¿A cuán­tas per­so­nas mata­rán los polí­ti­cos con sus recor­tes sociales?

Pues­to que los recor­tes socia­les no son una con­se­cuen­cia de la cri­sis sino de un pro­yec­to neo­li­be­ral, los polí­ti­cos son los res­pon­sa­bles de las muer­tes que com­por­ten.

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«Con­sue­lo Carras­co, de 63 años, entró en Urgen­cias del Hos­pi­tal Sant Pau de Bar­ce­lo­na el 29 de sep­tiem­bre a las 13:11 horas y falle­ció nue­ve horas des­pués espe­ran­do la lle­ga­da de un radió­lo­go, que no lle­gó nun­ca, o de que la tras­la­da­ran a otro cen­tro sani­ta­rio, algo que tam­po­co ocu­rrió por fal­ta de ambu­lan­cia. Así lo denun­cia la fami­lia.» (1)

Por supues­to, los res­pon­sa­bles del hos­pi­tal nie­gan que esta muer­te ten­ga que ver con los recor­tes (2), ni que se haya redu­ci­do el equi­po médi­co, aun­que sólo unos días antes habían pre­sen­ta­do un ERE que afec­ta­ba a casi 1.500 tra­ba­ja­do­res, casi un ter­cio de la plan­ti­lla (3). En ese expe­dien­te encon­tra­mos medi­das como la reduc­ción de tres ope­ra­cio­nes cada día o el cie­rre de 36 camas, que se suman a otras 40 que ya se habían eli­mi­na­do. A pesar de esto, el Con­se­ller de Salud, Boi Ruiz, tie­ne la des­fa­cha­tez de ase­gu­rar que no se redu­ci­rá «ni la can­ti­dad ni la cali­dad» de la aten­ción reci­bi­da. ¿Será capaz de repe­tír­se­lo a la cara de los fami­lia­res de Consuelo?

El caso des­cri­to es uno en que cono­ce­mos la iden­ti­dad de la víc­ti­ma y sus cir­cuns­tan­cias. Pode­mos deter­mi­nar cla­ra­men­te la rela­ción entre los recor­tes pre­su­pues­ta­rios y la muer­te de la per­so­na, y sin embar­go nadie se hace res­pon­sa­ble. ¿Qué pode­mos espe­rar, enton­ces, de las miles de per­so­nas que mue­ren cada día víc­ti­mas de polí­ti­cas cri­mi­na­les y cuyo des­tino sólo apa­re­ce como un núme­ro en una fría estadística?

Rela­ción entre mor­ta­li­dad y gas­to públi­co social

Según un estu­dio publi­ca­do en 2010 por el Bri­tish Medi­cal Jour­nal (4), hay una rela­ción direc­ta entre la mor­ta­li­dad y el gas­to públi­co social. Por tér­mino medio, se cal­cu­la que una dis­mi­nu­ción de 100$ per cápi­ta en gas­to públi­co social reper­cu­te en un aumen­to del 0,80% de la mor­ta­li­dad, al pro­du­cir­se un dete­rio­ro de la sani­dad públi­ca, tan­to a nivel de pre­ven­ción, como de detec­ción y aten­ción de los enfer­mos. En el caso espa­ñol, dis­fru­ta­mos de una tasa de mor­ta­li­dad baja dado el redu­ci­do gas­to públi­co sani­ta­rio que tene­mos, por lo que es de pre­ver que recor­tar el gas­to pue­de tener efec­tos aún más sig­ni­fi­ca­ti­vos. Vea­mos algu­nos aspec­tos del dra­ma sani­ta­rio en los últi­mos años.

Lis­tas de espe­ra para morir

En Rei­no Uni­do, de don­de pro­ce­de el estu­dio ante­rior, las lis­tas de espe­ra aumen­ta­ron un 61% en 2010 res­pec­to al año ante­rior (5). Una for­ma de maqui­llar estos datos es sim­ple­men­te dejar morir a los pacien­tes, tal como denun­cia una agen­cia que ase­so­ra al gobierno (6), que mues­tra cómo algu­nos direc­to­res de cen­tros de aten­ción pri­ma­ria han recha­za­do ope­rar antes de las 15 sema­nas. De esta for­ma, aun­que teó­ri­ca­men­te no deben incum­plir el tiem­po máxi­mo de 18 sema­nas, con­si­guen que muchos de los pacien­tes aca­ben pagan­do ser­vi­cios pri­va­dos o bien se mue­ran, redu­cien­do así las lis­tas de espera.

En Espa­ña la apli­ca­ción de la Ley de Depen­den­cia está casi para­li­za­da (7), con más de 300.000 per­so­nas en las lis­tas de espe­ra. En el caso de Cata­lu­ña, por ejem­plo, si en los cin­co pri­me­ros meses de 2010 se aten­dió a más de 9.000 per­so­nas, en el perio­do equi­va­len­te de 2011 la cifra bajó a 2.662. ¿Qué cali­dad de vida pue­den lle­var esas per­so­nas? Si habla­mos de lis­tas de espe­ra en gene­ral, el aumen­to en los seis pri­me­ros meses de 2011 es de un 24,3%, esto es, 13.300 per­so­nas más (8). ¿Cuán­tos mori­rán esperando?

Pen­sio­nes con­ge­la­das, pen­sio­nis­tas congelados

En Irlan­da, esa estre­lla del neo­li­be­ra­lis­mo y ejem­plo a seguir para el PP (9), cada invierno mue­re un exce­so de 2000 ancia­nos al no poder pagar la cale­fac­ción (10). Aho­ra, debi­do a las con­di­cio­nes del «res­ca­te» ban­ca­rio, paga­do con dine­ro de los con­tri­bu­yen­tes, se han redu­ci­do las pen­sio­nes y aumen­ta­do los impues­tos al car­bón y la elec­tri­ci­dad. ¿En cuán­tas muer­tes se tra­du­ci­rán estas accio­nes? El colec­ti­vo de enfer­me­ras de Irlan­da ha decla­ra­do que «nun­ca se habían sen­ti­do más frus­tra­das» al ver el aumen­to de mor­ta­li­dad en los hos­pi­ta­les sin poder hacer nada por fal­ta de medios. (11)

En Espa­ña los jubi­la­dos vie­ron sus pen­sio­nes con­ge­la­das en 2011, pero con subi­das del 4,1% en gas ciu­dad, 6,1% en gas butano y 10% en elec­tri­ci­dad (12). Si tene­mos en cuen­ta que el 40% de los pen­sio­nis­tas espa­ño­les cobran menos de 600 euros al mes y que el 40% de las viu­das no lle­ga a 400 (13), ¿es exce­si­vo pen­sar que algu­nos ten­drán que optar entre comer y calentarse?

La epi­de­mia del SIDA y la epi­de­mia neoliberal

La fun­da­ción amfAR, para la inves­ti­ga­ción del SIDA en Esta­dos Uni­dos, ha publi­ca­do recien­te­men­te un estu­dio sobre las con­se­cuen­cias de los recor­tes en el gas­to públi­co (14). Des­ta­que­mos algu­nas cifras:

- 29.000 niños más nace­rán con el virus VIH por la eli­mi­na­ción de pro­gra­mas de pre­ven­ción de la trans­mi­sión de madres a hijos
– 403.000 enfer­mos de SIDA deja­rán de reci­bir tratamiento
– 44.000 per­so­nas deja­rán de ser tra­ta­das para la tuberculosis
– 1.1 millo­nes de niños deja­rán de reci­bir vacu­nas combinadas
– 419.000 niños deja­rán de reci­bir otras ayu­das, como edu­ca­ción y comi­da, que venían del fon­do para la lucha con­tra el SIDA

Esta­mos hablan­do del gobierno de Oba­ma, el cam­peón de la sani­dad y azo­te de las cor­po­ra­cio­nes. ¿Dón­de que­dó aque­llo de «nues­tro pro­ble­ma de défi­cit es el de asis­ten­cia sani­ta­ria»? (15) Segu­ra­men­te vol­ve­rá a repe­tir­lo para las pró­xi­mas elecciones.

En Espa­ña los nue­vos casos de SIDA están aumen­tan­do, sien­do de 2.264 en 2010, apro­xi­ma­da­men­te uno cada cua­tro horas (16). Los pro­fe­sio­na­les denun­cian pre­sio­nes para redu­cir el gas­to en los tra­ta­mien­tos anti­rre­tro­vi­ra­les (17) y en Valen­cia y Cata­lu­ña ya se han eli­mi­na­do pro­gra­mas espe­cí­fi­cos para luchar con­tra la enfer­me­dad (18). ¿Se les deja­rán morir como en Esta­dos Unidos?

Don­de segu­ro que mori­rán masi­va­men­te es en los paí­ses pobres, pues las ayu­das glo­ba­les para luchar con­tra el SIDA se redu­ci­rán en un ter­cio (19), lo que se uni­rá a las cri­mi­na­les polí­ti­cas de paten­tes de las com­pa­ñías farmacéuticas.

La salud men­tal de las per­so­nas … y de la sociedad

Las rece­sio­nes, con los incre­men­tos en las tasas de des­em­pleo, acos­tum­bran a com­por­tar un dete­rio­ro en la salud men­tal gene­ral. Un estu­dio de la revis­ta médi­ca The Lan­cet, mues­tra cómo entre 2007 y 2009 la tasa de sui­ci­dios aumen­tó en la UE una media de un 8%, redu­cién­do­se sólo en Aus­tria, que tie­ne una fuer­te pro­tec­ción social y don­de ape­nas ha aumen­ta­do el des­em­pleo (20). En paí­ses con des­igual­da­des más acu­sa­das como Irlan­da y Gre­cia, los sui­ci­dios han aumen­ta­do un 13% y 17%, res­pec­ti­va­men­te. Y en Espa­ña el sui­ci­dio es ya la pri­me­ra cau­sa de muer­te exter­na, superan­do a los acci­den­tes de trá­fi­co con 3.429 muer­tes, casi diez dia­rias. (21)

Por tan­to, la cri­sis y el des­em­pleo no afec­ta a todos los paí­ses por igual. Según un infor­me de la OMS (22), la pro­tec­ción social es el pri­mer fac­tor que expli­ca la inci­den­cia de la cri­sis eco­nó­mi­ca en la tasa de sui­ci­dios y la salud men­tal en gene­ral. Se cons­ta­ta, por ejem­plo, que la tasa de sui­ci­dios en Espa­ña en el perio­do 1980 – 2005 fue muy sen­si­ble a los ciclos eco­nó­mi­cos, aumen­tan­do duran­te la rece­sión a prin­ci­pios de los años noven­ta y dis­mi­nu­yen­do a par­tir de ahí, mien­tras que en otro país como Sue­cia, con una fuer­te pro­tec­ción social, los sui­ci­dios dis­mi­nu­ye­ron duran­te la rece­sión y los años siguientes.

A pesar de esta evi­den­cia y del aumen­to de los pro­ble­mas men­ta­les a raíz de la cri­sis, en Espa­ña se ha recor­ta­do el pre­su­pues­to para la salud men­tal un 15%, por­cen­ta­je muy supe­rior al recor­te medio en sani­dad (23). En Ingla­te­rra están eli­mi­nan­do la aten­ción a enfer­mos de esqui­zo­fre­nia, depre­sión o ansie­dad, cerran­do resi­den­cias que tra­tan la demen­cia o deri­van­do el tra­ta­mien­to de las adic­cio­nes de psi­quia­tras a médi­cos gene­ra­les (24). Y en Esta­dos Uni­dos se cons­ta­ta cómo los recor­tes, que en algu­nos esta­dos supe­ran el 20%, están pro­vo­can­do un incre­men­to en la cri­mi­na­li­dad y la mar­gi­na­li­dad (25), con enfer­mos que sin la aten­ción ade­cua­da se sien­ten inca­pa­ces de afron­tar la vida, o inclu­so deci­den ter­mi­nar con ella. ¿Quién es res­pon­sa­ble de esas muertes?

Conclusión

La sobre­mor­ta­li­dad que tie­ne lugar duran­te la cri­sis no es la con­se­cuen­cia natu­ral es ésta sino pro­duc­to, en gran medi­da, de los recor­tes socia­les que impo­nen los polí­ti­cos a sus ciu­da­da­nos. Y esos recor­tes tam­po­co son la úni­ca solu­ción posi­ble para redu­cir el défi­cit sino el pro­duc­to de una ideo­lo­gía cri­mi­nal, el neo­li­be­ra­lis­mo, que impul­san en su pro­pio bene­fi­cio ban­que­ros y gran­des empresarios.

Des­de la mayo­ría de medios de comu­ni­ca­ción se difun­de como un man­tra la idea de que

«No pode­mos gas­tar por enci­ma de nues­tras posibilidades»

lo que impli­ca­ría que el gas­to es algo muy fle­xi­ble pero las posi­bi­li­da­des son fijas e inmu­ta­bles. Dog­ma fal­so, ideo­ló­gi­co y cri­mi­nal. No hay más que com­pa­rar entre paí­ses para cons­ta­tar cómo otros sis­te­mas fis­ca­les, más pro­gre­si­vos y con mayor pro­tec­ción social, pro­du­cen mejo­res resul­ta­dos en la salud y el bien­es­tar de las per­so­nas, y tam­bién pre­sen­tan mejor desem­pe­ño en la supera­ción de la cri­sis. Así que no hay razón para no aumen­tar los impues­tos a las ren­tas altas y sus­ti­tuir la fra­se ante­rior por

«No pode­mos ingre­sar por deba­jo de nues­tras necesidades»

asu­mien­do que los ingre­sos se pue­den aumen­tar y las nece­si­da­des no se pue­den igno­rar. Por­que cuan­do un gobierno no actúa de esta mane­ra, prio­ri­zan­do la aten­ción a los más débi­les con los recur­sos de los más fuer­tes, se con­vier­te en el prin­ci­pal cul­pa­ble de las muer­tes de la cri­sis. En ese caso, ¿debe­mos hablar de homi­ci­dio invo­lu­ta­rio, de omi­sión de auxi­lio o de negli­gen­cia cri­mi­nal? Per­so­nal­men­te lo con­si­de­ro un genocidio.

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