«Eus­ka­di Ta Aska­ta­su­na nun­ca será una ame­na­za para el pro­ce­so de reso­lu­ción política»

Entre­vis­ta con ETA. El con­jun­to de la entre­vis­ta ofre­ce la posi­ción de ETA, que mues­tra «un com­pro­mi­so abso­lu­to con el pro­ce­so de reso­lu­ción»

La decla­ra­ción de ETA tie­ne carác­ter his­tó­ri­co. Des­pués de 50 años, ¿cómo lle­ga la orga­ni­za­ción a tomar esta decisión?

La deci­sión está liga­da al momen­to his­tó­ri­co del pro­ce­so de libe­ra­ción. Y aun­que se ha pro­du­ci­do aho­ra, el ori­gen de la refle­xión se pue­de situar, por los menos, una déca­da antes, cuan­do comen­za­mos a con­si­de­rar que en Eus­kal Herria había con­di­cio­nes para la mate­ria­li­za­ción del cam­bio. Sin embar­go, vis­to des­de enton­ces, no ha sido un pro­ce­so estruc­tu­ra­do y lineal. Pode­mos decir que ha supues­to un pro­ce­so de madu­ra­ción de una pro­fun­da reflexión.

En medio de esa refle­xión apa­re­cía una pre­gun­ta: si hemos frus­tra­do el inten­to de asi­mi­la­ción y si hay con­di­cio­nes para el cam­bio, ¿qué debe­mos hacer para que esas con­di­cio­nes sean fac­to­res deci­si­vos para efectuarlo?

Asi­mis­mo, sur­gió una nue­va reali­dad. El poten­cial que mos­tró la expe­rien­cia de Liza­rra-Gara­zi encen­dió todas las alar­mas en el Esta­do, que deci­dió dar un sal­to cua­li­ta­ti­vo en su estra­te­gia: dejar a la izquier­da aber­tza­le, a tra­vés de la ile­ga­li­za­ción, fue­ra del esce­na­rio polí­ti­co. Sin base social, sin refe­ren­te polí­ti­co-ins­ti­tu­cio­nal, con las opcio­nes de pro­fun­di­zar en la cons­truc­ción nacio­nal anu­la­das, el obje­ti­vo del Esta­do con­sis­tía en redu­cir la ini­cia­ti­va de la izquier­da aber­tza­le sólo a lucha arma­da, con la espe­ran­za de que la repre­sión poli­cial la neutralizara.

Todo ello pro­vo­có un parón en el pro­ce­so de libe­ra­ción: el blo­queo. Y lo que era aún más per­ju­di­cial, colo­có en gra­ve peli­gro las con­di­cio­nes crea­das. La izquier­da aber­tza­le debía tomar la ini­cia­ti­va, para esca­par de esa tram­pa y para poner las bases del nue­vo ciclo polí­ti­co cuyo obje­ti­vo debía ser mate­ria­li­zar el cam­bio. Pero no se podía hacer de cual­quier for­ma. Había que dotar de cre­di­bi­li­dad al camino a reco­rrer, y era pre­ci­so dar un impul­so deci­si­vo para abrir el nue­vo ciclo en toda su dimen­sión. Había que cerrar un ciclo para abrir del todo el nue­vo. Y eso inci­día de lleno en la lucha armada.

Por tan­to, ade­más de sobre el momen­to his­tó­ri­co, había que deba­tir espe­cí­fi­ca­men­te sobre la lucha armada…

Sí, así es. Y no es un deba­te sen­ci­llo. Pero la preo­cu­pa­ción prin­ci­pal era la siguien­te: si Eus­kal Herria sigue opri­mi­da y sus dere­chos con­cul­ca­dos, ¿qué vamos a hacer para des­truir el muro levan­ta­do por los esta­dos? A nues­tro enten­der, en estos 50 años, la lucha arma­da ha hecho su apor­ta­ción, una gran apor­ta­ción, para lle­gar al momen­to en el que esta­mos y para gene­rar las con­di­cio­nes exis­ten­tes. Pero ha mos­tra­do tam­bién seña­les de ago­ta­mien­to para, de aquí en ade­lan­te, for­ta­le­cer el pro­ce­so y lograr mejo­res con­di­cio­nes. En el momen­to en el que nos encon­tra­mos, lograr mayor adhe­sión hacia nues­tro pro­yec­to, acu­mu­lar fuer­zas para con­fron­tar con el Esta­do como pue­blo y acti­var la mayo­ría social que está a favor del cam­bio serán las cla­ves para echar aba­jo ese muro. Por eso ha toma­do ETA esta deci­sión his­tó­ri­ca. Para reco­ger la cose­cha de estos años de lucha y poner­la al ser­vi­cio de esa estrategia.

Sin embar­go, las auto­ri­da­des espa­ño­las dicen que la deci­sión es fru­to de la derro­ta. ¿Qué les contestarían?

El dis­cur­so de la derro­ta es par­te de la estra­te­gia de los esta­dos, fabri­ca­do con el obje­ti­vo de pro­vo­car des­áni­mo en la izquier­da aber­tza­le y neu­tra­li­zar las opcio­nes que esa deci­sión abre en este momen­to polí­ti­co. Sin embar­go, la reali­dad es otra bien dis­tin­ta, y el ner­vio­sis­mo resul­ta noto­rio entre quie­nes se encon­tra­ban cómo­dos con la situa­ción ante­rior. Como hemos seña­la­do, los esta­dos pre­pa­ra­ron la tram­pa para aca­bar con la izquier­da aber­tza­le, pero hemos esca­pa­do y hemos lle­va­do la con­fron­ta­ción a un nue­vo esce­na­rio, fue­ra de su control.

Ade­más, la izquier­da aber­tza­le no ha varia­do sus obje­ti­vos polí­ti­cos, no ha deja­do de luchar. Al con­tra­rio, se han incre­men­ta­do el apo­yo y las opcio­nes para lograr esos obje­ti­vos, y tam­bién ha cre­ci­do la cre­di­bi­li­dad del camino pro­pues­to. El inde­pen­den­tis­mo se ha estruc­tu­ra­do fir­me­men­te y se ha pro­vis­to de nue­vos recur­sos. El reco­no­ci­mien­to de Eus­kal Herria y de su dere­cho a deci­dir es una recla­ma­ción de la mayo­ría de la socie­dad vas­ca. La opre­sión esta­tal y su cerra­da acti­tud están cada vez más ero­sio­na­das en Eus­kal Herria. El con­flic­to está a la vis­ta de todos, y la nece­si­dad de su reso­lu­ción se encuen­tra en el cen­tro del deba­te polí­ti­co. Y Espa­ña y Fran­cia saben que cada vez ten­drán más difi­cul­ta­des para sos­la­yar esa situa­ción. Toda­vía tene­mos un buen tre­cho por delan­te has­ta lograr la liber­tad, y no será fácil, pero vamos a ello. Con total determinación.

Sé que no es un regis­tro habi­tual en uste­des, pero ¿qué es lo que han sen­ti­do des­pués de tomar esta decisión?

No es fácil expo­ner lo que tene­mos den­tro. Se acu­mu­lan muchos sen­ti­mien­tos. Una deci­sión de este cala­do te trae a la men­te a todos los com­pa­ñe­ros que per­te­ne­cen o han per­te­ne­ci­do a esta orga­ni­za­ción. A los com­pa­ñe­ros que la lucha se ha lle­va­do para siem­pre. A quie­nes aún están pre­sos. A los ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas que en el con­jun­to de Eus­kal Herria han ayu­da­do a ETA. A los miem­bros de la izquier­da aber­tza­le. Te trae al recuer­do los momen­tos duros de la lucha, sus momen­tos difí­ci­les, el sufri­mien­to. Pero, tam­bién, los momen­tos her­mo­sos vivi­dos con los com­pa­ñe­ros. Las ale­grías que nos ha pro­du­ci­do y las tris­te­zas que nos ha dado la lucha.

Hay un gran sen­ti­mien­to de res­pon­sa­bi­li­dad. Por esos com­pa­ñe­ros, por Eus­kal Herria, por la lucha de libe­ra­ción. Tam­bién exis­te feli­ci­dad y orgu­llo, por todo lo que esta orga­ni­za­ción, en su peque­ñez, ha hecho has­ta aho­ra. Hay con­ven­ci­mien­to e ilu­sión, por el nue­vo esce­na­rio que se le ha abier­to al pro­ce­so de lucha. Y espe­ran­za de ofre­cer un futu­ro de liber­tad a nues­tros hijos e hijas.

Y, por qué negar­lo, exis­te el sen­ti­mien­to de haber per­di­do algo, el mis­mo sen­ti­mien­to que ha teni­do mucha gen­te en Eus­kal Herria. Por­que ETA no sólo somos los miem­bros que la com­po­ne­mos. ETA, sobre todo, es del pue­blo. El camino reco­rri­do has­ta aho­ra ha mar­ca­do la vida de todos noso­tros. Nos ha dado una for­ma de ser, una iden­ti­dad. Se la ha dado a Eus­kal Herria. Y aun sabien­do que se tra­ta de una deci­sión para dar impul­so a la lucha de libe­ra­ción, resul­ta difí­cil evi­tar ese nudo interno pro­vo­ca­do por tan­to sen­ti­mien­to acumulado.

¿Cómo valo­ran las reac­cio­nes obte­ni­das por la declaración?

Se pue­de decir que, en la mayo­ría de los casos, han segui­do el guión pre­es­ta­ble­ci­do. No obs­tan­te, hay que sub­ra­yar que todos han cons­ta­ta­do la impor­tan­cia de la deci­sión his­tó­ri­ca. Todos saben que se ha abier­to un nue­vo ciclo, y han que­ri­do fijar la posi­ción res­pec­to a ese nue­vo periodo.

Por otro lado, en gene­ral, ha reci­bi­do nume­ro­sas res­pues­tas posi­ti­vas en la socie­dad vas­ca y entre los agen­tes vas­cos. La deci­sión ha for­ta­le­ci­do la recla­ma­ción de la solu­ción inte­gral, y se deman­da pasos con­cre­tos a Madrid y París. Ambos gobier­nos no han dado la talla. ¿Cómo se pue­de plan­tear que no se debe hacer nada cuan­do la socie­dad vas­ca e impor­tan­tes agen­tes inter­na­cio­na­les les están inter­pe­lan­do direc­ta­men­te? El Gobierno de Gas­teiz tam­bién ha anda­do des­pis­ta­do, lejos de la reali­dad vas­ca. Está bien abrir una ron­da de diá­lo­go con los diver­sos agen­tes, pero resul­ta bas­tan­te ver­gon­zo­so que una ini­cia­ti­va empren­di­da con urgen­cia ten­ga como obje­ti­vo decir que no hay urgencia.

En todo caso, más impor­tan­te que las reac­cio­nes actua­les será el com­por­ta­mien­to que cada agen­te tome de cara al futu­ro, y no sólo por par­te de los gobier­nos de Fran­cia y Espa­ña. En Eus­kal Herria algu­nos han pues­to como excu­sa la acti­vi­dad arma­da de ETA. Eso se ha aca­ba­do. ¿Y aho­ra qué? ¿Qué hará ELA? ¿Qué hará el PNV a favor de Eus­kal Herria? ¿Qué se va a hacer para lograr el dere­cho a deci­dir? ¿Qué van a hacer el PSOE, el PP y UPN ante las deman­das de la mayo­ría de la socie­dad vasca?

Se ha des­ta­ca­do la «pru­den­cia» de Rajoy. ¿Com­par­ten esta apreciación?

Es ver­dad que esa reac­ción rom­pe con el dis­cur­so nega­ti­vo, agre­si­vo y sin sen­ti­do de has­ta aho­ra. Ante esta coyun­tu­ra his­tó­ri­ca, quien tie­ne muchas posi­bi­li­da­des de ser pre­si­den­te de Espa­ña debe actuar con res­pon­sa­bi­li­dad, y es de supo­ner que Rajoy lo ha enten­di­do así.

La decla­ra­ción es la res­pues­ta que dan uste­des a la Con­fe­ren­cia Inter­na­cio­nal, pero va más allá, ¿no?

Sí. Aun­que se sitúa en la hoja de ruta que dibu­ja la Con­fe­ren­cia Inter­na­cio­nal, la deci­sión tie­ne una dimen­sión estra­té­gi­ca y res­pon­de al ciclo que se ha abier­to en el pro­ce­so de liberación.

Sin embar­go, la con­fe­ren­cia ha supues­to un hito. ¿ETA ha teni­do rela­ción, de for­ma direc­ta o indi­rec­ta, con los agen­tes internacionales?

Sí. Tal y como seña­la­mos en el comu­ni­ca­do de fina­les de setiem­bre, lle­va­mos mucho tiem­po tra­ba­jan­do por impul­sar el pro­ce­so de solu­ción y, para ello, resul­ta­ba muy impor­tan­te incre­men­tar la par­ti­ci­pa­ción de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Por eso, no sólo hemos teni­do rela­ción, sino que hemos toma­do com­pro­mi­sos ante ella.

¿Y con el Gobierno español?

No se ha pro­du­ci­do nin­gu­na reu­nión direc­ta entre ETA y el Gobierno de Espa­ña. Sin embar­go, pode­mos decir que, en los últi­mos meses, hemos teni­do un cono­ci­mien­to mutuo y, que noso­tros sepa­mos, el PP está al corriente.

Una de las apor­ta­cio­nes de la con­fe­ren­cia fue la de diri­gir­se al Gobierno fran­cés. ¿Cómo debe­ría responder?

Ten­dría que dar una res­pues­ta posi­ti­va. Fran­cia es par­te del con­flic­to y debe tener una par­ti­ci­pa­ción direc­ta en su reso­lu­ción. Ade­más, en Fran­cia se están alzan­do cada vez más voces soli­ci­tan­do pasos del Gobierno. No pue­de elu­dir por más tiem­po su res­pon­sa­bi­li­dad, como si fue­ra un mero pro­ble­ma español.

¿Ha habi­do algún tipo de acuer­do, base pac­ta­da o algo similar?

En pri­mer lugar, hay que acla­rar que el pro­ce­so actual es dife­ren­te res­pec­to a los que hemos cono­ci­do has­ta aho­ra. Ante la cerra­zón de los esta­dos, la izquier­da aber­tza­le tomó la deci­sión de ini­ciar­lo des­de su pro­pia ini­cia­ti­va, sin espe­rar a la volun­tad de los esta­dos. Es por eso que ha diri­gi­do su ini­cia­ti­va y com­pro­mi­sos hacia Eus­kal Herria y la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, para acti­var cada vez más fuer­zas a favor de la reso­lu­ción jus­ta y demo­crá­ti­ca del con­flic­to, has­ta lograr, poco a poco, res­que­bra­jar la estra­te­gia esta­tal. Fue una deci­sión valien­te y cree­mos que está sien­do fruc­tí­fe­ra. Los esta­dos man­tie­nen su cerra­zón, pero cada vez con mayo­res difi­cul­ta­des, cada vez con mayor desgaste.

Vol­vien­do a su pre­gun­ta, no exis­te un acuer­do con­cre­to o reso­lu­ti­vo para la supera­ción del con­flic­to, pero se está dibu­jan­do la secuen­cia de los pasos que debe seguir la vía de solu­ción, com­po­nien­do una espe­cie de hoja de ruta. Los pasos que deben dar las dife­ren­tes par­tes están fija­dos, y hay que avan­zar en ellos.

Las elec­cio­nes gene­ra­les espa­ño­las están a la vuel­ta de la esqui­na y se da como segu­ro que habrá cam­bio de gobierno. Tenien­do en cuen­ta las posi­cio­nes tan duras que ha man­te­ni­do el PP, ¿qué con­se­cuen­cias pue­de tener ese hecho?

En nues­tra opi­nión, cuál es el par­ti­do que ges­tio­na el Gobierno espa­ñol no supo­ne una varia­ble deci­si­va. Ade­más, en com­pa­ra­ción con la posi­ción del PP, no se pue­de decir que el Gobierno del PSOE haya mos­tra­do una espe­cial volun­tad para aco­me­ter la solu­ción demo­crá­ti­ca del conflicto.

Sea cual sea el color que ten­ga el Gobierno de Espa­ña a par­tir del 20 de noviem­bre, ten­drá sobre la mesa el con­flic­to que man­tie­ne con Eus­kal Herria. Ten­drá tam­bién el lla­ma­mien­to con­cre­to hecho por la Con­fe­ren­cia Inter­na­cio­nal y por la pro­pia ETA. Y tam­bién las rei­vin­di­ca­cio­nes de amplios sec­to­res de la socie­dad vas­ca de que res­pe­te los dere­chos de los pre­sos polí­ti­cos, de que ter­mi­ne con la estra­te­gia de ile­ga­li­za­ción y de que reco­noz­ca los dere­chos del pue­blo vas­co. A nues­tro jui­cio, más allá de caer en espe­cu­la­cio­nes, la cla­ve se encuen­tra en que cada vez más ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas se com­pro­me­tan en torno a esas rei­vin­di­ca­cio­nes y la pre­sión aumente.


UNA MIRADA AL PASADO

Es una deci­sión muy impor­tan­te. Se pue­de hablar de hito his­tó­ri­co. Con una mira­da retros­pec­ti­va, ¿cuá­les han sido en la his­to­ria de ETA otros momen­tos deci­si­vos como éste? Es decir, ¿con qué otros momen­tos his­tó­ri­cos se pue­de com­pa­rar el presente?

En el trans­cur­so polí­ti­co de estas cin­co lar­gas déca­das ha habi­do muchas reso­lu­cio­nes impor­tan­tes suje­tas a las cir­cuns­tan­cias de cada momen­to. Sin embar­go, son tres las deci­sio­nes más impor­tan­tes que ETA ha toma­do en su his­to­ria, que han mar­ca­do y mar­ca­rán la his­to­ria recien­te de Eus­kal Herria. La pri­me­ra, en pleno fran­quis­mo, cuan­do se cons­ti­tu­yó ETA para hacer fren­te al Esta­do espa­ñol y para libe­rar Eus­kal Herria. La segun­da, cuan­do la refor­ma espa­ño­la no aten­dió a las recla­ma­cio­nes de Eus­kal Herria y se pro­du­jo la divi­sión entre las fuer­zas aber­tza­les, con la deci­sión de ETA de con­ti­nuar con la lucha arma­da. Y la ter­ce­ra, ésta de aho­ra, con el anun­cio de su fin.

En todo caso, hay que dejar cla­ro que ETA no ha sido jamás un mero gru­po arma­do de natu­ra­le­za polí­ti­ca, sino una orga­ni­za­ción polí­ti­ca que en un momen­to his­tó­ri­co deci­dió prac­ti­car la lucha armada.

Sin embar­go, el PNV dice que ETA es un error des­de su naci­mien­to o, al menos, que la deci­sión que se ha adop­ta­do aho­ra debía haber­la toma­do hace 30 – 35 años. Afir­ma que se equi­vo­ca­ron, tan­to ETA como el con­jun­to de la izquier­da aber­tza­le, ante la refor­ma del franquismo.

En Eus­kal Herria no hay muchos que vean un error en el naci­mien­to de ETA. ¿Cómo esta­ba Eus­kal Herria? ¿Qué ofre­cía el PNV ante esa situación?.

El sur­gi­mien­to de ETA cam­bió de raíz la situa­ción y dejó con­se­cuen­cias pro­fun­das a futu­ro. Ante la des­es­pe­ran­za que pro­vo­ca­ba la asfi­xian­te opre­sión, amplió la ofer­ta de la lucha por la liber­tad, y, jun­to a ello, impul­só la recu­pe­ra­ción polí­ti­ca, social y cultural.

Es cier­to que hace 34 años la posi­bi­li­dad del fin de la lucha arma­da estu­vo sobre la mesa. Aque­llo fue en Xiber­ta, y la elec­ción del PNV lo malo­gró, cuan­do acep­tó el mar­co de par­ti­ción impues­to por Espa­ña y cuan­do pre­fi­rió zam­bu­llir­se en su ges­tión. A con­se­cuen­cia de esa elec­ción, el PNV logró ámbi­tos de poder, a cam­bio de par­ti­ci­par de lleno, jun­to con las fuer­zas espa­ño­las, en el inten­to de neu­tra­li­zar al inde­pen­den­tis­mo. ¿Cuál es el balan­ce de esa elec­ción en lo que res­pec­ta al futu­ro de Eus­kal Herria? Sien­do duran­te muchos años la fuer­za hege­mó­ni­ca y ges­tio­nan­do las prin­ci­pa­les ins­ti­tu­cio­nes, ¿qué ha hecho el PNV para que el dere­cho a deci­dir del pue­blo vas­co sea reco­no­ci­do? ¿Cuá­les son las opcio­nes que el mar­co vigen­te ofre­ce para la liber­tad de Eus­kal Herria? Ha sido la estra­te­gia del PNV la que ha falla­do. Y no lo dice sólo ETA, sino cada vez sec­to­res más amplios de la socie­dad vas­ca. Es por eso que el PNV uti­li­za un dis­cur­so tan agre­si­vo con­tra la izquier­da abertzale.

La izquier­da aber­tza­le no picó en el anzue­lo y, en la fase pos­te­rior de la refor­ma, se com­pro­me­tió con la defen­sa de Eus­kal Herria, a la vez que se invo­lu­cra­ba total­men­te en el tra­ba­jo de la cons­truc­ción de la nación vas­ca. En aque­lla épo­ca, fren­te al entra­ma­do jurí­di­co-polí­ti­co que bus­ca­ba la des­apa­ri­ción de Eus­kal Herria, ETA adop­tó una tras­cen­den­te deci­sión: con­ti­nuar con la lucha arma­da. Y median­te la lucha arma­da, entre otras cosas, se impi­dió que el mode­lo de impo­si­ción de la refor­ma se afian­za­se en Eus­kal Herria. Median­te la lucha arma­da, entre otras cosas, Eus­kal Herria ha lle­ga­do a tener abier­tas las puer­tas de la libertad.

Dicen que son ellos quie­nes han pro­ta­go­ni­za­do la cons­truc­ción nacional…

Por suer­te, ha habi­do mucha gen­te en la labor de cons­truir la nación vas­ca, entre ellos, tam­bién mili­tan­tes del PNV. La cons­truc­ción nacio­nal la ha hecho el pue­blo: en la diná­mi­ca por el eus­ka­ra, en la cul­tu­ra, en la ense­ñan­za, en defen­sa de la tie­rra, en defen­sa de los dere­chos de los trabajadores…

El «auzo­lan» ha supli­do la fal­ta de com­pro­mi­so ins­ti­tu­cio­nal. Y más aún, el com­pro­mi­so popu­lar ha teni­do que hacer fren­te a los ata­ques diri­gi­dos des­de las ins­ti­tu­cio­nes ges­tio­na­das por el PNV. No hay más que ver el daño que ha hecho a los ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas el mode­lo neo­li­be­ral que ellos han sos­te­ni­do. Eus­kal Herria ha segui­do ade­lan­te gra­cias a la ciu­da­da­nía y al movi­mien­to popu­lar, y así será tam­bién en el futuro.

Sin embar­go, la his­to­ria no es per­fec­ta. ¿Tie­ne la auto­crí­ti­ca lugar res­pec­to a lo hecho duran­te todos esos años?

Noso­tros no hace­mos una lec­tu­ra lineal de nues­tra his­to­ria. Sabe­mos que hemos come­ti­do erro­res, y que no hemos acer­ta­do siem­pre. Nos esfor­za­mos por apren­der de esos erro­res y de corre­gir­los en la medi­da de lo posi­ble. Como orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria, nos guia­mos por una auto­crí­ti­ca per­ma­nen­te, de la que tam­bién son con­se­cuen­cia los cam­bios de estra­te­gia o sus adecuaciones.

Con todo, la izquier­da aber­tza­le cuen­ta con una carac­te­rís­ti­ca que le hace más fia­ble res­pec­to al res­to de fuer­zas: que siem­pre ha ante­pues­to los intere­ses de Eus­kal Herria a cual­quier otra cosa, y que ha actua­do con valen­tía y gene­ro­si­dad en su defensa.

¿Xiber­ta, Argel, Liza­rra-Gara­zi y el últi­mo pro­ce­so de nego­cia­ción pue­den cali­fi­car­se de fracasos?

De nin­gu­na mane­ra. Esos hitos his­tó­ri­cos no nos satis­fa­cen del todo, en la medi­da en que no hubo posi­bi­li­da­des de lle­var­los a tér­mino, pero todos ellos han deja­do cosas posi­ti­vas, todos ellos han deja­do enseñanzas.

Qui­zá Xiber­ta sea el epi­so­dio más decep­cio­nan­te. Fue la pri­me­ra oca­sión para res­pon­der como pue­blo a la nega­ción de Eus­kal Herria, pero no fue posi­ble. Supu­so una rup­tu­ra pro­fun­da, una heri­da que tres lar­gas déca­das des­pués no se ha cerra­do. Una heri­da de la que tam­bién se ha ali­men­ta­do el con­flic­to. En Argel, logra­mos sen­tar al Esta­do en la mesa de nego­cia­ción. Aque­llo supu­so el reco­no­ci­mien­to del con­flic­to y el reco­no­ci­mien­to con­cre­to de una orga­ni­za­ción que lucha por la liber­tad; dio cre­di­bi­li­dad al camino esco­gi­do. Liza­rra-Gara­zi cam­bió el esce­na­rio polí­ti­co de raíz y de for­ma per­ma­nen­te. Si, con el obje­ti­vo de ais­lar a la izquier­da aber­tza­le, el Pac­to de Aju­ria Enea ideó esa divi­sión entre vio­len­tos y demó­cra­tas, des­pués, en un lado se colo­ca­ron los aber­tza­les, los sec­to­res de izquier­das y los demó­cra­tas que sos­te­nían que la cla­ve de la reso­lu­ción del con­flic­to resi­día en el dere­cho a deci­dir del pue­blo vas­co, y en el otro, los par­ti­da­rios de la Cons­ti­tu­ción espa­ño­la. Las con­di­cio­nes que hoy en día cita­mos a menu­do fue­ron sem­bra­das con aque­lla semi­lla. Y en el últi­mo pro­ce­so que­da­ron esta­ble­ci­das las cla­ves del méto­do y del con­te­ni­do para la reso­lu­ción del conflicto.

El pro­ce­so de libe­ra­ción es diná­mi­co y se cons­tru­ye gra­cias a la acu­mu­la­ción de dife­ren­tes expe­rien­cias. Por eso, segu­ra­men­te había que pasar por esas fases para lle­gar al pun­to en el que nos encon­tra­mos. Se pue­de decir que hoy nos encon­tra­mos con el desa­rro­llo de todo aque­llo, acu­mu­lan­do fuer­zas y estruc­tu­ran­do un nue­vo pro­ce­so nego­cia­dor. Con­ta­mos con toda aque­lla experiencia.

Sin embar­go, no se pro­fun­di­zó sufi­cien­te en las opor­tu­ni­da­des sur­gi­das. ¿Por qué?

Cada momen­to his­tó­ri­co nece­si­ta­ría una lec­tu­ra espe­cí­fi­ca y, segu­ra­men­te, no habría una lec­tu­ra úni­ca y per­fec­ta. En estos casos, cada par­te ten­dría que pre­gun­tar­se a sí mis­ma si hizo todo lo que esta­ba en su mano.

Ello no quie­re decir que todas ten­gan la mis­ma res­pon­sa­bi­li­dad. La izquier­da aber­tza­le ha ini­cia­do cada pro­ce­so con la inten­ción de lle­var­lo has­ta el final, con res­pon­sa­bi­li­dad, con el obje­ti­vo de alcan­zar una solu­ción jus­ta y demo­crá­ti­ca. ETA ha cum­pli­do todos los acuer­dos y cuan­do los pro­ce­sos se han roto for­mal­men­te ha segui­do en la mis­ma línea. El Esta­do espa­ñol, en cam­bio, ha actua­do con mali­cia. No bus­ca­ba la paz y la reso­lu­ción, sino neu­tra­li­zar la lucha de libe­ra­ción. Ha bus­ca­do la rup­tu­ra de los pro­ce­sos nada más ini­ciar­se, por­que con­si­de­ra­ba que sería la izquier­da aber­tza­le la que paga­ría las con­se­cuen­cias. Tam­bién hay que citar la posi­ción del PNV. Ha esta­do miran­do a los intere­ses par­ti­dis­tas, con mie­do a la situa­ción que se crea­ría si un pro­ce­so así salie­se ade­lan­te. En Argel, su posi­ción fue deter­mi­nan­te en la rup­tu­ra, y en el últi­mo pro­ce­so se ali­neó con el Esta­do. En Liza­rra-Gara­zi, puso freno cuan­do vio la poten­cia­li­dad con la que con­ta­ba el pro­ce­so para hacer el camino hacia la independencia.

Ade­más de la posi­ción de cada par­te, en todos los pro­ce­sos la izquier­da aber­tza­le ha extraí­do una con­clu­sión común: que no ha pro­fun­di­za­do sufi­cien­te­men­te en la acti­va­ción popu­lar. El pue­blo debe ser el pro­ta­go­nis­ta. Sólo el pue­blo pue­de garan­ti­zar el desa­rro­llo del proceso.

¿Y por qué va a ser en esta oca­sión diferente?

No se pue­de saber cómo será en esta oca­sión. El final está sin escri­bir. La ciu­da­da­nía vas­ca y, en espe­cial, los miem­bros de la izquier­da aber­tza­le deben tener­lo muy pre­sen­te. Se pue­de tener la ten­ta­ción de pen­sar que todo está ata­do. que se resol­ve­rá no se sabe en qué mesa. No. La ciu­da­da­nía debe cons­truir el pro­ce­so y los miem­bros de la izquier­da aber­tza­le tie­nen una gran res­pon­sa­bi­li­dad. Nadie nos dará nada, lo tene­mos que ganar noso­tros, con el tra­ba­jo y lucha diaria.

La izquier­da aber­tza­le ha entra­do con deter­mi­na­ción. Ade­más, la deci­sión de ETA for­ta­le­ce esa dis­po­si­ción. Des­pués, el pro­ce­so se pue­de alar­gar en el tiem­po, en fun­ción del com­por­ta­mien­to de los esta­dos y de la madu­rez de las fuer­zas polí­ti­cas. Pero no hay otra alter­na­ti­va que no sea el pro­pio pro­ce­so. El pue­blo lo tie­ne que ali­men­tar para lle­var­lo has­ta el final.

Resul­ta evi­den­te que para lle­gar a esta coyun­tu­ra his­tó­ri­ca ha teni­do mucha influen­cia la refle­xión, el deba­te y las deci­sio­nes de la izquier­da aber­tza­le. La reso­lu­ción «Zutik Eus­kal Herria» se apro­bó a comien­zos de 2010. Vis­to des­de hoy en día, ¿qué valo­ra­ción hace ETA de aquel proceso?

Qui­sié­ra­mos rea­li­zar un pri­mer apun­te. Muchas veces se rela­cio­na la actual situa­ción con aquel deba­te. Tie­ne su impor­tan­cia, en la medi­da en que se reali­zó un ejer­ci­cio para el cam­bio de estra­te­gia. Pero, en nues­tra opi­nión, por decir­lo de algu­na mane­ra, no nos encon­tra­mos en el segun­do o ter­cer año de la apues­ta polí­ti­ca, sino en el 52º. Segu­ra­men­te podría­mos ir más atrás. Este pun­to de vis­ta es fun­da­men­tal en la refle­xión de la izquier­da aber­tza­le, para recor­dar de dón­de veni­mos y a dón­de vamos.

En todo caso, la izquier­da aber­tza­le acer­tó de pleno en su refle­xión. Hizo una lec­tu­ra ade­cua­da del momen­to his­tó­ri­co del pro­ce­so de libe­ra­ción y de la estra­te­gia de los esta­dos. Esta­ble­ció una estra­te­gia efi­caz para supe­rar el parón en el pro­ce­so de libe­ra­ción y entrar en la fase deci­si­va sobre las con­di­cio­nes ges­ta­das por años de lucha. Aun­que la ido­nei­dad de esta estra­te­gia habrá que juz­gar­la a lar­go pla­zo, en com­pa­ra­ción con la situa­ción de hace un par de años ‑vien­do dón­de está­ba­mos y dón­de estamos‑, su tra­yec­to­ria ha demos­tra­do ya, pese a todas sus defi­cien­cias, la fer­ti­li­dad del camino abier­to y la via­bi­li­dad del proceso.

En todo caso, en ese pro­ce­so es evi­den­te que no hubo una sin­to­nía ple­na en la lec­tu­ra sobre la fase polí­ti­ca, o eso es, al menos, lo que ha trascendido…

Sí, es ver­dad. Hubo dife­ren­tes lec­tu­ra, y eso influ­yó en el deba­te de los dife­ren­tes aspec­tos de la estra­te­gia: res­pec­to al momen­to de abrir el pro­ce­so, a su carac­te­ri­za­ción o a la fun­ción de la pro­pia lucha arma­da. En otros casos, aun estan­do de acuer­do con la estra­te­gia, las diver­gen­cias estu­vie­ron en sus con­cre­cio­nes. Y más allá de las lec­tu­ras dife­ren­tes, hubo otros pro­ble­mas, sobre todo sobre la for­ma de abrir y desa­rro­llar el deba­te. Aun­que fue una dis­cu­sión fruc­tí­fe­ra, dejó heri­das y dudas. ETA, aten­dien­do a su res­pon­sa­bi­li­dad, ha hecho auto­crí­ti­ca, por­que en ese momen­to no cum­plió debi­da­men­te la fun­ción que le corres­pon­día hacia la izquier­da abertzale.

En esa situa­ción, el Esta­do espa­ñol reali­zó un gran esfuer­zo por aus­pi­ciar la esci­sión en la izquier­da aber­tza­le. Pero no lo logró, por­que la izquier­da aber­tza­le ha demos­tra­do una gran madu­rez y res­pon­sa­bi­li­dad. Se dis­pu­sie­ron los medios para ges­tio­nar las con­tra­dic­cio­nes y uni­fi­car cri­te­rios, acep­tan­do siem­pre que pue­den exis­tir dife­ren­tes visio­nes y que ello es líci­to. Hoy pode­mos decir con orgu­llo que exis­te una fuer­te cohe­sión inter­na en la izquier­da aber­tza­le, a dife­ren­cia de lo que pasa en otras muchas fuerzas.

Dife­ren­tes res­pon­sa­bles y repre­sen­tan­tes polí­ti­cos han con­ce­di­do gran tras­cen­den­cia al «rela­to» del con­flic­to. Al pare­cer, debe que­dar cla­ro que el ori­gen prin­ci­pal del pro­ble­ma es ETA. ¿Qué es lo que dice ETA ante ello?

El rela­to del con­flic­to habrá que hacer­lo al encau­zar la reso­lu­ción del pro­pio con­flic­to. Noso­tros que­re­mos que sea el rela­to de cuan­do Eus­kal Herria recu­pe­ró la paz y la liber­tad, para que sea la his­to­ria que algu­na vez se estu­die sobre la cons­ti­tu­ción del Esta­do Vas­co. Y qui­sié­ra­mos que fue­ra un ejer­ci­cio colec­ti­vo, en el que cada cual escri­ba el apar­ta­do que le corresponde.

Sin embar­go, quie­nes quie­ren escri­bir aho­ra el rela­to desean dejar para siem­pre al pue­blo vas­co en la situa­ción de impo­si­ción actual. Por eso quie­ren colo­car a ETA como ori­gen del pro­ble­ma, en con­tra de toda lógi­ca. El con­flic­to no comen­zó con el sur­gi­mien­to de ETA y no ha ter­mi­na­do cuan­do ETA ha anun­cia­do el final de su acti­vi­dad arma­da, tal y como demues­tran, con sufi­cien­te cla­ri­dad, las rei­vin­di­ca­cio­nes de solu­ción de la socie­dad vasca.


ÁMBITO DE NEGOCIACIÓN ETA-GOBIERNO

Se mues­tran dis­pues­tos a sen­tar­se en una mesa para abor­dar y dar una solu­ción a las con­se­cuen­cias del con­flic­to. Uno de los temas prin­ci­pa­les es el de los pre­sos. En opi­nión de ETA, ¿de qué for­ma, en qué tér­mi­nos, hay que enca­rar­lo? ¿Dón­de se sitúan los míni­mos en esta cuestión?

En pri­mer lugar, hay que dar­le una res­pues­ta en tér­mi­nos polí­ti­cos y gene­ra­les. Cuan­do habla­mos de cerrar un ciclo, la solu­ción debe ser colec­ti­va. En segun­do lugar, el pro­ce­so debe traer con­si­go la vuel­ta a casa de todos los pre­sos y pre­sas vas­cos. Cual­quier otra opción sólo pue­de plan­tear­se des­de pro­pó­si­tos de ven­gan­za o por intere­ses polí­ti­cos par­ti­cu­la­res, pero no si se pre­ten­de cons­truir una solu­ción fir­me y dura­de­ra. ¿Alguien pue­de ima­gi­nar­se la paz con las cár­ce­les de Espa­ña y Fran­cia lle­nas de pre­sos polí­ti­cos vas­cos? Otra cosa, impor­tan­te tam­bién, es cómo se lle­va a cabo eso. Es lo que hay que hablar y acor­dar en la mesa de diálogo.

El tiem­po tam­bién tie­ne su impor­tan­cia. Debe­ría resol­ver­se cuan­to antes, tan­to por el aspec­to polí­ti­co como por el humano. Eso daría al pro­ce­so una gran for­ta­le­za y credibilidad.

¿Y los exi­lia­dos? Pue­de haber situa­cio­nes muy dis­pa­res en ese colectivo.

Hay situa­cio­nes dife­ren­tes, sí, y la sali­da a algu­nas de ellas no debe­ría retra­sar­se mucho. El pro­pio Colec­ti­vo de Exi­lia­dos ya ha toma­do la ini­cia­ti­va con ante­rio­ri­dad, a modo de ini­cia­ti­va polí­ti­ca. Por lo demás, tam­bién en este caso sir­ve lo mani­fes­ta­do res­pec­to a los pre­sos polí­ti­cos. Todos los exi­lia­dos vas­cos deben estar en casa.

¿ETA pre­ten­de repre­sen­tar a todos ellos, o esos colec­ti­vos deben tener voz propia?

Esos colec­ti­vos tie­nen voz pro­pia y deben seguir tenién­do­la, sin duda algu­na. En la medi­da en que son agen­tes polí­ti­cos, tie­nen dere­cho a par­ti­ci­par en el pro­ce­so. Para cons­truir un esce­na­rio de paz y liber­tad, cons­ti­tu­yen uno de los acti­vos polí­ti­cos prin­ci­pa­les de Eus­kal Herria, y cree­mos que les corres­pon­de una fun­ción impor­tan­te a la hora de impul­sar y refor­zar el proceso.

En el ámbi­to nego­cia­dor, en la medi­da en que deben supe­rar­se las con­se­cuen­cias del con­flic­to en su glo­ba­li­dad, ETA asu­me la ges­tión de esos aspec­tos. No lo haría si no con­ta­ra con la auto­ri­za­ción de ambos colec­ti­vos. Ade­más, de cara a la nego­cia­ción, ETA ha adop­ta­do un com­pro­mi­so con­cre­to: no toma­rá nin­gu­na deci­sión que afec­te a los pre­sos y exi­lia­dos vas­cos sin con­tar con su aprobación.

La cues­tión de las víc­ti­mas crea­rá gran expec­ta­ción y, qui­zá, mucha polé­mi­ca. ¿Cuál será la posi­ción de ETA?

En este tema exis­te una gran uti­li­za­ción polí­ti­ca y mani­pu­la­ción. La prin­ci­pal víc­ti­ma del con­flic­to es Eus­kal Herria, un pue­blo que han pre­ten­di­do hacer des­apa­re­cer y que ha sido con­ti­nua­men­te agre­di­do. Un pue­blo que no ha podi­do cons­truir su futu­ro des­de la liber­tad. Las prin­ci­pa­les víc­ti­mas han sido las vas­cas y los vas­cos. No hay gene­ra­ción que haya cono­ci­do la paz y la liber­tad. ¿Quién mide el daño y el sufri­mien­to que ha pro­vo­ca­do esa reali­dad? Se men­cio­na el sufri­mien­to de estos últi­mos 43 años, ¿pero quién pone el lími­te? Tam­bién podría­mos retro­traer­nos más en el tiem­po. Podría­mos citar las matan­zas sufri­das por el pue­blo vas­co en el últi­mo siglo. ¿O es que la actual con­fron­ta­ción arma­da no pren­dió de los res­col­dos que dejó el bom­bar­deo de Gernika?

La con­fron­ta­ción arma­da de las últi­mas déca­das ha cau­sa­do mucho sufri­mien­to, sin duda. Tam­bién las accio­nes de ETA. No somos insensibles.

Hemos cono­ci­do el sufri­mien­to en nues­tras pro­pias car­nes. Sabe­mos lo que es per­der com­pa­ñe­ros de lucha, qué es el dolor, qué supo­ne no tener al lado a los seres que­ri­dos. Pero no pode­mos estar de acuer­do con esa lec­tu­ra que pre­ten­de hacer olvi­dar las cla­ves del con­flic­to. No pode­mos estar de acuer­do con ese pro­pó­si­to de con­de­nar la lucha por la liber­tad. No pode­mos estar de acuer­do con esa úni­ca reali­dad que pre­ten­den pre­sen­tar­nos, y tam­po­co con esa acti­tud fas­cis­ta y la sed de ven­gan­za que se está ali­men­tan­do en los últi­mos años en España.

ETA tie­ne un com­pro­mi­so abso­lu­to con el pro­ce­so de reso­lu­ción. Hay que solu­cio­nar defi­ni­ti­va­men­te el con­flic­to, en su glo­ba­li­dad, superan­do todas las vio­len­cias y abor­dan­do las raí­ces del mis­mo. Ése es el úni­co camino para cons­truir un esce­na­rio de paz real y dura­de­ro y para garan­ti­zar que el con­flic­to no pro­vo­ca­rá más sufrimiento.

Jun­to a ello, hay que tra­ba­jar la memo­ria his­tó­ri­ca. Se habla mucho del reco­no­ci­mien­to del sufri­mien­to y de las víc­ti­mas. Es impor­tan­te. Y hay múl­ti­ples víc­ti­mas y sufri­mien­tos gene­ra­dos por la vio­len­cia de los esta­dos que siguen sin ser reco­no­ci­dos: el terro­ris­mo de esta­do, la tor­tu­ra, los ase­si­na­tos de mili­tan­tes de ETA, la vio­len­cia de las fuer­zas poli­cia­les… En la mayo­ría de los casos, inclu­so se nie­ga que haya ocurrido.

Eus­kal Herria está reple­ta de fuer­zas poli­cia­les. ¿El pro­ce­so debe influir en esta situación?

El pro­ce­so debe con­lle­var la des­mi­li­ta­ri­za­ción de Eus­kal Herria, sin duda algu­na. El final de la con­fron­ta­ción arma­da no podría enten­der­se si Eus­kal Herria per­ma­ne­ce lle­na de fuer­zas arma­das. Por­que ¿cuál sería su obje­ti­vo si no es la ame­na­za de con­cul­car la volun­tad de la ciu­da­da­nía vas­ca? ¿Cuál sería su fun­ción si no es la per­se­cu­ción de la acti­vi­dad polí­ti­ca del inde­pen­den­tis­mo? Si la solu­ción debe ser demo­crá­ti­ca, no debe estar bajo la ame­na­za de fuer­zas armadas.

Ade­más, es un paso fun­da­men­tal tam­bién para cerrar las heri­das que ha deja­do el con­flic­to. Los dis­tin­tos cuer­pos arma­dos han cau­sa­do mucho dolor en este pue­blo. Las pági­nas más oscu­ras de ese rela­to que hemos men­cio­na­do las ha escri­to la Guar­dia Civil. Supon­dría un paso de gran impor­tan­cia para la con­cien­cia colec­ti­va de la ciu­da­da­nía vasca.

¿Están dis­pues­tos a hablar de desar­me? ¿Han habla­do de ello, por ejem­plo, con la Comi­sión de Verificación?

La cues­tión de las armas está inclui­da en la agen­da de la nego­cia­ción entre ETA y el Esta­do, y esta­mos dis­pues­tos a hablar de ello y tam­bién a adop­tar com­pro­mi­sos, en la lógi­ca de la solu­ción de todas las con­se­cuen­cias del conflicto.

En cuan­to a la segun­da pre­gun­ta, no; no hemos tra­ta­do sobre ello con la Comi­sión de Veri­fi­ca­ción. Segu­ra­men­te podría jugar un papel, pero hay que ir paso a paso.

¿Qué mode­lo nego­cia­dor pre­vén? ¿Dón­de, cómo, quién, ante quién…?

Hay que con­fi­gu­rar un mode­lo nego­cia­dor fuer­te y efec­ti­vo. Para ello, hay que empren­der con­ver­sa­cio­nes direc­tas entre ETA y los esta­dos espa­ñol y fran­cés, con la dina­mi­za­ción de algún agen­te inter­na­cio­nal que ayu­de al pro­ce­so. Cree­mos tam­bién fun­da­men­tal la par­ti­ci­pa­ción de obser­va­do­res inter­na­cio­na­les para hacer segui­mien­to del desa­rro­llo de los acuer­dos que se adop­ten y, por tan­to, como garan­tía del cum­pli­mien­to de esos acuerdos.

Res­pec­to a la agen­da nego­cia­do­ra, en nues­tra opi­nión, hay tres temas prin­ci­pa­les: la vuel­ta a casa de todos los pre­sos y exi­lia­dos polí­ti­cos vas­cos, la inu­ti­li­za­ción de las armas de ETA y la des­mi­li­ta­ri­za­ción de Eus­kal Herria. En la mesa de nego­cia­ción hay que acor­dar las fór­mu­las para desa­rro­llar todo eso, y se pue­de pre­ver que será nece­sa­ria la ayu­da de asesores.

El mode­lo está bas­tan­te asen­ta­do según la expe­rien­cia de ante­rio­res pro­ce­sos. Y ETA está dis­pues­ta. Por lo tan­to, el pro­ce­so de diá­lo­go podría ini­ciar­se maña­na mis­mo si los gobier­nos dan una res­pues­ta positiva.

¿Y si los esta­dos no están dis­pues­tos a dar nin­gún paso significativo?

Pue­de que lo inten­ten, con la con­vic­ción de que blo­quean­do este carril fre­na­rán el pro­ce­so polí­ti­co. O que lo hagan por­que, sim­ple­men­te, no quie­ren nin­gu­na solu­ción. Obser­van­do ante­rio­res expe­rien­cias, no hay nin­gu­na razón para con­fiar en la volun­tad de los estados.

Eso difi­cul­ta­ría la situa­ción, en la medi­da en que el pro­ce­so requie­re de la par­ti­ci­pa­ción de los esta­dos. ¿Cómo se le podría hacer fren­te? Asu­mien­do el reto. Hay que actuar con pacien­cia, sin resig­nar­se, pro­si­guien­do con la lucha y el tra­ba­jo dia­rio, agru­pan­do nue­vas fuer­zas, dan­do mayor efi­ca­cia a las ya exis­ten­tes… El pro­ce­so no se va a desa­rro­llar sólo en la mesa nego­cia­do­ra. La rei­vin­di­ca­ción y la pre­sión popu­lar tie­nen una fun­ción deci­si­va. Ade­más, la deci­sión de ETA ha dado una res­pon­sa­bi­li­dad aña­di­da a toda la ciu­da­da­nía, y espe­cial­men­te a la base social de la izquier­da aber­tza­le. Son tiem­pos de com­pro­mi­so. Y resul­ta fun­da­men­tal ser cons­cien­tes de ello.


SOLUCIÓN POLÍTICA

Que el con­flic­to polí­ti­co requie­re una solu­ción polí­ti­ca es una con­vic­ción exten­di­da en Eus­kal Herria. Ade­más, cada vez son más las voces que abo­gan por una nue­va estruc­tu­ra jurí­di­co-polí­ti­ca. El dere­cho a deci­dir tam­bién es una refe­ren­cia. ¿Cómo obser­va ETA el desa­rro­llo del ámbi­to de la reso­lu­ción política?

La reso­lu­ción polí­ti­ca debe res­pon­der a las cla­ves del con­flic­to para que en Eus­kal Herria se ins­ta­le una situa­ción demo­crá­ti­ca. El pri­mer paso es el pro­ce­so de diá­lo­go que debe desa­rro­llar­se entre los agen­tes polí­ti­cos y socia­les vas­cos. Evi­den­te­men­te, este pro­ce­so ten­drá que lle­var­se a cabo sin nin­gún tipo de vio­len­cia ni de inje­ren­cia. El obje­ti­vo de las nego­cia­cio­nes debe­ría ser un acuer­do demo­crá­ti­co en el que se reco­ja una for­mu­la­ción pac­ta­da del reco­no­ci­mien­to de Eus­kal Herria y del dere­cho a deci­dir. De esa mane­ra, todos los pro­yec­tos polí­ti­cos serían mate­ria­li­za­bles, inclui­da la independencia.

El acuer­do demo­crá­ti­co debe­ría reci­bir el res­pal­do legi­ti­ma­dor de la ciu­da­da­nía vas­ca, en for­ma de rati­fi­ca­ción en una con­sul­ta popu­lar. A par­tir de ahí, debe­ría abrir­se un pro­ce­so de nego­cia­ción entre los esta­dos y una repre­sen­ta­ción de los agen­tes polí­ti­cos y socia­les de Eus­kal Herria. No sobre el con­te­ni­do del acuer­do, por­que eso sólo les corres­pon­de a los agen­tes vas­cos, y a los ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas vas­cos; el obje­ti­vo de esas nego­cia­cio­nes sería la apli­ca­ción de ese acuer­do democrático.

¿Detrás de estas opi­nio­nes exis­te una volun­tad de tute­la­je sobre la reso­lu­ción polí­ti­ca? Se tra­ta de una de las acu­sa­cio­nes que siem­pre se ha repe­ti­do con­tra ETA.

ETA nun­ca será una ame­na­za para ese pro­ce­so, como ya ha que­da­do bien cla­ro. Nun­ca lo ha sido. ETA tie­ne su opi­nión y hace sus refle­xio­nes. Eso es lo que esta­mos hacien­do. Pero ETA no esta­rá sen­ta­da en la mesa de la nego­cia­ción polí­ti­ca. La que repre­sen­te en esa mesa a la izquier­da aber­tza­le en su con­jun­to será la uni­dad popu­lar, prin­ci­pal refe­ren­cia polí­ti­ca de la izquier­da abertzale.

Las fuer­zas favo­ra­bles a Espa­ña y Fran­cia debe­rían par­ti­ci­par por medio de los repre­sen­tan­tes que esos par­ti­dos tie­nen en Eus­kal Herria. Es nece­sa­rio. Pero a par­tir de ahí, el pro­ce­so no debe sufrir nin­gún tipo de ame­na­za o inje­ren­cia exte­rior. Ni de los esta­dos ni de nadie. Debe ser un pro­ce­so carac­te­ri­za­do por la volun­tad y el deseo de la ciu­da­da­nía vas­ca; basa­do en su pala­bra y en su decisión.

Tam­bién en otras oca­sio­nes han mani­fes­ta­do que la volun­tad de la ciu­da­da­nía cons­ti­tu­ye la base y la refe­ren­cia. ¿Creen que se ha avan­za­do lo sufi­cien­te para que eso sea posible?

Se ha avan­za­do en lo que con­cier­ne a la con­cien­cia y la madu­rez polí­ti­ca de la ciu­da­da­nía vas­ca. Los ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas vas­cos quie­ren tomar la pala­bra, tan­to en el pro­ce­so demo­crá­ti­co como en el día a día de la vida polí­ti­ca y social.

Por lo que res­pec­ta a las fuer­zas favo­ra­bles a Espa­ña y Fran­cia, aún no han hecho ese ejer­ci­cio demo­crá­ti­co. Si pue­den impo­ner su pro­yec­to por la fuer­za, no les impor­ta la volun­tad popu­lar. No hay más que ver la arro­gan­cia del Gobierno de Gas­teiz, aun cons­cien­te de que care­ce de legi­ti­mi­dad demo­crá­ti­ca. De todas for­mas, no les será fácil dar la espal­da a las deman­das de la ciudadanía.

¿Ten­drán las fuer­zas polí­ti­cas la sufi­cien­te madu­rez para mate­ria­li­zar un acuer­do polí­ti­co que res­pon­da a la raíz del conflicto?

La socie­dad vas­ca no acep­ta­ría otra cosa. Des­gra­cia­da­men­te, en algu­nos sec­to­res aún no se per­ci­be sufi­cien­te madu­rez. Temen per­der la pri­vi­le­gia­da posi­ción que les han otor­ga­do la divi­sión de Eus­kal Herria y la impo­si­ción. Por eso ven el pro­ce­so como una ame­na­za, cuan­do debe­ría ser una opor­tu­ni­dad para todos.

Cree­mos que se equi­vo­can, por­que el pue­blo vas­co no acep­ta por más tiem­po ofer­tas polí­ti­cas basa­das en la impo­si­ción. Tam­bién ellos están hacien­do esa refle­xión. Esos par­ti­dos saben que, en la situa­ción que se ha abier­to en Eus­kal Herria, tie­nen que recon­si­de­rar sus posi­cio­nes si no quie­ren ale­jar­se dema­sia­do de la socie­dad vas­ca. Pero está por ver si los resul­ta­dos de esa refle­xión les lle­van a sumer­gir­se en el pro­ce­so demo­crá­ti­co. Por eso, la lla­ve la tie­ne la socie­dad vas­ca. El pro­ce­so se ace­le­ra­rá des­de la exi­gen­cia y acti­va­ción popular.

Sur­gen muchas dudas en torno a la for­ma de resol­ver la cues­tión de la territorialidad.

Es una de las cues­tio­nes cla­ve del pro­ce­so. Espa­ña y Fran­cia han levan­ta­do su pri­me­ra trin­che­ra en la divi­sión terri­to­rial. Y con una situa­ción de impo­si­ción de muchos años, han cava­do un pro­fun­do agu­je­ro. Pero la reso­lu­ción del con­flic­to polí­ti­co debe abor­dar al con­jun­to de Eus­kal Herria. En los diá­lo­gos entre los agen­tes polí­ti­cos y socia­les vas­cos debe bus­car­se una for­mu­la­ción con­cre­ta para el reco­no­ci­mien­to de la reali­dad nacio­nal de Eus­kal Herria; tenien­do en cuen­ta la actual reali­dad ins­ti­tu­cio­nal, pero sin que la pro­fun­di­dad de ese agu­je­ro se con­vier­ta en un pro­ble­ma insalvable.

Es evi­den­te que los rit­mos serán dife­ren­tes. ¿Ven opcio­nes de que en Ipar Eus­kal Herria se pro­duz­can tam­bién cam­bios significativos?

Está cla­ro que la con­fron­ta­ción con los dos esta­dos ha teni­do una evo­lu­ción dife­ren­te y que la per­cep­ción de la socie­dad y la evo­lu­ción del nacio­na­lis­mo tam­po­co ha sido la mis­ma. Eso debe tener­se en cuen­ta, y pue­de influir en los rit­mos y las for­mas. Pero en cuan­to a los con­te­ni­dos, sien­do el con­flic­to polí­ti­co el mis­mo, las cla­ves tam­bién son pare­ci­das: reco­no­ci­mien­to y dere­cho de deci­sión. En Lapur­di, Baxe Nafa­rroa y Zube­roa exis­te una impor­tan­te con­cien­cia sobre eso, y des­de sec­to­res muy amplios se rei­vin­di­ca una ins­ti­tu­ción pro­pia que reco­ja el reco­no­ci­mien­to de Eus­kal Herria y que dote de los recur­sos nece­sa­rios para res­pon­der a sus nece­si­da­des. El reto es estruc­tu­rar todo ello, con el obje­ti­vo de alcan­zar el acuer­do demo­crá­ti­co. La evo­lu­ción de todo el pro­ce­so y la Con­fe­ren­cia Inter­na­cio­nal pue­den supo­ner un impulso.


PROYECTO POLÍTICO

¿Cuál podría ser la pri­me­ra meta del pro­ce­so que se ha abier­to en Eus­kal Herria? His­tó­ri­ca­men­te la izquier­da aber­tza­le ha rea­li­za­do pro­pues­tas con­cre­tas de cara a un mar­co demo­crá­ti­co. ¿Se pue­de lle­gar a ese nivel? A prio­ri, este pro­ce­so no lo garan­ti­za, ¿ver­dad?

Ade­más de supe­rar las con­se­cuen­cias del con­flic­to, se nece­si­ta el acuer­do demo­crá­ti­co que pon­ga en vías de solu­ción el con­flic­to polí­ti­co y que sitúe el sue­lo demo­crá­ti­co. Ese es el pri­mer obje­ti­vo del pro­ce­so: el reco­no­ci­mien­to de Eus­kal Herria y del dere­cho a deci­dir. Una vez ins­ta­la­do ese jalón, cada fuer­za polí­ti­ca ten­drá la opción de pre­sen­tar su pro­pues­ta. Será enton­ces cuan­do la izquier­da aber­tza­le haga la suya. Como usted dice, no hay garan­tía de que vaya a salir ade­lan­te. Eso depen­de del nivel de adhe­sión que sea capaz de reca­bar cada propuesta.

Siem­pre se han mar­ca­do como obje­ti­vo un Esta­do Vas­co inde­pen­dien­te. Des­pués del paso his­tó­ri­co que aca­ban de dar, ¿cómo pue­de ser el camino hacia ese estadio?

Esta­mos reco­rrien­do el camino hacia la inde­pen­den­cia. Esta­mos estruc­tu­ran­do el inde­pen­den­tis­mo para que cuen­te con la refe­ren­cia­li­dad y el pro­ta­go­nis­mo que debe tener en la vida polí­ti­ca de Eus­kal Herria. Hemos dado pasos impor­tan­tes y hemos reci­bi­do el res­pal­do de muchos ciu­da­da­nos. Pero en este nue­vo ciclo que aca­ba­mos de abrir, la izquier­da aber­tza­le tie­ne que pre­pa­rar­se para reco­rrer el camino has­ta el final. Con una pers­pec­ti­va a lar­go pla­zo, para refor­zar las alian­zas y reca­bar la adhe­sión de la mayo­ría de la ciu­da­da­nía. Y no sólo eso: debe­mos crear los meca­nis­mos que nos per­mi­tan lle­gar a ser Esta­do; un Esta­do que esté al ser­vi­cio de la ciu­da­da­nía y garan­ti­ce la jus­ti­cia social.

La cons­truc­ción nacio­nal debe ser el cimien­to fun­da­men­tal de la estra­te­gia inde­pen­den­tis­ta. Y eso exi­ge dar un sal­to impor­tan­te en la orga­ni­za­ción, for­ta­le­cer la prin­ci­pal refe­ren­cia polí­ti­ca de la izquier­da aber­tza­le, de carác­ter inde­pen­den­tis­ta y socia­lis­ta. Ade­más, a medi­da que el pro­ce­so avan­ce, debe­rán libe­rar­se nue­vas ener­gías para la estra­te­gia inde­pen­den­tis­ta, como las que has­ta aho­ra han teni­do otras fun­cio­nes rela­cio­na­das con el con­flic­to. La izquier­da aber­tza­le se encuen­tra ante un gran reto, tan difí­cil como hermoso.

En lo que res­pec­ta a las fases, pre­ve­mos un pro­ce­so lar­go y esca­lo­na­do mien­tras se crean las con­di­cio­nes nece­sa­rias para dar el sal­to a la inde­pen­den­cia. La pri­me­ra bata­lla prin­ci­pal esta­rá cen­tra­da en con­se­guir el reco­no­ci­mien­to de Eus­kal Herria y del dere­cho de deci­sión. Pos­te­rior­men­te, se pue­de pre­ver la aper­tu­ra de una fase de tran­si­ción entre el reco­no­ci­mien­to del dere­cho de auto­de­ter­mi­na­ción y su apli­ca­ción. Para esa fase de tran­si­ción, la izquier­da aber­tza­le debe­rá hacer su pro­pues­ta tác­ti­ca de cara a la con­se­cu­ción de la uni­dad terri­to­rial y a hacer­se con nue­vos recur­sos para pro­fun­di­zar en la cons­truc­ción nacio­nal. No se pue­de saber cuán­to se pro­lon­ga­rá esa fase; depen­de­rá de las con­di­cio­nes que sea­mos capa­ces de crear y del nivel de adhe­sión que reca­be el pro­yec­to independentista.

La cri­sis eco­nó­mi­ca ha pues­to en sol­fa todo el mode­lo. La izquier­da aber­tza­le, ade­más del cam­bio polí­ti­co, ase­gu­ra que tam­bién se nece­si­ta un cam­bio social. ¿Este pro­ce­so pue­de apor­tar algo en ese ámbito?

Tie­ne que hacer­lo, sin duda. El pro­ce­so es inte­gral y con muchas varia­bles; entre otras, la del mode­lo social y eco­nó­mi­co. Eus­kal Herria nece­si­ta de meca­nis­mos para res­pon­der a la situa­ción actual, ins­tru­men­tos que satis­fa­gan las nece­si­da­des de la ciu­da­da­nía vas­ca. Y eso está estre­cha­men­te vin­cu­la­do con el reco­no­ci­mien­to de Eus­kal Herria y del dere­cho a deci­dir. Inclu­so más en este momen­to en el que, des­de el pun­to de vis­ta eco­nó­mi­co, la depen­den­cia res­pec­to a Espa­ña y Fran­cia se está con­vir­tien­do en un lastre.

¿Cuen­tan los esta­dos con una ofer­ta polí­ti­ca para los vas­cos? El espa­ñol, con­cre­ta­men­te, sufre una pro­fun­da cri­sis. ¿Qué pue­de con­lle­var esa situación?

Los esta­dos no tie­nen ofer­ta polí­ti­ca para Eus­kal Herria. El mode­lo que nos impo­nen no satis­fa­ce los deseos de la ciu­da­da­nía vas­ca y no tie­ne res­pues­tas para las deman­das del pue­blo vasco.

Ha cita­do la cri­sis del Esta­do espa­ñol, y es cier­to. Ade­más de la eco­nó­mi­ca, vive una pro­fun­da cri­sis polí­ti­ca e ins­ti­tu­cio­nal. El mode­lo auto­nó­mi­co crea­do a par­tir de la refor­ma polí­ti­ca se tam­ba­lea. Y las dispu­tas entre los pode­res del Esta­do son cons­tan­tes. A eso habría que aña­dir esa cul­tu­ra polí­ti­ca que se ha ins­ta­la­do en Espa­ña por la que la dispu­ta entre los par­ti­dos se desa­rro­lla de for­ma agre­si­va y des­me­di­da. El resul­ta­do es una ines­ta­bi­li­dad estructural.

Sin ofer­ta polí­ti­ca y con la cri­sis estruc­tu­ral que pade­ce, Espa­ña es cons­cien­te de su debi­li­dad estra­té­gi­ca en lo refe­ren­te al pro­ce­so de Eus­kal Herria; de que en esa situa­ción, el pro­ce­so va más allá de la reso­lu­ción demo­crá­ti­ca y que adop­ta una dimen­sión estra­té­gi­ca. En el pro­ce­so no sólo está en jue­go el reco­no­ci­mien­to de los dere­chos de Eus­kal Herria, sino los esce­na­rios que pue­dan abrir­se con los siguien­tes pasos. Es una con­fron­ta­ción entre proyectos.

Por esa razón, se pue­de pre­ver que el Esta­do espa­ñol, cons­cien­te de su debi­li­dad estra­té­gi­ca, tra­ta­rá por todos los medios de entor­pe­cer y emba­rrar el pro­ce­so polí­ti­co. El Esta­do no será un inter­lo­cu­tor fia­ble; nun­ca lo ha sido, pero menos aho­ra. Es posi­ble que, a cau­sa de ello, el pro­ce­so se blo­quee. Y habrá que res­pon­der con ini­cia­ti­vas uni­la­te­ra­les, con rei­vin­di­ca­cio­nes sobe­ra­nis­tas uni­la­te­ra­les. Aho­ra más que nun­ca, el futu­ro es del pueblo.

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