La era está parien­do un cora­zón vas­co – Flo­ren Aoiz

En una pri­me­ra valo­ra­ción de la Con­fe­ren­cia Inter­na­cio­nal cele­bra­da ayer en Donos­tia, Aoiz resal­ta la impor­tan­cia de la mis­ma por las con­se­cuen­cias que ten­drá en el pano­ra­ma polí­ti­co vas­co y tam­bién -«aun­que tar­den más en visua­li­zar­se»- en los ámbi­tos espa­ñol y fran­cés. Des­pués de la con­fe­ren­cia, nada será igual, afir­ma. Para nadie. No obs­tan­te, recuer­da que el pro­ta­go­nis­ta prin­ci­pal es, y será, la socie­dad vasca.

De repen­te, hemos des­cu­bier­to que nues­tro país no esta­ba tan olvi­da­do como nos habían hecho creer. El con­ten­cio­so que pro­ta­go­ni­za con los esta­dos espa­ñol y fran­cés, con­flic­to cuya exis­ten­cia algu­nos toda­vía siguen negan­do, ha sido seña­la­do e iden­ti­fi­ca­do cla­ra­men­te por refe­ren­tes mun­dia­les del más alto nivel, que han reco­no­ci­do ade­más su natu­ra­le­za polí­ti­ca y se han ofre­ci­do para dar más pasos en su apo­yo a una solu­ción que pon­ga fin al ciclo armado.

El nivel de las per­so­nas que han par­ti­ci­pa­do en esta con­fe­ren­cia, los con­te­ni­dos tra­ta­dos y la decla­ra­ción final sub­ra­yan la tras­cen­den­cia del even­to y sus con­se­cuen­cias en el pano­ra­ma polí­ti­co vas­co, pero tam­bién van a dar sus fru­tos, aun­que tar­den más en visua­li­zar­se, en los ámbi­tos espa­ñol y fran­cés. Nada será igual tras esta con­fe­ren­cia y cada día que pase será más difí­cil elu­dir res­pon­sa­bi­li­da­des y negar­se a par­ti­ci­par en la solución.

No dar­se por ente­ra­dos o inten­tar ocul­tar la impor­tan­cia del encuen­tro inter­na­cio­nal no son opcio­nes reales. No es tiem­po de ejer­cer de aves­tru­ces y escon­der la cabe­za. Quie­nes, pre­sos de sus pro­pias con­tra­dic­cio­nes y domi­na­dos por su mie­do al nue­vo esce­na­rio se resis­ten toda­vía a sumar­se a las solu­cio­nes, se sien­ten hoy más pre­sio­na­dos que antes de esta con­fe­ren­cia. Y sin duda, aun­que sus decla­ra­cio­nes públi­cas vayan en otra direc­ción, han dado acu­se reci­bo de la con­fe­ren­cia y del res­pal­do inter­na­cio­nal a una diná­mi­ca de nego­cia­ción y solu­cio­nes valien­tes y eficaces.

El Par­ti­do Popu­lar no podrá parar este pro­ce­so, por mucho que se obs­ti­ne en sabo­tear­lo. Más tar­de o más tem­prano ten­drá que asu­mir que pue­de estar entre los pro­ta­go­nis­tas de la paz y que eso es lo mejor no sólo para la ciu­da­da­nía vas­ca, sino para todas las per­so­nas que viven en el Esta­do. En defi­ni­ti­va, que tam­bién el nacio­na­lis­mo espa­ñol, si empren­de por fin el camino de su demo­cra­ti­za­ción, pue­de bene­fi­ciar­se del nue­vo tiem­po político.

Y lo mis­mo es apli­ca­ble el nacio­na­lis­mo fran­cés y sus agen­tes polí­ti­cos, que se enfren­tan al dile­ma de res­pe­tar los valo­res repu­bli­ca­nos de liber­tad, igual­dad y fra­ter­ni­dad o seguir la sen­da del jaco­bi­nis­mo intran­si­gen­te. Fran­cia no pue­de seguir pre­ten­dien­do que esto le pilla, como mucho, «cer­ca». La Repú­bli­ca Fran­ce­sa es uno de los agen­tes de este con­flic­to, no por­que haya ayu­da­do al Rei­no de Espa­ña a per­se­guir a mili­tan­tes vas­cos, sino por­que Eus­kal Herria tie­ne par­te de su terri­to­rio y pobla­ción en terri­to­rio fran­cés. El papel fran­cés, por tan­to, es y debe ser tan polí­ti­co como el español.

Esta con­fe­ren­cia no pone fin al con­flic­to, pero lo trans­for­ma dán­do­le otra dimen­sión. Es un paso deci­si­vo y deter­mi­nan­te, que ha sido pre­ce­di­do por otros y que sin duda será tam­bién acom­pa­ña­do por nue­vos sal­tos. For­ma par­te de un pro­ce­so com­ple­jo, difí­cil, lar­go y dolo­ro­so, que aho­ra nos ofre­ce un nue­vo tiem­po de cerezas.

Pero, en todo caso, y aun­que el papel de estos agen­tes inter­na­cio­na­les sea muy impor­tan­te, el pro­ta­go­nis­mo prin­ci­pal está, sigue estan­do y así con­ti­nua­rá, en nues­tra socie­dad, que quie­re hacer­se due­ña de su des­tino y va a cerrar una eta­pa de su his­to­ria abrien­do las puer­tas a un nue­vo esce­na­rio polí­ti­co. Nues­tro pue­blo ha crea­do este nue­vo tiem­po, ha cor­to­cir­cui­ta­do las agen­das repre­si­vas, ha roto el muro de silen­cio y ha abier­to un cla­ro cada vez más lumi­no­so en un cie­lo dema­sia­do tiem­po encapotado.

Las per­so­nas reu­ni­das en Donos­tia lo han expre­sa­do con suma cla­ri­dad: «cuan­do hay una ver­da­de­ra opor­tu­ni­dad para alcan­zar la paz, debe ser apro­ve­cha­da». Ese es aho­ra el reto prin­ci­pal. Los agen­tes con res­pon­sa­bi­li­da­des deben actuar con madu­rez y sen­sa­tez, asu­mien­do ries­gos y dejan­do de lado cual­quier ten­ta­ción inmo­vi­lis­ta. La impo­si­ción no es, no debe ser el camino. Reu­nir­se, dia­lo­gar, acor­dar y, sobre todo, esta­ble­cer fór­mu­las para que la socie­dad hable y deci­da libre­men­te. Esa es la ruta.

Quien haga suya la cau­sa de la paz, las solu­cio­nes y los acuer­dos gana­rá. Quien se obs­ti­ne en cerrar las puer­tas será el ver­da­de­ro derro­ta­do. No es momen­to para com­pe­tir por la posi­ción más intran­si­gen­te, aun­que haya quien crea que en estos tiem­pos de cri­sis socio­eco­nó­mi­ca galo­pan­te alen­tar el espa­ño­lis­mo más caver­ní­co­la y reven­tar las expec­ta­ti­vas de paz sean una bue­na inver­sión en bus­ca de rédi­tos electorales.

Será nece­sa­rio un gigan­tes­co esfuer­zo para hacer que las ame­na­zas y las nega­ti­vas se con­vier­tan en un com­pro­mi­so con la solu­ción, pero esta con­fe­ren­cia ha supues­to un sal­to de gigan­te en esa dirección.

A nadie se le esca­pa, por otra par­te, que el empla­za­mien­to diri­gi­do a ETA ten­drá pre­vi­si­ble­men­te una res­pues­ta cohe­ren­te con la posi­ción que esta orga­ni­za­ción ha veni­do man­te­nien­do en los últi­mos tiem­pos, con sus decla­ra­cio­nes y deci­sio­nes ava­lan­do la volun­tad de poner fin al ciclo arma­do. Como la Decla­ra­ción de Donos­tia seña­la, los gobier­nos espa­ñol y fran­cés deben res­pon­der con res­pon­sa­bi­li­dad a esa even­tual toma de posi­ción de ETA, algo que has­ta aho­ra no han hecho, por desgracia.

Esta con­fe­ren­cia pue­de así actuar como pre­ci­pi­tan­te de otros avan­ces, con­tri­bu­yen­do al asen­ta­mien­to de un nue­vo ciclo polí­ti­co. El pro­ce­so reso­lu­ti­vo de la fase arma­da ha toma­do una velo­ci­dad impen­sa­ble hace unos años y exi­gi­rá un nue­vo esfuer­zo de asi­mi­la­ción a las per­so­nas que han sufri­do las con­se­cuen­cias y expre­sio­nes más duras del con­flic­to. No todo será pre­cio­so y bri­llan­te en este pro­ce­so y habrá, ade­más de días para cele­brar, como este lunes de octu­bre, otros para el des­alien­to, la decep­ción y la frus­tra­ción. Es mejor asu­mir que no todo será épi­co y plau­si­ble. En el mun­do real las cosas son así. Los guio­nes per­fec­tos per­te­ne­cen al mun­do de la fic­ción. No todas las cere­zas que pro­be­mos serán agradables.

Sea­mos rea­lis­tas, por tan­to. Las dudas, el des­alien­to y la rabia nos acom­pa­ña­rán en el camino, que habre­mos de hacer sin alfom­bras rojas. Pero es el camino de nues­tra liber­tad como pue­blo, la sen­da de la paz, la que nos lle­va­rá a un futu­ro muy dife­ren­te al que habían escri­to para noso­tras y nosotros.

Sea­mos rea­lis­tas y haga­mos posi­ble lo que ayer mis­mo pare­cía impo­si­ble. Hemos apren­di­do a hacer mila­gros, pero tam­bién sabe­mos que por ellos se paga un pre­cio muy ele­va­do. La gene­ro­si­dad inmen­sa de la izquier­da aber­tza­le, de sus mili­tan­tes y sus sim­pa­ti­zan­tes ha dado sus fru­tos, pero este pue­blo le va a pedir más sacri­fi­cios, por­que sabe que está dis­pues­ta a afron­tar­los. La izquier­da inde­pen­den­tis­ta ha demos­tra­do una entre­ga sin igual. Este pue­blo ha que­ri­do dar­le un papel prin­ci­pal y debe estar a la altu­ra de las cir­cuns­tan­cias, por­que es mucho lo que se espe­ra de ella.

Pero la izquier­da aber­tza­le no está y no va a estar sola. Nue­vos sec­to­res y agen­tes socia­les, eco­nó­mi­cos y polí­ti­cos están sumán­do­se a la gran alian­za para avan­zar hacia un esta­do vas­co inde­pen­den­dien­te y un mode­lo socio­eco­nó­mi­co dife­ren­te al impues­to por el rui­no­so neo­li­be­ra­lis­mo. Está emer­gien­do un nue­vo suje­to, una nue­va ver­sión de la izquier­da aber­tza­le, la que este país nece­si­ta para esta nue­va fase.

«La era está parien­do un cora­zón», can­ta Sil­vio Rodrí­guez. «Y hemos de acu­dir corrien­do por­que se cae el por­ve­nir». Nues­tro por­ve­nir, para ser exac­tos. Nues­tro futu­ro, el que deja­re­mos a nues­tras hijas e hijos. Para que nun­ca hayan de sufrir una era de mie­dos, dolor, tor­tu­ra, muer­te, cár­cel o exilio.

Eus­kal Herria ya está en la agen­da inter­na­cio­nal. Aho­ra, la brú­ju­la mar­ca otro nor­te, con­se­guir que nues­tro país esté tam­bién con nom­bre y hono­res de esta­do en el mapa­mun­di. La era pari­rá así un cora­zón vas­co, una nue­va voz en el con­cier­to internacional.

Hemos logra­do lle­var nues­tras cere­zas de oto­ño al esce­na­rio inter­na­cio­nal. Aho­ra debe­mos ser capa­ces de ges­tio­nar inte­li­gen­te­men­te esta situa­ción, por­que lo que está en jue­go es lo más pre­cia­do para un pue­blo y sus ciu­da­da­nas y ciu­da­da­nos, la libertad.

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