Nue­vos esce­na­rios- Mikel Sorauren

La des­apa­ri­ción de la lucha arma­da de nues­tro hori­zon­te pare­ce abrir paso a un nue­vo esce­na­rio en el que resul­ta­rá más efi­caz la acción polí­ti­ca de los sobe­ra­nis­tas. Con­ven­dría que no nos pre­ci­pi­tá­ra­mos espe­ran­do resul­ta­dos inme­dia­tos. Lo impor­tan­te de este acon­te­ci­mien­to es la posi­bi­li­dad de que se con­si­ga la deter­mi­na­ción de una estra­te­gia que favo­rez­ca la máxi­ma impli­ca­ción del con­jun­to de los sobe­ra­nis­tas en el queha­cer polí­ti­co, diri­gi­do a lo que ten­drían que ser nues­tros obje­ti­vos de mayor alcance.

Es posi­ble que las expec­ta­ti­vas que tie­nen muchos no sean lle­na­das de mane­ra inme­dia­ta. La des­apa­ri­ción del enfren­ta­mien­to fron­tal con Espa­ña –lucha arma­da- no obe­de­ce úni­ca­men­te a la actua­ción poli­cial, sino pri­mor­dial­men­te a la des­afec­ción exis­ten­te en nues­tra colec­ti­vi­dad nacio­nal nava­rra con res­pec­to a una prác­ti­ca que se ha reve­la­do inefi­caz y que sus­ci­ta un fuer­te rece­lo por sus impli­ca­cio­nes huma­nas y socia­les en gene­ral. Sin que se pue­da recha­zar abso­lu­ta­men­te, es cla­ro que no exis­te jus­ti­fi­ca­ción para su uti­li­za­ción sal­vo en casos lími­te. A este res­pec­to, con­ven­drá recor­dar a quie­nes acu­san a los nava­rros de uti­li­zar­la, de que el uso de la vio­len­cia cons­ti­tu­ye la mayor pre­rro­ga­ti­va que se atri­bu­ye un Esta­do –des­de lue­go el espa­ñol-. La legi­ti­mi­dad de su uti­li­za­ción será para­le­la a la que ten­ga cual­quier Esta­do para orde­nar una socie­dad. A los espa­ño­les en gene­ral –y en mayor medi­da a su inte­lec­tua­li­dad y gober­nan­tes- será nece­sa­rio recor­dar­les que ellos han dado por bue­na de hecho la actua­ción vio­len­ta del Esta­do fran­quis­ta y acep­ta­do que los defen­so­res de tal Esta­do for­men par­te del actual sis­te­ma parlamentario.

Des­de la pers­pec­ti­va de los sobe­ra­nis­tas nava­rros se tie­ne cla­ro que la razón del con­flic­to que nos enfren­ta con Espa­ña, es resul­ta­do de la nega­ti­va espa­ño­la a reco­no­cer nues­tra reali­dad nacio­nal. No es un hecho de hoy, pero resul­ta obli­ga­do reafir­mar esta pers­pec­ti­va ante la nega­ti­va espa­ño­la a reco­no­cer su exis­ten­cia. Esta sim­ple acti­tud cons­ti­tu­ye la mues­tra más aca­ba­da de la impo­si­ción espa­ño­la, por­que supo­ne la nega­ti­va a admi­tir el dere­cho indi­vi­dual a deci­dir la colec­ti­vi­dad nacio­nal que corres­pon­de al ser humano. Es más gra­ve la acti­tud espa­ño­la cuan­do vie­ne pre­ce­di­da de una prác­ti­ca de impo­si­ción his­tó­ri­ca, que ha afec­ta­do a tan­tos terri­to­rios a nivel mun­dial a los que se obli­gó a for­mar par­te del Impe­rio espa­ñol a lo lar­go del los últi­mos 500 años. Entre los Pue­blos some­ti­dos a este Impe­rio vie­ne sien­do reco­no­ci­do de mane­ra uni­ver­sal el terri­to­rio del anti­guo Esta­do de Nava­rra; terri­to­rio que siem­pre ha mani­fes­ta­do resis­ten­cia a ser asimilado.

En el momen­to pre­sen­te Espa­ña sien­te el ago­bio de una cri­sis nacio­nal a la que pone fon­do la cri­sis eco­nó­mi­ca mun­dial. El fra­ca­so nacio­nal que se per­ci­be se tra­du­ce en la reafir­ma­ción de todos los vicios que carac­te­ri­zan his­tó­ri­ca­men­te la iden­ti­dad espa­ño­la. Siem­pre ha esta­do mar­ca­da por el acom­ple­ja­mien­to ante otros impe­rios más exi­to­sos. Ha inten­ta­do ocul­tar su sen­ti­mien­to de infe­rio­ri­dad en la alti­vez y este ras­go últi­mo vuel­ve a inten­si­fi­car­se, cuan­do el actual impe­rio –de dimen­sio­nes penin­su­la­res- es cues­tio­na­do por las aspi­ra­cio­nes nacio­na­les de nava­rros y cata­la­nes. Esta alti­vez se mani­fies­ta en el momen­to pre­sen­te en los plan­tea­mien­tos de los gru­pos polí­ti­cos espa­ño­les con mayor peso social. No obs­tan­te es ali­men­ta­da por la mul­ti­tud de pro­fe­sio­na­les de la infor­ma­ción a la que sumi­nis­tran mate­ria los inte­lec­tua­les orgá­ni­cos, recon­ver­ti­dos a los idea­les de la Espa­ña tra­di­cio­nal de la que el Fran­quis­mo cons­ti­tu­ye la mues­tra más aca­ba­da y reciente.

El desa­rro­llo de la lucha arma­da duran­te los últi­mos dece­nios ha per­mi­ti­do a la ideo­lo­gía espa­ño­la pre­sen­tar­se como una colec­ti­vi­dad agre­di­da hacia el exte­rior. Hacia den­tro de la pro­pia socie­dad espa­ño­la le ha sumi­nis­tra­do soli­da­ri­dad fren­te a la bru­ta­li­dad vas­ca. Los espa­ño­les han uni­ver­sa­li­za­do la ima­gen del nacio­na­lis­ta vas­co vio­len­to. La per­ti­na­cia de quie­nes han insis­ti­do en pro­se­guir con la lucha arma­da ha faci­li­ta­do las cosas a Espa­ña. Espa­ña ha con­ta­do con el apo­yo del entorno euro­peo y va resul­tar muy difí­cil con­se­guir la modi­fi­ca­ción de esta pers­pec­ti­va en un pla­zo inme­dia­to. Con­ven­dría que no se plan­tea­ran exi­gen­cias des­me­su­ra­das des­de las filas sobe­ra­nis­tas nava­rras. En defi­ni­ti­va la renun­cia de E.T.A. a su prác­ti­ca tra­di­cio­nal repre­sen­ta su fra­ca­so como orga­ni­za­ción. Los espa­ño­les pre­ten­den que este paso se con­vier­ta en una derro­ta extra­po­la­ble al con­jun­to del sobe­ra­nis­mo nava­rro. No es posi­ble olvi­dar que –más allá de la derro­ta de la orga­ni­za­ción arma­da- el obje­ti­vo final espa­ñol lo cons­ti­tu­ye la des­apa­ri­ción del sobe­ra­nis­mo en cuan­to tal.

Espa­ña bus­ca la derro­ta de esta corrien­te y sus diri­gen­tes tie­nen con­cien­cia de la vic­to­ria par­cial que están a pun­to de alcan­zar. De ahí el inte­rés que mues­tran en que apa­rez­can ven­ce­do­res y ven­ci­dos. No insis­ten en la paz, sino en la ren­di­ción. En nin­gún momen­to se plan­tean los espa­ño­les la posi­bi­li­dad de hacer con­ce­sio­nes y resul­ta posi­ble que man­ten­gan su polí­ti­ca de repre­sión segui­da has­ta el momen­to, como el modo más efi­caz de des­man­te­lar cual­quier estra­te­gia sobe­ra­nis­ta. Por lo demás, la inter­ven­ción de ins­tan­cias inter­na­cio­na­les que tra­ba­jan para con­se­guir un acuer­do, no van más allá de la des­apa­ri­ción de las actua­les ten­sio­nes y esta­ble­ci­mien­to de un mar­co de rela­cio­nes polí­ti­cas como los que se deno­mi­nan democráticos.

En este mar­co en que se le con­ce­de a Espa­ña la com­pe­ten­cia de orga­ni­za­ción elec­to­ral y par­la­men­ta­ria, resul­ta difí­cil que el sobe­ra­nis­mo pue­da con­se­guir sus rei­vin­di­ca­cio­nes. Por otra par­te, es obli­ga­do aten­der los pro­ble­mas deri­va­dos de la exis­ten­cia de pre­sos polí­ti­cos, que con el pre­tex­to de la actua­ción vio­len­ta han per­mi­ti­do a Espa­ña gol­pear con dure­za al sobe­ra­nis­mo ¡Aquí se encuen­tra el prin­ci­pal esco­llo y obje­ti­vo a sal­var y con­se­guir por par­te de los nava­rros! Espa­ña va a jugar con esta baza y enco­nar cual­quier tipo de nego­cia­ción. Los esfuer­zos por alcan­zar la libe­ra­ción de los pre­sos y des­apa­ri­ción de res­pon­sa­bi­li­da­des pue­den ago­tar la capa­ci­dad de lucha de los sobe­ra­nis­tas. Se pue­de enten­der las resis­ten­cias hacia una solu­ción de amnis­tía –dada la gra­ve­dad de muchas de las accio­nes arma­das- en todo caso se impo­ne la exi­gen­cia de supera­ción de los agra­vios. En defi­ni­ti­va en el ori­gen de toda esta vio­len­cia se encuen­tra la res­pon­sa­bi­li­dad espa­ño­la por haber impues­to su domi­na­ción y repre­sión a Nava­rra. En el caso de que se pre­ten­da esta­ble­cer cuan­ti­ta­ti­va­men­te los sufri­mien­tos es cla­ro que los nava­rros son y han sido las víc­ti­mas prin­ci­pa­les ¡Poco impor­ta! Espa­ña pre­ten­de­rá abru­mar­nos con la espe­ran­za de con­se­guir nues­tro des­áni­mo y rendición.

La inter­ven­ción de ins­tan­cias inter­na­cio­na­les con expe­rien­cia en la reso­lu­ción de con­flic­tos repre­sen­ta una baza que a la lar­ga pue­de recon­du­cir la situa­ción, pero des­de esas ins­tan­cias se plan­tea­rán igual­men­te exi­gen­cias que pare­ce­rán fre­nar nues­tras aspi­ra­cio­nes. Lo cier­to es que a cor­to y medio pla­zo los esfuer­zos a rea­li­zar en el cam­po sobe­ra­nis­ta son muy con­si­de­ra­bles. Es obli­ga­do la revi­sión de actua­cio­nes pasa­das y el esfuer­zo por con­se­guir pun­tos de acuer­do que faci­li­ten el plan­tea­mien­to de una estra­te­gia ade­cua­da. Siem­pre será nece­sa­rio no dar pasos en fal­sos y evi­tar pre­ci­pi­ta­cio­nes con la mira­da pues­ta en el triun­fo futuro.

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