Liber­tad – Cris­ti­na Maristany

Son momen­tos his­tó­ri­cos y mara­vi­llo­sos los que esta­mos vivien­do. A medi­da vayan pasan­do los días, ire­mos com­pren­dien­do en pro­fun­di­dad el sig­ni­fi­ca­do que ese impor­tan­tí­si­mo 20 de octu­bre de 2011 va a tener en Eus­kal Herria.

El papel de la izquier­da aber­tza­le en estos últi­mos tiem­pos, su lúci­do y medi­ta­do aná­li­sis que ha con­du­ci­do a la toma de pos­tu­ra que ha cla­ri­fi­ca­do y lle­na­do de espe­ran­za el futu­ro del Pue­blo Vas­co con­tras­ta con algo abso­lu­ta­men­te incon­ce­bi­ble: que el mayor vale­dor cono­ci­do de esa tras­cen­den­tal deci­sión, Arnal­do Ote­gi, per­ma­nez­ca pre­so jun­to con todos los que han par­ti­ci­pa­do y lucha­do duran­te tan­to tiem­po para que la solu­ción de la vía pací­fi­ca cris­ta­li­za­ra. Ote­gi dijo en el jui­cio por el «caso Bate­ra­gu­ne» algo muy impor­tan­te: «Los sec­to­res que no tie­nen argu­men­tos polí­ti­cos nece­si­tan impe­rio­sa­men­te que la vio­len­cia sea posi­ble; noso­tros, no». Tam­bién dijo: «Si impul­sar una estra­te­gia de cor­te solo pací­fi­co y demo­crá­ti­co es deli­to, enton­ces somos cul­pa­bles». Aho­ra, todos se apun­ta­rán el logro con­se­gui­do. ¡Qué más da! Lo impor­tan­te es el camino reco­rri­do para des­blo­quear lo que un sec­tor caver­ní­co­la del Esta­do espa­ñol impe­día incan­sa­ble­men­te. Por fin se pue­de avan­zar hacia la liber­tad y la demo­cra­cia ver­da­de­ra y, bien­ve­ni­dos todos: los par­ti­dos, movi­mien­tos socia­les, sin­di­ca­tos, aber­tza­les y no aber­tza­les, la igle­sia, las víc­ti­mas, los jóve­nes que van a ini­ciar los logros que ya se intu­yen, la pro­pia ETA y, por supues­to, los más de 700 pre­sos polí­ti­cos vas­cos des­per­di­ga­dos por toda la geo­gra­fía y, sobre todo, la ciu­da­da­nía vas­ca, que por fin va a poder ser ella mis­ma. Aún exis­te rece­lo en algu­nos escép­ti­cos tras tan­ta mani­pu­la­ción y cons­tan­te bom­bar­deo infor­ma­ti­vo de into­xi- cación que les hace dudar de esa eta­pa ilu­sio­nan­te, aun­que no exen­ta de difi­cul­ta­des que habrá que ir sorteando.

Yo no olvi­do a las víc­ti­mas, ya que la des­apa­ri­ción de sus seres que­ri­dos es terri­ble, y su recuer­do per­ma­ne­ce pese al paso de los tiem­pos. Tam­po­co pue­de igno­rar­se que más de la mitad de sus muer­tos, 829, los han teni­do los lucha­do­res vas­cos y, aun­que el núme­ro sea infe­rior, los más de 700 pre­sos repar­ti­dos en los luga­res más leja­nos, y el sufri­mien­to de sus fami­lia­res, que se jue­gan la vida reco­rrien­do miles de kiló­me­tros sema­nal­men­te sin siquie­ra tener la cer­te­za de poder ver­les. Es una ley cruel inven­ta­da como un ins­tru­men­to de tor­tu­ra más.

Asi­mis­mo, los ase­si­na­dos por el terro­ris­mo de Esta­do, el GAL, los ente­rra­dos en cal viva, etc… no pue­den olvi­dar­se. Pese a tan­ta des­ga­rra­du­ra, creo que es hora de mirar hacia delan­te para empren­der con auda­cia, ilu­sión y fir­me­za, la nue­va anda­du­ra y cen­trar­nos en ese futu­ro tan­tas veces soña­do y pen­sa­do y que, por fin, es una reali­dad tan­gi­ble que se abre a ese gran pue­blo, el Pue­blo Vasco.

Aun­que nadie se atre­va a decir­lo, yo tam­bién quie­ro feli­ci­tar a ETA por su comu­ni­ca­do cla­ro, rotun­do y por su valen­tía, ya que des­pués de más de 50 años de exis­ten­cia no es tan fácil esa toma de deci­sión. En su anun­cio del cese defi­ni­ti­vo de la lucha arma­da deja a par­tir de su comu­ni­ca­do la lucha en manos de la ciu­da­da­nía vas­ca. Creo sin­ce­ra­men­te en la madu­rez de la izquier­da aber­tza­le y en la madu­rez de ETA. Lo deman­da­do por el gru­po inter­na­cio­nal se ha cum­pli­do tal como se le había pedi­do, aho­ra fal­ta que cum­plan los gobier­nos, el espa­ñol y el fran­cés y, sobre todo, lo más impor­tan­te, que sea la unión del Pue­blo Vas­co, de esos miles y miles de per­so­nas que, eso lo sabe­mos, mar­chan­do uni­das en un pro­yec­to común, lo con­vier­ten en reali­dad. La auto­de­ter­mi­na­ción, el dere­cho a deci­dir del Pue­blo Vas­co, no pue­de negar­se por más tiem­po, no exis­te nin­gu­na excu­sa que lo jus­ti­fi­que, y la situa­ción de los más de 700 pre­sos polí­ti­cos vas­cos es ya un SOS de urgen­cia, no pue­de man­te­ner­se esta situa­ción que ha sido denun­cia­da den­tro y fue­ra del Esta­do español.

Siem­pre solía aca­bar mis inter­ven­cio­nes con algo así: «Cuan­do lle­gue por fin la paz a Eus­kal Herria, nos pre­gun­ta­re­mos por qué ha tar­da­do tan­to». Por fin ha lle­ga­do. La vio­len­cia y la repre­sión per­te­ne­cen al pasa­do, sien­to una enor­me ale­gría y quie­ro abra­za­ros a todos. Ter­mino el artícu­lo para­fra­sean­do una can­ción de Atahual­pa Yupan­qui que ron­da todo el día por mi cabe­za: «Yo ten­go tan­tos her­ma­nos que no los pue­do con­tar, y una tie­rra muy her­mo­sa que se lla­ma libertad».

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