Madrid no arre­gla­rá esto con repre­sión y encar­ce­la­mien­tos – Pérez Esquibel

Adol­fo Pérez Esqui­vel cono­ce bien los entre­si­jos del con­flic­to vas­co. Lo ha segui­do de cer­ca des­de hace casi dos déca­das. Ya en 1995, duran­te la últi­ma eta­pa de los gobier­nos de Feli­pe Gon­zá­lez, el pre­mio Nobel de la Paz tra­tó de esta­ble­cer cau­ces de nego­cia­ción entre el Esta­do y ETA. La esca­sa volun­tad del Eje­cu­ti­vo del PSOE, así como la lle­ga­da al poder de José María Aznar, frus­tra­ron aquel inten­to. A pesar de todo, Pérez Esqui­vel no se ha ren­di­do a la hora de bus­car una sali­da dia­lo­ga­da. Rei­vin­di­có la impor­tan­cia de un momen­to his­tó­ri­co como el frus­tra­do pro­ce­so desa­rro­lla­do entre 2005 y 2007 y, duran­te los últi­mos años, ha denun­cia­do la «fal­ta de pro­pues­tas» del Gobierno espa­ñol. A prin­ci­pios de mes, el pre­mio Nobel enca­be­za­ba una car­ta fir­ma­da por 50 per­so­na­li­da­des argen­ti­nas en la que exi­gían la libe­ra­ción de Arnal­do Ote­gi y se feli­ci­ta­ban por el «éxi­to elec­to­ral de Bil­du». En una entre­vis­ta tele­fó­ni­ca con­ce­di­da a GARA, expre­sa su preo­cu­pa­ción por la apues­ta repre­si­va del Esta­do y exi­ge la liber­tad de Otegi.

El jui­cio por el «caso Bate­ra­gu­ne» se ha con­ver­ti­do en el ejem­plo de la cri­mi­na­li­za­ción de las vías polí­ti­cas para la reso­lu­ción del con­flic­to vas­co. ¿Cómo valo­ra el hecho de que Arnal­do Ote­gi, jun­to a otros acu­sa­dos, per­ma­nez­ca toda­vía en prisión?

Es una injus­ti­cia que Arnal­do Ote­gi haya sido pro­ce­sa­do y encar­ce­la­do. Es un hom­bre que siem­pre estu­vo tra­ba­jan­do por una sali­da polí­ti­ca y no por una solu­ción vio­len­ta. Sus posi­cio­nes han sido muy cla­ras en todo momen­to. Yo le conoz­co per­so­nal­men­te y he con­ver­sa­do con él en reite­ra­das oca­sio­nes para encon­trar una sali­da polí­ti­ca a la situa­ción de Eus­kal Herria. Espe­re­mos que sea pues­to en liber­tad y que pue­da seguir tra­ba­jan­do para lograr una solu- ción jus­ta. Arnal­do Ote­gi no es un hom­bre que haya actua­do en la lucha arma­da, es un hom­bre que siem­pre bus­có una solu­ción polí­ti­ca. No sólo se le nie­ga esta solu­ción, sino que es encar­ce­la­do. Aquí hay una situa­ción de injus­ti­cia. El Gobierno debe revi­sar­la y bus­car una salida.

¿Ha teni­do la opor­tu­ni­dad de seguir de cer­ca los avan­ces regis­tra­dos duran­te el juicio?

Lo he segui­do par­cial­men­te, por­que aquí no se publi­ca dema­sia­da infor­ma­ción al res­pec­to. Reci­bo infor­ma­ción a tra­vés de correos elec­tró­ni­cos y de ami­gos que tra­tan de infor­mar­me. De todos modos, espe­re­mos que todo esto ten­ga una sali­da jus­ta y que pue­dan reini­ciar la acti­vi­dad social. No pue­de ser que aque­llos de los que se sos­pe­cha que pue­den estar vin­cu­la­dos con ETA sean dis­cri­mi­na­dos y sepa­ra­dos. Tam­bién pien- so que ETA debe­ría hacer una auto­crí­ti­ca muy seria sobre todo su accio­nar. No pode­mos ver las cosas de un solo lado. El País Vas­co nece­si­ta resol­ver sus pro­ble­mas a tra­vés de una solu­ción justa.

La izquier­da aber­tza­le ha dado pasos hacia la con­se­cu­ción de un esce­na­rio demo­crá­ti­co. Sin embar­go, el Gobierno espa­ñol res­pon­de con mayo­res exi­gen­cias. ¿Cómo valo­ra la acti­tud del Eje­cu­ti­vo de Madrid?

Errá­ti­ca, fal­ta de cla­ri­dad y de pro­pues­tas. Esto no se arre­gla con la repre­sión, con la sepa­ra­ción o el encar­ce­la­mien­to por sos­pe­chas. El Gobierno espa­ñol y el PP se han alia­do para evi­tar cual­quier solu­ción polí­ti­ca. Y esto es lo preo­cu­pan­te. Cuan­do estu­ve allí tra­ba­jan­do para ver si se podía con­se­guir una solu­ción, pude com­pro­bar la situa­ción de los pre­sos. Debe­rían de estar cer­ca de sus fami­lias por una cues­tión huma­ni­ta­ria y de dere­cho, y no ser víc­ti­mas de esta dis­per­sión que, por cul­pa de la polí­ti­ca del Gobierno espa­ñol, tam­bién afec­ta a sus familiares.

¿Espe­ra­ba otra reac­ción por par­te del Gobierno espa­ñol ante estas iniciativas?

Espe­ra­ba una acti­tud más amplia, de diá­lo­go, de resol­ver el con­flic­to. Lamen­ta­ble­men­te, no es así.

No pare­ce que un pre­vi­si­ble cam­bio de gobierno en Madrid pue­da ayu­dar a variar la acti­tud española…

Has­ta aho­ra han demos­tra­do una fal­ta total y abso­lu­ta de volun­tad para bus­car solu­cio­nes y han apos­ta­do por las medi­das repre­si­vas, como ocu­rre con el caso de Ote­gi. Bus­can silen­ciar los pro­ble­mas de un pue­blo que quie­re abrir ins­tan­cias de diá­lo­go. Éste es un pro­ble­ma de toda Espa­ña y del pue­blo vas­co, que debe de ser escu­cha­do para encon­trar una salida.

¿Cómo valo­ra las ini­cia­ti­vas empren­di­das tan­to por la izquier­da aber­tza­le como por ETA, que ha decre­ta­do una tre­gua per­ma­nen­te, gene­ral y verificable?

Me pare­ce bien que haya hecho un alto a la lucha arma­da. Pero esto no resuel­ve el pro­ble­ma del País Vas­co. El pro­ta­go­nis­ta prin­ci­pal debe de ser el pue­blo vas­co. Esto no es un pro­ble­ma entre ETA y el Gobierno espa­ñol. Deben de abrir las ins­tan­cias de diá­lo­go. En toda nego­cia­ción hay exi­gen­cias de míni­mos, inter­me­dias y de máxi­mos. Hay que ver has­ta dón­de se pue­de lle­gar para encon­trar una sali­da que sea jus­ta para todas las partes.

Usted ya par­ti­ci­pó en un inten­to de media­ción duran­te los años 90. ¿Ha podi­do hablar aho­ra con algún miem­bro del Gobierno para con­tras­tar ideas sobre la actual situación?

No, con el Gobierno no. Pero, lógi­ca­men­te, esta­mos preo­cu­pa­dos y siguien­do de cer­ca que esto pue­da tener una sali­da. Eso es lo que nos preo­cu­pa. En gene­ral, Espa­ña toda­vía tie­ne muchas asig­na­tu­ras pen­dien­tes. No sólo con el País Vas­co, sino tam­bién con todo lo que ocu­rrió duran­te la gue­rra civil espa­ño­la. No quie­ren memo­ria, ni ver­dad, ni jus­ti­cia. Es un poco, como deci­mos por estos lados, la polí­ti­ca del aves­truz, que escon­de la cabe­za pero deja todo el cuer­po a la vista.

Usted, cuan­do tra­tó de mediar, ya sufrió lo que aho­ra está pade­cien­do el abo­ga­do suda­fri­cano Brian Currin: un inten­to de des­pres­ti­gio para minar su labor de mediación.

Eso es que­rer ocul­tar los pro­ble­mas, y los pro­ble­mas hay que enfren­tar­los y resol­ver­los, no tra­tar de des­pres­ti­giar a aque­llos que inten­tan ayu­dar. Al con­tra­rio. Debe­rían tener un poco más de ampli­tud de conciencia.

¿Qué papel le corres­pon­de a la comu­ni­dad internacional?

Seguir insis­tien­do en que el Gobierno ten­ga una acti­tud de diá­lo­go y de aper­tu­ra. Hay con­flic­tos en el mun­do que deben de resol­ver­se a tra­vés del diá­lo­go y no de la repre­sión o la vio­len­cia de nin­gu­na de las par­tes, ni de ETA ni del Gobierno.

«Pre­fie­ro la diplo­ma­cia dis­cre­ta a las nego­cia­cio­nes abiertas»

¿A quién con­si­de­ra que le corres­pon­de mover ficha en el actual momen­to político?

Es el Gobierno el que tie­ne que dar los pró­xi­mos pasos. ETA tie­ne que dejar a un lado la lucha arma­da y bus­car una solu­ción polí­ti­ca, pero el Gobierno debe de tener la aper­tu­ra nece­sa­ria para ayu­dar a encon­trar una solu­ción. El pri­mer paso sería la libe­ra­ción de Arnal­do Ote­gi. Des­pués, for­mar una mesa de diá­lo­go, don­de podría con­tar con la ayu­da de orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les. De todos modos, no soy par­ti­da­rio de las nego­cia­cio­nes abier­tas. Creo más en la diplo­ma­cia dis­cre­ta, en la diplo­ma­cia silenciosa.

Si no, todo esto ter­mi­na con­ta­mi­na­do por los medios de comu­ni­ca­ción y no lle­va a nada.

Se ha inten­ta­do y no ayu­da. Y aquí hay que ayu­dar. Creo más en la diplo­ma­cia dis­cre­ta, silen­cio­sa. Hay orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les que tie­nen expe­rien­cia en esto, que han tra­ba­ja­do en Irlan­da del Nor­te y en otra serie de con­flic­tos y que sería bueno que sean con­sul­ta­das para poder avan­zar en otras direcciones.

Usted reci­bió el pre­mio Nobel de la Paz y en este con­flic­to han habi­do muchos de quie­nes se ha dicho que aspi­ra­ban a obte­ner­lo. ¿Cree que alguien logra­rá este galar­dón por su labor en la paci­fi­ca­ción de Eus­kal Herria?

El pre­mio Nobel es un ins­tru­men­to al ser­vi­cio de los pue­blos. Si no, no sir­ve. Lo impor­tan­te aquí no es bus­car pre­mios, sino encon­trar solu­cio­nes. Los pre­mios, si vie­nen, vie­nen. Pero lo más impor­tan­te es encon­trar solu­cio­nes a la vida de los pueblos.

Enton­ces, ¿es opti­mis­ta? ¿Cree que están cer­ca las solu­cio­nes para Eus­kal Herria?

Yo siem­pre soy opti­mis­ta. Si no, no lle­va­ría tra­ba­jan­do en esto más de 40 años. Y sigo tra­ba­jan­do. En Amé­ri­ca Lati­na tene­mos muchí­si­mos con­flic­tos. Aho­ra esta­mos tra­ba­jan­do sobre los pro­ble­mas terri­to­ria­les. Pro­ble­mas de tie­rra de las comu­ni­da­des indí­ge­nas, que los siguen repri­mien­do, que los siguen matan­do, que los siguen expul­san­do. En otra esca­la, lo que se está vivien­do en muchas

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