La gue­rra de Iraq es un éxi­to morro­co­tu­do: Misión cum­pli­da- Michael Parenti

Un lec­tor seña­ló hace poco en mi face­book que el pre­si­den­te Geor­ge Bush había admi­ti­do al can­tan­te Tony Ben­nett que la gue­rra de Iraq había sido un “error”. Lamen­to disentir.

La gue­rra de Iraq no ha sido un error. Hubo un error de cálcu­lo al asu­mir­se que la inva­sión de Esta­dos Uni­dos sería rápi­da, fácil y que los ira­quíes le darían una cáli­da bien­ve­ni­da. En vez de ello, Esta­dos Uni­dos se ha enfren­ta­do a un con­flic­to amar­go, des­truc­ti­vo, pro­lon­ga­do y cos­to­so. Hubo un “error” en tér­mi­nos de lo que se espe­ra­ba ope­ra­ti­va­men­te, pero Bush logró lo que bus­ca­ba y Oba­ma ha segui­do fiel­men­te con la misión.

El think tank de Bush-Che­ney-Rums­feld, «Pro­ject for a New Ame­ri­can Cen­tury», había pedi­do la inva­sión de Iraq cer­ca de un año antes del 11 de sep­tiem­bre. Había que eli­mi­nar a Iraq con una gue­rra cor­ta y fácil o con una gue­rra dura. En cual­quier caso, la inva­sión y des­truc­ción de Iraq no fue un “error”.

Esta­dos Uni­dos des­tru­yó un país que tenía la auda­cia de man­te­ner el con­trol de su pro­pio sumi­nis­tro de petró­leo, de man­te­ner toda su eco­no­mía bajo el con­trol del Esta­do (en vez de que fue­ra pro­pie­dad de las com­pa­ñías pri­va­das) y que no invi­tó ni al FMI ni a las gigan­tes cor­po­ra­cio­nes trans­na­cio­na­les. Iraq siguió un tra­yec­to inde­pen­dien­te bajo un dic­ta­dor que ori­gi­nal­men­te había ser­vi­do a la CIA y había des­trui­do la demo­cra­cia pro­gre­sis­ta de izquier­da que exis­tía en el país des­de la revo­lu­ción de 1958. Pero enton­ces Sad­dam con­ser­vó el con­trol de los recur­sos del país en vez de arro­jar­lo abier­ta­men­te a manos de los inver­so­res occidentales.

Sad­dam tam­bién se salió de la nor­ma en rela­ción a las cuo­tas del petró­leo (al desear una par­te equi­ta­ti­va del mer­ca­do inter­na­cio­nal). Y deci­dió aban­do­nar el dólar esta­dou­ni­den­se como mone­da de reser­va y en vez de ello uti­li­zó el euro.

Así que él y su país fue­ron correc­ta­men­te des­trui­dos en con­for­mi­dad con los intere­ses del impe­rio glo­bal diri­gi­do por Esta­dos Uni­dos. Aho­ra todo está pri­va­ti­za­do, des­re­gu­la­do, devas­ta­do y pobre, lo mis­mo que pasó con Yugos­la­via y pron­to con Libia. Misión cumplida.

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