Ga-gari-gari­tano- Flo­ren Aoiz

Lo peor que le pue­de ocu­rrir a quien lan­za una can­ción para ridi­cu­li­zar a sus adver­sa­rios es ter­mi­nar sien­do el cari­ca­tu­ri­za­do. Es como tener que lim­piar­se el escu­pi­ta­jo lan­za­do poco antes al cie­lo. Dicho de otro modo, hay que ser muy necio para hacer algo así.

Y lo han vuel­to a hacer. Ga, gari, gari­tano, se lla­ma el engen­dro y ha sido pro­mo­vi­do por la caver­na espa­ño­lis­ta, que últi­ma­men­te no anda muy crea­ti­va. Una tona­da archi­co­no­ci­da, una letra supues­ta­men­te en ita­liano, las ton­te­rías habi­tua­les del dis­cur­so neo­fran­quis­ta y lo que esta­ba lla­ma­do a ser el azo­te de las hor­das vas­co­nas… se con­vier­te en una can­ción para el gozo de las hor­das vas­co­nas, que dis­fru­tan de ella una y otra vez, sopren­di­das por seme­jan­te rega­lo. A mí, sin ir más lejos, me la can­tó por telé­fono el pro­pio Gari­tano, que no pare­cía pre­ci­sa­men­te hun­di­do por la cancioncita.

El éxi­to elec­to­ral de Bil­du y, en gene­ral, la situa­ción que está aflo­ran­do en Eus­kal Herria, ha pro­vo­ca­do un des­con­cier­to gene­ral en la cor­te espa­ño­la, inca­paz de com­pren­der qué ha ocu­rri­do con su supues­ta victoria.

Es lo que tie­ne alu­ci­nar, sea con sus­tan­cias estu­pe­fa­cien­tes o con infor­mes poli­cia­les, que pue­den lle­gar a suge­rir mun­dos para­le­los cier­ta­men­te psi­co­dé­li­cos. Espa­ña no esta­ba ganan­do, de hecho sigue des­com­po­nién­do­se a pla­zos, pero los muy fli­pa­dos se habían auto­con­ven­ci­do de que la insu­rrec­ción vas­ca había sido liqui­da­da. Esta debe ser una afi­ción atem­po­ral, por­que des­de los reyes godos has­ta los minis­tros de Fran­co, pasan­do por los gobier­nos del PSOE o los gene­ra­les libe­ra­les, todos han derro­ta­do a los vas­cos unas cuan­tas veces. De hecho, debe­mos ser uno de los pue­blos más derro­ta­dos de la historia.

Como algu­na vez he men­cio­na­do, los infor­mes guber­na­men­ta­les espa­ño­les sobre las rebe­lio­nes en las colo­nias ame­ri- canas refle­jan inca­pa­ci­dad para asu­mir la reali­dad. Más allá de unos pocos ana­lis­tas rea­lis­tas, se mul­ti­pli­ca­ban las estu­pi­de­ces más deli­ran­tes, como la idea de que la inmen­sa mayo­ría de los ame­ri­ca­nos jamás acep­ta­ría rom­per con Espa­ña. Así les fue. Qui­sie­ron hacer chis­tes con los pro­mo­to­res de las luchas de inde­pen­den­cia y, final­men­te, no fue­ron los espa­ño­les los que más rie­ron en aque­lla feria.

Por mucho que les cues­te asu­mir­lo, Mar­tín Gari­tano es dipu­tado gene­ral de Gipuz­koa por volun­tad popu­lar. Pue­de que nece­si­ten recu­rrir al sen­ti­do del humor para ir asi­mi­lan­do una reali­dad que se les indi­ges­ta, pero quien que­da en ridícu­lo son ellos, que ni gra­cia tie­nen. Pre­fe­ri­rían que Gari­tano fue­ra un mal sue­ño, pero es un tipo de car­ne y hue­so con apo­yo de dece­nas de miles de per­so­nas y que for­ma par­te de un pro­yec­to serio, sol­ven­te y trasformador.

Un tipo que, como otras y otros, está demos­tran­do que en las ins­ti­tu­cio­nes pue­de haber mucho más que inú­ti­les, tre­pa­do­res y corrup­tos. Segu­ra­men­te vamos a asis­tir a una gran ofen­si­va para deni­grar a los car­gos elec­tos de Bil­du, sobre todo a aque­llos que tie­nen res­pon­sa­bi­li­da­des de gobierno. No siem­pre le encar­ga­rán el tra­ba­jo al más ton­to, como esta vez.

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