Libia: El nego­cio de los hom­bres armados

La «nue­va Libia» atrae a nume­ro­sos empre­sa­rios empe­ña­dos en la bús­que­da de gran­des con­tra­tos, pero la ines­ta­bi­li­dad que allí rei­na actual­men­te hace que todo inten­to de recons­truc­ción sea extre­ma­da­men­te arries­ga­do. El petró­leo y la ven­ta de ali­men­tos son las úni­cas acti­vi­da­des que ofre­cen garan­tías dura­de­ras. Sin embar­go, los hom­bres de nego­cios nece­si­tan pro­tec­ción… y es ahí don­de inter­vie­nen las fir­mas mili­ta­res privadas.

Al ter­mi­nar la ope­ra­ción Pro­tec­tor Uni­fi­ca­do, y mien­tras que la OTAN «con­ti­núa vigi­lan­do la situa­ción, lis­ta para ayu­dar de ser nece­sa­rio», se abrió la com­pe­ten­cia por los mer­ca­dos libios, inclu­so para las empre­sas occi­den­ta­les de menor impor­tan­cia. Estas últi­mas se posi­cio­nan jun­to a las pode­ro­sas com­pa­ñías petro­le­ras y ban­cos de inver­sio­nes de Esta­dos Uni­dos y Euro­pa, que ya se han reser­va­do las posi­cio­nes claves.

El minis­te­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res de Ita­lia se ha com­pro­me­ti­do a «faci­li­tar la par­ti­ci­pa­ción de las empre­sas ita­lia­nas peque­ñas y media­nas en la cons­truc­ción de la Libia libe­ra­da». Pero una dele­ga­ción de 80 empre­sas fran­ce­sas ya se le había ade­lan­ta­do en Trí­po­li y el minis­tro de Defen­sa del Rei­no Uni­do, Phi­lip Ham­mond, había exhor­ta­do a las empre­sas de su país a «hacer las male­tas» y salir corrien­do para Libia.

Gran­des nego­cios se vis­lum­bran a raíz de la des­truc­ción del Esta­do libio por par­te de la OTAN. Está ade­más la pre­sen­cia de una caja fuer­te abier­ta: no menos de 170 000 millo­nes de dóla­res per­te­ne­cien­tes a los fon­dos sobe­ra­nos libios «con­ge­la­dos» y los ingre­sos pro­ve­nien­tes de la expor­ta­ción del petró­leo bio, que pue­den alcan­zar los 30 000 millo­nes anuales.

Pero exis­te un pro­ble­ma: el cli­ma de ten­sión que hace muy peli­gro­sos los movi­mien­tos en Libia de los hom­bres de nego­cios que lle­gan a ese país. Así que lo pri­me­ro que se está ven­dien­do en Libia a pre­cio de oro es la «segu­ri­dad». De ello se ocu­pa, entre otras fir­mas, la com­pa­ñía mili­tar bri­tá­ni­ca Sne Spe­cial Pro­jects Ltd., bajo la direc­ción de un ex para­cai­dis­ta que ya tra­ba­jó como con­tra­tis­ta (mer­ce­na­rio) en Israel, Irak, Afga­nis­tán, Sudán y Nigeria.
Este per­so­na­je cuen­ta con la asis­ten­cia de ex ofi­cia­les de la inte­li­gen­cia mili­tar, de las fuer­zas espe­cia­les y de fuer­zas anti­mo­ti­nes y anti­te­rro­ris­mo. Su com­pa­ñía, que pre­ci­sa que está pre­sen­te des­de mayo de 2011 en Bengha­zi, Misu­ra­ta y Trí­po­li, dis­po­ne de una lujo­sa resi­den­cia en Trí­po­li, a sólo 15 minu­tos del aero­puer­to, y abrió en ella un com­ple­jo para VIP vigi­la­do por mer­ce­na­rios bri­tá­ni­cos y libios arma­dos has­ta los dien­tes. Sne Spe­cial Pro­jects dis­po­ne ade­más de un cen­tro de nego­cios, tam­bién en la capital.

La tari­fa del «taxi» que garan­ti­za el trans­por­te a par­tir del aero­puer­to es un poco ele­va­da: 800 dóla­res en vez de los 5 acos­tum­bra­dos. Pero el vehícu­lo es un blin­da­do pesa­do conec­ta­do vía saté­li­te con un cen­tro de ope­ra­cio­nes en Trí­po­li y con otro en el Rei­no Uni­do, que a su vez están conec­ta­dos al sis­te­ma de vigi­lan­cia de la OTAN.

En el mar­co de una aso­cia­ción con la fir­ma Tran­go Limi­ted, com­pa­ñía espe­cia­li­za­da en la asis­ten­cia a empre­sas que ope­ran en zonas de alto ries­go, Sne Spe­cial Pro­jects pro­por­cio­na, en par­ti­cu­lar a las peque­ñas y media­nas empre­sas del sec­tor ener­gé­ti­co, una gama com­ple­ta de ser­vi­cios: infor­ma­ción de todo tipo (acom­pa­ña­da de fotos y videos), libre trán­si­to de per­so­nas y mate­rial bajo escol­ta a tra­vés de las fron­te­ras de Egip­to y Túnez e inclu­so con­tac­tos inter­per­so­na­les con el Con­se­jo Nacio­nal de Tran­si­ción para con­cre­tar ven­ta­jo­sos negocios.

Ser­vi­cios simi­la­res con­for­man la ofer­ta de las com­pa­ñías esta­dou­ni­den­ses Scn Resour­ces Group y Secu­rity Con­trac­ting Ner­work, así como de otras que se han ins­ta­la­do recien­te­men­te en Libia.

Ade­más de las empre­sas occi­den­ta­les deseo­sas de aca­pa­rar los mejo­res con­tra­tos antes de que regre­sen los chi­nos, estas com­pa­ñías de segu­ri­dad tam­bién tie­nen entre sus clien­tes al Depar­to de Esta­do esta­dou­ni­den­se y los demás minis­te­rios de los paí­ses occi­den­ta­les, que las con­tra­tan en el mar­co de las ope­ra­cio­nes que rea­li­zan en Libia, de for­ma direc­ta o tra­vés de las aso­cia­cio­nes «no lucra­ti­vas» que ellos financian.

En el vacío que dejó el derrum­be del Esta­do libio, des­trui­do por la agre­sión de la OTAN, va apa­re­cien­do así una red sub­te­rrá­nea de intere­ses y pode­res. Y, ante posi­bles reac­cio­nes popu­la­res peli­gro­sas, siem­pre que­da el recur­so del blin­da­do de Sne Spe­cial Pro­jects para lle­gar rápi­da­men­te al aeropuerto.

Man­lio Dinucci

14 de noviem­bre de 2011

Fuen­te: Il Mani­fies­to (Ita­lia)
Tra­duc­ción: Red Voltaire

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