Infor­me de Jai­ki Hadi: el 25% de l@s pres@s polític@s está enfer­mo, y el 6% está muy grave

Ade­más de denun­ciar la polí­ti­ca car­ce­la­ria de ambos esta­dos, el infor­me deta­lla la situa­ción de diez pre­sos que sufren enfer­me­da­des gra­ves en esta­do muy avan­za­do: cán­cer, sida, tras­torno esqui­zoa­fec­ti­vo… Algu­nos estos males ya no tie­nen cura debi­do a que los diag­nós­ti­cos han sido tar­díos, y los pos­te­rio­res con­tro­les y segui­mien­tos no se rea­li­zan con la fre­cuen­cia y las con­di­cio­nes que se pre­ci­san por los impe­di­men­tos y «excu­sas absur­das» de los res­pon­sa­bles de las ins­ti­tu­cio­nes penitenciarias.
Según el artícu­lo 92 del Códi­go Penal espa­ñol, las per­so­nas encar­ce­la­das con enfer­me­da­des gra­ves tie­nen dere­cho a reco­brar la liber­tad y vivir en un ambien­te ade­cua­do con el obje­ti­vo de evi­tar su empeo­ra­mien­to. «No debe­mos olvi­dar que ha sido la cár­cel la que ha pro­vo­ca­do muchos de estos casos», advier­ten des­de la cita­da aso­cia­ción. A pesar de todo, una vez tras otra se les nie­ga la liber­tad con­di­cio­nal y en otros casos se les nie­ga el acer­ca­mien­to. Jai­ki Hadi con­si­de­ra que con las penas actua­les ‑has­ta 30 y 40 años‑, se apli­ca de fac­to la pena de muerte.
La aso­cia­ción ha enu­me­ra­do los cin­co pila­res de la polí­ti­ca peni­ten­cia­ria que aca­rrean tales con­se­cuen­cias: régi­men car­ce­la­rio más estric­to ‑pri­mer grado‑, dis­per­sión, inter­ven­ción de todo tipo de comu­ni­ca­cio­nes ‑sean físi­cas o escritas‑, ais­la­mien­to y con­de­nas a «cade­na perpetua».
Todas y todos los pre­sos polí­ti­cos vas­cos han sufri­do, y sufren, algu­na de estas medi­das y pagan sus con­se­cuen­cias. Los núme­ros así lo demues­tran. En la actua­li­dad, hay más de 700. De ellos, 112 pade­cen enfer­me­da­des físi­cas ‑20 en el Esta­do fran­cés y 92 en el Esta­do espa­ñol- y 40 reci­ben asis­ten­cia sico­ló­gi­ca ‑5 en las cár­ce­les fran­ce­sas y 35 en las españolas-.
No obs­tan­te, una sicó­lo­ga de Jai­ki Hadi aler­ta de que la lis­ta es «muy varia­ble» y que el núme­ro real de enfer­mos es mucho mayor. «Detec­tar todos los casos es muy difí­cil», aña­de, a la vez que ase­gu­ra que cada vez son más los males sico­ló­gi­cos: cua­dros depre­si­vos, para­noias, deli­rios, esqui­zo­fre­nia, ansie­dad, bro­tes sicó­ti­cos, estrés pos­trau­má­ti­co como con­se­cuen­cia de las torturas…

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