El plan de des­es­ta­bi­li­za­cion de Siria- Thierry Meyssan

Lejos de indis­po­ner a la pobla­ción siria con­tra el «régi­men», el baño de san­gre de los «rebel­des» logró un movi­mien­to de uni­dad nacio­nal alre­de­dor del presidente.

Las ope­ra­cio­nes con­tra Libia y Siria tie­nen acto­res y estra­te­gias comu­nes. Pero los resul­ta­dos son muy dife­ren­tes ya que no hay com­pa­ra­ción posi­ble entre ambos Esta­dos. Thierry Meys­san ana­li­za este cua­si-fra­ca­so de las fuer­zas colo­nia­lis­tas y con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rias y pro­nos­ti­ca para estas últi­mas un efec­to de boo­me­rang en el mun­do árabe.

Aun­que el inten­to de derro­car al gobierno sirio tie­ne muchos pun­tos de simi­li­tud con la manio­bra con­tra Libia, los resul­ta­dos son muy dife­ren­tes debi­do a las par­ti­cu­la­ri­da­des socia­les y polí­ti­cas de los paí­ses en que se desa­rro­llan. El pro­yec­to ten­dien­te a aca­bar simul­tá­nea­men­te con esos dos Esta­dos ya había sido enun­cia­do des­de el 6 de mayo de 2002 por John Bol­ton, el enton­ces sub­se­cre­ta­rio de Esta­do de la admi­nis­tra­ción Bush. Nue­ve años más tar­de, su pues­ta en prác­ti­ca por par­te de la admi­nis­tra­ción Oba­ma está enfren­tan­do nume­ro­sos problemas.

Al igual que en Libia, el plan ini­cial con­tra Siria con­sis­tía era un gol­pe de Esta­do mili­tar, lo cual rápi­da­men­te resul­tó impo­si­ble a fal­ta de lograr encon­trar los ofi­cia­les nece­sa­rios para ello. Según la infor­ma­ción que hemos reci­bi­do, tam­bién esta­ba pre­vis­ta la apli­ca­ción de un plan idén­ti­co en el Líbano. En Libia, la exis­ten­cia del com­plot se supo antes de tiem­po y el coro­nel Gad­da­fi logró arres­tar al coro­nel Abda­llah Geha­ni [1]. No que­dó enton­ces otro reme­dio que some­ter el plan ori­gi­nal a una revi­sión en medio del ines­pe­ra­do con­tex­to de la «pri­ma­ve­ra árabe».

La acción militar

La idea prin­ci­pal [en Siria] era pro­vo­car des­ór­de­nes en una zona bien deli­mi­ta­da y pro­cla­mar allí un emi­ra­to islá­mi­co que pudie­ra ser­vir de base para des­man­te­lar el país. Se selec­cio­nó el dis­tri­to de Daraa por­que se encuen­tra en la fron­te­ra siria con Jor­da­nia y con el Golán ocu­pa­do por Israel, lo cual faci­li­ta­ba el envío de todo tipo de ayu­da mate­rial a los sece­sio­nis­tas. Se orques­tó allí un inci­den­te arti­fi­cial median­te el uso de estu­dian­tes de la ense­ñan­za media que rea­li­za­ron una serie de pro­vo­ca­cio­nes, tác­ti­ca que fun­cio­nó más que satis­fac­to­ria­men­te debi­do a la bru­ta­li­dad y la estu­pi­dez del gober­na­dor y del jefe de la poli­cía local. Cuan­do comen­za­ron las mani­fes­ta­cio­nes, fran­co­ti­ra­do­res empla­za­dos en los techos dis­pa­ra­ron al azar con­tra la mul­ti­tud y con­tra las fuer­zas del orden, esce­na­rio idén­ti­co al que se apli­có en Bengha­zi para sus­ci­tar la revuelta.

La pla­ni­fi­ca­ción incluía más enfren­ta­mien­tos, siem­pre en dis­tri­tos sirios fron­te­ri­zos como medio de garan­ti­zar bases de reta­guar­dia, pri­me­ra­men­te en la fron­te­ra nor­te del Líbano t pos­te­rior­men­te en la fron­te­ra con Tur­quía. La misión de los com­ba­tes esta­ba en manos de uni­da­des peque­ñas, a menu­do de unos 40 hom­bres, en las que se mez­cla­ron indi­vi­duos reclu­ta­dos local­men­te con una direc­ción con­for­ma­da por mer­ce­na­rios extran­je­ros pro­ve­nien­tes de las redes del prín­ci­pe sau­di­ta Ban­dar ben Sul­tan. El pro­pio Ban­dar estu­vo en Jor­da­nia para super­vi­sar el comien­zo de las ope­ra­cio­nes, en con­tac­to con ofi­cia­les de la CIA y del Mossad.

Pero Siria no es lo mis­mo que Libia y el resul­ta­do ha sido con­tra­rio a lo espe­ra­do. Libia es un Esta­do crea­do por las poten­cias colo­nia­les que unie­ron por la fuer­za las regio­nes de Tri­po­li­ta­nia, Cire­nai­ca y Fez­zan mien­tras que Siria es una nación his­tó­ri­ca, que las mis­mas poten­cias colo­nia­les redu­je­ron a su más sim­ple expre­sión. Libia está por lo tan­to some­ti­da a fuer­zas cen­trí­fu­gas que pue­den expre­sar­se de for­ma espontánea.

En Siria, por el con­tra­rio, exis­ten fuer­zas uni­fi­ca­do­ras que espe­ran recons­truir la Gran Siria, que inclui­ría la actual Jor­da­nia, la Pales­ti­na ocu­pa­da, el Líbano, Chi­pre y una par­te de Irak. La pobla­ción del país que actual­men­te cono­ce­mos como Siria se opo­ne por lo tan­to, de for­ma espon­tá­nea, a los pro­yec­tos ten­dien­tes a divi­dir la nación.

Por otro lado, tam­bién es posi­ble com­pa­rar la auto­ri­dad del coro­nel Gad­da­fi y la de Hafez el-Assad –el padre de Bachar el-Assad. Los dos lle­ga­ron al poder en la mis­ma épo­ca y com­bi­na­ron la inte­li­gen­cia y la bru­ta­li­dad para impo­ner­se. Por el con­tra­rio, el actual pre­si­den­te sirio Bachar el-Assad no tomó el poder. Ni siquie­ra espe­ra­ba heredarlo.

Acep­tó la pre­si­den­cia por­que su padre había falle­ci­do y a sabien­das que úni­ca­men­te su legi­ti­mi­dad fami­liar podía evi­tar una gue­rra de suce­sión entre los gene­ra­les de su padre. El ejér­ci­to sirio fue a bus­car­lo a Lon­dres, don­de Bachar ejer­cía apa­ci­ble­men­te su pro­fe­sión de oftal­mó­lo­go, pero fue el pue­blo quien lo con­so­li­dó en el poder. Bachar el-Assad es, sin dudas, el líder polí­ti­co más popu­lar del Medio Orien­te. Has­ta hace 2 meses, era tam­bién el úni­co que no uti­li­za­ba escol­ta y no tenía el menor repa­ro en mez­clar­se con las multitudes.

La ope­ra­ción mili­tar ten­dien­te a des­es­ta­bi­li­zar Siria y la cam­pa­ña de pro­pa­gan­da des­ata­da simul­tá­nea­men­te con­tra ese país fue­ron orga­ni­za­das por una coa­li­ción de Esta­dos en la que Esta­dos Uni­dos ejer­ce el papel de coor­di­na­dor, exac­ta­men­te de la mis­ma mane­ra en que la OTAN actúa como coor­di­na­dor de los Esta­dos –miem­bros y no miem­bros de la alian­za atlán­ti­ca– que par­ti­ci­pan en la cam­pa­ña mili­tar de bom­bar­deos con­tra Libia y en la cam­pa­ña ten­dien­te a deni­grar a ese país. Como ya seña­la­mos ante­rior­men­te, los mer­ce­na­rios fue­ron pro­por­cio­na­dos por el prín­ci­pe sau­di­ta Ban­dar, quien tuvo inclu­so que hacer una gira inter­na­cio­nal has­ta Pakis­tán y Mala­sia para refor­zar su ejér­ci­to per­so­nal, des­ple­ga­do des­de Mana­ma has­ta Trí­po­li. Pode­mos citar tam­bién como ejem­plo la ins­ta­la­ción, en las ofi­ci­nas del minis­te­rio liba­nés de Comu­ni­ca­cio­nes, de un cen­tro de tele­co­mu­ni­ca­cio­nes crea­do espe­cial­men­te para este asunto.

Lejos de lograr indis­po­ner a la pobla­ción siria con­tra el «régi­men», el baño de san­gre dio lugar al sur­gi­mien­to de un movi­mien­to de uni­dad nacio­nal alre­de­dor del pre­si­den­te Bachar el-Assad. Con­cien­tes de que exis­te la inten­ción de arras­trar­los a la gue­rra civil, los sirios con­for­ma­ron un blo­que. Las mani­fes­ta­cio­nes anti­gu­ber­na­men­ta­les han reu­ni­do úni­ca­men­te entre 150 000 y 200 000 per­so­nas en un país que cuen­ta 22 millo­nes de habi­tan­tes, mien­tras que las mani­fes­ta­cio­nes a favor del gobierno han reu­ni­do mul­ti­tu­des nun­ca vis­tas ante­rior­men­te en Siria.

Ante los inci­den­tes, las auto­ri­da­des han dado mues­tra de san­gre fría. El pre­si­den­te ha empren­di­do final­men­te las refor­mas que des­de hace tiem­po que­ría imple­men­tar, refor­mas que la pro­pia pobla­ción había fre­na­do has­ta aho­ra por temor a una occi­den­ta­li­za­ción de la sociedad.

El par­ti­do Baas acep­tó el mul­ti­par­ti­dis­mo para evi­tar caer en el arcaís­mo. Con­tra­ria­men­te a lo que afir­man los medios de pren­sa de Occi­den­te y Ara­bia Sau­di­ta, el ejér­ci­to sirio no repri­mió a los mani­fes­tan­tes sino que com­ba­tió a los gru­pos arma­dos. Por des­gra­cia, sus ofi­cia­les supe­rio­res, for­ma­dos en la des­apa­re­ci­da URSS, no supie­ron dar mues­tras de tac­to con los civi­les atra­pa­dos entre dos fuegos.

La gue­rra económica

Se pro­du­jo enton­ces una evo­lu­ción en la estra­te­gia común de Occi­den­te y Ara­bia Sau­di­ta. Al dar­se cuen­ta de que la acción mili­tar no logra­ría hun­dir a Siria en el caos a cor­to pla­zo, Washing­ton deci­dió actuar sobre la socie­dad a mediano pla­zo. La idea es que la polí­ti­ca del gobierno de El-Assad esta­ba dan­do lugar a la for­ma­ción de una cla­se media –úni­ca garan­tía efi­caz de demo­cra­cia– y que es posi­ble uti­li­zar con­tra esa mis­ma cla­se media con­tra el gobierno. Para lograr­lo, hay que pro­vo­car un derrum­be eco­nó­mi­co a nivel nacional.

El prin­ci­pal recur­so de Siria es el petró­leo, aun­que su pro­duc­ción no alcan­za un volu­men com­pa­ra­ble al de sus ricos veci­nos. Para comer­cia­li­zar ese petró­leo, Siria nece­si­ta tener en los ban­cos occi­den­ta­les los lla­ma­dos assets (habe­res o valo­res), que sir­ven como garan­tía duran­te las tran­sac­cio­nes. Bas­ta con con­ge­lar esos habe­res para matar el país. Por lo tan­to, resul­ta impor­tan­te y con­ve­nien­te man­char lo más posi­ble la ima­gen de Siria para que la opi­nión públi­ca occi­den­tal acep­te la adop­ción de «san­cio­nes con­tra el régimen».

Para el con­ge­la­mien­to de los habe­res de un país es nece­sa­ria, en prin­ci­pio, una reso­lu­ción del Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU, que en este caso es algo alta­men­te impro­ba­ble. Chi­na, que en el caso de Libia se vio obli­ga­da a renun­ciar a su dere­cho de veto so pena de per­der todo acce­so al petró­leo de Ara­bia Sau­di­ta, pro­ba­ble­men­te ten­dría que ple­gar­se nue­va­men­te. Pero Rusia sí pudie­ra recu­rrir al veto ya que, de no hacer­lo, per­de­ría su base naval en el Medi­te­rrá­neo y su Flo­ta del Mar Negro se aho­ga­ría detrás de los Dar­da­ne­los. (* Este artícu­lo está escri­to antes de la reso­lu­ción del con­se­jo de segu­ri­dad, don­de efec­ti­va­men­te se pro­du­jo el veto ruso).

Para inti­mi­dar­la, el Pen­tá­gono ha envia­do al Mar Negro el cru­ce­ro USS Mon­te­rrey, como esta­ble­cien­do que de todas mane­ras las ambi­cio­nes nava­les de Rusia son irrealistas.

En todo caso, la admi­nis­tra­ción Oba­ma pue­de resu­ci­tar la Syrian Accoun­ta­blity Act de 2003 para con­ge­lar los fon­dos sirios sin espe­rar por la adop­ción de una reso­lu­ción en la ONU ni una vota­ción en el Con­gre­so esta­dou­ni­den­se. Como ya lo ha demos­tra­do la his­to­ria recien­te, espe­cí­fi­ca­men­te en los casos de Cuba y de Irán, Washing­ton pue­de con­ven­cer fácil­men­te a sus alia­dos euro­peos para que se plie­guen a las san­cio­nes que Esta­dos Uni­dos adop­ta de for­ma unilateral.

Es por ello que la ver­da­de­ra bata­lla se ha des­pla­za­do actual­men­te hacia los medios de difu­sión. La opi­nión públi­ca occi­den­tal se tra­ga fácil­men­te cual­quier cuen­to debi­do a su total igno­ran­cia sobre Siria y a su fe cie­ga en la magia de las nue­vas tecnologías.

La gue­rra mediática

En pri­mer lugar, la cam­pa­ña de pro­pa­gan­da foca­li­za la aten­ción del públi­co en los crí­me­nes atri­bui­dos al «régi­men» para evi­tar cual­quier inte­rro­gan­te sobre la nue­va opo­si­ción. Estos gru­pos arma­dos no tie­nen abso­lu­ta­men­te nada que ver con los inte­lec­tua­les con­tes­ta­ta­rios que redac­ta­ron la Decla­ra­ción de Damas­co. Vie­nen de medios extre­mis­tas reli­gio­sos sun­ni­tas y son faná­ti­cos que recha­zan el plu­ra­lis­mo reli­gio­so del Levan­te y sue­ñan con ins­tau­rar un Esta­do con­ce­bi­do a su pro­pia ima­gen y seme­jan­za. Si luchan con­tra el pre­si­den­te Bachar el-Assad no es por­que esti­men que se tra­ta de un indi­vi­duo dema­sia­do auto­ri­ta­rio sino por­que es un alaui­ta, lo que para ellos equi­va­le a ser un here­je. Des­de esa ópti­ca, la pro­pa­gan­da con­tra Bachar el-Assad está basa­da en una inver­sión de la realidad.

Un ejem­plo que pue­de mover a risa es el caso del blog «Gay Girl in Damas­cus», crea­do en febre­ro de 2011. Para muchos medios de la pren­sa atlan­tis­ta ese sitio, edi­ta­do en inglés por la joven Ami­na, se con­vir­tió en una fuen­te de infor­ma­ción sobre Siria. La auto­ra des­cri­bía lo difí­cil que era para una joven les­bia­na la vida bajo la dic­ta­du­ra de Bachar el-Assad y la terri­ble repre­sión des­ata­da con­tra la revo­lu­ción que se esta­ba desa­rro­llan­do en Siria. Como mujer y gay, Ami­na goza­ba de la pro­tec­to­ra sim­pa­tía de los inter­nau­tas occi­den­ta­les, que lle­ga­ron inclu­so a movi­li­zar­se cuan­do se anun­ció que los ser­vi­cios secre­tos del «régi­men» la habían arrestado.

Resul­tó, sin embar­go, que Ami­na no exis­tía. Su direc­ción IP per­mi­tió com­pro­bar que el ver­da­de­ro autor del blog de Ami­na era un «estu­dian­te» esta­dou­ni­den­se de 40 años lla­ma­do Tom McMas­ter. Este pro­pa­gan­dis­ta, que supues­ta­men­te está hacien­do un doc­to­ra­do en Esco­cia, esta­ba par­ti­ci­pan­do en el con­gre­so de la opo­si­ción siria prooc­ci­den­tal que recla­mó en Tur­quía una inter­ven­ción de la OTAN con­tra el gobierno de Bachar el-Assad. Por supues­to, no esta­ba allí en como estu­dian­te [2].

Lo más sor­pren­den­te de esta his­to­ria no es la inge­nui­dad de los inter­nau­tas que se tra­ga­ron las men­ti­ras de la supues­ta Ami­na, sino la movi­li­za­ción de los defen­so­res de las liber­ta­des en defen­sa de gen­te que lo que real­men­te hacen es luchar con­tra las liber­ta­des. En la Siria lai­ca, la vida pri­va­da es con­si­de­ra­da un san­tua­rio. Es posi­ble que sea difí­cil defen­der la vida pri­va­da en el seno de la fami­lia, pero eso no suce­de a nivel de la sociedad.

A pesar de ello, aque­llos a quie­nes los medios de pren­sa occi­den­ta­les están pre­sen­tan­do como revo­lu­cio­na­rios, y a quie­nes noso­tros con­si­de­ra­mos con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rios, son en reali­dad vio­len­ta­men­te homó­fo­bos e inclu­so pla­nean ins­tau­rar cas­ti­gos cor­po­ra­les y, en algu­nos casos, has­ta la pena de muer­te para cas­ti­gar de ese «vicio».

Ese prin­ci­pio de inver­sión de la reali­dad se está apli­can­do a gran esca­la. Sólo hay que recor­dar los infor­mes de la ONU sobre la cri­sis huma­ni­ta­ria des­ata­da en Libia: dece­nas de miles de tra­ba­ja­do­res inmi­gran­tes huyen de ese país para esca­par a la vio­len­cia. Los medios de pren­sa atlan­tis­tas uti­li­za­ron ese hecho para con­cluir que el «régi­men» de Gad­da­fi debe ser derro­ca­do y que hay que apo­yar a los suble­va­dos de Bengha­zi. Pero el res­pon­sa­ble de ese dra­ma no es el gobierno de Trí­po­li sino los supues­tos revo­lu­cio­na­rios de la región de Cire­nai­ca, que des­ata­ron una ver­da­de­ra cace­ría de negros.

Movi­dos por una ideo­lo­gía racis­ta, los «revo­lu­cio­na­rios» afir­man que los negros están al ser­vi­cio de Gad­da­fi y los lin­chan cuan­do logran atra­par­los. En el caso de Siria, las cade­nas de tele­vi­sión de ese país trans­mi­ten imá­ge­nes de gru­pos de hom­bres arma­dos para­pe­ta­dos en los techos de las casas, des­de don­de dis­pa­ran al azar sobre las mul­ti­tu­des y las fuer­zas del orden. Pero las cade­nas occi­den­ta­les y sau­di­tas retrans­mi­ten esas mis­mas imá­ge­nes atri­bu­yen­do los crí­me­nes al gobierno de Damasco.

En defi­ni­ti­va, el plan de des­es­ta­bi­li­za­ción en mar­cha con­tra Siria no está dan­do los resul­ta­dos espe­ra­dos. Si bien ha con­ven­ci­do a la opi­nión públi­ca occi­den­tal de que ese país vive bajo una terri­ble dic­ta­du­ra, su efec­to en Siria ha sido el de unir a la inmen­sa mayo­ría de la pobla­ción en torno de su gobierno. Algo que pue­de aca­bar resul­tan­do peli­gro­so para los crea­do­res del plan, sobre todo para Tel Aviv. En enero y febre­ro de 2011 fui­mos tes­ti­gos del sur­gi­mien­to de una ola revo­lu­cio­na­ria en el mun­do ára­be, a la que ha segui­do en abril y mayo una ola con­tra­rre­vo­lu­cio­na­ria. La balan­za toda­vía está en movimiento.

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