Fin del «capi­ta­lis­mo»- David Brooks

Menos y menos de los que con­tri­bu­ye­ron al éxi­to de nues­tra eco­no­mía… se bene­fi­cia­ron de ese éxi­to. Aque­llos en la pun­ta de la cima se vol­vie­ron más ricos que nun­ca con sus ingre­sos e inver­sio­nes. Pero todos los demás bata­lla­ron con los cos­tos que cre­cían mien­tras las quin­ce­nas no, y dema­sia­das fami­lias acu­mu­la­ron más y más deu­da… Esto no se tra­ta de lucha de cla­ses. Esto se tra­ta del bien­es­tar del país.”

Estas pala­bras que se escu­cha­ron por todo el país no pro­ve­nían del movi­mien­to Ocu­pa Wall Street y sus sim­pa­ti­zan­tes. No eran de un eco­no­mis­ta pro­gre­sis­ta, ni de uno de esos inte­lec­tua­les que han insis­ti­do en que la des­igual­dad eco­nó­mi­ca des­tru­ye el mode­lo eco­nó­mi­co. “Este país sólo pros­pe­ra cuan­do todos tie­nen una opor­tu­ni­dad, cuan­do todos ponen su par­te y cuan­do todos jue­gan bajo las mis­mas reglas… Lo que está en jue­go es si éste será un país don­de la gen­te tra­ba­ja­do­ra pue­de ganar lo sufi­cien­te para man­te­ner una fami­lia, cons­truir un aho­rro modes­to, ser due­ño de un hogar y ase­gu­rar su jubi­la­ción”, sub­ra­yó el voce­ro de este nue­vo men­sa­je popu­lis­ta en el sen­ti­do esta­du­ni­den­se: en defen­sa del hom­bre común ante los poderosos.

El ora­dor fue el pre­si­den­te Barack Oba­ma. El dis­cur­so ofre­ci­do a media­dos de la sema­na pasa­da fue con­si­de­ra­do como un giro popu­lis­ta con vis­tas a la relec­ción del pre­si­den­te en 2012. Ana­lis­tas y edi­to­ria­lis­tas afir­ma­ron que el dis­cur­so fue nota­ble por su enfo­que sobre la des­igual­dad como el gran tema del momen­to. Pero tal vez lo más nota­ble fue que el dis­cur­so com­pro­bó el extra­or­di­na­rio logro de Ocu­pa Wall Street en cam­biar la narra­ti­va nacio­nal. En poco más de dos meses, el enfo­que ofi­cial ha cam­bia­do de la reduc­ción de défi­cit fede­ral y la deu­da nacio­nal a uno sobre la des­igual­dad eco­nó­mi­ca y sus injus­ti­cias, o sea, para poner­lo en los nue­vos tér­mi­nos, lo del uno por cien­to y el 99 por ciento.

Oba­ma dejó cla­ro que final­men­te está pre­pa­ra­do para con­cur­sar en la elec­ción sobre los temas de la des­igual­dad de ingre­so y la obli­ga­ción de ambos, el gobierno y el sec­tor pri­va­do, de ampliar la cada vez más enco­gi­da cla­se media de la nación, opi­nó el New York Times en un edi­to­rial sobre el discurso.

Que el joven movi­mien­to Ocu­pa ya cam­bió la ópti­ca del deba­te nacio­nal no es poco, pero aún está por ver­se si eso lle­va a cam­bios en el terreno real de la vida coti­dia­na del 99 por ciento.

El hecho es que casi 3 millo­nes han per­di­do su vivien­da, y se cal­cu­la que otros 3,6 millo­nes enfren­ta­rán lo mis­mo en los pró­xi­mos dos años. Y aun­que la tasa de des­em­pleo por fin bajó de 9 a 8,6 por cien­to, por lo menos la mitad de esa reduc­ción se debe no a la gene­ra­ción de empleo, sino el aban­dono de dece­nas de miles de la fuer­za labo­ral, o sea, gen­te que ya se dio por ven­ci­da para encon­trar una cham­ba. Hay más ham­bre y más des­es­pe­ran­za en todo el país.

Aun­que Oba­ma y su equi­po hablen en nom­bre del 99 por cien­to no nece­sa­ria­men­te con­ven­ce­rá a todos. Hay cier­tos deta­lles que pro­vo­can más bien dudas, entre ellos que el sec­tor finan­cie­ro con­ti­núa sien­do uno de los prin­ci­pa­les con­tri­bu­yen­tes a la cam­pa­ña elec­to­ral del pre­si­den­te, apor­tan­do has­ta la fecha un ter­cio de sus fon­dos recau­da­dos para esta pró­xi­ma elec­ción (en 2008, Oba­ma reci­bió más fon­dos de Wall Street que su con­trin­can­te republicano).

Otro es el hecho incó­mo­do (polí­ti­ca­men­te) de que Oba­ma y su gabi­ne­te per­te­ne­cen al 1 por cien­to. Ocho de los 10 inte­gran­tes del gabi­ne­te, inclui­do el pre­si­den­te, ana­li­za­dos por el Cen­ter for Res­pon­si­ve Poli­tics son millo­na­rios. Hillary Clin­ton, la secre­ta­ria de Esta­do, es la más rica con un valor neto pro­me­dio de 31 millo­nes de dóla­res, segui­da por William Daley, jefe del gabi­ne­te, con 28 millo­nes. Oba­ma tie­ne un valor neto de 7,3 millo­nes. Los ban­cos pre­fe­ri­dos por los inte­gran­tes del gabi­ne­te más ricos para sus cuen­tas per­so­na­les son JPMor­gan Cha­se y Wells Far­go. Clin­ton, Daley, Rahm Ema­nuel (su ex jefe de gabi­ne­te) y Oba­ma tenían un total com­bi­na­do de más de 50 millo­nes en cuen­tas de JP Mor­gan Cha­se en 2010, según aná­li­sis de datos públi­cos por el Cen­ter for Res­pon­si­ve Politics.

Tam­bién está el hecho de que has­ta que esta­lló el movi­mien­to Ocu­pa Wall Street, el pre­si­den­te, su gabi­ne­te y gran par­te de la cúpu­la polí­ti­ca (con nota­bles excep­cio­nes) no abor­da­ban el tema de la des­igual­dad eco­nó­mi­ca. No habla­ban de que la des­igual­dad en el ingre­so en Esta­dos Uni­dos está en su nivel más alto des­de los años 20. No indi­ca­ban que por pri­me­ra vez des­de 1927, el 10 por cien­to más rico tenia 50 por cien­to del ingre­so nacional.

O el dato que pro­vo­có gran aten­ción esta sema­na cuan­do se reve­ló que los Wal­ton, los seis here­de­ros de la for­tu­na Wal-Mart, habían acu­mu­la­do un teso­ro per­so­nal equi­va­len­te al valor neto com­bi­na­do de 30 por cien­to de los esta­du­ni­den­ses en la base de la pirá­mi­de eco­nó­mi­ca, según datos de 2007 (o sea, podría ser aún mayor hoy día).

El movi­mien­to Ocu­pa, al pro­vo­car el deba­te sobre la des­igua­lad docu­men­ta­do por todos estos datos y hechos incó­mo­dos, tam­bién gene­ra preo­cu­pa­ción entre los repu­bli­ca­nos que, en públi­co, des­car­tan como flo­jos y rojos a los mani­fes­tan­tes (el mul­ti­mi­llo­na­rio repu­bli­cano Donald Trump denun­ció esta sema­na que Oba­ma creó el movi­mien­to Ocu­pa). «Yo estoy tan asus­ta­do de este esfuer­zo anti-Wall Street. Estoy asus­ta­do a muer­te», afir­mó Frank Luntz, uno de los estra­te­gas nacio­na­les más reco­no­ci­dos del Par­ti­do Repu­bli­cano en una reu­nión de gober­na­do­res repu­bli­ca­nos del país. Indi­có que están tenien­do un impac­to sobre lo que el pue­blo esta­du­ni­den­se pien­sa del capi­ta­lis­mo, repor­tó Yahoo News. Entre sus reco­men­da­cio­nes a los polí­ti­cos repu­bli­ca­nos que enfren­tan pre­gun­tas de sus bases sobre la des­igual­dad eco­nó­mi­ca y otros temas que sur­gen del movi­mien­to Ocu­pa: no usen la pala­bra capi­ta­lis­mo. “Estoy inten­tan­do remo­ver esa pala­bra y sus­ti­tuir­la con ‘liber­tad eco­nó­mi­ca’ o ‘libre mer­ca­do. El públi­co … aún pre­fie­re capi­ta­lis­mo que socia­lis­mo pero creen que el capi­ta­lis­mo es inmo­ral. Y si nos per­ci­ben como defen­so­res de ‘Wall Street’, ten­dre­mos un problema”.

Mien­tras el pre­si­den­te y otros millo­na­rios afir­man repre­sen­tar al 99 por cien­to y el uno por cien­to pro­po­ne evi­tar el uso de la pala­bra capi­ta­lis­mo, pare­ce que el movi­mien­to Ocu­pa ha logra­do, por lo menos, dejar cla­ro que el empe­ra­dor está desnudo.

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