15‑O, pri­me­ra pro­tes­ta glo­bal – Rober­to Montoya

La revuel­ta tras­na­cio­nal ya está aquí. Ayer se escu­chó su gri­to de Amé­ri­ca a Asia y Ocea­nía, de Euro­pa a Áfri­ca y Orien­te Medio: ¡Bas­ta ya! La revo­lu­ción éti­ca, la pro­tes­ta de los indig­na­dos, la deman­da de una demo­cra­cia real, tomó cuer­po y se hizo sen­tir en todo el mundo.

A la con­vo­ca­to­ria se suma­ron un total de 951 ciu­da­des de 82 paí­ses dis­tin­tos. En algu­nos casos fue­ron sólo unas cen­te­nas de per­so­nas, en la mayo­ría, miles, dece­nas de miles y has­ta cen­te­na­res de miles en algu­nos paí­ses euro­peos. A cau­sa de los dis­tin­tos husos hora­rios, las pri­me­ras movi­li­za­cio­nes empe­za­ron en Tokio, Sid­ney, Hong Kong.

Cuan­do la Argen­ti­na se des­pe­re­za­ba ayer sába­do, ya había dece­nas de miles de per­so­nas en las calles de Ber­lín, de Lis­boa, Ams­ter­dam, de Roma ‑don­de un gru­po mino­ri­ta­rio pro­ta­go­ni­zó algu­nos inci­den­tes vio­len­tos al inten­tar incen­diar el Minis­te­rio de Defen­sa- y nume­ro­sas otras capi­ta­les y ciu­da­des euro­peas. En la city lon­di­nen­se, Julian Assan­ge, cara visi­ble de Wiki­leaks, habría apa­re­ci­do con una más­ca­ra de Anony­mus, el cono­ci­do gru­po de hackers.
En nume­ro­sos sitios de Euro­pa, como en Esta­dos Uni­dos, muchos de los mani­fes­tan­tes esta­ban acam­pa­dos en pla­zas des­de la noche ante­rior. En vís­pe­ras del 15‑O los indig­na­dos de Occupy Wall Streetlogra­ron evi­tar que la poli­cía los des­alo­ja­ra del neo­yor­quino Zuc­cot­ti Park ‑rebau­ti­za­do Pla­za de la Liber­tad- des­pués de que más de 300.000 per­so­nas fir­ma­ran peti­cio­nes para dete­ner el des­alo­jo. Ayer fue­ron dece­nas de miles los que salie­ron a la calle en Nue­va York, Washing­ton y muchas otras ciu­da­des de Esta­dos Unidos.
En Espa­ña, uno de los pla­tos fuer­tes de la jor­na­da, con con­cen­tra­cio­nes en 60 de sus ciu­da­des y cien­tos de miles de per­so­nas pro­tes­tan­do, seis mar­chas par­tie­ron por la maña­na des­de pue­blos de la peri­fe­ria y barrios de Madrid, para con­ver­ger por la tar­de en la míti­ca pla­za de Cibe­les, en pleno cen­tro, e ini­ciar lue­go la mani­fes­ta­ción que ter­mi­nó, como no podía ser de otra mane­ra, en la míti­ca Puer­ta del Sol, don­de se ori­gi­nó todo este movi­mien­to hace ayer exac­ta­men­te cin­co meses, el 15 de mayo, el 15‑M.
¿Qué gri­ta­ban, qué corea­ban, qué ban­de­ras enar­bo­la­ban per­so­nas de tan­tas nacio­na­li­da­des, razas y eda­des dife­ren­tes en esta pro­tes­ta global?
“¡Espe­cu­la­do­res a la cár­cel!”, “¡No somos mer­can­cía en manos de polí­ti­cos y ban­que­ros!”, “¡No esta­mos lla­man­do a la puer­ta, la esta­mos tiran­do!”, “Pre­ca­rios del mun­do, no tene­mos nada que per­der, excep­to las cade­nas!”, “Yo no voté a los mer­ca­dos ni al FMI”, “Estoy bus­can­do mis dere­chos, ¿alguien los ha visto?”
Los lemas, estri­bi­llos y pan­car­tas que se vie­ron ayer en las cien­tos de mani­fes­ta­cio­nes que tuvie­ron lugar en todo el mun­do, eran tan varia­das como las per­so­nas que las por­ta­ban o gri­ta­ban, pero todas tenían algo en común: refle­ja­ban el har­taz­go de millo­nes de per­so­nas fren­te a las injus­ti­cias de un sis­te­ma neo­li­be­ral don­de los mer­ca­dos finan­cie­ros, el FMI, el Ban­co Cen­tral Euro­peo, el Ban­co Mun­dial, la gran ban­ca, las gran­des mul­ti­na­cio­na­les, gran­des espe­cu­la­do­res y agen­cias de cali­fi­ca­ción de ries­go, con­di­cio­nan a su anto­jo la vida de los ciu­da­da­nos de a pie. Con la com­pli­ci­dad, cla­ro, de tan­tos de los gobier­nos y diri­gen­tes polí­ti­cos de turno, que se arro­di­llan ante ellos.
“Los pode­res esta­ble­ci­dos actúan en bene­fi­cio de unos pocos, des­oyen­do la volun­tad de la gran mayo­ría, sin impor­tar­les los cos­tos huma­nos o eco­ló­gi­cos que ten­ga­mos que pagar. Hay que poner fin a esta into­le­ra­ble situa­ción.” Ése es uno de los pasa­jes del mani­fies­to que gra­cias a la flui­dez de las redes socia­les ela­bo­ra­ron con­jun­ta­men­te para la jor­na­da de ayer las dis­tin­tas par­tes de esta gran red con­tes­ta­ta­ria y poten­cial­men­te anticapitalista.
Una de las patas don­de se tra­ba­jó en ese docu­men­to ‑tra­du­ci­do a 18 idio­mas y acce­si­ble en http://15october.net- fue en Bru­se­las. Duran­te una sema­na con­ver­gie­ron en la capi­tal de Bél­gi­ca y sede de la Unión Euro­pea y de la Otan, cien­tos de indig­na­dos, que a pesar de sufrir la repre­sión poli­cial, lle­ga­ron tras mar­char des­de Madrid, Bar­ce­lo­na y Tou­lou­se, en reco­rri­dos de has­ta 1.200 kilómetros.
Es uno de los fenó­me­nos de este movi­mien­to. Sin medios, sin apo­yos ins­ti­tu­cio­na­les ‑todo lo con­tra­rio, hos­ti­ga­dos por los pode­res públi­cos- miles de jóve­nes y no tan jóve­nes vie­nen logran­do movi­li­zar­se, tras­pa­sar las fron­te­ras vir­tual y físi­ca­men­te, para reu­nir­se, para inter­cam­biar expe­rien­cias, lan­zar ini­cia­ti­vas comu­nes, de una for­ma que has­ta aho­ra no han logra­do ni siquie­ra las pode­ro­sas con­fe­de­ra­cio­nes sin­di­ca­les, con tan­tos recur­sos a su alcan­ce… pero tan domes­ti­ca­das, tan burocratizadas.
La pro­pia izquier­da tra­di­cio­nal euro­pea se ha vis­to des­bor­da­da y, de hecho, cues­tio­na­da por toda esta corrien­te alter­na­ti­va, sin lle­gar a com­pren­der cómo un movi­mien­to asam­blea­rio como éste es capaz de limar y supe­rar las ren­ci­llas inter­nas para con­sen­suar docu­men­tos y acti­vi­da­des colec­ti­vas, algo que ellos son inca­pa­ces de hacer. Tras el rece­lo ini­cial, muchos par­ti­dos han inten­ta­do capi­ta­li­zar polí­ti­ca­men­te toda esta pro­tes­ta, pero tan­to el 15‑M espa­ñol como los dis­tin­tos movi­mien­tos simi­la­res, son cons­cien­tes de que uno de sus capi­ta­les prin­ci­pa­les y dife­ren­cia­do­res es pre­ci­sa­men­te su independencia.
Supo­ne por una par­te una limi­ta­ción ‑al menos por aho­ra- al no poder pesar de una mane­ra más deci­si­va en el esce­na­rio polí­ti­co, sobre todo en situa­cio­nes pre­elec­to­ra­les como la que se vive en Espa­ña, pero por otro lado le per­mi­te soli­di­fi­car­se y extenderse.
A pesar de que el 15‑M espa­ñol, como otros movi­mien­tos simi­la­res en otros paí­ses, no ha naci­do de la nada, sino que es la con­jun­ción de luchas lle­va­das a cabo duran­te años por miles de acti­vis­tas en fren­tes muy varia­dos, a las que sólo en los últi­mos meses se han suma­do muchí­si­mas más per­so­nas, no deja de ser un fenó­meno nue­vo, que nece­si­ta su tiem­po para madurar.
Des­de que esta­lló en 2008 en Esta­dos Uni­dos la actual cri­sis del sis­te­ma finan­cie­ro capi­ta­lis­ta, pro­pa­gán­do­se por todas las eco­no­mías euro­peas enla­za­das ‑con meno­res reper­cu­sio­nes en Amé­ri­ca lati­na y otras zonas del mun­do- los gobier­nos de esos paí­ses desa­rro­lla­dos han jus­ti­fi­ca­do los durí­si­mos recor­tes a los dere­chos socia­les y labo­ra­les que han impues­to, en la nece­si­dad de “cal­mar a los mercados”.
Los mer­ca­dos finan­cie­ros, los gran­des inver­so­res inter­na­cio­na­les, los gran­des espe­cu­la­do­res, se han con­ver­ti­do así cada vez más en los due­ños de la situa­ción. Entes que el ciu­da­dano no ha ele­gi­do, han pasa­do de hecho a con­di­cio­nar la polí­ti­ca eco­nó­mi­ca, labo­ral y social de gobier­nos supues­ta­men­te sobe­ra­nos.
La pro­tes­ta del 15‑O recha­za fron­tal­men­te esa lógi­ca, que sólo ha traí­do des­em­pleo y pobre­za. Es un cues­tio­na­mien­to al sis­te­ma eco­nó­mi­co, al sis­te­ma polí­ti­co, a los gran­des sin­di­ca­tos; se tra­ta de otra for­ma de hacer polí­ti­ca, de otra for­ma de par­ti­ci­pa­ción ciu­da­da­na, de un recha­zo del poder mono­pó­li­co de los medios de comu­ni­ca­ción, de otra Jus­ti­cia, el ger­men de algo nue­vo. De ahí que el fenó­meno de los indig­na­dos se haya con­ver­ti­do para tan­tas per­so­nas en una espe­ran­za de que sí es posi­ble cam­biar las cosas, de que otro mun­do es posible.

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