«Aunque vosotros faltéis algún día, nosotros; sus nietos, sus biznietos… seguiremos viniendo cada primer domingo de septiembre aquí hasta esta sima para recordarles y homenajearles. Y para recuperar la memoria que vosotros nos habéis enseñado a mantener viva».
Urbasa * E.H
Eran palabras de Amaia Urkijo Artola dirigidas a sus padres, a sus tíos, y a todos los hijos de aquellos fusilados arrojados a la sima de Otsoportillo que ayer volvieron a reunirse frente al monolito realizado por José Ramón Anda, símbolo de la crueldad fascista que trajo el alzamiento de 1936.
Así viene repitiéndose todos los años desde 1980, organizado por la Asociación de Familiares de Fusilados de Sakana y el Ayuntamiento de Etxarri Aranatz. Este año también se han unido los ayuntamientos de Alsasua y Olazagutía. La intención última es que se involucren todos los ayuntamientos de Sakana, según explicó el alcalde de Etxarri Aranatz, Joxi Bakaikoa.
Ayer se notó que este año cumple el 75 aniversario del alzamiento fascista con una mayor afluencia, alrededor de medio millar de personas entre familiares y simpatizantes de la causa republicana.
«¿Cuántos años han de pasar para que este país reconozca que aquello fue un genocidio? ¿Cuántos años para que la iglesia reconozca su complicidad con el régimen fascista y pida perdón?» se preguntó Amaia Urjiko, nieta de Víctor Urkijo y de Narciso Artola, de Alsasua y Etxarri Aranatz respectivamente, dos de aquellos fusilados que fueron arrojados a esta sima, algunos con vida. También destacó que fueron muchos años soportando humillaciones, miedos, tragándose lágrimas e insultos. «Cuando te decían algo habría hecho, se reavivaba la herida» recordaba su tío, Ignacio Artola. También lamentaba que «no se ha hecho justicia»…
