Cuba y Vene­zue­la no son el Medio Orien­te- Javier Salado

Los recien­tes acon­te­ci­mien­tos en el Medio Orien­te, carac­te­ri­za­dos por las revuel­tas popu­la­res ocu­rri­das en Túnez, Egip­to, Yemen, Libia y Siria, con una mayor o menor par­ti­ci­pa­ción de los Ser­vi­cios Espe­cia­les del mun­do occi­den­tal infil­tran­do pro­vo­ca­do­res, armas, medios y dine­ro, mucho dine­ro, en cada país, han alen­ta­do las espe­ran­zas de los pla­ni­fi­ca­do­res de la polí­ti­ca de Esta­dos Uni­dos hacia Vene­zue­la y Cuba.

La caí­da de los gobier­nos de Yemen y Egip­to, los des­pia­da­dos ata­ques de la OTAN con­tra Libia, ampa­ra­dos en una reso­lu­ción del Con­se­jo de Segu­ri­dad de las Nacio­nes Uni­das que no tar­da­ron en vio­lar, los cua­les han cos­ta­do dece­nas de miles de vidas ino­cen­tes –las mis­mas que enar­bo­la­ron pro­te­ge­rían- con la con­se­cuen­te des­apa­ri­ción del gobierno liba­nés, han des­per­ta­do la codi­cia para emplear tác­ti­cas seme­jan­tes en las cáli­das aguas del Caribe.

Han sido una pri­ma­ve­ra y un verano espe­cial­men­te calien­tes en el esce­na­rio mun­dial. No solo en los paí­ses men­cio­na­dos, sino en otros, esos otros don­de según la pren­sa occi­den­tal los dis­tur­bios no son tan dis­tur­bios, a pesar de que los mani­fes­tan­tes sean cien­tos de miles y la poli­cía ten­ga que emplear gran­des con­tin­gen­tes anti­dis­tur­bios uni­for­ma­dos como extra­te­rres­tres, acom­pa­ña­dos de vehícu­los anti­mo­ti­nes, agua, gases, porras y balas. Lon­dres, Madrid, Ate­nas, San­tia­go de Chi­le y otras capi­ta­les del mun­do occi­den­tal han esta­do o están con­vul­sas; se les lla­ma “indig­na­dos”, estu­dian­tes, y otras deno­mi­na­cio­nes, pero todos tie­nen un común deno­mi­na­dor: pro­tes­tan con­tra medi­das guber­na­men­ta­les y el sta­tu quo a que son some­ti­dos y enfren­tan una vio­len­cia terri­ble que ya cobra su cuo­ta de muer­tes. Inclu­so en Israel, cata­lo­ga­do por un pre­si­den­te nor­te­ame­ri­cano como “el úni­co alia­do dura­de­ro y con­fia­ble que tie­ne el mun­do occi­den­tal en el Medio Orien­te”, hubo gigan­tes­cas mani­fes­ta­cio­nes de protesta.

Pero para los gran­des medios, los úni­cos dis­tur­bios acon­te­ci­dos y los úni­cos gobier­nos que ejer­cie­ron la vio­len­cia son los men­cio­na­dos arri­ba. Bom­bar­dear a Libia, des­apa­re­cer de la faz de la tie­rra a miles de ino­cen­tes, es una misión demo­crá­ti­ca. Des­es­ta­bi­li­zar a Siria, apli­car la mis­ma fór­mu­la que en Libia, inten­tar derro­car a su gobierno, en momen­tos en que la opi­nión inter­na­cio­nal se acos­tum­bró a lo ocu­rri­do en la región, es otra misión democrática.

Seme­jan­te situa­ción, les hace pen­sar a algu­nos hal­co­nes en Esta­dos Uni­dos, que este es el momen­to de des­ha­cer­se de la Revo­lu­ción Cuba­na crean­do con­di­cio­nes para orga­ni­zar dis­tur­bios y pro­tes­tas que jus­ti­fi­quen accio­nes con­tra la “repre­sión castrista”.

Recien­te­men­te fue col­ga­do en Inter­net una pági­na lla­man­do a rea­li­zar pro­tes­tas, soli­ci­tan­do una actua­ción y reso­lu­ción de las Nacio­nes Uni­das con­tra Cuba seme­jan­te a la de Libia, por la “sal­va­je repre­sión y vio­len­cia que sufren los acti­vis­tas disidentes”.

Por otra par­te, las deno­mi­na­das Damas de Blan­co –a las que se les entre­gó el des­lus­tra­do pre­mio Saja­rov en 2005– un gru­púscu­lo sur­gi­do entre las espo­sas y fami­lia­res de pre­sos en cár­ce­les cuba­nas por acti­vi­da­des con­tra la segu­ri­dad y esta­bi­li­dad del país, ante la reali­dad de la libe­ra­ción de la inmen­sa mayo­ría de sus fami­lia­res, gra­cias a la inter­me­dia­ción rea­li­za­da por la igle­sia cató­li­ca y care­cer de moti­vos para con­ti­nuar con sus accio­nes, aumen­ta­ron sus filas atra­yen­do median­te dine­ro a un redu­ci­do núme­ro de muje­res de pési­mos ante­ce­den­tes, algu­nas de las cua­les tie­nen fami­lia­res pre­sos por acti­vi­da­des cri­mi­na­les comu­nes, sumán­do­las a las “damas de apo­yo”. Con­si­de­ra­ron enton­ces las Damas de Blan­co, era la opor­tu­ni­dad para rea­li­zar des­or­de­nes públi­cos en loca­li­da­des de las pro­vin­cias de San­tia­go de Cuba y La Haba­na y acu­sar a las auto­ri­da­des de ini­ciar en su con­tra una “ola de repre­sión política”.

Los medios de pren­sa occi­den­ta­les lle­na­ron sus espa­cios con esta noti­cia, des­ta­can­do la repre­sión poli­cial con­tra inde­fen­sas y pací­fi­cas muje­res que luchan por sus dere­chos y la liber­tad de sus fami­lia­res. El que ape­nas lle­ga­ran a una dece­na las mani­fes­tan­tes, que las auto­ri­da­des lejos de repri­mir­las las pro­te­gie­ran ante la indig­na­ción popu­lar, que nadie les puso un dedo enci­ma, y que tales accio­nes eran resul­ta­do del finan­cia­mien­to reci­bi­do des­de Esta­dos Uni­dos, no se refle­jó en esos medios. Tam­po­co ha sido rebo­ta­da la infor­ma­ción brin­da­da por el gobierno de Cuba, para al menos dar una visión de impar­cial y obje­ti­va. El silen­cio de los cómplices.

Es enten­di­ble que unas seño­ras abo­guen y actúen por obte­ner la liber­tad de sus espo­sos en pri­sión, aún si estos fue­ron legal­men­te juz­ga­dos y con­de­na­dos. Es una reac­ción natu­ral y un dere­cho de cada mujer defen­der a su marido.

Lo que es impo­si­ble com­par­tir es ver como con­vier­ten su dolor –que es humano y que tam­bién acom­pa­ña a las madres de los cri­mi­na­les que la socie­dad tra­ta de refor­mar en la pri­sión- en un nego­cio, en un comer­cio bara­to de com­pra-ven­ta: “me pagas tan­to y yo hago tan­tas mar­chas, o tan­tas pro­tes­tas, ó tan­tas decla­ra­cio­nes…”. Es mer­can­ti­li­zar su dolor, ven­der­se a un pos­tor. Máxi­me cuan­do ya no exis­te la cau­sa motivacional.

Otras micro-inten­to­nas de dis­tur­bios han tra­ta­do de orga­ni­zar­se en las pasa­das sema­nas en Cuba con la par­ti­ci­pa­ción de los lla­ma­dos “disi­den­tes”; varios diplo­má­ti­cos de paí­ses del extin­to cam­po socia­lis­ta de Euro­pa del este se esfuer­zan por lograr al menos que alguien-en buen cubano- “le tire un holle­jo a un chino”. Lo impor­tan­te es for­mar la alha­ra­ca con los medios extranjeros.

Todo con­flu­ye en la línea de tra­tar de con­vul­sio­nar una socie­dad esta­ble y que lucha por ir hacia delan­te y mejo­rar cada día.

Otro tan­to- con sus pro­pias carac­te­rís­ti­cas- encon­tra­mos en Vene­zue­la, don­de el esfuer­zo por des­es­ta­bi­li­zar al país emplean­do diver­sos y múl­ti­ples vías no pier­de de vis­ta los recur­sos petro­le­ros del her­mano país. Tam­bién allí son emplea­das un gru­po de muje­res, que se auto­de­no­mi­nan, a ima­gen y seme­jan­za de las cuba­nas, Damas de Negro (Si, es ver­dad, son poco ima­gi­na­ti­vos), quie­nes man­tie­nen una micro-pro­tes­ta en el opu­len­to este de Cara­cas des­de hace dos sema­nas. Los medios de comu­ni­ca­ción de la opo­si­ción arre­cian su cam­pa­ña, son ata­ca­dos los mili­ta­res boli­va­ria­nos, deni­gra­das las muje­res que osten­tan res­pon­sa­bi­li­da­des como diri­gen­tes en el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio, se rea­li­zan lla­ma­dos coti­dia­na­men­te a mon­tar “gua­rim­bas” (pro­tes­tas) por las razo­nes más disí­mi­les en cual­quier par­te del país, se cul­pa del índi­ce de vio­len­cia y cri­mi­na­li­dad a una Revo­lu­ción a la cual no dejan tra­ba­jar y des­arrai­gar las des­igual­da­des y exclu­sio­nes socia­les resul­ta­do del capi­ta­lis­mo sal­va­je y del neo­li­be­ra­lis­mo a que fue some­ti­da la socie­dad vene­zo­la­na por dece­nios. Tan lejos lle­gan, que apues­tan por una supues­ta ingo­ber­na­bi­li­dad ante la enfer­me­dad del pre­si­den­te Chávez.

Asu­men los hal­co­nes del impe­rio, y sus cóm­pli­ces loca­les, que es posi­ble lograr el fin de la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na a tra­vés de lograr la con­vul­sión social. De pér­fi­da for­ma, crean­do “evi­den­cias” del carác­ter “sinies­tro” del gobierno popu­lar en Vene­zue­la, se le seña­la como par­ti­ci­pe en el nar­co­trá­fi­co para lo cual recien­te­men­te el Depar­ta­men­to del Teso­ro esta­dou­ni­den­se acu­só a cua­tro fun­cio­na­rios cha­vis­tas de man­te­ner víncu­los con el terro­ris­mo y con el nar­co­trá­fi­co. (Otro “rema­ke” ya emplea­do con­tra Cuba)

El libre­to esta dic­ta­do, la pues­ta en esce­na tra­ta de lograr el derrum­be de los pro­ce­sos revo­lu­cio­na­rios de Cuba y Vene­zue­la. El lunes 12 de sep­tiem­bre, el pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos, en una reu­nión desa­rro­lla­da en la Casa Blan­ca con un gru­po de perio­dis­tas de habla his­pa­na com­pa­ró la situa­ción de Cuba con lo que ocu­rre actual­men­te en el Medio Orien­te, don­de, expre­só, triun­fó la aspi­ra­ción de los ciu­da­da­nos a la demo­cra­cia, con el resul­ta­do de la caí­da de los regí­me­nes autoritarios.

Detrás de estas accio­nes y lue­go de las decla­ra­cio­nes de Barak Oba­ma, no nos que­da más alter­na­ti­va que con­fir­mar que el impe­ria­lis­mo siem­pre nos ha des­pre­cia­do, nun­ca nos ha enten­di­do y demues­tra su igno­ran­cia al que­rer eva­luar a los pue­blos a tra­vés del color del cris­tal con el que se mira a sí mismo.

No cono­cen a los pue­blos lati­no­ame­ri­ca­nos; no cono­cen el mate­rial del que está hecho el pue­blo cubano, olvi­dan que en Vene­zue­la está enrai­za­da la estir­pe de Bolívar.

Es lamen­ta­ble. Una vez más seño­res hal­co­nes, que­da­rán con el amar­go sabor de lo que pudo haber sido y no fue.

Javier Sala­do

Ana­lis­ta Inter­na­cio­nal, corres­pon­sal de Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, La Habana

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *