Resis­te Libia el geno­ci­dio de la OTAN – Al Mukawama

vicmanlibia

El perio­dis­mo que se pres­tó para armar el esce­na­rio fal­so de esta gue­rra cruel, es cul­pa­ble como lo son los que arro­jan las bom­bas, los que tor­tu­ran y asesinan.

La indi­fe­ren­cia de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal per­mi­te a la Orga­ni­za­ción del Atlán­ti­co Nor­te (OTAN) y sus mer­ce­na­rias fuer­zas terres­tres con­ti­nuar masa­cran­do en Libia a las pobla­cio­nes que resis­ten la “huma­ni­ta­ria” inva­sión a su país, lo que se con­vier­te en una des­pia­da­da com­pli­ci­dad de los gobier­nos con los crí­me­nes de lesa huma­ni­dad que come­ten los invasores.

La OTAN inten­ta­rá ven­cer a la jus­ta resis­ten­cia libia con un ver­da­de­ro geno­ci­dio con­tra Sir­te, ya bom­bar­dea­da en 1986 por la flo­ta de Esta­dos Uni­dos en el inten­to de ase­si­nar a la fami­lia de Moam­mar El Kha­da­fi (1). Aho­ra creen que demo­lien­do cada lugar don­de se resis­te, podrán dar por ter­mi­na­da su nue­va inva­sión. Los muer­tos serán libios, ára­bes, afri­ca­nos. Para la ’’bue­na’’ con­cien­cia del ’’‘pri­mer mun­do’’ no cuentan.

Habría que regre­sar a Jean-Paul Sar­tre de 1961 cuan­do enfren­ta­ba la indi­fe­ren­cia de los inte­lec­tua­les ante la tra­ge­dia arge­li­na, escri­bien­do un inol­vi­da­ble pró­lo­go para el libro Los con­de­na­dos de la Tie­rra de Frantz Fanon.

Escri­bía Sar­tre en un párra­fo: ’’Debe­mos vol­ver la mira­da hacia noso­tros mis­mos, si tene­mos el valor de hacer­lo, para ver que hay en noso­tros. Pri­me­ro hay que afron­tar un espec­tácu­lo ines­pe­ra­do: el strep­tea­se de nues­tro huma­nis­mo. Helo aquí des­nu­do y nada her­mo­so: no era sino una ideo­lo­gía men­ti­ro­sa, la exqui­si­ta jus­ti­fi­ca­ción del pilla­je; sus ter­nu­ras y su pre­cio­sis­mo jus­ti­fi­ca­ban nues­tras agre­sio­nes (…) Si no son uste­des víc­ti­mas, cuan­do el gobierno que han ele­gi­do en un ple­bis­ci­to y cuan­do el ejér­ci­to en que han ser­vi­do sus her­ma­nos meno­res, sin vaci­la­ción, ni remor­di­mien­tos, han empren­di­do un ‘geno­ci­dio’, indu­da­ble­men­te son verdugos’’.

Bien podría­mos hablar de los ’’ver­du­gos’’ de la OTAN , que aún creen que matan­do a los líde­res de la resis­ten­cia en Libia, mata­rán la volun­tad de resis­tir de todo un pueblo.

¿Y que pasa con los millo­nes de libios a los que deja­ron sin hijos, sin padres, sin her­ma­nos, sin abue­los, sin líde­res reli­gio­sos, sin casa, sin ciu­da­des, sin escue­las, sin hos­pi­ta­les, sin país, sin recur­sos, roba­dos, saquea­dos, con­de­na­dos al colo­nia­lis­mo otra vez?

¿Qué pasa con los fami­lia­res de esos niños que­ma­dos por las bom­bas que nadie ve morir, por­que los medios del poder hege­mó­ni­co deci­den que esas imá­ge­nes sobre­co­ge­do­ras no deben publi­car­se para no dañar la ’’ima­gen’’ de los depre­da­do­res dis­fra­za­dos de sol­da­dos ’’huma­ni­ta­rios’’?

Es ate­rra­dor y cri­mi­nal el silen­cio de los medios que ni siquie­ra repro­du­cen las denun­cias de orga­nis­mos huma­ni­ta­rios sobre las matan­zas de la OTAN y sus mer­ce­na­rios, ni los impe­di­men­tos a la Cruz Roja inter­na­cio­nal para ayu­dar a las pobla­cio­nes sitia­das en ciu­da­des don­de se ha des­trui­do todo y los heri­dos ago­ni­zan entre los escom­bros de los hospitales.

En Sir­te, la situa­ción ha sido cali­fi­ca­da como una catás­tro­fe por la Cruz Roja Inter­na­cio­nal y has­ta Amnesty Inter­na­cio­nal, que pre­ten­día ins­ta­lar la ’’teo­ría de los dos demo­nios’’, ha debi­do reco­no­cer las vio­la­cio­nes a los dere­chos huma­nos de los ’’rebel­des’’, la mayo­ría de ellos mer­ce­na­rios lle­ga­dos des­de diver­sos luga­res del mun­do, en el nue­vo esque­ma de los ’’ejér­ci­tos pri­va­dos’’ que nun­ca debió per­mi­tir la ONU.

Don­de antes había ciu­da­des y pue­blos prós­pe­ros, aho­ra hay ham­bre sed, due­lo, miles de muer­tos, no hay luz, gas. ¿En nom­bre de qué?

¿En nom­bre del ’’huma­ni­ta­ris­mo pro­tec­tor’’? tér­mino cíni­co si los hay, inven­ta­do para inva­dir paí­ses, robar y saquear sus rique­zas, repar­ti­das como botín de guerra.

¿A ESTO LE LLAMAN LIBERTAD?

Mien­tras los gober­nan­tes euro­peos como David Came­ron, Nico­lás Sar­kozy y otros fes­te­jan la ’’libe­ra­ción’’ libia, suman miles los muer­tos y des­apa­re­ci­dos y esas víc­ti­mas de las que nadie habla, como si no exis­tie­ran, des­apa­re­cién­do­las de las noti­cias coti­dia­nas son y serán un recla­mo a sus con­cien­cias anes­te­sia­das por la ambi­ción colo­nial, que está des­tru­yen­do a la pro­pia Europa.

Recien­te­men­te el pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos Barack Oba­ma anun­cia­ba son­rien­do que aho­ra ’’los libios son libres’’ ante la Asam­blea Gene­ral de la ONU, cuan­do ya se habla­ba de más de 60 mil muer­tos y el lla­ma­do Con­se­jo Nacio­nal de Tran­si­ción (CNT), crea­do por los inva­so­res, ni siquie­ra había esta­ble­ci­do gobierno en Trí­po­li y sigue sin hacer­lo, deba­tién­do­se en luchas inter­nas de pode­res mise­ra­bles y mafiosos.

Pero Oba­ma dijo mucho más al defen­der la inva­sión de las poten­cias impe­ria­lis­tas de la OTAN ase­gu­ran­do que ese ’’es el mode­lo como debe actuar la comu­ni­dad inter­na­cio­nal en el siglo XXI’’, lo que impu­ne­men­te ame­na­za a todos los paí­ses del mundo.

Fue deplo­ra­ble la ima­gen del tam­bién pre­mio Nobel de la Paz cuan­do sos­tu­vo, sin nin­gún pudor, que aho­ra ’’los libios pue­den cami­nar tran­qui­los’’. Olvi­dó agre­gar: sobre cadá­ve­res y escombros.

En el mis­mo momen­to en que Oba­ma habla­ba de ’’liber­tad’’ en Libia, el país seguía bajo bom­bar­deos en diver­sos luga­res tra­tan­do de doblar la resis­ten­cia enca­be­za­da por Kha­da­fi, sus hijos y otras figu­ras que con­ti­nua­ba en Beni Walid, Sir­te, Mur­zuq, Awba­ri, Al Kufrah, Sebha, Ash Sha­ti, Al Jufrah, Surt, Saw­faj­jin, Gha­da­mes, Ghar­yan y otros pue­blos y ciudades.

La resis­ten­cia expu­so ante el mun­do y ante algu­nos inte­lec­tua­les- que acom­pa­ña­ron este cri­men con su silen­cio o su ’’inter­pre­ta­ción’’ fal­sa de la situa­ción- la trá­gi­ca ver­dad de esta nue­va inva­sión colo­nial con que ame­na­zan a todos los pue­blos del mundo.

El perio­dis­mo- y no sólo el que mane­ja el poder hege­mó­ni­co- ha men­ti­do con ple­na con­cien­cia de lo que está hacien­do y por lo tan­to es res­pon­sa­ble por cada ser humano ase­si­na­do en Libia por las bom­bas ’’inte­li­gen­tes crea­das para matar.

La men­ti­ra y el silen­cio tam­bién matan o con­ti­núan matan­do a las víc­ti­mas, cuan­do no se las reco­no­ce como tal.

El perio­dis­mo que se pres­tó para armar el esce­na­rio fal­so de esta gue­rra cruel, es cul­pa­ble como lo son los que arro­jan las bom­bas, los que tor­tu­ran y ase­si­nan, como se ha denun­cia­do tam­bién. La masa­cre de las pobla­cio­nes negras, que dejó sin habi­tan­tes a la ciu­dad de Tawergha, como bien lo des­cri­bió el últi­mo envia­do de Tele­sur, Die­go Marín, en el lugar de los hechos y que inclu­so fue denun­cia­da por Amnesty como una matan­za racis­ta, fue y sigue sien­do silenciada.

La resis­ten­cia puso en ridícu­lo a los gobier­nos de las gran­des poten­cias que ya en agos­to pasa­do se habían ade­lan­ta­do a reco­no­cer al ’’gobierno’’ del CNT sur­gi­do de un supues­to ejér­ci­to ’’rebel­de’’, con­for­ma­do mayo­ri­ta­ria­men­te por mer­ce­na­rios que están bajo las órde­nes de la OTAN, cuan­do ni siquie­ra con­tro­la­ban el país.

Esto tam­bién dejó a la ONU al des­nu­do en su papel de geren­te impe­rial, como suce­de con la ayu­da que sus fun­cio­na­rios die­ron a Esta­dos Uni­dos y la Unión Euro­pea para lograr el acom­pa­ña­mien­to de otros gobier­nos en el reco­no­ci­mien­to a un gru­po títe­re, mien­tras la inva­sión continúa.

Bas­ta con recor­dar la ver­gon­zo­sa ima­gen difun­di­da por Al Jazee­ra en agos­to pasa­do que mos­tra­ba la fal­sa ’’toma’’ de la Pla­za Ver­de en Trí­po­li por los ’’rebel­des’’ hecho que nun­ca exis­tió por­que se tra­ta­ba de una fil­ma­ción pro­du­ci­da en una pla­za de Qatar para enga­ñar al mun­do, lo que fue reco­no­ci­do ante la pren­sa por el pro­pio voce­ro de la CNT al afir­mar que fue ’’nece­sa­rio’’ para que los reconocieran.

De la mis­ma mane­ra se sabe que nun­ca exis­tie­ron los bom­bar­deos con­tra una mani­fes­ta­ción en Trí­po­li y la supues­ta masa­cre de pobla­ción civil, adju­di­ca­dos al gobierno de Kha­da­fi, sobre lo que no exis­ten imá­ge­nes a pesar de la can­ti­dad de corres­pon­sa­les y diplo­má­ti­cos que esta­ban allí.

El hecho fue nega­do por diplo­má­ti­cos entre ellos rusos, chi­nos y tur­cos, y por obser­va­do­res bri­tá­ni­cos, bel­gas, fran­ce­ses y de la Unión Afri­ca­na que acu­die­ron al lugar deter­mi­nan­do la inexis­ten­cia de los bom­bar­deos y la fal­se­dad de la información.

Por supues­to debió haber­lo sabi­do el juez Luis Moreno Ocam­po de la Cor­te Penal Inter­na­cio­nal, que con­de­nó a Kha­da­fi y otros por la matan­za en un ’’bom­bar­deo’’ que nun­ca existió.

Tam­bién debió escu­char estos tes­ti­mo­nios la ONU, que nun­ca admi­tió las denun­cias del gobierno libio, ni las pro­pues­tas de diá­lo­go y paz de la Unión Afri­ca­na, res­pal­da­da por varios paí­ses, entre ellos los de Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be que inte­gran el Foro de San Pablo.

Las imá­ge­nes de estos días mues­tran a fami­lias ente­ras huyen­do de las ciu­da­des sitia­das, pasan­do por los rete­nes de los mer­ce­na­rios, que se sabe han toma­do pri­sio­ne­ros duran­te esas requi­sas y los han ejecutado.

Si algo demues­tra cómo vivía el pue­blo libio es esa ima­gen don­de todos huyen en auto­mó­vi­les, están bien ves­ti­dos, no como se ha vis­to en otros luga­res de esa región, car­gan­do pesa­dos bul­tos, cami­nan­do des­cal­zos, pobres de toda pobreza.

Antes de la inva­sión en Libia había des­em­pleo cero, el ingre­so anual per cápi­ta era de 11 mil 314 dóla­res, la infla­ción un 4 por cien­to, salud y edu­ca­ción gra­tui­tas, la mor­ta­li­dad infan­til alcan­za­ba a 19 por mil niños naci­dos vivos, la más baja de toda la región. El 89 por cien­to de la pobla­ción había sido alfabetizada.

Diez mil jóve­nes esta­ban beca­dos en el exte­rior y miles estu­dia­ban en las Uni­ver­si­da­des, en las cuá­les ade­más de la gra­tui­dad podían vivir en los edi­fi­cios estu­dian­ti­les don­de tam­bién tenían ase­gu­ra­da comi­da y becas. Se esta­ban cons­tru­yen­do más de 300 mil viviendas.

El agua pota­ble gra­tis pro­ve­nía de uno de los sis­te­mas acuí­fe­ros más gran­des del mun­do- uno de los incen­ti­vos de los invasores‑, don­de se cons­tru­yó una gigan­tes­ca y millo­na­ria obra, con un lar­go río sub­te­rrá­neo, que ade­más de lle­var agua a la pobla­ción per­mi­tía el rie­go en zonas del desierto.

El gobierno entre­gó tie­rras gra­tui­ta­men­te para sem­brar las zonas recu­pe­ra­das al desier­to, fami­lias a las que pro­ve­yó de vivien­da, ense­res y semi­llas para no depen­der más de ali­men­tos envia­dos des­de el exterior.

La revo­lu­ción ver­de pro­mo­vía el desa­rro­llo endó­geno y Libia tenía su pro­pio Ban­co Cen­tral, con total inde­pen­den­cia exter­na y su pro­pia mone­da, el dinar, lo que per­mi­tía al Esta­do dar cré­di­tos de muy bajo cos­to. Se con­si­de­ra­ba que este país tenía el más alto nivel de vida de la región.

Con todo lo que pudie­ra obje­tar­se- sobre lo cual sólo debía deci­dir el pue­blo libio- no era ni un esta­do falli­do, ni caó­ti­co, ni hun­di­do en el terro­ris­mo o el nar­co­trá­fi­co. Por lo tan­to para los vie­jos colo­nia­lis­tas era ’’un mal ejemplo’’.

De todo eso que había poco o nada que­da. Sie­te meses de bom­bar­deos sis­te­má­ti­cos sobre una pobla­ción de poco más de seis millo­nes de habi­tan­tes y gran­des exten­sio­nes desér­ti­cas, han deja­do muer­te, des­truc­ción, humi­lla­ción y desolación.

¿Alguien podrá atre­ver­se a lla­mar ’’huma­ni­ta­ris­mo’’ a este terro­ris­mo pri­mer mun­dis­ta, de últi­ma gene­ra­ción? Es hora de que la huma­ni­dad reaccione.

No es posi­ble per­ma­ne­cer indi­fe­ren­tes ante la deci­sión cri­mi­nal de las gran­des poten­cias de sos­te­ner una gue­rra que han per­di­do en todos los fren­tes, pero esen­cial­men­te en lo moral. Los mer­ce­na­rios sólo pudie­ron avan­zar bom­bas tras bom­bas de la OTAN, no impor­tó el pre­cio, pero aho­ra deben enfren­tar­se con la reali­dad de ven­cer la resis­ten­cia por tie­rra. Lamen­ta­ble­men­te como eso no se logra­rá han deci­di­do bom­bar­dear has­ta que nada que­de en pie.

Cada bom­bar­deo es una señal de impo­ten­cia, mien­tras miles de Tua­reg se han uni­do a la resis­ten­cia libia, y millo­nes de afri­ca­nos saben que allí se libra una bata­lla estra­té­gi­ca y defi­ni­ti­va para Áfri­ca, con­ti­nen­te que aho­ra Esta­dos Uni­dos pre­ten­de con­tro­lar, pro­yec­tan­do esta­ble­cer en Trí­po­li la sede de su Coman­do para la región, el Africom.

’’Afri­ca mía’’, dicen ya en Washing­ton, mien­tras com­par­ten miga­jas con sus alia­dos, cada vez más hun­di­dos en la cri­sis a la que Esta­dos Uni­dos ayu­dó con la com­pli­ci­dad de algu­nos gober­nan­tes euro­peos, trai­do­res a sus pueblos.

Mucho hay detrás de la inva­sión a Libia, pero hoy, aho­ra es nece­sa­rio dete­ner la garra de la muer­te que avan­za. Hay que parar el ter­cer geno­ci­dio del siglo XXI. Maña­na será tar­de para todos.

By H

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