¿Es posi­ble decir­se de “izquier­das´ y ale­grar­se de la vic­to­ria de la OTAN en Libia?- Insurgente

¿Sal­drán a fes­te­jar por las calles espa­ño­las con la extre­ma dere­cha, el PP y el PSOE?.

Des­de nues­tra humil­de posi­ción de dia­rio digi­tal de izquier­das publi­ca­mos un artícu­lo de uno de los tan­tos gru­pos tros­kis­tas que nos habi­tan, en este caso del PRT (que se que­dó con el nom­bre de Corrien­te Roja) y que per­te­ne­ce a la LIT-CI (more­nis­ta). Aun­que es evi­den­te que se tra­ta de una orga­ni­za­ción extre­ma­da­men­te mino­ri­ta­ria no que­re­mos dejar pasar su ale­gría por­que el impe­ria­lis­mo y su abra­zo arma­do, la OTAN, se encuen­tren ya en Trí­po­li, capi­tal de Libia y que sus agen­cias y medios anun­cien que con­tro­lan el 95% del país. Dicen ser de izquier­das, como ven, hay gen­te pá tó.

Ahí va:

El san­gui­na­rio régi­men de Mua­mar el Gada­fi en Libia se está desmoronando.
El mun­do ente­ro asis­te con­mo­vi­do a las imá­ge­nes de rebel­des arma­dos, acom­pa­ña­dos por la pobla­ción ham­brea­da y sedien­ta de liber­ta­des demo­crá­ti­cas, entran­do a la capi­tal Trí­po­li en el mar­co de lo que sería la ofen­si­va final de una gue­rra civil que lle­va más de cin­co meses.Estas esce­nas, de hom­bres y muje­res de pue­blo, con armas en la mano y agi­tan­do ban­de­ras puño en alto, asal­tan­do vale­ro­sa­men­te el Pala­cio Bab El Azi­zi­ya, resi­den­cia de Gada­fi y sede del poder dic­ta­to­rial, tie­nen tan­ta fuer­za que no pue­den sino evo­car en la memo­ria a las más gran­dio­sas vic­to­rias que ha pro­ta­go­ni­za­do nues­tra clase.

En las calles de Trí­po­li hay júbi­lo popu­lar. El pue­blo se sien­te vic­to­rio­so, se sien­te libre, sien­te el poder de sus pro­pias fuer­zas. El dic­ta­dor, si bien se des­co­no­ce su para­de­ro, per­dió el con­trol del país. Aquel que hace pocos meses habla­ba de “aplas­tar a las ratas» y de per­se­guir a los rebel­des «pal­mo a pal­mo» y «calle­jón a calle­jón» tie­ne aho­ra su pre­sen­te más cer­cano a los ex dic­ta­do­res de Túnez y Egipto.Desde la LIT-CI salu­da­mos efu­si­va­men­te estos hechos que cons­ti­tu­yen, sin lugar a dudas, una tre­men­da vic­to­ria polí­ti­ca y mili­tar del pue­blo libio y de todo el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio que sacu­de al mun­do árabe.

Hay que lla­mar a las cosas por su nom­bre: esta­mos delan­te de una impre­sio­nan­te vic­to­ria de un pue­blo que tomó las armas ‑y su pro­pio des­tino- en sus manos para enfren­tar, empren­dien­do una gue­rra civil, a una dic­ta­du­ra feroz e impla­ca­ble­men­te san­gui­na­ria que ejer­ció el poder abso­lu­to duran­te 42 años. El pue­blo libio, arma­do y orga­ni­za­do en Comi­tés Popu­la­res, está liqui­dan­do no sólo a un gobierno dic­ta­to­rial, sino a todo un régi­men opre­sor con su prin­ci­pal ins­ti­tu­ción: las FF​.AA​.No obs­tan­te, como vere­mos más ade­lan­te, es pre­ci­so aler­tar los peli­gros que ace­chan esta vic­to­ria demo­crá­ti­ca del pue­blo libio, que tie­nen que ver con los afa­nes del impe­ria­lis­mo de derro­tar o des­viar el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio valién­do­se del entre­guis­ta Con­se­jo Nacio­nal Tran­si­to­rio (CNT), ins­tan­cia bur­gue­sa y pro-impe­ria­lis­ta que se pos­tu­la para gober­nar a Libia una vez caí­do Gadafi.

El des­mo­ro­na­mien­to del gobierno y del régi­men de Gada­fi, por la acción direc­ta de las masas, es par­te y repre­sen­ta un impul­so monu­men­tal para el con­jun­to de la revo­lu­ción ára­be, uno de los polos cen­tra­les, jun­to a Euro­pa, del pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio mun­dial. De la mis­ma for­ma en que la lucha heroi­ca que libra­ron las masas en Túnez y en Egip­to, cuan­do comen­zó la pri­ma­ve­ra ára­be, abrió el camino y expan­dió el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio a toda la región, aho­ra la revo­lu­ción libia ten­drá reper­cu­sio­nes impac­tan­tes en el estí­mu­lo a la revo­lu­ción abier­ta en Orien­te Medio y el Nor­te de Áfri­ca. En Siria, en Yemen e inclu­so en Túnez y Egip­to esta con­quis­ta popu­lar infla­ma men­tes y cora­zo­nes. La vic­to­ria del pue­blo libio es gaso­li­na pura en la incen­dia­ria situa­ción árabe.

Las masas ára­bes y del mun­do ente­ro obser­van a los libios arma­dos reven­tan­do esta­tuas o retra­tos de Gada­fi y extraen una úni­ca lec­ción: es posi­ble ven­cer. La “pri­ma­ve­ra ára­be” cami­na rum­bo a un verano ardiente.Esta revo­lu­ción en Libia se suma a las fan­tás­ti­cas revo­lu­cio­nes que se die­ron al ini­cio del pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio ára­be, pero con ele­men­tos supe­rio­res. En Libia, a dife­ren­cia de los levan­ta­mien­tos popu­la­res en Túnez o Egip­to, el pue­blo tomó las armas y des­tru­yó a las FF.AA., prin­ci­pal ins­ti­tu­ción del Esta­do bur­gués y del régi­men de Gada­fi. Aho­ra no exis­te más FF.AA. regu­la­res en Libia, lo que exis­te son miles y miles de hom­bres y muje­res arma­das y sedien­tas de los cam­bios pro­fun­dos por los cua­les arries­ga­ron o die­ron sus vidas. Y eso es cua­li­ta­ti­vo des­de el pun­to de vis­ta de la revo­lu­ción local y regional.

Las con­tra­dic­cio­nes del pro­ce­soEs sabi­do que el impe­ria­lis­mo inter­vino e inter­vie­ne en Libia a tra­vés de la OTAN. Entró en esce­na no por cau­sa de las “masa­cres” o la defen­sa de los “dere­chos huma­nos”, esa fue su cono­ci­da retó­ri­ca hipó­cri­ta para jus­ti­fi­car sus accio­nes. Su inter­ven­ción se dio una vez esta­lla­do el levan­ta­mien­to popu­lar arma­do, para esta­bi­li­zar lo antes posi­ble la situa­ción, fun­da­men­tal­men­te para con­tro­lar el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio y así, por esa vía, poder recu­pe­rar el con­trol de las reser­vas y el man­te­ni­mien­to nor­mal del flu­jo de petró­leo. Pero su inte­rés cen­tral, insis­ti­mos, es polí­ti­co, es con­tro­lar y derro­tar el ascen­so de las masas libias, evi­tan­do que su ejem­plo se extien­da a más paí­ses den­tro del mun­do árabe.

Y este obje­ti­vo lo tenían que lograr con o sin Gada­fi. La inter­ven­ción mili­tar fue, en un prin­ci­pio, para for­zar a Gada­fi a una sali­da nego­cia­da, a que reali­ce con­ce­sio­nes, lo cual nun­ca pasó. Enton­ces, ante una reali­dad en que Gada­fi ya no podía con­te­ner más ‑al con­tra­rio, exa­cer­ba­ba- el avan­ce incon­te­ni­ble del pue­blo en armas, el impe­ria­lis­mo se jugó direc­ta­men­te por su caí­da. Esa es la gran con­tra­dic­ción del pro­ce­so. En medio de una gue­rra civil ‑ele­men­to que no se dio en Túnez o Egipto‑, el impe­ria­lis­mo se vio obli­ga­do a inter­ve­nir mili­tar­men­te para derro­car a Gada­fi. Pero no por ser éste un “anti­im­pe­ria­lis­ta”, como dicen Chá­vez y los Cas­tro, pues des­de ini­cios de siglo Gada­fi comen­zó a entre­gar los recur­sos petro­le­ros a mul­ti­na­cio­na­les esta­dou­ni­den­ses y euro­peas, sino por­que Gada­fi ya no podía esta­bi­li­zar el país en medio de una insur­gen­cia popu­lar armada.

La con­tra­dic­ción es que, en el terreno mili­tar, exis­tió una uni­dad de acción entre el impe­ria­lis­mo y las masas para derro­car a Gada­fi, pero con obje­ti­vos de fon­do total­men­te opues­tos: las masas quie­ren libe­rar el país de la opre­sión y el impe­ria­lis­mo dete­ner la revo­lu­ción para pro­se­guir el saqueo de las rique­zas libias y de Medio Orien​te​.La cues­tión es que el impe­ria­lis­mo no podía que­dar­se miran­do cómo se desa­rro­lla­ba una gue­rra civil, de con­se­cuen­cias y dura­ción insos­pe­cha­das, mien­tras el flu­jo de petró­leo esta­ba para­li­za­do y el mun­do ára­be esta­ba sien­do arra­sa­do por ven­da­va­les revo­lu­cio­na­rios. He ahí la inter­ven­ción vía OTAN, con Fran­cia y el Rei­no Uni­do como pun­ta­les del operativo.

Inter­vino con todo lo que la situa­ción le per­mi­tía, si no envió tro­pas no fue por­que no qui­so – para ellos hubie­se sido lo mejor- sino por­que, con Irak y Afga­nis­tán, y con el pol­vo­rín que es aho­ra el mun­do ára­be, el impe­ria­lis­mo no pue­de des­em­bar­car tro­pas así por­que sí en todas par­tes. De esto devie­ne el prin­ci­pal pro­ble­ma que ten­drá el impe­ria­lis­mo una vez caí­do Gada­fi: como la inter­ven­ción no pudie­ron hacer­la tipo Irak o Afga­nis­tán ‑con miles de mari­nes y ocu­pa­ción direc­ta- aho­ra deben enca­rar el pro­ble­ma de cómo des­ar­mar a las masas, que con razón se sien­ten triun­fan­tes y son posee­do­ras del poder real en Trípoli.

El impe­ria­lis­mo se verá obli­ga­do a manio­brar, a con­fun­dir, a nego­ciar y, si no fun­cio­na todo eso, a des­em­bar­car tro­pas de ocupación.¿Derrota o vic­to­ria de las masas?Tanto Chá­vez como los Cas­tro expre­sa­ron su apo­yo incon­di­cio­nal a la dic­ta­du­ra de Gada­fi. Esto pue­de pare­cer una “con­tra­dic­ción” en gobier­nos que se auto­pro­cla­man “revo­lu­cio­na­rios”, de los cua­les se espe­ra que estén de lado de la lucha de los pue­blos con­tra gobier­nos dic­ta­to­ria­les y ase­si­nos como el de Gada­fi. En este caso con­cre­to, al apo­yar a dic­ta­do­res como Gada­fi o Assad lo que hacen es for­ta­le­cer la posi­ción del impe­ria­lis­mo pues dejan el camino libre para que este, de mane­ra hipó­cri­ta, se emban­de­re con la defen­sa de los dere­chos huma­nos y las liber­ta­des demo­crá­ti­cas ante las masas. Gra­cias a esta posi­ción de estos refe­ren­tes de la izquier­da mun­dial, con toda razón se pue­de acen­tuar la con­fu­sión en la cabe­za de un lucha­dor libio o sirio que ve a la “izquier­da” (Chá­vez y los Cas­tro) apo­yan­do al dic­ta­dor que lo ham­brea y lo masa­cra y al impe­ria­lis­mo (Oba­ma, la OTAN, etc.) que lo “ayu­da” a derro­car ese dic­ta­dor. Es así nefas­to el efec­to en la con­cien­cia de las masas y de la van­guar­dia mun­dial que pro­vo­ca el ver­gon­zo­so apo­yo del cas­tro-cha­vis­mo a estos dic­ta­do­res sanguinarios.

El pre­si­den­te vene­zo­lano lle­gó a decla­rar, al con­de­co­rar al dic­ta­dor ára­be, que: “Lo que Bolí­var es para noso­tros, Gada­fi es para el pue­blo libio”. Fren­te a las masa­cres per­pe­tra­das por Gada­fi, Chá­vez afir­mó «No me cons­ta y des­de esta dis­tan­cia no voy a con­de­nar a quien ha sido mi ami­go por mucho tiem­po sin saber exac­ta­men­te lo que en Libia está ocu­rrien­do». Este apo­yo ver­gon­zo­so se acen­tuó cuan­do comen­zó la inter­ven­ción impe­ria­lis­mo, don­de la corrien­te cas­tro-cha­vis­ta inten­tó explo­tar este hecho a fon­do para gal­va­ni­zar el apo­yo de la mayo­ría de la izquier­da al dic­ta­dor libio. Pasa­ron a defen­der la hipó­te­sis de que todo se tra­ta­ba de una “cons­pi­ra­ción inter­na­cio­nal” con­tra un líder “anti­im­pe­ria­lis­ta”. Las miles de muer­tes, pro­duc­to de las matan­zas que efec­tua­ba Gada­fi bom­bar­dean­do con la avia­ción las movi­li­za­cio­nes popu­la­res, para Chá­vez, pasa­ron a ser un inven­to del impe­ria­lis­mo: “Esta­dos Uni­dos estoy segu­ro de que está exa­ge­ran­do y está dis­tor­sio­nan­do las cosas para jus­ti­fi­car una invasión».

Esta corrien­te, aho­ra que Gada­fi toca su fin, comien­za a sos­te­ner que lo que ocu­rre en Libia sería una derro­ta de los pue­blos y una vic­to­ria del impe­ria­lis­mo, espe­cí­fi­ca­men­te de la inter­ven­ción mili­tar de la o­nU-OTAN. Esto no es correc­to. No es por­que el impe­ria­lis­mo se haya vis­to obli­ga­do a inter­ve­nir, como lo hizo en otras innú­me­ras oca­sio­nes, esto deja de ser una vic­to­ria de las masas movi­li­za­das y arma­das que sacu­den una dic­ta­du­ra feroz de cua­tro déca­das. El hecho que el impe­ria­lis­mo le haya reti­ra­do su ben­di­ción a Gada­fi en este últi­mo tra­mo y se haya juga­do por su caí­da, no con­vier­te mecá­ni­ca­men­te al dic­ta­dor libio en un “anti­im­pe­ria­lis­ta” y en mere­ce­dor del apo­yo polí­ti­co de la izquier­da mun­dial. Los hechos son los hechos. Gada­fi, des­de hace al menos una déca­da, dejó de tener fric­cio­nes con el impe­ria­lis­mo para pasar a ser su agen­te en la región.

El impe­ria­lis­mo lo sus­ten­ta­ba, si aho­ra cam­bia de posi­ción no es por­que Gada­fi sea anti­im­pe­ria­lis­ta sino por cau­sa de la revo­lu­ción libia, fren­te a la cual el dic­ta­dor no les fue pie­za efec­ti­va para con­te­ner­la. Lo que ocu­rre es que el cas­tro-cha­vis­mo pre­sen­ta la derro­ta de Gada­fi como derro­ta de los pue­blos, cuan­do es exac­ta­men­te lo opuesto.Nuestra posi­ción fren­te a la inter­ven­ción impe­ria­lis­ta en Libia, des­de el pri­mer momen­to, fue de rotun­do recha­zo a la mis­ma por tener el cla­ro obje­ti­vo de derro­tar la revo­lu­ción en cur­so. Sin embar­go, esto no nos lle­vó a apo­yar al san­gui­na­rio Gadafi.¡Ninguna con­fian­za en el impe­ria­lis­mo ni en el CNT!El impe­ria­lis­mo tra­ta de con­te­ner la situa­ción pues teme, con razón, que el levan­ta­mien­to popu­lar arma­do vaya más allá del mero derro­ca­mien­to de Gada­fi. La furia acu­mu­la­da tras déca­das de ham­bre y opre­sión es impredecible.

Enton­ces, des­de Washing­ton se lan­zan, por un lado, a inten­tar capi­ta­li­zar la vic­to­ria como si fue­se úni­ca­men­te pro­duc­to de su inter­ven­ción mili­tar vía OTAN (idea muy difun­di­da por la pren­sa inter­na­cio­nal) con el cla­ro obje­ti­vo de mini­mi­zar la acción de las masas libias y con esto ate­nuar el ejem­plo de su lucha para otros paí­ses ára­bes y el mun­do. Por otro, a inten­tar “con­tro­lar” y diri­gir la “tran­si­ción” en Libia, el “des­pués de Gada­fi”. Pero aquí deci­mos, a ries­go de ser repe­ti­ti­vos, que la mano vie­ne dura para el impe­ria­lis­mo pues ten­drá que con­ven­cer a las masas libias a des­ar­mar­se y a vol­ver a sus casas pací­fi­ca­men­te tras su tre­men­da vic­to­ria. No sólo deben des­ar­mar a las masas, sino recons­truir, lo antes posi­ble, un nue­vo régi­men y unas nue­vas FF.AA. bur­gue­sas en Libia, pues estas fue­ron des­trui­das median­te la acción de las masas insu­rrec­tas. La con­tra­dic­ción es que esta tarea la enca­ran con rela­ti­vo pres­ti­gio por haber cola­bo­ra­do en el des­mo­ro­na­mien­to del apa­ra­to mili­tar de Gadafi.

Para el impe­ria­lis­mo no pue­de haber peor cosa que un impas­se pro­lon­ga­do en la cues­tión del poder, en medio una situa­ción don­de el pue­blo está arma­do y toda la región ‑estra­té­gi­ca para sus intere­ses- es un barril de pól­vo­ra. De for­ma urgen­te tie­ne la nece­si­dad de recons­truir un gobierno, un régi­men y un ejér­ci­to que les garan­ti­ce una esta­bi­li­dad en el país y en la región para reto­mar nor­mal­men­te el con­trol de los yaci­mien­tos y el flu­jo del petró­leo, con más razón en ple­na cri­sis eco­nó­mi­ca. Es jus­ta­men­te para “dis­cu­tir los des­ti­nos de Libia”, en estos mar­cos, que se está con­vo­can­do a una reu­nión en Catar y otra en París con repre­sen­tan­tes de todos los impe­ria­lis­mos que par­ti­ci­pa­ron del ope­ra­ti­vo militar.En esta tarea, de des­mon­tar la revo­lu­ción y recons­truir un régi­men entre­guis­ta, el lla­ma­do Con­se­jo Nacio­nal Tran­si­to­rio (CNT), órgano cons­ti­tui­do de ex minis­tros de Gada­fi y otros tráns­fu­gas que aho­ra retor­nan del exte­rior y que se auto desig­nó el mote de gobierno para­le­lo duran­te la lucha arma­da, se está mos­tran­do como alia­do de los afa­nes impe­ria­lis­tas. Mus­ta­fá Abdel Jalil, pre­si­den­te del CNT y ex minis­tro de jus­ti­cia de Gada­fi, hizo decla­ra­cio­nes don­de ase­gu­ra, una vez caí­do Gada­fi, que man­ten­drá los con­tra­tos petro­le­ros de Gada­fi sino que el nue­vo gobierno pri­vi­le­gia­rá a Fran­cia, Ingla­te­rra y Esta­dos Uni­dos en el sumi­nis­tro de petró­leo, por haber sido “ami­gos” de la insur­gen­cia. Otro aspec­to que el CNT comien­za a defen­der es que tras la derro­ta de Gada­fi los rebel­des deben des­ar­mar­se y “vol­ver a ser ciu­da­da­nos pro­duc­ti­vos”. Abdel Jalil, inclu­so lle­gó a ame­na­zar con renun­ciar si se daban “actos de ven­gan­za” y lla­mó a «res­pe­tar vidas y pro­pie­da­des» y que nadie «debe tomar­se la jus­ti­cia por su mano».

Des­de la LIT-CI sos­te­ne­mos que, una vez caí­do el dic­ta­dor Gada­fi, es el pue­blo libio el úni­co que debe deci­dir sobre sus des­ti­nos. Para esto es fun­da­men­tal la lucha por con­cre­tar una Asam­blea Nacio­nal Cons­ti­tu­yen­te, libre, demo­crá­ti­ca y sobe­ra­na, que refun­de el país sobre nue­vas bases polí­ti­cas, socia­les y eco­nó­mi­cas, par­tien­do de garan­ti­zar ple­nas liber­ta­des demo­crá­ti­cas para el pueblo.Para con­cre­tar esto, el pue­blo libio no sólo no pue­de depo­si­tar la más míni­ma con­fian­za en el CNT, órgano que no fue elec­to por nadie, sino que debe enfren­tar­lo abiertamente.

El CNT es una ins­tan­cia bur­gue­sa que bus­ca y bus­ca­rá recom­po­ner el régi­men polí­ti­co y las FF.AA. al ser­vi­cio del impe­ria­lis­mo, a cos­ta de man­te­ner el saqueo de los recur­sos ener­gé­ti­cos y la mise­ria popu­lar. Ni gobierno del CNT ni la inter­ven­ción impe­ria­lis­ta en los asun­tos inter­nos de Libia; esta­mos por la manu­ten­ción de los Comi­tés Popu­la­res arma­dos y que el poder polí­ti­co pase direc­ta y com­ple­ta­men­te a sus manos.En este sen­ti­do, no se pue­de des­car­tar que el impe­ria­lis­mo inten­te ocu­par el país con sus pro­pias tro­pas para ejer­cer un con­trol direc­to de la situa­ción. Esto es pro­ba­ble pues, para esta­bi­li­zar el país pre­ci­sa de fuer­zas arma­das bur­gue­sas y pro-impe­ria­lis­tas, las cua­les fue­ron des­trui­das por las masas. Lo que exis­te aho­ra son mili­cias popu­la­res arma­das y el impe­ria­lis­mo pre­ci­sa liqui­dar eso cuan­to antes. Esta­mos total­men­te en con­tra de un posi­ble envío de tro­pas por par­te del impe­ria­lis­mo, sean estas con­ven­cio­na­les o “huma­ni­ta­rias” bajo ropa­je de la o­nU u OTAN en Libia, pues esta­rá al ser­vi­cio de derro­tar el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio, des­ar­man­do al pue­blo y recons­tru­yen­do el régi­men, para con­ti­nuar saquean­do las rique­zas del país. Una ocu­pa­ción impe­ria­lis­ta será tan dic­ta­to­rial como el gobierno de Gadafi.

Por eso, des­de la LIT-CI deci­mos: ¡Nin­gún sol­da­do impe­ria­lis­ta en Libia! ¡Fue­ra manos de la OTAN, la o­nU o el impe­ria­lis­mo de Libia y toda la región árabe!Para noso­tros, es el pue­blo, arma­do como está, el que debe gober­nar en Libia y pro­fun­di­zar la revo­lu­ción en su país y en todo el mun­do ára­be. Sólo un gobierno de los comi­tés popu­la­res libios podrá con­vo­car y garan­ti­zar elec­cio­nes libres para una Asam­blea Nacio­nal Cons­ti­tu­yen­te real­men­te libre, demo­crá­ti­ca y sobe­ra­na. Sólo un gobierno obre­ro y popu­lar, apo­ya­do en los comi­tés de base arma­dos, podrá con­fis­car todas las pro­pie­da­des y las for­tu­nas de Gada­fi y sus sinies­tros acó­li­tos, colo­cán­do­las bajo con­trol y al ser­vi­cio y del pue­blo; cas­ti­gar inmi­se­ri­cor­de­men­te a Gada­fi y demás miem­bros de su dic­ta­du­ra por todos los robos y crí­me­nes come­ti­dos con­tra el pue­blo; anu­lar todos los con­tra­tos petro­le­ros y otros pac­tos con el impe­ria­lis­mo hechos por Gada­fi; nacio­na­li­zar el petró­leo y la eco­no­mía del país bajo con­trol obre­ro y popu­lar, colo­cán­do­las al ser­vi­cio de aten­der las enor­mes nece­si­da­des de las masas tra­ba­ja­do­ras y eje­cu­tar de for­ma urgen­te un plan eco­nó­mi­co de emer­gen­cia para satis­fa­cer las caren­cias acu­cian­tes del pue­blo. Insis­ti­mos, sólo un gobierno de la cla­se tra­ba­ja­do­ra arma­da pue­de garan­ti­zar este programa.

De un gobierno del CNT no pode­mos espe­rar siquie­ra la con­cre­ción de las aspi­ra­cio­nes demo­crá­ti­cas del pue­blo vic­to­rio­so, por estar con­for­ma­do de ex minis­tros de Gada­fi y por­que ya anun­cian abier­ta­men­te sus com­pro­mi­sos con el imperialismo.Esta debe ser, en nues­tra opi­nión, la siguien­te bata­lla de la revo­lu­ción libia: colo­car el poder en manos del pue­blo a tra­vés de sus orga­ni­za­cio­nes e impul­sar con todo la revo­lu­ción ára­be de con­jun­to, en direc­ción a la Fede­ra­ción de Repú­bli­cas Socia­lis­tas Árabes.¡Viva la revo­lu­ción del pue­blo libio!¡Viva la revo­lu­ción árabe!¡Por un gobierno obre­ro y del pue­blo en armas que garan­ti­ce una Asam­blea Nacio­nal Cons­ti­tu­yen­te libre y soberana!¡Disolución total de las fuer­zas arma­das de Gadafi!¡Juicio y cas­ti­go a los crí­me­nes de Gada­fi y su dic­ta­du­ra con­tra el pueblo!¡Ninguna con­fian­za en el CNT!¡Fuera manos del impe­ria­lis­mo y la OTAN de Libia y la región!

Secre­ta­ria­do Inter­na­cio­nal de la LIT-CI24 de agos­to de 2011

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