San­gre por los sen­de­ros ira­quíes y sirios – Pepe Escobar

Fue un lunes san­grien­to el que aso­ló Iraq por todos sus rin­co­nes; dos ata­can­tes sui­ci­das, once coches-bom­ba y die­ci­nue­ve vehícu­los con arte­fac­tos explo­si­vos impro­vi­sa­dos (VBIEDs, por las siglas en inglés que sue­le uti­li­zar el Pen­tá­gono), con un resul­ta­do de casi 70 per­so­nas muer­tas y más de 300 heridos.

Coches-bom­ba en Nayaf, otro en el inte­rior del prin­ci­pal mer­ca­do de Kut, una bom­ba colo­ca­da cer­ca del con­voy del alcal­de de Baqu­ba, dos sui­ci­das-bom­ba ata­can­do una uni­dad del con­tra­te­rro­ris­mo ira­quí en Tikrit, una bom­ba explo­tan­do cer­ca de un con­voy del gobierno en la barria­da Man­sur en Bag­dad. El hecho de que este lunes san­grien­to se pro­du­je­ra menos de dos sema­nas des­pués de que el gobierno de Nuri al-Mali­ki anun­cia­ra que en Washing­ton iban a cele­brar­se nego­cia­cio­nes para que al menos una par­te de los actua­les 48.000 efec­ti­vos esta­dou­ni­den­ses pre­sen­tes en Iraq con­ti­nua­ran en el país des­pués de la fecha lími­te de fina­les de 2011 para la reti­ra­da de EEUU, plan­tea la inevi­ta­ble cues­tión: ¿quién sale beneficiado?

Al-Qai­da en Iraq podía bene­fi­ciar­se si su estra­te­gia fue­ra man­te­ner a EEUU enre­da­do en el ato­lla­de­ro ira­quí, mien­tras la acu­sa­ción cla­ve va volan­do ya a tra­vés del Poto­mac con aque­llo de la “capa­ci­dad” de las fuer­zas de segu­ri­dad ira­quíes y con el esce­na­rio del “des­bor­da­mien­to de los insur­gen­tes” mono­po­li­zan­do la narra­ti­va. Los neo­con­ser­va­do­res de EEUU, los hal­co­nes de sillón, la mayo­ría de los tipos del Pen­tá­gono y prác­ti­ca­men­te todos los repu­bli­ca­nos tam­bién se bene­fi­cian, y por las mis­mas razones.

Pue­de que el por­ta­voz de Al-Qai­da en Iraq, Moha­med al-Adna­ni, haya dado cré­di­to a esta hipó­te­sis, aler­tan­do la pasa­da sema­na en una pági­na isla­mis­ta en Inter­net: “No se preo­cu­pen, los días de Zar­qa­wi van a vol­ver pronto”.

Pero, aun­que tal lla­ma­mien­to de Al-Qai­da en Iraq fue­ra autén­ti­co, está des­ti­na­do al fra­ca­so, al igual que el líder de Al-Qai­da en Iraq Abu Musab al-Zar­qa­wi ‑ase­si­na­do en 2006- fra­ca­só mise­ra­ble­men­te por­que los mis­mos ira­quíes sun­níes com­ba­tie­ron sus san­grien­tos méto­dos. No tie­ne nin­gún sen­ti­do ‑por no hacer men­ción al hecho de que es algo pro­fun­da­men­te con­tra­rio al Islam- que Al-Qai­da en Iraq colo­que indis­cri­mi­na­da­men­te bom­bas en zonas tan­to de mayo­ría sun­ní como chií, cau­san­do un mon­tón de víc­ti­mas civi­les, duran­te el sagra­do mes fes­ti­vo musul­mán del Ramadán.

La esta­bi­li­dad es siem­pre relativa

El lunes san­grien­to de Iraq es con­ti­nua­ción del vier­nes san­grien­to de Siria, y hay muchos en Bag­dad que están per­dien­do el sue­ño con lo que está pasan­do en Siria.

Sin embar­go, por muy preo­cu­pa­do que pue­da sen­tir­se Mali­ki con las haza­ñas del san­gui­na­rio apa­ra­to de segu­ri­dad del pre­si­den­te Bashar al-Asad, su gobierno no está apli­can­do pre­sión algu­na sobre Damas­co (a dife­ren­cia de los kur­dos y del par­ti­do de mayo­ría sun­ní Ira­qi­ya, que han cri­ti­ca­do vehe­men­te­men­te al régi­men de Asad).

Hay muchas razo­nes para ello. Cuan­do aún esta­ba en el exi­lio en tiem­pos de Sadam Husein, Mali­ki fue siem­pre muy bien reci­bi­do por el régi­men dinás­ti­co de al-Asad. Mali­ki ‑y la mayo­ría de los chiíes ira­quíes- teme una toma del poder sala­fí sun­ní, por el momen­to impro­ba­ble, en el caso del régi­men sirio con­tro­la­do por la sec­ta alauí chií.

El Tehe­rán chií, por su par­te, teme tam­bién el mis­mo esce­na­rio. Pero eso no sig­ni­fi­ca nece­sa­ria­men­te ‑como se espe­cu­la amplia­men­te en EEUU- que Irán, que aus­pi­ció en efec­to la for­ma­ción de la mayo­ría par­la­men­ta­ria de Mali­ki en Bag­dad, esté mani­pu­lán­do­lo todo des­de las sombras.

Mali­ki ‑que es per­so­nal­men­te res­pon­sa­ble del minis­te­rio de Defen­sa y del apa­ra­to de segu­ri­dad- está muy cer­cano a Tehe­rán. Pero es sobre todo un nacio­na­lis­ta ira­quí. Su posi­ción es mucho más mati­za­da, lla­ma a las refor­mas pero al mis­mo tiem­po advier­te de que no hay que des­es­ta­bi­li­zar el régi­men de Asad y de que el país se hun­da en el caos.

Sin embar­go, la sed de san­gre del régi­men de Asad podría con­fun­dir­se con un caso pato­ló­gi­co. El pri­mer minis­tro tur­co Recep Tay­yip Erdo­gan no es Mali­ki y no anda muy sobra­do de pacien­cia. Al pare­cer, el régi­men de Asad habría com­pra­do algo de tiem­po des­pués de que el minis­tro tur­co de Asun­tos Exte­rio­res visi­ta­se Damas­co la sema­na pasa­da (véa­se el artícu­lo publi­ca­do el pasa­do 13 de agos­to en Asia Times Onli­ne “Why the regi­men won’t fall“).

Pero des­pués de que las fuer­zas del régi­men inten­si­fi­ca­ran el ase­dio a Lata­kia este fin de sema­na, pare­ce que Davu­to­glu ha teni­do ya sufi­cien­te. De for­ma inquie­tan­te, anun­ció este lunes: “Esta es ya nues­tra últi­ma pala­bra a las auto­ri­da­des sirias: Espe­ra­mos que esas ope­ra­cio­nes paren de for­ma inme­dia­ta e incon­di­cio­nal. Si no es así, no habrá nada más que dis­cu­tir sino medi­das a adoptar”.

¿Qué será lo siguien­te, que Tur­quía inva­da Siria con la ayu­da de la OTAN?

La posi­bi­li­dad de que el régi­men de Asad como un todo pue­da estar inmer­so en una orgía sui­ci­da es como para que se le nuble la vis­ta a cual­quie­ra. Pero el régi­men está luchan­do por su vida; refor­mas autén­ti­ca­men­te demo­crá­ti­cas sig­ni­fi­ca­rían que está aca­ba­do. Mien­tras las mani­fes­ta­cio­nes siguen suce­dién­do­se y qui­zá estén a pun­to de alcan­zar a la segun­da mayor ciu­dad del país, Alep­po, la línea ofi­cial con­ti­núa inmu­ta­ble: esta es una rebe­lión arma­da de los isla­mis­tas sun­níes finan­cia­dos des­de el exte­rior (es decir, Ara­bia Sudí e indi­vi­duos acau­da­la­dos del Gol­fo Pérsico).

Eso es par­cial­men­te ver­dad, en lo que se refie­re a las ramas más radi­ca­les de la nebu­lo­sa salafí/​Hermanos Musul­ma­nes. Pero no expli­ca lo que el nove­lis­ta sirio Samar Yaz­bek defi­ne como una “revo­lu­ción de escla­vos, a lo Espar­ta­co, con­tra sus amos”, que empe­zó en zonas rura­les, entre los des­he­re­da­dos, y des­pués se fue exten­dien­do a los jóve­nes glo­bal­men­te conec­ta­dos y a los inte­lec­tua­les urbanos.

Cuan­do un “esta­ble” Bag­dad mira hacia una “ines­ta­ble” Siria está tra­tan­do de cali­brar cuán popu­lar es el levan­ta­mien­to y has­ta qué gra­do la impla­ca­ble repre­sión pue­de cau­sar, por ejem­plo, una cri­sis de refu­gia­dos al revés, en refle­jo de la gue­rra sec­ta­ria en Iraq que creó la olea­da de refu­gia­dos ira­quíes que cru­za­ron la fron­te­ra hacia Siria en los años 2006/​2007.

Bag­dad tra­ta tam­bién de eva­luar todo lo que ha podi­do poner en jue­go la Casa de los Saud, con­su­mi­da por su para­noia cós­mi­ca del “cre­cien­te chií” empe­ña­do en aplas­tar los regí­me­nes sun­níes. Decir que Riad sien­te hos­ti­li­dad hacia Bag­dad es que­dar­se muy corto

Y des­pués aquí vie­ne ‑otra vez- Kuwait, que en tiem­pos oto­ma­nos era un mero ane­xo de lo que des­pués lle­gó a ser Iraq. Miem­bros del par­la­men­to de Bag­dad están aho­ra acu­san­do abier­ta­men­te a Kuwait de robar el petró­leo ira­quí median­te la prác­ti­ca de las per­fo­ra­cio­nes incli­na­das den­tro del terri­to­rio ira­quí. Uno pue­de ima­gi­nar la his­to­ria repi­tién­do­se de nue­vo como tra­ge­dia, que no pre­ci­sa­men­te como far­sa, por­que de eso es de lo que Sadam se que­jó amar­ga­men­te sobre Kuwait en 1990 y la razón prin­ci­pal de la inva­sión ira­quí que lle­vó a la pri­me­ra Gue­rra del Golfo.

Por tan­to, sí, Bag­dad cono­ce por expe­rien­cia que esa es una barria­da muy peli­gro­sa. Ergo, nece­si­ta pode­ro­sas fuer­zas arma­das. La his­to­ria se ves­ti­rá de nue­vo de trá­gi­ca far­sa si para per­se­guir ese obje­ti­vo Bag­dad nece­si­ta pedir la ayu­da de Washing­ton: la mis­ma super­po­ten­cia que prác­ti­ca­men­te ha des­trui­do a Iraq.

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