Los soviets libios- Manuel M. Navarrete

Hace unos meses, en la Uni­ver­si­dad de Sevi­lla, un joven estu­dian­te y mili­tan­te trots­kis­ta reali­zó un acto públi­co en el que narra­ba el supues­to sur­gi­mien­to de con­se­jos obre­ros en Libia. Estos eran (lite­ral­men­te) com­pa­ra­dos con los soviets rusos, e inclu­so con la Comu­na de París. El pue­blo libio, al pare­cer, esta­ba auto­or­ga­ni­zán­do­se y toman­do en sus pro­pias manos su des­tino. La uto­pía esta­ba más cer­ca que nunca.

Nos cons­ta de pri­me­ra mano que este joven extraía toda (repi­to: toda) su infor­ma­ción de un par de bre­ves comu­ni­ca­dos pro­ce­den­tes de dos fla­man­tes “inter­na­cio­na­les” socia­lis­tas, inven­tán­do­se sin más el res­to de la his­to­ria. Es de supo­ner que el ais­la­mien­to de la izquier­da con­du­ce a esta cla­se de razo­na­mien­to reli­gio­so: como deseo que algo sea de deter­mi­na­do modo, afir­mo, sin com­ple­jos, que ya es de ese modo. Y pun­to. Será casi como si fue­ra cier­to. Ade­más, el mun­do real que­da tan lejos… ¿quién va a enterarse?

Natu­ral­men­te, aque­llos ateos que negá­ba­mos la exis­ten­cia de “soviets libios” (a menos que el vacío de poder que suce­de a la con­quis­ta de cual­quier ciu­dad en cual­quier gue­rra del mun­do deba ser idea­li­za­do y ele­va­do al ran­go de revo­lu­ción) éra­mos auto­má­ti­ca­men­te tacha­dos de apo­yar dic­ta­du­ras. Pese a nues­tras insis­ten­tes súpli­cas, des­pués de medio año, segui­mos en blan­co: ¿de dón­de sale toda esa “infor­ma­ción” según la cual la acción de los rebel­des libios cons­ti­tu­ye una revo­lu­ción popu­lar? Una y otra vez lan­za­mos esta pre­gun­ta; una y otra vez segui­mos sin obte­ner res­pues­ta. Has­ta el día de hoy nadie ha sido capaz de apor­tar o com­par­tir con el res­to del mun­do un solo dato, un solo indi­cio, una sola fuen­te acer­ca de los supues­tos soviets libios que enca­be­za­ban esta “revo­lu­ción”. ¿Ubi sunt?

Pero hay más: tam­bién éra­mos tacha­dos de cons­pi­ra­noi­cos. Cabe pre­gun­tar­se si exis­te una teo­ría de la cons­pi­ra­ción mayor, más retor­ci­da o de mayor surrea­lis­mo que esa que afir­ma que Mus­ta­fá Abud Jalil, Abdul Faah Yunis y Abdelha­kim Belhaj son en reali­dad pró­ce­res de la liber­tad de los pue­blos. ¿No se hace pre­ci­sa una autén­ti­ca teo­ría de la cons­pi­ra­ción para afir­mar que, aun­que apa­ren­te­men­te lle­ven meses pidien­do la inva­sión de la OTAN, en reali­dad esta­mos ante admi­ra­bles mili­tan­tes anti­im­pe­ria­lis­tas? ¿No pare­ce un fenó­meno pro­pio del trián­gu­lo de las Ber­mu­das que un gol­pe de Esta­do lide­ra­do por tres reac­cio­na­rios de seme­jan­te cala­ña aca­be, como por alqui­mia, trans­mu­tan­do en un bucó­li­co pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio, en lugar de en la vul­gar rapi­ña petro­le­ra que todo pare­cía indi­car y que aho­ra se con­fir­ma? ¿Qué con­tu­ber­nio tem­pla­rio es nece­sa­rio poner en jue­go para que el dra­má­ti­co enfren­ta­mien­to de sin­di­ca­tos y pue­blos des­ar­ma­dos con­tra el poder en Egip­to y Túnez sea paran­go­na­ble, como lo es para nues­tros ami­gos, al empleo de arma­men­to pesa­do por par­te de los mer­ce­na­rios libios des­de el pri­mer día?

De igual modo que cier­tos des­ce­re­bra­dos les acu­san de ser de la CIA (absur­do: ¿cómo iba la CIA a disi­mu­lar tan poco?), ellos nos han acu­sa­do a noso­tros de apo­yar dic­ta­du­ras. En reali­dad, no vale la pena per­der ni un solo segun­do en expli­car­les por qué éste no es el momen­to de publi­car una deta­lla­da lis­ta de nues­tras dife­ren­cias polí­ti­cas con Gada­fi, que no son pocas (como con casi todos los diri­gen­tes del mun­do). Y es que cual­quier per­so­na seria sabe que los dis­cur­sos no se pro­du­cen en un túnel abs­trac­to, más allá del espa­cio y el tiem­po. El con­tex­to polí­ti­co y el momen­to en los que algo se dice cuen­tan tan­to como aque­llo que se está dicien­do. Por eso, cuan­do la OTAN inva­dió Iraq no era el momen­to de refor­zar la coar­ta­da ideo­ló­gi­ca de la inva­sión publi­can­do sesu­das inves­ti­ga­cio­nes acer­ca de la repre­sión y el gaseo de los kur­dos, aun cuan­do dicha acción hubie­ra sido, por supues­to, abso­lu­ta­men­te des­pre­cia­ble. Por otro lado, si real­men­te que­re­mos des­truir el sis­te­ma, no será el impe­ria­lis­mo el que deter­mi­ne nues­tra agen­da polí­ti­ca o dic­te de qué debe­mos hablar en cada momento.

Tam­bién nos pre­gun­tan, pers­pi­ca­ces, cómo pode­mos recha­zar un plan­tea­mien­to dis­cur­si­vo del tipo “ni-ni”, cuan­do noso­tros deci­mos con orgu­llo “ni PSOE ni PP”. Otro argu­men­to de peso. Al pare­cer, hay quien pien­sa que tene­mos algo en con­tra de esa estruc­tu­ra gra­ma­ti­cal que en la len­gua cas­te­lla­na arti­cu­la en dos oca­sio­nes la pala­bra “ni” para recha­zar dos figu­ras equi­va­len­tes. Des­de aquí me gus­ta­ría acla­rar que, a des­pe­cho de los aman­tes de la lexi­co­lo­gía, nues­tra reti­cen­cia era más bien semán­ti­ca, esto es, se debía más bien al con­te­ni­do con­cre­to de la fra­se. ¿De ver­dad había dudas? Por otro lado, ¿será fal­ta de inge­nio lo que les impi­de recor­dar­nos ejem­plos más ilus­tra­ti­vos para su pro­pó­si­to? Por ejem­plo, esa vie­ja pos­tu­ra de Lenin que bien podría arti­cu­lar­se así: “Ni alia­dó­fi­los ni ger­ma­nó­fi­los”. ¿O será tal vez que alu­dir a Lenin podría recor­dar­nos más aún la dife­ren­cia entre una gue­rra inter-impe­ria­lis­ta y una gue­rra en la que un impe­rio se enfren­ta a una colonia?

En el col­mo del surrea­lis­mo, hemos sido acu­sa­dos inclu­so de actuar bajo las direc­tri­ces “cas­tro­cha­vis­tas”. Tire­mos del refra­ne­ro: “cree en ladrón que todos son de su con­di­ción”. Como ellos cum­plen las órde­nes de una “inter­na­cio­nal” (¿qué ocu­rri­ría si un mili­tan­te opi­na­ra de mane­ra dife­ren­te? ¿sería obli­ga­do a una sesión de “arre­pen­ti­mien­to”, bajo per­sua­si­va ame­na­za de expul­sión inme­dia­ta?), se ima­gi­nan que el res­to hace­mos igual. No pare­ce disua­dir­les de su absur­do el hecho de que haya­mos sido enor­me­men­te crí­ti­cos con la depor­ta­ción vene­zo­la­na de miem­bros de las FARC, así como con las direc­tri­ces “pro­chi­nas” del VI Con­gre­so del PC Cubano.

Con­clu­ya­mos. Últi­ma­men­te hemos vis­to a miem­bros de algu­nas orga­ni­za­cio­nes hacien­do hones­ta auto­crí­ti­ca sobre la pre­ci­pi­ta­ción en que incu­rrie­ron sus colec­ti­vos al apo­yar a los rebel­des libios. Eso sí: habría que pedir­les que, aun sien­do huma­nos, no tro­pie­cen por segun­da vez con la mis­ma pie­dra, dada la posi­ble pro­xi­mi­dad de otra aven­tu­ra béli­ca impe­ria­lis­ta en Siria (pro­yec­to que ya cuen­ta con sus pro­pios mercenarios/”rebeldes” que, una vez más, sus­pi­ran ena­mo­ra­dos de la OTAN, mien­tras son pre­sen­ta­dos por los mass media como “demó­cra­tas”). Sin embar­go, tam­bién hemos vis­to a otras orga­ni­za­cio­nes (y se me ocu­rre una escu­da­da tras un trai­cio­ne­ro robo de siglas) fes­te­jan­do la vic­to­ria del tán­dem OTAN-rebel­des con­tra la resistencia.

Esa es la dife­ren­cia. Los anti­im­pe­ria­lis­tas apo­ya­mos a la resis­ten­cia y desea­mos que gane esta gue­rra con­tra el tán­dem que con­for­man el inva­sor y sus mer­ce­na­rios, cuya rela­ción con (y finan­cia­ción de) el impe­ria­lis­mo a día de hoy nadie hones­to ni serio pue­de negar. De igual modo, y más allá de nues­tras dife­ren­cias polí­ti­cas e ideo­ló­gi­cas, desea­mos que las resis­ten­cias afga­na, pales­ti­na e ira­quí ven­zan en sus res­pec­ti­vas gue­rras con­tra el impe­ria­lis­mo. No cree­mos que la ocu­pa­ción mili­tar extran­je­ra faci­li­te un esce­na­rio en el que desa­rro­llar la lucha de cla­ses. Por eso, en una gue­rra inter-impe­ria­lis­ta, acep­ta­mos gus­to­sos la cali­fi­ca­ción de “ni-nis”, pero en una gue­rra que enfren­ta a un impe­rio con­tra una colo­nia, desea­mos la vic­to­ria de la colo­nia, sin nece­si­dad de apo­yar a sus gober­nan­tes o diri­gen­tes con­cre­tos. Obviamente.

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