La biblioteca nacional de Australia lanzó el pasado viernes un proyecto de tres años para «encontrar y rescatar» las lenguas aborígenes, basado en la correspondencia y las cuentas de los primeros colonos británicos que llegaron a la isla, que se remontan más de dos siglos atrás.
Cuando los primeros colonos pusieron un pie en las costas de Australia en 1788, en el lugar que más tarde se convirtió en el puerto de Sydney, eran alrededor de 250 idiomas los que hablaban los nativos de Australia. Más de un centenar han desaparecido.
La Biblioteca Nacional del Estado de Nueva Gales del Sur (estado en el sur de Sydney) tratará ahora de resucitarlas a través de los escritos de los primeros pobladores que permanecen hoy en las estanterías, según señaló Noelle Nelson, director de la institución. «Las cartas, cuentos y revistas de oficiales navales británicos, los topógrafos y los misioneros, que se encuentran entre las colecciones de la biblioteca, incluyen fragmentos de estas lenguas».
«Estos relatos de primera mano son a menudo los únicos restos de muchas lenguas indígenas», prosiguió Noelle Nelson. Una vez identificados y estudiados, los investigadores tratan ahora de recuperar tantas palabras como sea posible en los escritos de nativos, para proporcionar a las comunidades indígenas involucradas ayuda para recuperar sus lenguas originarias.
Aborígenes
En Australia, las lenguas indígenas han muerto una detrás de la otra. Según un estudio nacional de 2004, se estima que sólo 145 lenguas indígenas han sobrevivido desde el siglo XVIII, y más de un centenar de estas lenguas que todavía perviven tan solo tienen un puñado de hablantes, lo cual dificulta su pervivencia.
Los aborígenes, que sumaban un millón de habitantes cuando llegaron los colonos, son hoy apenas medio millón en un país con alrededor de 22 millones de habitantes. Son además, con mucho, la comunidad más desfavorecida de Australia.
