¿Son igua­les todas las víc­ti­mas?- Iña­ki Egaña

Mal empe­za­mos en la cues­tión de las víc­ti­mas del con­flic­to cuan­do las mis­mas las redu­ci­mos a las oca­sio­na­das por ETA des­de 1968. ETA es una expre­sión del mis­mo y no su ori­gen, por lo que com­pri­mir la tra­ge­dia a las cau­sa­das por la orga­ni­za­ción que nació diez años antes de esa fecha es una mani­pu­la­ción. Memo­ri­ci­dio, según el argot más moderno.

Tam­po­co es de reci­bo redu­cir la res­pon­sa­bi­li­dad del Esta­do a cua­tro exce­sos de fun­cio­na­rios a suel­do y tapar, como es ten­den­cia atá­vi­ca, dece­nas, cien­tos de víc­ti­mas, a las que se escon­de bajo la alfom­bra para tram­pear la reali­dad. En algu­nos de los casos, ade­más, se con­vier­te una eje­cu­ción en un acto difu­mi­na­do de enfren­ta­mien­to o de casua­li­dad. Un ejer­ci­cio, por otro lado, dedi­ca­do a con­di­men­tar con pere­jil demo­crá­ti­co otro memo­ri­ci­dio de signo simi­lar al anterior.

Como no creo que sea de reci­bo y de la mis­ma mane­ra, el par­tir del aná­li­sis que hace el Esta­do de tiem­pos, situa­cio­nes, espa­cios e inclu­so modos de matar y de morir. Si has­ta aho­ra ese mis­mo Esta­do ha nega­do su evi­den­cia, ¿va a cam­biar aho­ra de la noche a la maña­na de pers­pec­ti­va? La expe­rien­cia nos dice que, en la medi­da que pue­da, y para ello no impor­ta quién esté en el poder, segui­rá elu­dien­do res­pon­sa­bi­li­da­des. Le ha suce­di­do al PSOE, víc­ti­ma en la gue­rra civil y del fran­quis­mo, que ha sus­ti­tui­do pre­ci­sa­men­te a los vic­ti­ma­rios en la ocul­ta­ción de la ver­dad de las épo­cas cita­das en cuan­to lle­gó a tener res­pon­sa­bi­li­dad de ges­tión política.

El camino que debe hacer la socie­dad vas­ca en el tema de las víc­ti­mas, según mi opi­nión, tie­ne que ser ajeno a los aco­ta­mien­tos que mar­ca el Esta­do y en el que pre­ci­sa­men­te ha caí­do algu­na de las aso­cia­cio­nes que ha que­ri­do mos­trar un per­fil más neu­tral. La socie­dad vas­ca debe tener su pro­pia ini­cia­ti­va y para ello rodear­se de los ins­tru­men­tos nece­sa­rios. ¿Por qué negar evi­den­cias y seguir la línea mar­ca­da por alguien tre­men­da­men­te intere­sa­do en no reco­no­cer su papel?

Algu­nos ejem­plos ser­vi­rán para ilus­trar la idea. Quie­nes comien­zan el recuen­to en 1968 (pri­me­ra víc­ti­ma mor­tal de ETA), lo hacen para evi­tar la evi­den­cia de eje­cu­cio­nes extra­ju­di­cia­les de los años ante­rio­res pro­du­ci­das pre­ci­sa­men­te por fun­cio­na­rios espa­ño­les. Javier Bata­rri­ta fue muer­to en mar­zo de 1961 en Bolue­ta por­que la Poli­cía lo con­fun­dió con un miem­bro de ETA. Bata­rri­ta tenía, y el recuen­to es de la mis­ma pren­sa fran­quis­ta, 49 bala­zos a que­ma­rro­pa. Un fusi­la­mien­to en toda regla. Antes de 1968 con­ti­nua­ron las muertes.

Sobre la niña Bego­ña Urroz, muer­ta por una bom­ba del DRIL en la esta­ción de Ama­ra de Donos­tia, en junio de 1960, se ha escri­to ten­den­cio­sa­men­te. Hoy, minis­te­rio espa­ñol del Inte­rior y homó­ni­mo vas­co reco­no­cen que fue un hecho ajeno a ETA. Pro­ba­ble­men­te por­que la Poli­cía esta­ba infil­tra­da en el coman­do que colo­có la bom­ba y mejor no menear más el tema, no vaya ser que sal­pi­que a fun­cio­na­rios del Esta­do. ¿Por qué aho­ra no se reco­no­ce a Bego­ña Urroz como víc­ti­ma en las lis­tas ofi­cia­les aun­que no fue­ra ori­gi­na­da por ETA?

Por­que si de lo que esta­mos tra­tan­do es tan­to de un espa­cio, el vas­co, como el de unos suje­tos, vas­cos, las víc­ti­mas del con­flic­to deben ser reco­no­ci­das en su tota­li­dad, no exclu­si­va­men­te por inte­rés polí­ti­co. La rela­ción es por un con­flic­to (lo han dicho de una u otra mane­ra des­de Aznar-Mayor Ore­ja has­ta Rodrí­guez Zapa­te­ro y Pie­rre Joxe), no por ETA.

Me lla­ma la aten­ción, por ejem­plo, que en estas lec­tu­ras intere­sa­das se acha­quen a ETA muer­tes oca­sio­na­das por orga­ni­za­cio­nes liqui­da­das como la Poli­mi­li, que ya hicie­ron su reco­rri­do inclu­so el de arre­pen­ti­mien­to públi­co del daño cau­sa­do, hace 30 años. Bom­bas en Madrid como las de Ato­cha y Cha­mar­tín (6 muer­tos) o las de la cafe­te­ría Rolan­do (12 muer­tos) son nue­va­men­te impu­tadas aho­ra a ETA. Si se tra­ta de víc­ti­mas del con­flic­to la refe­ren­cia es lógi­ca, pero si de lo que se tra­ta es de reca­bar la lis­ta de las ori­gi­na­das por ETA la dupli­ci­dad es noto­ria. Si valen, y per­dó­nen­me la expre­sión tra­tán­do­se de vic­ti­mas, lo son para todo.

Me lla­ma la aten­ción, asi­mis­mo, que en la lis­ta de orga­ni­za­cio­nes que han actua­do en tie­rra vas­ca des­de el naci­mien­to de ETA no están todas, a pesar de haber cau­sa­do víc­ti­mas mor­ta­les. Y no apa­re­cen por moti­vos estric­ta­men­te mediá­ti­cos o lo que es lo mis­mo, intere­ses polí­ti­cos. A ETA se le suman los aten­ta­dos poli­mi­lis, de Iraul­tza, Ipa­rre­ta­rrak, DRIL… que si se tra­ta en refe­ren­cia al con­flic­to me pare­ce, como decía, lógi­co. Pero se des­car­tan los del maquis, que oca­sio­na­ron bajas a la Guar­dia Civil en Ira­ti, en 1961, cuan­do ya la poli­cía había mata­do en Bil­bao a Bata­rri­ta o ETA ya había come­ti­do su pri­mer aten­ta­do. ¿Por qué? Obvia­men­te por dife­ren­ciar a ETA del sen­ti­mien­to román­ti­co que impreg­na hoy en día al recuer­do de la gue­rri­lla antifranquista.

Deli­mi­tar en el tiem­po de ETA a las víc­ti­mas mor­ta­les (1968−2010) más que un error es una mani­pu­la­ción. ¿Por qué negar a los muer­tos por tor­tu­ras en los años 50, entre ellos y por ejem­plo al jel­tza­le Txo­min Leta­men­di o al comu­nis­ta bil­baino Manuel Fer­nán­dez? Esa fue, pre­ci­sa­men­te, una de las razo­nes por las que nació ETA. ¿Por qué ocul­tar la muer­te del obre­ro donos­tia­rra Anto­nio Goñi tam­bién tor­tu­ra­do (1971) y, en cam­bio, ensal­zar la de un tor­tu­ra­dor como Meli­tón Man­za­nas (1968), por el hecho de ser víc­ti­ma de ETA?

Es sin­to­má­ti­co, siguien­do con los ejem­plos, que no se recuer­de que en ese tiem­po pos­te­rior a la muer­te de Fran­co (ya en demo­cra­cia según el esta­tus polí­ti­co) las fotos de la tor­tu­ra­da Ampa­ro Aran­goa se con­vir­tie­ran en la ima­gen de la Tran­si­ción. Zeru­ko Argia fue secues­tra­da por publi­car­las y la sal­va­je­men­te tor­tu­ra­da denun­cia­da por la Guar­dia Civil por “deli­to de inju­rias y calumnias”.

En cuan­to a la cre­di­bi­li­dad, el pun­to negro del Esta­do, la mis­ma pare­ce no impor­tar a los pro­ta­go­nis­tas que mar­can en lími­te entre víc­ti­mas y no tan­to. No voy a refe­rir­me ni a la AVT ni a Covi­te por­que sus lis­tas están con­ta­mi­na­das por otros intere­ses bien dis­tin­tos a los asis­ten­cia­les o memo­ria­lís­ti­cos. Man­tie­nen abier­ta la hipó­te­sis de aten­ta­do de ETA en la masa­cre de Madrid el 11M de 2004, inclu­yen a los falle­ci­dos en el incen­dio de un hotel en Zara­go­za (1979) e inclu­so, entre «sin­gu­la­ri­da­des», atri­bu­yen un aten­ta­do a Jarrai en Itsa­son­do en diciem­bre de 1995, con el resul­ta­do de dos ertzai­nas muer­tos. No es nin­gu­na sorpresa.

Si, en cam­bio, me pro­du­ce estu­por la reno­va­da lis­ta del minis­te­rio del Inte­rior espa­ñol (829 víc­ti­mas de ETA) en la que se refu­gian ins­ti­tu­cio­nes, medios de comu­ni­ca­ción e inclu­so algu­na que otra aso­cia­ción vas­ca pro dere­chos huma­nos. La lis­ta, con­fec­cio­na­da por la “Sub­di­rec­ción Gene­ral de Aten­ción al ciu­da­dano y de asis­ten­cia a las víc­ti­mas del terro­ris­mo”, con­tie­ne erro­res de tal cali­bre que anu­lan su impar­cia­li­dad. Obvia­men­te no ha ejer­ci­do el papel de nota­rio, cuan­do ha impu­tado a ETA (y aquí el error supo­ne defi­ni­ti­va­men­te ali­nea­mien­to con la mani­pu­la­ción), muer­tes ori­gi­na­das y rei­vin­di­ca­das por gru­pos parapoliciales.

Me pro­du­ce tam­bién cier­to des­aso­sie­go el hecho de que se den por bue­nos datos ofre­ci­dos por el juez Bal­ta­sar Gar­zón en los rela­ti­vo a muer­tos, accio­nes de ETA, de sabo­ta­je, etc., en aquel auto del 26 de agos­to de 2002. Des­aso­sie­go por­que Gar­zón se atre­ve, al mar­gen de acu­sar a ETA, HB, EH y Bata­su­na de «Crí­me­nes con­tra la Huma­ni­dad», a ofre­cer núme­ros, efec­ti­va­men­te, para des­de­cir­se en un auto pos­te­rior, el del 16 de octu­bre del mis­mo año (35÷2002). En esta nue­va oca­sión los pediría.

En ese mis­mo auto, lo dis­po­nía pre­ci­sa­men­te. Es de gran recuer­do en el mun­do judi­cial por­que Gar­zón con­fun­dió una prac­ti­ca habi­tual de los hos­pi­ta­les vas­cos a la hora de la ins­crip­ción en el Regis­tro Civil (el dere­cho a ins­cri­bir a los recién naci­dos en la loca­li­dad de ori­gen y no en la del hos­pi­tal del naci­mien­to) con «lim­pie­za étni­ca de baja inten­si­dad». Dis­po­nía la bús­que­da de esa infor­ma­ción que des­co­no­cía y sin embar­go había teni­do el des­par­pa­jo de arrojarla.

Y sien­to que la cita es un poco lar­ga: «Cur­sar aten­to ofi­cio a la Secre­ta­ría de Esta­do para la Segu­ri­dad para que dé las órde­nes opor­tu­nas y reali­ce ges­tio­nes que fue­ran nece­sa­rias para que la UCI y la Guar­dia Civil (Ser­vi­cio de Infor­ma­ción) con el apo­yo de otros ser­vi­cios de la Admi­nis­tra­ción y otros minis­te­rios (Hacien­da, Edu­ca­ción, Cul­tu­ra, Sani­dad, Minis­te­rio de Tra­ba­jo y Segu­ri­dad Social, Esta­dís­ti­ca, Inves­ti­ga­cio­nes Socio­ló­gi­cas) y otros orga­nis­mos e ins­ti­tu­cio­nes como, las Con­fe­de­ra­cio­nes de Empre­sa­rios, Fis­ca­lía Gene­ral del Esta­do, Medios de comu­ni­ca­ción, Sin­di­ca­tos, Aso­cia­cio­nes pro­fe­sio­na­les, Con­se­jo Gene­ral del Poder Judi­cial, Ayun­ta­mien­tos, Jun­ta Elec­to­ral Cen­tral, Par­la­men­tos, Gobier­nos Autó­no­mos,. Uni­ver­si­da­des, y, cua­les­quie­ra otros que fue­ran nece­sa­rios; para que ela­bo­re un exhaus­ti­vo infor­me sobre los siguien­tes extre­mos: A) 1.- Rela­ción de aten­ta­dos con resul­ta­do de muer­te des­de el ini­cio de acti­vi­da­des de la orga­ni­za­ción terro­ris­ta has­ta la actua­li­dad…». Etc. Jamás reci­bió contestación.

¿Por qué, en con­se­cuen­cia, vali­dar lo que el pro­pio Gar­zón inva­li­dó unas sema­nas des­pués? La res­pues­ta es muy sen­ci­lla. Para lograr esa cre­di­bi­li­dad que fal­ta al Esta­do. El juez ejer­ce­ría en la actua­li­dad de «ton­to útil». No pudo juz­gar al fran­quis­mo como desea­ba, fue pro­ce­sa­do inclu­so por ello… Su acer­ca­mien­to a Izquier­da Uni­da, su denun­cia del ham­bre en el mun­do, su defen­sa por las cau­sas per­di­das… darían esa cre­di­bi­li­dad que los caver­ní­co­las tiran por la bor­da un día sí y otro tam­bién. Pero no la tiene.

El gran tema que sub­ya­ce jun­to a las víc­ti­mas tie­ne que ver con las mis­mas y su reco­no­ci­mien­to, con quién las cau­só. Y, por exten­sión, con la impu­ni­dad. El Esta­do espa­ñol no ha reco­no­ci­do jamás su daño, por­que todos sus fun­cio­na­rios impli­ca­dos, des­de tor­tu­ra­do­res has­ta ase­si­nos, han sido res­pal­da­dos, cuan­do no feli­ci­ta­dos y recom­pen­sa­dos por sus vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos. Ejem­plos para todos los gus­tos a la vuel­ta de la esquina.

José Mar­tí­nez Salas, el guar­dia civil que mató a la eco­lo­gis­ta Gladys del Estal reci­bió el día de la Fies­ta Nacio­nal espa­ño­la de 1992, la meda­lla al méri­to mili­tar. J. Anto­nio Gil Rubia­les, con­de­na­do por haber infrin­gi­do a Joxe Arre­gi las tor­tu­ras que le pro­du­je­ron la muer­te, ascen­dió inin­te­rrum­pi­da­men­te en la esca­la poli­cial has­ta lle­gar hace cin­co años a ser comi­sa­rio gene­ral de Tene­ri­fe. Las muer­tes en comi­sa­ría de Mikel Zabal­za, Gurutze Ian­tzi, Xabier Gal­par­so­ro… siguen a la espe­ra de escla­re­ci­mien­to como las de Josu Zaba­la, José Luis Geres­ta… He cita­do el caso de Ampa­ro Aran­goa, la tor­tu­ra­da denun­cia­da. Pero es que, en 2003, cuan­do cerra­ron Egun­ka­ria y los dete­ni­dos denun­cia­ron tor­tu­ras, el Gobierno espa­ñol pre­sen­tó una denun­cia con­tra los impu­tados por cola­bo­ra­ción con ETA. Por rea­li­zar denun­cias de tor­tu­ra «por indi­ca­ción de ETA para soca­var las ins­ti­tu­cio­nes democráticas».

En cam­bio, la otra par­te del con­flic­to ha paga­do de for­ma noto­ria su con­di­ción. Por ser vic­ti­ma­rios. Cien­tos de pre­sos con­de­na­dos según la legis­la­ción penal más seve­ra de Euro­pa. Lo han paga­do, según una estra­te­gia evi­den­te de exter­mi­nio: ais­la­dos entre ellos y del res­to. ¿No es el sui­ci­dio de un pre­so una con­se­cuen­cia del con­flic­to?, ¿la con­fir­ma­ción pal­ma­ria de la estra­te­gia repre­si­va del Esta­do espa­ñol? Por supuesto.

La cues­tión de las víc­ti­mas es espi­no­sa. No me cabe la menor duda. Pero es evi­den­te que si abor­da­mos el con­flic­to en su com­ple­ji­dad, las cifras, espa­cios tem­po­ra­les, líneas divi­so­rias, etc. no se corres­pon­den con las que nos ofre­cen las agru­pa­cio­nes e ins­ti­tu­cio­nes espa­ño­las. Tam­po­co con las ofre­ci­das por algu­na aso­cia­ción vas­ca pro dere­chos huma­nos. Ni de lejos. Miles de vas­cos han sido des­pla­za­dos del lugar que les corres­pon­de, tam­bién como víc­ti­mas. Han sido nue­va­men­te ninguneados.

La solu­ción, seña­la­ba, es com­ple­ja pero el camino está des­bro­za­do en otros luga­res: la Comi­sión de la Ver­dad. Si hay volun­tad, la mitad del camino esta­rá hecho. El res­to, con pacien­cia y esfuer­zo com­par­ti­do, roda­rá has­ta alcan­zar sus objetivos.

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