«Pues­ta a ele­gir, pre­fie­ro ser mujer que ser varón»

Entre­vis­ta con Leo­nor Sil­ves­tri, poe­ta y acti­vis­ta obje­to­ra del géne­ro :: «Las capas medias pien­san que la dig­ni­dad de fre­gar baños es más dig­na que la dig­ni­dad de la puta»

“¡Lo úni­co peor que ser mujer, es ser varón! Yo me sien­to una per­so­na que inten­ta fugar de los géne­ros, no una Queer”… Estu­vo en Chi­le en sep­tiem­bre invi­ta­da por el colec­ti­vo Rita Lazo (Lazo- rri­ta)* don­de par­ti­ci­pan com­pa­ñe­ras femi­nis­tas autó­no­mas. Tam­bién la invi­ta­ron las Klle­je­ras, vie­jas ami­gas femi­nis­tas autó­no­mas y Huel­ga de Vien­tres, jóve­nes femi­nis­tas autó­no­mas y anarcas**.

Hizo unas cuán­tas per­fo­man­ces –como le lla­man a las repre­sen­ta­cio­nes des­de hace un tiem­po en nues­tros occi­den­ta­li­za­dos movi­mien­tos socia­les-. Per­fo­man­ces que moles­ta­ron a algu­nos ‑y tam­bién a unas cuán­tas- que incluían dil­dos y ori­nes, pero que encan­ta­ron a los fotó­gra­fos que atra­pan imá­ge­nes controvertidas.

¿Sería una de esas chi­cas Queer que mues­tran accio­nes tan van­guar­dis­tas que ‑al menos, a mí- me dejan mar­can­do ocu­pa­do?… Una can­ti­dad no des­pre­cia­ble de jóve­nes trans, queer, varo­nes, chi­cas, les­bia­nas, la seguían en la mar­cha de las putas por el cen­tro de San­tia­go. Tam­bién, jun­to con femi­nis­tas de Rita Lazo y otras femi­nis­tas, estu­vo cons­tan­te­men­te apo­yan­do la huel­ga de ham­bre del movi­mien­to estu­dian­til chi­leno. Era la opor­tu­ni­dad enton­ces de pre­gun­tar a una com­pa­ñe­ra, al menos un par de cosas que due­len entre femi­nis­tas y acti­vis­tas de la diver­si­dad sexual.

¿Te auto­de­fi­nes Queer?

¡No! ¡Estás loca! Así me dice la gen­te, que tam­bién me nom­bra “mujer”. Pero Queer es una prác­ti­ca por un lado, y por otro, creo que hoy en día la pala­bra es un sig­ni­fi­can­te vacío, car­ga­do de con­no­ta­cio­nes rela­cio­na­das con el mun­do de la Aca­de­mia, es como una coar­ta­da ins­ti­tu­cio­nal. Inclu­so tie­ne que ver con mane­ras de rebus­car­se la vida. A mí no me intere­sa para nada per­te­ne­cer a eso.

¿Y, des­de tu mira­da, qué es la prác­ti­ca Queer ‑sin con­tar lo aca­dé­mi­co que se aco­mo­da en lo queer-?

Hay un gru­po de gen­te que no se sabe Qué es, y yo cele­bro eso por­que qui­zás no sean nada, si no, más bien, es gen­te que fun­cio­na Cómo, que ope­ra Cómo. A mí me gus­ta eso. Me intere­san las pre­gun­tas por los Cómo y no por los Qué. Los Qué son pura onto­lo­gía (o sea, esen­cia­lis­mo, iden­ti­dad fija). Pre­fie­ro remi­tir­me a las per­fo­man­ces. Den­tro de ese con­jun­to lla­ma­do queer, está la gen­te que obje­ta su géne­ro, que obje­ta al Esta­do, gen­te que tie­ne una fuer­te matriz anár­qui­ca en el sen­ti­do de lo anti­au­to­ri­ta­rio y de lo anti-jerár­qui­co. Y esto para mí es impor­tan­te: des­ha­cer el género…

¿Y cómo?

La iden­ti­dad no es fija, si no con­tin­gen­te, no es uni­ver­sal si no sin­gu­lar y tie­ne que ser nego­cia­da. Por­que si no se nego­cia, enton­ces pasa como pasa en las oku­pas: eso de que como, aho­ra, somos igua­les, los varo­nes les pue­den pegar a las muje­res. O como pasa con los varo­nes que cuan­do yo hablo de decons­truc­ción sexo-afec­ti­va: ellos dicen amor libre y enton­ces ¡a coger­se a todas!… Yo les ten­go malas noti­cias a esos mucha­chos, eso no de-cons­tru­ye nada, es más de lo mis­mo. Decons­truir la sexua­li­dad es otra cosa, es poder afec­tar­se posi­ti­va y ale­gre­men­te en el espa­cio públi­co, por ejem­plo en el caso de los varo­nes, con otro como él ‑con otro varón- y que eso no les pese.

“Iden­ti­dad no fija”, entien­do que es iden­ti­dad no bio­ló­gi­ca no anatómica…

Exac­ta­men­te. Te lo voy a decir así: no es que yo diga que no hay muje­res, es que digo que son una cons­truc­ción como una silla: la silla no sale del árbol, se cons­tru­ye. La mujer tam­po­co sale de Adán y Eva o de la cos­ti­lla o de un óvu­lo fecun­da­do, es una cons­truc­ción bio-política.

¿Una cons­truc­ción polí­ti­ca que sur­ge de la biología?

Sí. ¿A qué me remi­to? Por ejem­plo has­ta el siglo 18, o sea, has­ta el adve­ni­mien­to del Capi­ta­lis­mo y qui­zás un poco antes, la cien­cia pos­tu­la­ba que solo había varo­nes ‑mode­lo de semejanza‑, y ade­más esta­ban los varo­nes mal cons­trui­dos (las muje­res) que incluían a todos los que no eran varo­nes bien cons­trui­dos. Y el hete­ro­ca­pi­ta­lis­mo (capi­ta­lis­mo hete­ro­se­xual) inven­tó esta idea de la dife­ren­cia sexual: dos cuer­pos con­tra­pues­tos y sexua­dos. El pro­ble­ma con las iden­ti­da­des mujer bio­ló­gi­ca es que como todas las iden­ti­da­des, exclu­ye a algu­nos o a muchos, y colo­ca en cali­dad de anor­mal a quie­nes excluye.

O sea a las muje­res trans, por ejemplo…

Cla­ro, pero ni me voy a poner a plan­tear lo evi­den­te de ¿qué hace­mos con una mujer trans? o con una tra­ves­ti o con una per­so­na inter­se­xual. Sim­ple­men­te me pre­gun­to ¿qué hace­mos con una que nació sin ova­rios o sin útero?…

O sea aquel argu­men­to de que son excep­cio­nes esas per­so­nas ¿a ti no te sirve?…

No lo creo por­que en reali­dad no es nada extra­ño: 1 de cada dos 2 mil naci­mien­tos son lo que la bio­po­lí­ti­ca va a desig­nar como “inter­se­xua­les” ‑según dice Faus­to Ster­ling-. Enton­ces ese argu­men­to es como decir por ejem­plo que la gen­te albi­na o la gen­te con sín­dro­me de down no son coti­dia­nos. Es excluir­los, y me pare­ce abe­rran­te… ¡Y aun­que hubie­ra una sola per­so­na inter­se­xual, bas­ta! ¡Es sufi­cien­te! Tam­bién está el dere­cho a auto­de­no­mi­nar­se como se quiera.

¿Qué pro­po­nes entonces?

Los Tiq­qun (1) dicen “nada rei­vin­di­ca­mos nada pro­po­ne­mos”, sin embar­go, hay que fugar del mun­do de los géne­ros y del mun­do de las iden­ti­da­des –mun­dos aris­to­té­li­cos-. Yo creo en un mun­do de poten­cias, y las poten­cias no pue­den ser esté­ti­ca­men­te defi­ni­das ni defi­ni­das a prio­ri. Pro­pon­go via­jar hacia ese mun­do, al mun­do de las poten­cias ‑como que­ría Baruch Spi­no­za, filó­so­fo del siglo XVII-. Deleu­ze y Guat­ta­ri expli­can ‑siguien­do a este filó­so­fo de la ale­gría- que nun­ca se sabe lo que un cuer­po pue­de, en la empe­re­za, o sea en la experiencia/​experimentación. La poten­cia podría ser defi­ni­da enton­ces por la capa­ci­dad de afec­ta­ción (ale­gre) con lo que me rodea, para com­po­ner­me en más cuer­pos y mas afec­tos con el fir­me pro­pó­si­to de boi­co­tear el plan Heter-Impe­rial (hete­ro e imperialista).

SUJETO POLÍTICO MUJER

Uno de los pun­tos de des­en­cuen­tro con la diver­si­dad sexual (dicho sim­ple­men­te) es la exis­ten­cia (o no) de las muje­res como suje­tos polí­ti­cos de la des­truc­ción del patriar­ca­do. Por eso, le pregunto:

¿Exis­te o no, des­de tu pun­to de vis­ta, un suje­to polí­ti­co Mujer?

Exis­te como exis­ten las sillas, y creo que hay que fugar ahí, aun­que sin negarlo…sino cuestionándolo.

Explí­ca­me eso…

Por un lado, me pare­ce que sir­ve como estra­te­gia. Ima­gi­ne­mos que por la coyun­tu­ra en la que vivi­mos, estra­té­gi­ca­men­te, vamos a hacer algún tipo de lobby guber­na­men­tal, para des­cri­mi­na­li­zar el abor­to por ejem­plo. Para eso nece­si­ta­mos un suje­to, uti­li­ce­mos ese suje­to –la mujer- pero sepa­mos que es car­tón pin­ta­do, con­si­ga­mos lo que tene­mos que con­se­guir ¡y ya!…

¿Y la his­to­ria de rebel­días de las muje­res es car­tón pin­ta­do también?

¡No! ¡Yo no dije eso! ¡No te pon­gas áspe­ra, Victoria!

Soy áspe­ra y te pregunto…

No, sim­ple­men­te me pare­ce – voy a dar el argu­men­to del enemi­go- que esa his­to­ria de rebel­día y de opre­sión la vas a encon­trar en muchos sujetos…

Pro­ba­ble­men­te, pero eso no cam­bia la memo­ria de opre­sio­nes, resis­ten­cias y rebel­días de las mujeres…

Yo no digo que ese tra­ba­jo esté mal, sola­men­te que a mí me intere­sa otro tra­ba­jo. Uno en pos de otras cues­tio­nes. Un tra­ba­jo que tie­ne que ver con la ale­gría, con el encuen­tro, con la des-geni­ta­li­za­ción, con la des-gene­ri­za­ción. Que no nie­ga las opre­sio­nes ‑de ahí par­ti­mos- pero para irnos de ahí. Lamen­to decir­lo, pero el mun­do de las muje­res es un mun­do que repro­du­ce el bino­mio: El bino­mio de géne­ro varón/​mujer, y ese es el enemi­go y es la cons­truc­ción pri­vi­le­gia­da del mun­do de la biopolítica.

Expli­ca lo del binomio…

Ser defi­ni­da den­tro de una iden­ti­dad es a la vez un pri­vi­le­gio y una cár­cel. El bino­mio de géne­ro es el agen­te del con­trol Impe­rial más efec­ti­vo que haya­mos cono­ci­do jamás. Pen­se­mos en como la hete­ro­se­xua­li­za­ción ‑la hete­ro­nor­ma- tra­ta como seres enfer­mos, pato­ló­gi­cos, a los cuer­pos no hete­ro­se­xua­les den­tro de la fami­lia. Pen­se­mos inclu­so en como la hete­ro­nor­ma tra­ta a las per­so­nas con deseos gay o lés­bi­cos. Que te obli­guen a ser esto o aque­llo es como tener el cuer­po atra­pa­do, enca­de­na­do, y al mis­mo tiem­po, nos con­vier­te a todos y todas en agen­tes de con­trol. Des­de el bino­mio se con­tro­la a los cuer­pos que desean y no se some­ten. ¿O quién se encar­ga de poner en su lugar a las muje­res mas­cu­li­nas, sino jus­ta­men­te las muje­res feme­ni­nas? El esen­cia­lis­mo es una vie­ja de mier­da que lla­ma a la poli­cía en lo mejor de la fies­ta por­que le moles­ta la músi­ca. Bus­ca con­tro­lar las poten­cias, los deve­ni­res, los agen­cia­mien­tos de los cuerpos.

Y enton­ces…

Y enton­ces, se tra­ta de bus­car las poten­cias que no hemos cono­ci­do aún, inson­da­bles a prio­rís­ti­ca­men­te median­te la crea­ción de con­tra-deseos, de deseos que des­ar­men los que ha pro­du­ci­do el patriar­ca­do, y eso a par­tir del uso refle­xi­vo de los pla­ce­res que nos com­pon­gan en más potencias.

LA MANADA

Afir­ma que se sien­te “una des­obe­dien­te, una obje­to­ra de géne­ro”. Dice que no hay vio­len­cia de géne­ro, que “el géne­ro es la vio­len­cia y que eso se lo roba a Bea­triz Pre­cia­do”. Expli­ca: “Me he dedi­ca­do toda la vida a des-gene­ri­zar­me. Y no para ser igua­les, si no para ser sin­gu­la­res. A mí la igual­dad, que es uno de los pre­su­pues­tos de la Revo­lu­ción Fran­ce­sa, no me intere­sa. Deseo algo sin­gu­lar, no indi­vi­dual, y tam­bién algo colec­ti­vo: la manada…

¿Qué es la manada?

Una mane­ra de vivir que inclu­ye tam­bién los momen­tos de sole­dad como los que esta­mos tran­si­tan­do vos y yo aho­ra. Don­de sí tene­mos nues­tras mana­das en dife­ren­tes luga­res. Acá por ejem­plo, tam­bién tene­mos nues­tras mana­das, no esta­mos solas en medio de San­tia­go, y ade­más, algu­nas per­so­nas nos espe­ran en otros lados. Sin embar­go, tam­bién tene­mos nues­tros momen­tos de sofo­co –nos sofo­ca­mos con la mana­da- y hace­mos como hacen los lobos, que andan en mana­da, pero que tam­bién se van de la mana­da por un tiem­po, y lue­go vuelven.

O sea, un deve­nir animal

Deleu­ze y Guat­ta­ri hablan del “deve­nir-ani­mal” como mul­ti­pli­ci­dad, y esa es ya una metá­fo­ra extra­or­di­na­ria para pen­sar cues­tio­nes anti­es­pe­cis­tas en un mun­do en que se nos dice que somos los Amos para hacer del mun­do y con el mun­do, lo que que­ra­mos. A la mana­da le intere­sa la pro­pa­ga­ción, la ocu­pa­ción, el con­ta­gio: “El lobo no es en pri­mer lugar un carác­ter o un cier­to núme­ro de carac­te­res, es una lobería”.

¿Comu­ni­dad o manada?…

Podría ser comu­ni­dad, pero más me intere­sa el deve­nir. Y pien­so en deve­ni­res ani­ma­les, por eso me gus­ta “mana­da”… Comu­ni­dad tam­bién me gus­ta por la Comu­na de París, por el comu­nis­mo, pero me intere­sa más el deve­nir que es real sin ser onto­ló­gi­co. Como cuan­do el cha­mán encar­na al tótem, lo encar­na, pero él no es el tótem, no es el búfa­lo. El búfa­lo es el búfa­lo. Y ahí De Lau­re­tis (Tere­sa) en su libro “Dife­ren­cias” tie­ne un pun­to para los varo­nes ‑no para las que esta­mos bio­po­lí­ti­ca­men­te asig­na­das muje­res-. Les dice a los varo­nes: todo muy lin­do, pero se olvi­dan, jus­to de lo que vos estás seña­lan­do, del cuer­po real con esa memo­ria de pade­ci­mien­to. Aho­ra, me pare­ce que lo mejor que les pue­de pasar a las asig­na­das al cuer­po mujer es fugar­se de esa iden­ti­dad, sin dejar el deve­nir y aque­llo de la memo­ria del cuer­po como reser­vo­rio de potencialidad…

Que es lo que hacen muchas feministas…

Sí, me pare­cen que es lo que inten­tan, des­de Simo­ne de Beau­voir para adelante…

Y des­de antes, Loui­se Michel por ejem­plo, que esta­ba bas­tan­te fugada…

Sí, por eso armó una mili­cia, y con las putas…

Y las obre­ras anar­quis­tas de prin­ci­pios del siglo 20, fugando…

Sí, y eso del tra­ba­jo con el pla­cer, pro­pio de las anar­quis­tas argen­ti­nas de fines del siglo 19… Yo no nie­go la His­to­ria, me pare­ce fun­da­men­tal no negar la his­to­ria de opre­sión. ¡Si yo ven­go de ahí! Pero me pare­ce más intere­san­te tra­ba­jar por un lado la con­quis­ta del pla­cer, como decía “La Voz de la Mujer”: “recla­ma­mos enton­ces nues­tra par­te de pla­ce­res en el ban­que­te de la vida”, y el tra­ba­jo con las poten­cias. O sea, más que refor­zar lo que no pudi­mos, ver qué es lo que aho­ra pode­mos. Y me pare­ce que para hacer­lo, por momen­tos o qui­zás per­ma­nen­te­men­te, hay que fugar de la iden­ti­dad mujer. Sin olvi­dar­nos que fugar de la iden­ti­dad mujer no sig­ni­fi­ca: bueno como aho­ra ya no hay pro­ble­ma de géne­ro y no hay más eso de varo­nes y muje­res, enton­ces yo voy a estar siem­pre en la cocina…¡No! ¡Eso es ser idio­ta! ¡Eso es ser bolu­da! ¡No hay que dejar que nin­gún pelo­tu­do se aproveche!

FEMINISMO SIN MUJERES

Le pre­gun­to si cono­ce ese fenó­meno aca­dé­mi­co –local- del lla­ma­do Femi­nis­mo Sin Muje­res. Res­pon­de que sí, que es “el de la CUDS, una Coor­di­na­do­ra Uni­ver­si­ta­ria de Disi­den­cia Sexual”.

¿Y?…

Me invi­ta­ron un té con masas… Yo les pre­gun­té por qué es que ellos creen que son la disi­den­cia sexual si para mí son unos mucha­chos gays con una terra­za esplén­di­da en el cos­to­so cen­tro de la ciu­dad de San­tia­go, y no unos mari­co­nes de pobla­ción, y por­que ade­más no están intere­sa­dos en la for­ma­ción de pen­sa­mien­to fue­ra de los esta­men­tos uni­ver­si­ta­rios, ellos quie­ren estar en la ins­ti­tu­ción uni­ver­si­ta­ria… ¿Qué disi­den­cia es esa? Los disi­den­tes sexua­les, los exi­lia­dos sexua­les, como decía Nés­tor Per­longher, que­re­mos incen­diar las uni­ver­si­da­des –¡Ya, están todos avi­sa­dos!-. Para mí ese Femi­nis­mo sin Muje­res es una pro­vo­ca­ción mediá­ti­ca y lo mejor que se pue­de hacer con los pro­vo­ca­do­res es lo que se hace con los fan­tas­mas en la magia, igno­rar­los, no dar­les cré­di­to, como que no son inter­lo­cu­to­res váli­dos ¿vis­te?

¿Algo res­ca­tas?

Hay un tex­to en ese libro de la CUDS, Femi­nis­mo Sin Muje­res, que es el úni­co tex­to bueno que tie­ne el libro. Es de una femi­nis­ta, Ale­jan­dra Cas­ti­llo. Ella expli­ca los moti­vos de por qué el femi­nis­mo no es huma­nis­mo, y que como no es huma­nis­mo, no es uni­ver­sal. Y da cuen­ta de cómo el femi­nis­mo que ven­drá ‑no el que estu­vo- es un femi­nis­mo que va a incluir todo un set de poten­cias que no pue­den ser cla­si­fi­ca­das sola­men­te den­tro de onto­lo­gía lla­ma­da mujer. Tam­bién expli­ca que hay que salir a des­truir la bio­lo­gía, que es la que his­tó­ri­ca­men­te pone a la mujer en el lugar de madre repro­duc­to­ra nutri­cia sin nin­gún tipo de posi­bi­li­dad de otro deve­nir. Bueno, ese tex­to abre el libro y es muy bueno. Por otra par­te, en ese té con masas, oí comen­ta­rios sobre si la auto­ra del tex­to esta­ba más gor­da o no… ¡Uf, si esa es la disi­den­cia sexual, yo entre­go el car­net de afi­lia­ción a la Disi­den­cia, maña­na! ¡Esos son los momen­tos don­de yo me vuel­vo una suer­te de femi­nis­ta radi­cal de la segun­da ola!…

De esas pesa­das, a las que jus­ta­men­te el Femi­nis­mo Sin Muje­res quie­re negar…

Sí, ahí digo: ¡Que vuel­va Fires­to­ne y los mate a todos! Por su pues­to yo nada que ver con el Femi­nis­mo sin Muje­res… Creo que ellos le lla­man disi­den­cia sexual a lo que real­men­te es un nicho de mer­ca­do, y se pelean con los queer por­que lo Queer hoy, es otro nicho de mercado.

De la coope­ra­ción inter­na­cio­nal al desarrollo

Jus­to.

LA CUESTIÓN DE LA CLASE Y MÁS

En un deba­te le oí decir algo así como ���con la cla­se no hacés mucho…”. Esto cuan­do una femi­nis­ta autó­no­ma de “Huel­ga de Vien­tres”, sub­ra­yó el tema. Le pre­gun­té enton­ces a qué se refe­ría con esa afir­ma­ción: “Para empe­zar”, me res­pon­dió, “es otra de las cate­go­rías aris­to­té­li­cas pro­pias del mar­xis­mo, pro­pias de esa mane­ra de ver el mun­do divi­di­do en sim­bó­li­co y mate­rial. ¡Y yo no veo más el mun­do así! Y enton­ces con la cla­se no hacés mucho”…

¿Por qué?

Por­que aho­ra que esta­mos todos tra­ba­jan­do en Call Cen­ters (Cen­tros de lla­ma­das) y no en las indus­trias pesa­das de prin­ci­pios del siglo 20. Si hay algo así como un señor opri­mi­do pro­le­ta­rio, un suje­to pro­le­ta­rio, ya sabe­mos lo que pasa con él, que vuel­ve a casa, borra­cho, le faja [gol­pea] a la mina, la caga a palos, la vio­la… Y ya sabe­mos lo que pasa con esa mujer-madre gol­pea­da, que a su vez es pro­le­ta­ria tam­bién. Ella se des­car­ga con la hija por­que la tie­ne ahí, a la mano. Yo entien­do ¡Son todos víc­ti­mas! Pero lo que quie­ro pen­sar cómo nos fuga­mos de ahí. Y ade­más reafir­mo que este mun­do de hoy no es el que se des­cri­bía en los siglos 19 y 20, es otro mun­do… La cla­se no nos ha sido útil para cons­truir for­mas-de-vida y sub­je­ti­vi­da­des radicales.

Rela­ti­va­men­te, otro mundo…

Para mí es otro mun­do. ¡Ya no está más! El tra­ba­jo no es el mis­mo. Me pare­ce que la cla­se, pro­du­ce un cier­to tipo de cuer­pos y de sub­je­ti­vi­da­des de los cua­les hay que fugar. Pien­so ade­más en teó­ri­cas como Joan Scott –his­to­ria­do­ra, la men­to­ra de Judith Butler- que dice que no se pue­den estu­diar los fenó­me­nos ais­la­da­men­te. Si estu­diás cla­se, estu­diás raza. Si estu­diás tra­ba­jo sexual que es “géne­ro” por­que las tra­ba­ja­do­ras sexua­les son cuer­pos bio­po­lí­ti­ca­men­te asig­na­dos a mujer, o cuer­pos femi­ni­za­dos, no podés estu­diar­lo si no le cru­zás raza. Si mirás a la mode­lo de pasa­re­la euro­pea, tra­ba­ja­do­ra sexual fina, últi­ma­men­te es de Euro­pa del Este, croa­ta por ejem­plo, no la podés ana­li­zar sin la raza. Y si ana­li­zás raza, te metés con la cla­se… Sin embar­go, no tene­mos más la capa­ci­dad de decir “este es el suje­to”… Yo le temo a la gen­te que dice “éste es el suje­to de la revo­lu­ción”, por­que no hay revo­lu­ción, en todo caso la revo­lu­ción es aquí y aho­ra. Y son muchas, atomizadas.

Es lo que ha dicho el femi­nis­mo autó­no­mo lati­no­ame­ri­cano: mujer no uni­ver­sal, y no una suma de dimen­sio­nes socia­les, si no con­fi­gu­ra­ción: india-empo­bre­ci­da-rural –una sola con todo eso en su deve­nir, o mes­ti­za-urba­na-en pros­ti­tu­ción… ¿Nie­gas eso?

Lo afir­mo como cons­truc­ción, como afir­mo el mun­do de las sillas. Y me pone muy ner­vio­sa cuan­do alguien que no ha desis­ti­do de sus pri­vi­le­gios de cla­se, de géne­ro, de raza, se pone a hablar por las demás. Por las tra­ba­ja­do­ras sexua­les por ejem­plo, que es lo que le dis­cu­tía a esa chi­ca. Yo dejé la Uni­ver­si­dad, mi fami­lia y el tra­ba­jo for­mal por­que me pare­ce que es este otro lugar, en don­de está ins­ta­la­do el esfuer­zo de las poten­cias y de la ale­gría. ¡Pero quién no lo hace, que no me ven­ga a hablar! Si no tra­ba­jas­te de tra­ba­ja­do­ra sexual ni de emplea­da de super­mer­ca­do, nun­ca. ¡Enton­ces no sabés! Sin embar­go la moral y la decen­cia pro­pia de las capas socia­les medias tien­den a pen­sar que la dig­ni­dad de fre­gar baños es más dig­na que la dig­ni­dad de la puta.

Ya, y enton­ces le lla­mas “tra­ba­jo sexual” y no prostitución…

Por­que me pare­ce que es dis­tin­to. No nie­go el tra­ba­jo sexual como una posi­bi­li­dad, y ahí me plie­go a cier­tos dis­cur­sos de las femi­nis­tas radi­ca­les de los 70: ¡Debe­ría­mos cobrar­les a los hete­ro­se­xua­les por coger­nos, a todos, a nues­tros mari­dos, a todos! ¿Que­rés sexo con­mi­go? ¡Paga­me! Eso es tra­ba­jo sexual no remu­ne­ra­do: el matrimonio…

Cla­ro, y las muje­res –si pode­mos- cobramos…

Sí, pero ha habi­do algo que se lla­ma eman­ci­pa­ción sexual… Enton­ces aho­ra no está cla­ra la rela­ción. Yo creo que hay que fugar de esa rela­ción, y del tra­ba­jo que sea, fugar en pos de la mana­da, en pos del apo­yo mutuo, de las cons­truc­cio­nes afec­ti­vas. Hacia allá hay que fugar, hacia la abo­li­ción de la pro­pie­dad pri­va­da. Aho­ra, mien­tras esta­mos acá ¡hay que cobrar­lo siempre!

Enton­ces lo del tra­ba­jo sexual pier­de sen­ti­do, dices…

Cla­ro, siem­pre tie­ne un pre­cio en el hete­ro­ca­pi­ta­lis­mo el sexo. Si me pre­gun­tas si estoy a favor del tra­ba­jo sexual enton­ces, te res­pon­do que estoy a favor de que no haya tra­ba­jo. Estoy por la abo­li­ción de todo tra­ba­jo. Pero, ojo, una tra­ba­ja­do­ra sexual no es lo mis­mo que la mujer sus­traí­da bajo coer­ción direc­ta o median­te enga­ño que es meti­da en un burdel…

Las que están en trá­fi­co, dices…

Sí ¡Eso es otra cosa! ¡Esa es la escla­vi­tud! Y para salir de la escla­vi­tud tie­ne que dejar de haber huma­nos… Esto es una metá­fo­ra, no es que quie­ro matar a todos los huma­nos. No. Hay que dejar de de ser huma­na en el sen­ti­do de bus­car otros deve­ni­res, los de la mana­da por ejem­plo, los deve­ni­res ani­ma­les. Ya sabe­mos lo que hace la huma­ni­dad y hay que fugar de ella…

Y ade­más, las muje­res siem­pre hemos sido mira­das como animales…

¡Mejor, un pro­ble­ma menos!

PERFORMANCE PARA QUIÉN

Le advier­to que reto­mo mi aspe­re­za. “Díga­lo no más”, excla­ma… ¿Para quién ter­mi­na sien­do tu per­for­man­ce?: Des­nu­do, mas­tur­ba­ción, dil­do… ¿No es para los hom­bres? Por­que creo que a ellos les gus­ta mucho. Res­pon­de: “Yo no les gus­to mucho a los hom­bres, ese per­so­na­je que vis­te les da un poco de temor”…

Al ver­los, obser­vé esa mira­da tan cono­ci­da, esa perversión…

¡Ah! Si des­pier­ta per­ver­sión, está muy bien, pero que no des­pier­te al hete­ro­se­xual que lle­van dentro…

De eso hablo…

A mí no me gus­ta mucho el psi­co­aná­li­sis, pero hay una psi­co­ana­lis­ta laca­nia­na, Rudi­nes­co, que dife­ren­cia, per­ver­sión de per­ver­si­dad. Enton­ces, si des­pier­ta sus per­ver­sio­nes, bien. El pro­ble­ma de la hete­ro­se­xua­li­dad es la perversidad.

¿Qué sería per­ver­sión en este caso?

Su deseo de que le den por culo, de que otro hom­bre le de por culo, o su deseo de estar con una mujer –como yo‑, mujer entre comi­llas, más poten­te que él…

Difí­cil en esa mirada…

No te creas, yo creo que eso pue­de ser cons­trui­do, pues­to que el deseo no es natu­ral, si no una pro­gra­ma­ción del heterocapitalismo…

¿Quie­res decir que el deseo es una producción?

Exac­to, una pro­duc­ción como la silla. Y si se pro­du­jo, se pue­de des­pro­gra­mar y pro­gra­mar en otros sen­ti­dos. Y eso inten­to hacer. Me sale, no me sale ¡quién sabe! A veces sí, a veces no. Creo que tam­bién hay que salir de esa manía de con­tro­lar los efec­tos. -¡No lo digo por vos! Lo digo por detrac­to­ras. Me pare­ce que que­rer todo el tiem­po con­tro­lar los efec­tos es pro­pio de la neu­ro­sis que pro­du­ce el capi­ta­lis­mo. ¡Si no sabe­mos de los efec­tos! ¡Tire­mos líneas de fuga! Yo creo que si yo orino arri­ba de la mesa mien­tras me saco cosas de un cho­cho (vagi­na) sucio san­gran­te, y te escu­po y digo unas cosas abe­rran­tes que hablan de cómo un padre vio­la a una hija, a los varo­nes no les gus­ta, al hete­ro­se­xual medio le inco­mo­da, se quie­re ir… ¡A las chi­cas les gus­ta mucho!

No sé si nos gus­ta a las muje­res, pero pue­de estre­me­cer­nos con la memo­ria del abu­so en nues­tros cuerpos…

¡Y sí! No quie­ro decir que no pue­da ocu­rrir que eso se con­vier­ta en sim­ple espec­tácu­lo. Si es así, ¿qué hare­mos?, nos ire­mos de ahí. Dire­mos adiós sin nin­gu­na nos­tal­gia. En el momen­to en que me doy cuen­ta de que estoy hacien­do un cir­co para que un par de wevo­nes se hagan la paja, ¡ya, lis­to, me dedi­co a otra cosa, vere­mos a qué! Siem­pre exis­te ese ries­go y yo lo voy a correr. ¡Si me ensu­cio, me lim­pio! Pero me pare­ce que no, me pare­ce que lo que hago es una interpelación.

Le expli­co que no la hago res­pon­sa­ble de las mira­das mas­cu­li­nas y que más bien, lo que me preo­cu­pa es cómo lle­van ellos su mas­cu­li­ni­dad a accio­nes de des­obe­dien­cia sexual, inclui­dos los gay. -¡Cómo tan intere­sa­dos los varo­nes en accio­nes que hacen femi­nis­tas!-. Jus­ta­men­te recor­dé a uno que nos gri­tó en la mar­cha: “¡Las tetas de la muje­res son lin­das, mués­tren­las!”, y supon­go que ima­gi­na­ba que su con­trol sobre nues­tros cuer­pos es la libe­ra­ción propuesta…

Eso vi y oí en la marcha…

Veo a lo que vas, por suer­te ten­go unas tetas peque­ñas con pier­cing que se pare­cen más a las tetas de un nene. Yo cul­ti­vo eso: te estás exci­tan­do con mis tetas, en reali­dad te estás exci­tan­do con alguien que no pare­ce real­men­te una mujer…

O sea, quie­nes tene­mos otros cuer­pos no pode­mos hacer eso…

Pero pue­des hacer otra per­for­man­ce. Tú por ejem­plo, creo que la hacés, y que for­ma par­te de tu per­for­man­ce coti­dia­na: ten­go 50 años y estoy bue­no­rra, no quie­ro pare­cer una pen­de­ja, te estás calen­tan­do con­mi­go que no soy una joven, pero tam­po­co una seño­ra de su casa… Eso for­ma par­te de tu des­obe­dien­cia sexual. Igual pue­de pasar que eso sea coop­ta­do. Si es coop­ta­do, lo tira­mos, y cam­bia­re­mos de estra­te­gia ¿No?

COMPAÑERAS EN VEZ DE PAREJA

Tam­bién habla­mos sobre el dolor de lo que el mun­do patriar­cal lla­ma “infi­de­li­dad”, o inclu­so de cómo en la pro­pues­ta poli­amo­ro­sa de muchas femi­nis­tas y no femi­nis­tas ‑o sea, en la pro­pues­ta de tener con toda hones­ti­dad y res­pe­to, diver­sos amo­res a la vez- pare­cie­ra que a veces, no se toma en cuen­ta el dolor que pro­du­ces a otras y otros. Para ella el dolor es nece­sa­rio. Lo expli­ca dicien­do que se opo­ne a un mun­do que no se ve afec­ta­do y le lla­ma “des­afec­ta­ción”.

¿Y qué sería eso?

Que ves que mue­re alguien en la calle y a vos no te pasa nada, ves que vio­lan a una mujer y no te pasa nada, ves que se mue­re un perro y a vos no te pasa nada, ves la car­ne en la gón­do­la y a vos no te pasa nada… No te due­le. Y el dolor es nece­sa­rio, no hablo del sufri­mien­to, ni del pade­ci­mien­to. El dolor es el pre­cio que se paga por vivir, está bien que due­la. Hay dolo­res vita­les. Yo me opon­go a que te den pro­zac para que no te due­la nada.

Ser femi­nis­ta, due­le, mis tatua­jes, dolie­ron, parir a tu hija debe haber doli­do, ser madre de tu hija hoy, debe estar dolien­do. Yo hablo de las afec­ta­cio­nes libres y alegres…

¿Qué es como el “amor libre”?

El amor libre for­ma par­te de la matriz del pen­sa­mien­to anar­quis­ta, solo que el sig­ni­fi­can­te Amo® me pare­ce que esta com­ple­ta­men­te poda­do de su poten­cia insur­gen­te. El mode­lo del Lud­dis­mo Sexx­xual (2) es la amis­tad como modo de vida y den­tro de la amis­tad, la sexua­li­dad es otra de las cosas que pode­mos com­par­tir, pero no esta sexua­li­dad que nos cons­tru­ye­ron en la pro­duc­ción hete­ro­ca­pi­ta­lis­ta de deseos. Es nece­sa­rio salir a cons­truir afec­ta­cio­nes libres y ale­gres, es decir bási­ca­men­te mane­ras de agen­ciar­se (algo así como conec­tar­se en la pre­sen­cia con otros y otras), armar agen­cia­mien­tos, mana­das, con otras cor­po­ra­li­da­des. Con­tar com­pa­ñe­ros, com­pa­ñe­ras, no pare­ja. Y son un buen reem­pla­zo para la dro­ga amor, que hace par­te de una fami­lia de muchas otras dro­gas: la pare­ja, la mono­ga­mia, el géne­ro… que son todas pasio­nes tristes.

Y en esta pro­pues­ta ¿cómo haces para no herir a los demás?…

Si te refie­res al dolor que te pue­de pro­du­cir que tu com­pa­ñe­ra ten­ga otras aman­tes, bueno, hay estra­te­gias ¿no? Estra­te­gias para des­pro­gra­mar­se, para mane­jar los celos que son una pro­duc­ción. Y tam­bién hay acuer­dos éti­cos. No se pue­de hacer nada de esto sin una éti­ca. ¿Qué es una éti­ca?, lo opues­to a una moral, no es uni­ver­sal, es sin­gu­lar, hay muchas éti­cas. La que yo mane­jo es aque­lla que des­tru­ye el mun­do tal y como lo cono­ce­mos. Una éti­ca anti­sis­te­ma. Una éti­ca ama­to­ria del deseo liber­ta­rio o lud­dis­mo sexx­xual. Una éti­ca que nos sir­va para des­truir por com­ple­to la máqui­na de pro­duc­ción de deseos hete­ro­ca­pi­ta­lis­tas en pos de la cons­truc­ción de un mun­do de poten­cias, de sub­je­ti­vi­da­des radi­ca­les, de for­mas-de-vida radicales.

Leo­nor sub­ra­ya que pro­vie­ne del femi­nis­mo y del anar­quis­mo “de don­de – acla­ra- no me voy a ir por­que son los dos vec­to­res para pen­sar muchas cues­tio­nes, aun­que final­men­te qui­zás no adhie­ra cien por cien­to a estos dos movimientos”.

Es de Bue­nos Aires, me con­tó que nació en una “fami­lia esta­li­nis­ta” (esta­li­nis­ta en serio) de ori­gen cata­lán y muy pobre, pero que ascen­die­ron a “cla­se media alta” e hicie­ron “todo lo posi­ble para ocul­tar sus orí­ge­nes pau­pé­rri­mos”. “Por suer­te”, dijo, “el poder no con­tro­la sus efec­tos”, enton­ces emer­gió ella. Estu­dió Filo­lo­gía Anti­gua “en un perio­do de mucha nor­ma­li­za­ción”, en rela­ta que inten­tó ser “como todas: Tener un novio, con­vi­vir… ¡pero me salía para el cuerno!”. Aun­que no agra­de­ce mucho a su fami­lia, dice que fue bueno que su madre se resis­tie­ra a rega­lar­le una Bar­bie o que no le per­mi­tie­ran ver tele­no­ve­las. Igual­men­te, defi­ne a su fami­lia como “un con­tex­to de mucha repre­sión sexual” y cal­cu­la que su padre “con el que tuve toda una situa­ción de abu­so, esta­ba entre ena­mo­ra­do y envi­dio­so de mí”. Expli­ca que lo decla­ra en el peor de los sen­ti­dos: “en el sen­ti­do perverso”.

Tam­bién es poe­ta y para ella la poe­sía es “algo así como un tacho de basu­ra don­de tirar toda la mier­da de mi ego”. Tie­ne un libro her­mo­so de poe­mas publi­ca­do: “Des­pués de vos” (3) , que con­tra­ria­men­te a lo que pudie­ra pen­sar­se, no lo dedi­ca a algún amor humano, si no a dos gatas y un gato.

* Vic­to­ria Aldu­na­te Mora­les es femi­nis­ta autónoma


* Todos los parén­te­sis son de la entre­vis­ta­do­ra (yo), no de la entre­vis­ta­da.

** Fue invi­ta­da, entre otras acti­vi­da­des en chi­le, en sep­tiem­bre, al semi­na­rio «La Vio­len­cia en la Vida de las Muje­res», en el Cole­gio Cris­to Joven de Lo Her­mi­da, orga­ni­za­do por las Klle­je­ras (al que tam­bién fue invi­ta­da la entre­vis­ta­do­ra como panelista).

1. Colec­ti­vo y con­cep­to filo­só­fi­co, cuyos miem­bros, a par­tir de sus pos­tu­la­dos, inclu­so han sido encar­ce­la­dos en Euro­pa y per­se­gui­dos en EE. UU., tras el aten­ta­do del 11 de sep­tiem­bre a las torres gemelas.

2. Para com­pren­der más la pro­pues­ta de Leo­nor Sil­ves­tri reco­men­da­mos con­sul­tar su blog: http://​lud​dis​mo​sexx​xual​.blogs​pot​.com

3. SILVESTRI, LEONOR. “Des­pués de vos”. Ed. Ardien­te Cla­ri­dad, Bue­nos Aires, 2007.

http://1.bp.blogspot.com/-4OH6NCAcGAw/TkA1EJU2ZII/AAAAAAAAAY0/-ulHfSoAiJI/s1600/tumblr_l46e05xpVf1qz6f9yo1_500.jpg

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