La ver­dad secues­tra­da- Ricar­do Alarcón

Reclamo internacional regreso de los cinco cubanos“Por­que nada hay encubierto,
que no haya de descubrirse;
ni ocul­to que no haya de saberse”
(San Lucas 12.2)


El tema que me han asig­na­do para este semi­na­rio se titu­la “Situa­ción actual del caso de nues­tros Cin­co Héroes”.
Comen­za­ré dicien­do que des­de el pun­to de vis­ta jurí­di­co ha con­clui­do ya su cur­so nor­mal. Acu­di­mos aho­ra a un pro­ce­di­mien­to extra­or­di­na­rio, el lla­ma­do Habeas Cor­pus, que es una opor­tu­ni­dad que se ofre­ce por una sola vez a los con­de­na­dos des­pués que ago­ta­ron sin éxi­to todos sus recur­sos ape­la­ti­vos. Si se toma en cuen­ta los ante­ce­den­tes son muy remo­tas las posi­bi­li­da­des de obte­ner por esta vía la libe­ra­ción de nues­tros compañeros.

Damos este paso, sin embar­go, por dos razo­nes fun­da­men­ta­les. La pri­me­ra es una cues­tión de prin­ci­pios: debe­mos librar esta bata­lla en todos los terre­nos que poda­mos pues se tra­ta de cin­co ino­cen­tes que sufren injus­ta y cruel pri­sión. La segun­da es que sólo alre­de­dor de deci­sio­nes toma­das en ins­tan­cias judi­cia­les se ha logra­do que­brar, aun­que sea par­cial y limi­ta­da­men­te, la férrea cen­su­ra que los gran­des medios de comu­ni­ca­ción impo­nen a este caso.

Tam­bién podría haber ini­cia­do esta char­la dicien­do que la situa­ción actual de los Cin­co es idén­ti­ca a la que enca­ran hace tre­ce años. Sobre ellos no hay noti­cias. Sufren un doble encie­rro, el de sus car­ce­le­ros y el de los periodistas.

La pri­me­ra refle­xión que habría que hacer es ¿por qué ese silen­cio mediá­ti­co? ¿Es que Cuba, su Revo­lu­ción, sus pro­ble­mas, han sido temas de esca­so inte­rés para esos medios? Uste­des saben que es al revés. Nues­tra Patria ha reci­bi­do y reci­be una aten­ción incom­pa­ra­ble­men­te mayor a la de otros paí­ses del Con­ti­nen­te; se nos ana­li­za día y noche bajo poten­tes reflec­to­res y pode­ro­sas lupas que tra­tan, casi siem­pre dis­tor­sio­nan­do, los más diver­sos aspec­tos de nues­tra reali­dad. Enton­ces ¿por qué casi nun­ca han dicho algo sobre este caso? Si los Cin­co hubie­ran come­ti­do algún cri­men, si alguno de ellos hubie­se hecho o inten­ta­do hacer algo con­tra el pue­blo nor­te­ame­ri­cano ¿tie­ne alguien la menor duda de que ellos habrían sido tema cons­tan­te en la pro­pa­gan­da anticubana?

La ver­dad es que los Cin­co son com­ple­ta­men­te ino­cen­tes y son lite­ral­men­te, sin exa­ge­ra­ción algu­na, héroes, que han sacri­fi­ca­do sus vidas por sal­var las nues­tras, dan­do una prue­ba de altruis­mo insu­pe­ra­ble. No hago un ejer­ci­cio de retórica.
Esa ver­dad cons­ta en docu­men­tos ofi­cia­les del gobierno de Esta­dos Uni­dos y de sus tri­bu­na­les. Que su misión era tra­tar de des­cu­brir los pla­nes terro­ris­tas con­tra Cuba está con todas las letras en nume­ro­sos escri­tos, des­de el Acta acu­sa­to­ria ini­cial for­mu­la­da con­tra ellos y en varias mocio­nes de la fis­ca­lía al comien­zo del jui­cio y a lo lar­go de su desa­rro­llo has­ta las sen­ten­cias que al final les fue­ron impues­tas. Que el pro­pó­si­to del gobierno nor­te­ame­ri­cano era pro­te­ger a los terro­ris­tas fue reco­no­ci­do tam­bién en esos docu­men­tos y en repe­ti­das inter­ven­cio­nes de la fis­ca­lía, todo lo cual está regis­tra­do en las actas del tribunal.

El gran pro­ble­ma que enfren­ta­mos es que el Impe­rio ha logra­do impe­dir que esa infor­ma­ción tras­cien­da a la gen­te. Su éxi­to es nota­ble. Ha podi­do secues­trar la ver­dad impu­ne­men­te. No hablo de tex­tos secre­tos o con­fi­den­cia­les. Me refie­ro a docu­men­tos que han esta­do y están dis­po­ni­bles para quien acce­da al sitio ofi­cial del Tri­bu­nal Fede­ral del Sur de la Flo­ri­da y bus­que el caso “Esta­dos Uni­dos ver­sus Gerar­do Her­nan­dez et al.” Pero eso sólo lo hacen algu­nos espe­cia­lis­tas o per­so­nas par­ti­cu­lar­men­te intere­sa­das. El gran públi­co se ente­ra de lo que suce­de en los tri­bu­na­les por las ver­sio­nes que quie­ran dar­le los lla­ma­dos “medios de infor­ma­ción”. Y de este jui­cio, el más pro­lon­ga­do de la his­to­ria de un país que, entre otras cosas, tie­ne varios cana­les de tele­vi­sión y otras publi­ca­cio­nes dedi­ca­das exclu­si­va­men­te a los tri­bu­na­les, nada se dijo fue­ra de la ciu­dad de Mia­mi. Debo dete­ner­me en este punto.

Como ya les dije esta­mos aho­ra enfras­ca­dos en la pre­sen­ta­ción de los recur­sos de Habeas Cor­pus. El caso más difí­cil es el de Gerar­do al cual me refe­ri­ré más adelante.

Pero hay un ele­men­to común en la ape­la­ción de todos ellos que se refie­re a la con­duc­ta de la pren­sa. Mien­tras en el mun­do ente­ro era igno­ra­do com­ple­ta­men­te, el jui­cio tuvo en Mia­mi una des­bor­da­da y estri­den­te cober­tu­ra de los medios loca­les que pro­mo­vie­ron un ambien­te de odio con­tra los acu­sa­dos, pero ade­más ame­na­za­ron y pro­vo­ca­ron a los miem­bros del jura­do y a los abo­ga­dos y tes­ti­gos. La pro­pia jue­za se que­jó varias veces y pidió al gobierno que pusie­ra fin a una situa­ción cla­ra­men­te vio­la­to­ria de las nor­mas del debi­do pro­ce­so. Ese fue uno de los fac­to­res que lle­vó a la deci­sión uná­ni­me del panel de la Cor­te de Ape­la­cio­nes en el 2005 de anu­lar aque­lla far­sa y orde­nar un nue­vo jui­cio, jus­ta deci­sión revo­ca­da des­pués por pre­sio­nes del gobierno de Bush.

Al siguien­te año, en el 2006, se supo que esos “perio­dis­tas” de Mia­mi eran paga­dos por el Gobierno para rea­li­zar su delez­na­ble fae­na. Des­de hace 5 años gru­pos de la socie­dad civil nor­te­ame­ri­ca­na recla­man a las auto­ri­da­des que reve­len todo lo que aún ocul­tan sobre el alcan­ce de esta ope­ra­ción millo­na­ria – cuán­to paga­ron, a quié­nes y para qué – en una con­ju­ra cuyo des­cu­bri­mien­to es más que sufi­cien­te para decla­rar nulo y sin valor alguno todo el pro­ce­so segui­do con­tra nues­tros compañeros.

Con­tra Gerar­do se levan­tó una acu­sa­ción adi­cio­nal, una calum­nia infa­me que es la cau­sa por la que fue sen­ten­cia­do a morir dos veces en pri­sión. Lo acu­sa­ron de “cons­pi­ra­ción para come­ter ase­si­na­to en pri­mer grado”.

Sin embar­go aquí ten­go este docu­men­to fecha­do el 30 de mayo de 2001. Es de la Fis­ca­lía Gene­ral de Esta­dos Uni­dos. Aquí dicen que no podían pro­bar esa acu­sa­ción y por ello soli­ci­ta­ron reti­rar­la a últi­ma hora. Pese a ello, Gerar­do fue decla­ra­do cul­pa­ble por un cri­men que no exis­tió, que era impo­si­ble de pro­bar y, para col­mo, por el que ya no lo acusaban.

Pero ¿qué impor­ta que este docu­men­to exis­ta si nadie habla de él?

Se acu­sa­ba a Gerar­do fal­sa­men­te de haber par­ti­ci­pa­do en algo con lo que él no tuvo abso­lu­ta­men­te nada que ver: el derri­bo en febre­ro de 1996 sobre aguas cuba­nas de dos aero­na­ves de un gru­po terro­ris­ta que se dedi­ca­ba sis­te­má­ti­ca­men­te a vio­lar el terri­to­rio cubano y anun­cia­ba cada vio­la­ción y las pre­go­na­ba sin pudor en los medios de Mia­mi. Inde­pen­dien­te­men­te de que este docu­men­to es prue­ba irre­fu­ta­ble de que la acu­sa­ción era insos­te­ni­ble hay otro dato muy impor­tan­te que ilus­tra sobre la pre­va­ri­ca­ción de las auto­ri­da­des norteamericanas.

Para recla­mar juris­dic­ción sobre el inci­den­te Esta­dos Uni­dos debía demos­trar que había ocu­rri­do fue­ra del espa­cio cubano. Los rada­res cuba­nos regis­tra­ron el hecho den­tro de nues­tro mar terri­to­rial muy cer­ca de la ciu­dad de La Haba­na. Los rada­res nor­te­ame­ri­ca­nos ofre­cían datos con­fu­sos o que se con­tra­de­cían entre sí. La misión inves­ti­ga­do­ra de la Orga­ni­za­ción de Avia­ción Civil Inter­na­cio­nal (OACI) soli­ci­tó las imá­ge­nes toma­das por los saté­li­tes de Esta­dos Uni­dos pero Washing­ton se negó a mos­trar­las. Duran­te el jui­cio de Mia­mi la defen­sa reite­ró igual peti­ción y el gobierno vol­vió a recha­zar­la. Aho­ra vuel­ve a recla­mar­lo Gerar­do en su Habeas Cor­pus y Washing­ton, otra vez, se nie­ga a per­mi­tir que nadie vea esas imá­ge­nes. Son ya más de quin­ce años de ocul­ta­mien­to que reve­lan el carác­ter frau­du­len­to del ale­ga­to esta­dou­ni­den­se. Pero Washing­ton ha logra­do que nadie lo denun­cie per­mi­tién­do­le seguir enga­ñan­do a muchos.

La infor­ma­ción es cues­tión cla­ve para alcan­zar la liber­tad de Gerar­do Her­nán­dez Nor­de­lo, Ramón Laba­ñino Sala­zar, Anto­nio Gue­rre­ro Rodrí­guez, Fer­nan­do Gon­zá­lez Llort y René Gon­za­lez Seh­we­rert. Para ganar esta bata­lla se nece­si­ta movi­li­zar a mucha gen­te, a millo­nes de per­so­nas, y des­ple­gar un movi­mien­to de soli­da­ri­dad que sea ver­da­de­ra­men­te amplio y efectivo.
Cual­quier apro­xi­ma­ción a este pro­ble­ma, si tie­ne aun­que sea un míni­mo de obje­ti­vi­dad, debe reco­no­cer que esta­mos muy lejos de esa meta.

Está com­pro­ba­do que las gran­des cor­po­ra­cio­nes mediá­ti­cas impo­nen un silen­cio abso­lu­to sobre este caso, espe­cial­men­te rigu­ro­so en Esta­dos Uni­dos don­de la inmen­sa mayo­ría de la pobla­ción lo des­co­no­ce com­ple­ta­men­te. La ausen­cia del tema en esos medios no es refle­jo de inca­pa­ci­dad pro­fe­sio­nal de los perio­dis­tas sino que obe­de­ce a ins­truc­cio­nes pre­ci­sas, a la deci­sión polí­ti­ca de silen­ciar­lo que pro­ce­de de los más altos nive­les de Washington.

Espe­rar que esos cen­so­res cam­bien de acti­tud es una ilu­sión sin sen­ti­do, sería prac­ti­car el auto­en­ga­ño. Denun­ciar­los por ello una y otra vez, es correc­to pero insu­fi­cien­te por­que nues­tras reite­ra­das denun­cias ape­nas tie­nen repercusión.
Es mucho más, muchí­si­mo más lo que pode­mos y debe­mos hacer.

Ante todo hay que apre­ciar obje­ti­va­men­te el alcan­ce que hoy tie­ne lo que debe­mos lla­mar por su nom­bre, la tira­nía mediá­ti­ca global.

No se tra­ta sólo de lo que dicen o callan los perió­di­cos famo­sos, las gran­des cade­nas de tele­vi­sión o las agen­cias cable­grá­fi­cas que deci­den sobre la trans­mi­sión de noti­cias en todo el mun­do. Todos ellos, uni­fi­ca­dos en enor­mes mono­po­lios con­tro­lan y mani­pu­lan la infor­ma­ción y extien­den su influen­cia has­ta quie­nes quie­ren ser alter­na­ti­vas a esa dic­ta­du­ra glo­bal, inclu­yen­do medios que se auto­de­fi­nen como revolucionarios.

Hay mucha gen­te en el mun­do que se esfuer­za por hablar y hacer­se oír con recur­sos muy limi­ta­dos y han logra­do algu­na que otra vez pene­trar la mura­lla de la des­in­for­ma­ción y el enga­ño. Nues­tros recur­sos son mucho mayo­res, los de las Uni­ver­si­da­des cuba­nas, sus pro­fe­so­res y estudiantes.

Haga­mos como los niños de La Col­me­ni­ta y pre­gun­té­mo­nos sin­ce­ra­men­te ¿qué más pode­mos hacer?

Inter­ven­ción en la Uni­ver­si­dad de Cien­cias Infor­má­ti­cas (UCI),
Julio 20, 2011

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