En res­pues­ta a las decla­ra­cio­nes de la dipu­tada – Artu­ro Rodriguez

A fal­ta de cono­cer a fon­do los pun­tos en los que basó su com­pa­re­cen­cia la nue­va dipu­tada de Cul­tu­ra de Ara­ba, encuen­tro nece­sa­rio repa­sar algu­nas de las decla­ra­cio­nes que han tras­cen­di­do en pren­sa al hilo de su inter­ven­ción. Mi inten­ción es acla­rar cier­tas cues­tio­nes con res­pec­to al tra­ba­jo lle­va­do a cabo por el Pro­yec­to Ama­ri­ka, al que he esta­do vin­cu­la­do a tra­vés de la Asam­blea Ama­ri­ka duran­te los últi­mos años. Se tra­ta de opi­nio­nes a títu­lo per­so­nal que no elu­den un deba­te sobre el futu­ro del arte y de la cul­tu­ra en nues­tro territorio.

La pri­me­ra cues­tión, que que­dó ya expre­sa­da en el comu­ni­ca­do de la Asam­blea Ama­ri­ka, se refie­re a la nega­ti­va de la dipu­tada a reci­bir al Con­se­jo Ama­ri­ka, encar­ga­do de la ges­tión de los con­sa­bi­dos espa­cios expo­si­ti­vos de la Dipu­tación, una posi­ción que nie­ga de par­ti­da toda posi­bi­li­dad de enten­di­mien­to y que anu­la la con­di­ción comu­ni­ca­ti­va que debe­ría estar inser­ta en el ámbi­to públi­co de la cul­tu­ra. Una posi­ción de fuer­za tal, una demos­tra­ción como ésta, sig­ni­fi­ca no que­rer cono­cer la visión gene­ral y la pers­pec­ti­va de quie­nes han man­te­ni­do un con­tac­to estre­cho y con­ti­nua­do con la situa­ción artís­ti­ca del terri­to­rio, sig­ni­fi­ca no que­rer cono­cer los lazos que unen lo artís­ti­co con otros cam­pos cul­tu­ra­les y los con­tac­tos de nues­tra pro­vin­cia con otros terri­to­rios, luga­res (ciu­da­des, comu­ni­da­des) y pro­yec­tos (cen­tros de arte, ini­cia­ti­vas, etc.) for­ja­dos duran­te todo este tiem­po. Sig­ni­fi­ca, ade­más, no que­rer saber en qué tér­mi­nos han teni­do lugar las rela­cio­nes del pro­yec­to Ama­ri­ka con la Admi­nis­tra­ción y qué aspec­tos podrían ser revi­sa­dos a futu­ro. Sig­ni­fi­ca, en defi­ni­ti­va, no que­rer saber, y lamen­ta­ble­men­te ese es un mal comien­zo al fren­te de una ins­ti­tu­ción cultural.

Otro de los jue­gos de pala­bras que se uti­li­za, por cier­to nada ino­cen­te, es su refe­ren­cia a la «exter­na­li­za­ción» de la ges­tión de estos espa­cios de expo­si­ción. Hay que recor­dar que el Pro­yec­to Ama­ri­ka ha plan­tea­do siem­pre el hecho cul­tu­ral como un espa­cio común don­de tuvie­ran cabi­da voces dis­tin­tas, así como dife­ren­tes plan­tea­mien­tos y visio­nes de nues­tra socie­dad. (No es momen­to de recor­dar aquí el exten­so y varia­do lis­ta­do de ini­cia­ti­vas, cola­bo­ra­cio­nes y ava­les que por par­te del mun­do del arte ha reci­bi­do el Pro­yec­to duran­te todos estos años). Pre­ci­sa­men­te por ello, Ama­ri­ka tie­ne su razón de ser en la pues­ta en cues­tión de cier­tas polí­ti­cas cul­tu­ra­les en las cua­les la «exter­na­li­za­ción» o la «expro­pia­ción» lle­va­da a cabo des­de las ins­ti­tu­cio­nes ha per­mi­ti­do el des­pren­di­mien­to de su carác­ter públi­co y ha dado pie a mode­los de pro­duc­ción cul­tu­ral basa­dos en la bana­li­za­ción de los dis­cur­sos. Un tipo de cul­tu­ra «exter­na­li­za­da» en el que han cre­ci­do empre­sas de ser­vi­cios, meca­nis­mos y pro­vee­do­res cuyo papel ha sido eva­cuar la crí­ti­ca, el deba­te cul­tu­ral, la expe­ri­men­ta­ción y la pro­duc­ción de pen­sa­mien­to. No hay exter­na­li­za­ción, sino todo lo con­tra­rio: prác­ti­ca instituyente.

Hay cier­to gra­do de per­ver­sión en este enfo­que de la acti­vi­dad cul­tu­ral cuan­do se dice que todo se hará «des­de la ins­ti­tu­ción», por­que lo que vamos des­cu­brien­do poco a poco es que la ins­ti­tu­ción está pasan­do a ser el espa­cio pri­va­do del poder, la herra­mien­ta que per­mi­te tra­ba­jar con las manos libres des­de lo públi­co pero sin tener que mirar de fren­te a la vida públi­ca y, mucho menos, dia­lo­gar con ella.

Otra cues­tión es la lec­tu­ra que hace la dipu­tada de la ges­tión del Pro­yec­to Ama­ri­ka como «sub­ven­ción de estruc­tu­ras para­le­las». Con­vie­ne recor­dar que la Asam­blea Ama­ri­ka no está sub­ven­cio­na­da por la Dipu­tación y que es una ini­cia­ti­va inde­pen­dien­te y abier­ta. La Asam­blea Ama­ri­ka, que tie­ne vida más allá de su par­ti­ci­pa­ción en la pro­gra­ma­ción de los espa­cios expo­si­ti­vos, pro­por­cio­na median­te un pro­ce­so abier­to y demo­crá­ti­co un Con­se­jo que ges­tio­na dicha pro­gra­ma­ción en base a dife­ren­tes modos de diá­lo­go con la actua­li­dad y con el teji­do cul­tu­ral. Pue­den con­sul­tar­se los hono­ra­rios de dicho con­se­jo, así como todas las cuen­tas del pro­yec­to duran­te estos años, pero no esta­ría de más com­pa­rar estos núme­ros con los gas­tos que gene­ra­ría otro mode­lo, inclu­so con los pla­nes de la Dipu­tación para los pró­xi­mos meses; solo así se com­pren­de­rá que el pro­yec­to Ama­ri­ka ha sido efi­caz en la rela­ción de lo eco­nó­mi­co con lo prác­ti­co y solo así se com­pren­de­rá por qué el pro­yec­to Ama­ri­ka es incó­mo­do para el tipo de polí­ti­ca cul­tu­ral al que nos enfren­ta­mos a par­tir de ahora.

Por tan­to no ha habi­do una estruc­tu­ra para­le­la, sino que la estruc­tu­ra se ha hecho trans­pa­ren­te y hori­zon­tal, per­mi­tien­do el acer­ca­mien­to natu­ral de los focos de pro­duc­ción cultural.

La pró­xi­ma edi­ción de Inmer­sio­nes será la núme­ro cua­tro. Con Inmer­sio­nes se puso en mar­cha este pro­yec­to hace cua­tro años. Son incon­ta­bles los artis­tas que han pasa­do duran­te este tiem­po, como lo son las rela­cio­nes a las que ha dado lugar y la ener­gía crea­ti­va que ha pro­vo­ca­do. Son muchas las publi­ca­cio­nes lle­va­das a cabo, las cone­xio­nes esta­ble­ci­das, las expe­rien­cias gene­ra­das y las que aún que­dan en marcha…

Sería fan­tás­ti­co que la pró­xi­ma edi­ción de Inmer­sio­nes fue­se una fies­ta en la que que­da­ra paten­te el com­pro­mi­so ciu­da­dano con el arte y con la cul­tu­ra que exis­te en nues­tra comunidad.

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