­van­tes en la ges­tión del ban­co. Aquí la ges­tión de los ban­cos por sus pro­pios tra­ba­ja­do­res no sería lo más apro­pia­do. El per­so­nal afec­ta­do debe ser incor­po­ra­do en las deci­sio­nes sobre sus pro­pias con­di­cio­nes labo­ra­les, pero poco más, debi­do a que no le corres­pon­de deter­mi­nar las polí­ti­cas de cré­di­to que deben ser implementadas.

Si los con­se­jos de admi­nis­tra­ción deben lidiar con el con­flic­to de intere­ses entre quie­nes pro­veen prés­ta­mos (los ban­cos) y aque­llos que los reci­ben (las «empre­sas»), la fór­mu­la para la com­po­si­ción de los con­se­jos de admi­nis­tra­ción debe ser dise­ña­da toman­do en cuen­ta cuá­les son estas empre­sas y que es lo que nece­si­tan. Nece­si­ta­mos una res­truc­tu­ra­ción del sis­te­ma ban­ca­rio, sis­te­ma que se ha con­ver­ti­do en algo exce­si­va­men­te cen­tra­li­za­do des­de que los mar­cos regu­la­to­rios de los últi­mos dos siglos fue­ron aban­do­na­dos en las últi­mas cua­tro déca­das. Este es un argu­men­to fuer­te que jus­ti­fi­ca la recons­truc­ción de la espe­cia­li­za­ción ban­ca­ria en fun­ción de los reque­ri­mien­tos de los bene­fi­cia­rios de los cré­di­tos, así como de su pro­pia fun­ción eco­nó­mi­ca (pro­vi­sión de liqui­dez a cor­to pla­zo, con­tri­buir a la finan­cia­ción de inver­sio­nes en el mediano y lar­go pla­zo). Debe­ría­mos enton­ces por ejem­plo, crear un » ban­co agrí­co­la» (o un con­jun­to coor­di­na­do de ban­cos agrí­co­las) entre cuya clien­te­la se inclu­yan no solo peque­ños pro­pie­ta­rios de tie­rra y cam­pe­si­nos sino tam­bién a todos los invo­lu­cra­dos en las dife­ren­tes enti­da­des de la agri­cul­tu­ra des­cri­tas arri­ba. El con­se­jo de admi­nis­tra­ción del ban­co podría incor­po­rar por un lado a los “ban­ca­rios» (per­so­nal del ban­co, los que han sido reclu­ta­dos por el con­se­jo de admi­nis­tra­ción) y otros clien­tes (peque­ños pro­pie­ta­rios de tie­rra o cam­pe­si­nos, y otras entidades.

Pode­mos ima­gi­nar tam­bién otros tipos de sis­te­mas arti­cu­la­dos de ban­cos, ade­cua­dos para dife­ren­tes sec­to­res indus­tria­les, en don­de los con­se­jos de admi­nis­tra­ción podrían incluir clien­tes indus­tria­les, así como cen­tros de inves­ti­ga­ción, tec­no­lo­gía y ser­vi­cios, para ase­gu­rar el con­trol del impac­to eco­ló­gi­co de la indus­tria, y de esta mane­ra garan­ti­zar el míni­mo ries­go (reco­no­cien­do cla­ro está que nin­gu­na acción huma­na está com­ple­ta­men­te libre de ries­gos), y vin­cu­lar­lo a un deba­te trans­pa­ren­te y democrático.

La des-finan­cia­li­za­ción de la ges­tión eco­nó­mi­ca requie­re asi­mis­mo de dos tipos de legis­la­ción. La pri­me­ra refe­ren­te a la auto­ri­dad de un Esta­do sobe­rano para prohi­bir que fon­dos espe­cu­la­ti­vos (fon­dos de cober­tu­ra) ope­ren en su pro­pio terri­to­rio. La segun­da es la refe­ri­da a los fon­dos de pen­sio­nes, los cua­les se han con­ver­ti­do actual­men­te en los mayo­res ope­ra­do­res en la finan­cia­li­za­ción del sis­te­ma eco­nó­mi­co. Estos fon­dos fue­ron desig­na­dos, en Esta­dos Uni­dos en pri­mer lugar por supues­to, para trans­fe­rir a los tra­ba­ja­do­res los ries­gos nor­mal­men­te asu­mi­dos por el capi­tal, y que cons­ti­tu­yen las razo­nes a las que se sue­le ape­lar para jus­ti­fi­car la remu­ne­ra­ción del capi­tal! Esto cons­ti­tu­ye un arre­glo escan­da­lo­so, en cla­ra con­tra­dic­ción inclu­so con la defen­sa ideo­ló­gi­ca del capi­ta­lis­mo! Pero esta «inven­ción» es un ins­tru­men­to ideal para las estra­te­gias de acu­mu­la­ción domi­na­das por los monopolios.

La abo­li­ción de los fon­dos de pen­sio­nes es nece­sa­ria para el bene­fi­cio de sis­te­mas redis­tri­bu­ti­vos de pen­sio­nes, los cua­les por su pro­pia natu­ra­le­za, requie­ren de un deba­te demo­crá­ti­co para deter­mi­nar las can­ti­da­des y perio­dos de con­tri­bu­ción así como la rela­ción entre las can­ti­da­des de las pen­sio­nes y los pagos. En una demo­cra­cia que res­pe­ta dere­chos socia­les, los sis­te­mas de pen­sio­nes son uni­ver­sal­men­te acce­si­bles para todos los trabajadores.

Todas las medi­das de de-finan­cia­li­za­ción suge­ri­das aquí nos lle­van a una con­clu­sión obvia: Un mun­do sin Wall Street, toman­do pres­ta­do el títu­lo de un libro de Fra­nçois Morin, es posi­ble y deseable.

En un mun­do sin Wall Street, la eco­no­mía está toda­vía con­tro­la­da por el mer­ca­do. Pero por pri­me­ra vez estos mer­ca­dos son ver­da­de­ra­men­te trans­pa­ren­tes, regu­la­dos por una nego­cia­ción demo­crá­ti­ca entre acto­res socia­les genui­nos (acto­res que por pri­me­ra vez ya no son adver­sa­rios, como ocu­rre bajo el capi­ta­lis­mo). Es el “mer­ca­do” finan­cie­ro, opa­ca­do por la natu­ra­le­za y el carác­ter de los reque­ri­mien­tos de la ges­tión para bene­fi­cio de los mono­po­lios, el que des­apa­re­ce. Podría­mos inclu­so explo­rar si es que es útil o no ter­mi­nar con el inter­cam­bio de accio­nes, dado que los dere­chos a la pro­pie­dad (tan­to en su for­ma pri­va­da como social) serían diri­gi­dos de otra mane­ra. El sim­bo­lis­mo en cual­quier caso – un mun­do sin Wall Street- con­ser­va todo su poder.

Des-finan­cia­li­za­ción no sig­ni­fi­ca en cual­quier caso la abo­li­ción de la polí­ti­ca macro­eco­nó­mi­ca y en par­ti­cu­lar la ges­tión macro del cré­di­to. Por el con­tra­rio, res­tau­ra su efi­cien­cia al libe­rán­do­la de la sub­yu­ga­ción a estra­te­gias que bus­can la maxi­mi­za­ción de las ren­tas de los mono­po­lios. La res­tau­ra­ción de los pode­res de los ban­cos cen­tra­les nacio­na­les, ya no más “inde­pen­dien­tes” sino depen­dien­tes tan­to del Esta­do como de los mer­ca­dos y regu­la­dos por la nego­cia­ción demo­crá­ti­ca entre los accio­nis­tas socia­les, nos otor­ga la for­mu­la­ción de una polí­ti­ca macro de cré­di­to capaz de per­mi­tir una ges­tión social de la economía.

En el nivel inter­na­cio­nal: desconexión

En este pun­to voy a uti­li­zar el tér­mino “des­co­ne­xión” que pro­pu­se hace medio siglo, un con­cep­to que el dis­cur­so con­tem­po­rá­neo apa­ren­te­men­te ha sus­ti­tui­do por el sinó­ni­mo «des-glo­ba­li­za­ción». Nun­ca he con­cep­tua­li­za­do des­co­ne­xión como una for­ma autár­qui­ca de refu­gio, sino como un cam­bio estra­té­gi­co de cara tan­to a las fuer­zas inter­nas como exter­nas en res­pues­ta a los reque­ri­mien­tos inevi­ta­bles del desa­rro­llo auto­de­ter­mi­na­do. La des­co­ne­xión pro­mue­ve la recons­truc­ción de una glo­ba­li­za­ción basa­da en la nego­cia­ción, en vez de una subor­di­na­ción a los intere­ses exclu­si­vos de los mono­po­lios impe­ria­lis­tas. La des­co­ne­xión hace tam­bién posi­ble la reduc­ción de las des­igual­da­des internacionales.

La des­co­ne­xión es nece­sa­ria por­que sin ésta, las medi­das defi­ni­das en las dos sec­cio­nes pre­vias de este artícu­lo no podrán ser jamás imple­men­ta­das a esca­la glo­bal, o inclu­so tam­po­co a nivel regio­nal (por ejem­plo en Euro­pa). Estas medi­das úni­ca­men­te podrán empe­zar a rea­li­zar­se en el con­tex­to de los esta­dos /​nacio­nes a par­tir de luchas socia­les y polí­ti­cas, com­pro­me­ti­das con un pro­ce­so de socia­li­za­ción del mane­jo de su economía.

El impe­ria­lis­mo, bajo la for­ma adop­tó has­ta jus­to des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, gene­ró un fuer­te con­tras­te entre cen­tros impe­ria­lis­tas indus­tria­li­za­dos y peri­fe­rias domi­na­das don­de la indus­tria fue prohi­bi­da. Las vic­to­rias de los movi­mien­tos de libe­ra­ción nacio­nal ini­cia­ron el pro­ce­so de indus­tria­li­za­ción de las peri­fe­rias, median­te la imple­men­ta­ción de polí­ti­cas de des­co­ne­xión nece­sa­rias para alcan­zar el desa­rro­llo endó­geno. Aso­cia­das con refor­mas socia­les, que para aque­llos tiem­pos eran refor­mas radi­ca­les, estas des­co­ne­xio­nes crea­ron las con­di­cio­nes para un even­tual «sur­gi­mien­to» de los paí­ses que más lejos habían lle­ga­do en esa direc­ción – obvia­men­te con Chi­na a la cabe­za de este blo­que de países.

Pero el impe­ria­lis­mo del actual momen­to his­tó­ri­co, el impe­ria­lis­mo de la Tria­da, está for­za­do a rene­go­ciar y «ajus­tar­se” a las con­di­cio­nes de este nue­vo momen­to, y por lo tan­to a recons­truir­se bajo nue­vas bases, basa­das en «ven­ta­jas» median­te las cua­les se bus­ca man­te­ner el pri­vi­le­gio de la exclu­si­vi­dad que he cla­si­fi­ca­do en cin­co cate­go­rías. Estas se refie­ren al con­trol de:

· tec­no­lo­gía

· acce­so a recur­sos natu­ra­les del planeta

· inte­gra­ción glo­bal de los sis­te­mas mone­ta­rios y financieros

· sis­te­mas de comu­ni­ca­ción e información

· armas de des­truc­ción masiva.

Actual­men­te, la prin­ci­pal for­ma de des­co­ne­xión es aque­lla defi­ni­da pre­ci­sa­men­te por estos cin­co pri­vi­le­gios del impe­ria­lis­mo con­tem­po­rá­neo. Los paí­ses emer­gen­tes están des­ti­na­dos a la des­co­ne­xión de estos cin­co pri­vi­le­gios, con dis­tin­tos gra­dos de con­trol y auto deter­mi­na­ción. Mien­tras que el éxi­to tem­prano en las pasa­das dos déca­das de des­co­ne­xión per­mi­tió la ace­le­ra­ción de su desa­rro­llo, en par­ti­cu­lar a tra­vés del desa­rro­llo indus­trial den­tro del sis­te­ma «libe­ral» glo­ba­li­za­do, es decir «capi­ta­lis­ta», este éxi­to ha ali­men­ta­do la des­ilu­sión sobre la posi­bi­li­dad de con­ti­nuar por este camino, es decir, emer­gien­do como los nue­vos “socios capi­ta­lis­tas de igual nivel”. La inten­ción de «coop­tar» a los más pres­ti­gio­sos de estos paí­ses median­te la crea­ción del G20 ha fomen­ta­do estas ilusiones.

Pero con la actual implo­sión del sis­te­ma impe­ria­lis­ta (lla­ma­do «glo­ba­li­za­ción»), estas ilu­sio­nes deben disi­par­se. El con­flic­to entre los pode­res impe­ria­lis­tas de la Tria­da y los paí­ses emer­gen­tes ya es visi­ble, y se espe­ra que empeo­re. Si quie­ren avan­zar, las socie­da­des de los paí­ses emer­gen­tes se verán for­za­das a avan­zar hacia mode­los de desa­rro­llo auto­su­fi­cien­tes median­te pla­nes nacio­na­les y a tra­vés del for­ta­le­ci­mien­to de la coope­ra­ción Sur-Sur.

La auda­cia, en estas cir­cuns­tan­cias, inclu­ye un com­pro­mi­so vigo­ro­so y cohe­ren­te has­ta el final, que vin­cu­le las medi­das reque­ri­das de des­co­ne­xión con los avan­ces desea­dos en el pro­gre­so social.

El obje­ti­vo de esta radi­ca­li­za­ción impli­ca: la demo­cra­ti­za­ción de la socie­dad; el con­se­cuen­te pro­gre­so social aso­cia­do; y la toma de posi­cio­nes anti­im­pe­ria­lis­tas. Un com­pro­mi­so en esta direc­ción es posi­ble, no solo para las socie­da­des de los paí­ses emer­gen­tes, sino tam­bién para los «aban­do­na­dos» o los “invi­si­bi­li­za­dos” del Sur glo­bal. Estos paí­ses han sido reco­lo­ni­za­dos a tra­vés de los pro­gra­mas de ajus­te estruc­tu­ral de los 1980s. Sus pue­blos están actual­men­te movi­li­za­dos, y o bien han alcan­za­do algu­nas vic­to­rias (en Amé­ri­ca del Sur) o no lo han logra­do toda­vía (en el mun­do árabe).

Auda­cia sig­ni­fi­ca que la izquier­da radi­cal de estas socie­da­des debe tener el cora­je nece­sa­rio para medir los retos que afron­ta y apo­yar la con­ti­nua­ción y radi­ca­li­za­ción de las nece­sa­rias luchas actual­men­te en marcha.

La des­co­ne­xión del Sur pre­pa­ra el camino para la decons­truc­ción del pro­pio sis­te­ma impe­ria­lis­ta. Esto es espe­cí­fi­ca­men­te obvio cla­ro en áreas afec­ta­das por el mane­jo del sis­te­ma mone­ta­rio y finan­cie­ro glo­bal, resul­ta­do de la hege­mo­nía del dólar.

Pero cui­da­do: es una ilu­sión espe­rar que a este sis­te­ma le sus­ti­tu­ya “otro mun­do mone­ta­rio y otro sis­te­ma finan­cie­ro» que sea más equi­li­bra­do y favo­ra­ble para el desa­rro­llo de las peri­fe­rias. Como sue­le ocu­rrir, la bús­que­da de un “con­sen­so” basa­do en la recons­truc­ción inter­na­cio­nal y pro­du­ci­do des­de arri­ba, es un mero deseo en espe­ra de que ocu­rra un mila­gro. Lo que está en la agen­da aho­ra es la decons­truc­ción del sis­te­ma exis­ten­te – su pro­pia implo­sión – y la recons­truc­ción de sis­te­mas nacio­na­les alter­na­ti­vos (para paí­ses, con­ti­nen­tes o regio­nes), algo que ya ha comen­za­do a suce­der en Amé­ri­ca del Sur. Auda­cia es tener el cora­je de avan­zar con la mayor deter­mi­na­ción posi­ble, sin preo­cu­par­se dema­sia­do por cómo vaya a reac­cio­nar el imperialismo.

La mis­ma cues­tión de la des­co­ne­xión es igual­men­te impor­tan­te para Euro­pa, que es una espe­cie de sub esce­na­rio de glo­ba­li­za­ción domi­na­do por mono­po­lios. El pro­yec­to euro­peo fue dise­ña­do des­de afue­ra y cons­trui­do sis­te­má­ti­ca­men­te para des­po­seer a la gen­te de su capa­ci­dad para ejer­cer su poder demo­crá­ti­co. La Unión Euro­pea fue esta­ble­ci­da como un pro­tec­to­ra­do de los mono­po­lios. Con la implo­sión de la zona euro, la subor­di­na­ción a la ganan­cia de los mono­po­lios ha sig­ni­fi­ca­do la abo­li­ción de la demo­cra­cia, que ha sido redu­ci­da al esta­tus de far­sa y que adop­ta for­mas extre­mas, con­cen­trán­do­se solo en la pre­gun­ta: cómo el “mer­ca­do» (o sea los mono­po­lios) y las “agen­cias de cali­fi­ca­ción de ries­gos” (es decir, de nue­vo los mono­po­lios) reac­cio­nan? Actual­men­te ese es el úni­co asun­to plan­tea­do. Ya no es un tema a ser con­si­de­ra­do el cómo la gen­te reacciona.

Está cla­ro que ni aquí ni allí exis­te una alter­na­ti­va a la auda­cia: es nece­sa­rio «des­obe­de­cer» las reglas impues­tas por la «Cons­ti­tu­ción Euro­pea» y el fic­ti­cio Ban­co Cen­tral Euro­peo. En otras pala­bras, no exis­te otra alter­na­ti­va que decons­truir las ins­ti­tu­cio­nes euro­peas y la zona euro. Este es el pre requi­si­to insos­la­ya­ble para la even­tual recons­truc­ción de «otra Euro­pa» de pue­blos y naciones.

En con­clu­sión: Auda­cia, más auda­cia, siem­pre audacia.

En defi­ni­ti­va esto es lo que quie­ro decir con audacia:

(i) Para la izquier­da radi­cal de las socie­da­des de la Tria­da impe­ria­lis­ta, la nece­si­dad de un com­pro­mi­so para cons­truir un blo­que social anti monopólico.

(ii) Para la izquier­da radi­cal de las socie­da­des de la peri­fe­ria, el com­pro­mi­so de cons­truir un blo­que social alter­na­ti­vo anti-comprador.

Va a tomar tiem­po avan­zar en la cons­truc­ción de estos blo­ques, pero podría dar­se una ace­le­ra­ción si es que la izquier­da radi­cal se mue­ve con deter­mi­na­ción y se com­pro­me­te en avan­zar por el lar­go camino al socia­lis­mo. Es sin embar­go nece­sa­rio pro­po­ner estra­te­gias no para “salir de la cri­sis del capi­ta­lis­mo” sino para «salir del capi­ta­lis­mo en cri­sis», como dice el títu­lo de uno de mis recien­tes trabajos.

Nos encon­tra­mos en un perio­do cru­cial de la his­to­ria. La úni­ca legi­ti­mi­dad del capi­ta­lis­mo es haber crea­do las con­di­cio­nes para tran­si­tar al socia­lis­mo, que debe­mos enten­der­lo como una fase más avan­za­da de la civi­li­za­ción. El capi­ta­lis­mo es ya un sis­te­ma obso­le­to, su con­ti­nui­dad solo pue­de lle­var­nos a la bar­ba­rie. No es posi­ble otro capi­ta­lis­mo. La posi­bi­li­dad de un cho­que de civi­li­za­cio­nes es, como siem­pre, incier­to. O la izquier­da radi­cal triun­fa median­te la auda­cia de sus pro­pias ini­cia­ti­vas para ela­bo­rar avan­ces revo­lu­cio­na­rios, o la con­tra revo­lu­ción ganará.

Todas las estra­te­gias de la izquier­da no radi­cal no son de hecho estra­te­gias, sino tan solo ajus­tes coyun­tu­ra­les a los alti­ba­jos de un sis­te­ma que implo­sio­na. Y si el poder que se quie­re, como Le Gué­pard, es el de «cam­biar todo para que nada cam­bie», y si los can­di­da­tos de la izquier­da creen que es posi­ble «cam­biar la vida sin tocar el poder de los mono­po­lios», la izquier­da no radi­cal no deten­drá el triun­fo de la bar­ba­rie del capi­ta­lis­mo. Ya han per­di­do la bata­lla por no que­rer enfrentarlo.

Auda­cia es lo que hace fal­ta para pro­vo­car el oto­ño del capi­ta­lis­mo, oto­ño que será anun­cia­do por la implo­sión del pro­pio sis­te­ma y por el naci­mien­to de una autén­ti­ca pri­ma­ve­ra de los pue­blos, una pri­ma­ve­ra posible.



Refe­ren­cias:

Samir Amin, Sor­tir de la cri­se du capi­ta­lis­me ou sor­tir du capi­ta­lis­me en cri­se ; Le temps des ceri­ses, 2009.

Samir Amin, Ending the cri­sis of capi­ta­lism or ending capi­ta­lism. Pam­ba­zu­ka Press 2011

Samir Amin, Du capi­ta­lis­me à la civi­li­sa­tion ; Syllep­se, 2008.

Auré­lien Ber­nier, Déso­béis­sons à l’Union Euro­péen­ne ; Les mille et une nuits, 2011.

Jac­ques Niko­noff, Sor­tir de l’euro ; Mes mille et une nuits, 2011.

Fra­nçois Morin, Un mon­de sans Wall Street ; Le seuil, 2011.


[1] Sobre los inputs: “Se empie­za con­si­de­ran­do, por razo­nes de sim­pli­fi­ca­ción, que se pro­du­ce un sólo bien (o ser­vi­cio) por una empre­sa y que para pro­du­cir­lo es nece­sa­rio una serie de ele­men­tos deno­mi­na­dos fac­to­res de pro­duc­ción (tam­bién pue­den ser deno­mi­na­dos insu­mos o inputs). El bien o ser­vi­cio pro­du­ci­do reci­be el nom­bre de out­put. La fun­ción que rela­cio­na­ría las can­ti­da­des de la can­ti­dad de fac­to­res pro­duc­ti­vos uti­li­za­dos con el out­put obte­ni­do reci­be el nom­bre de fun­ción de pro­duc­ción. Los inputs uti­li­za­dos serían las mate­rias pri­mas, pro­duc­tos inter­me­dios (com­pra­dos a otra empre­sa u obte­ni­dos en otro pro­ce­so de pro­duc­ción de la mis­ma empre­sa), el tra­ba­jo humano usa­do, los sumi­nis­tros de ener­gía, agua y simi­la­res, el cos­te de repo­ner el capi­tal uti­li­za­do, maqui­na­ria, herra­mien­tas), ya que sufre des­gas­te por el uso en el pro­ce­so de fabri­ca­ción. Una sim­pli­fi­ca­ción fre­cuen­te es redu­cir a dos los fac­to­res: capi­taltra­ba­jo. Tra­ba­jo repre­sen­ta­ría el tra­ba­jo humano, capi­tal el res­to” en http://es.wikipedia.org/wiki/Microeconom%C3%ADa

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