[PDF] Extre­mas con­di­cio­nes de encar­cel­mien­to en Mexi­co para el refu­gia­do vas­co Luis Miguel Ipiña

El refu­gia­do polí­ti­co donos­tia­rra sufre unas con­di­cio­nes car­ce­la­rias extre­mas, según el movi­mien­to pro amnis­tía.

El ciu­da­dano vas­co fue dete­ni­do y pos­te­rior­men­te encar­ce­la­do el pasa­do mes de mayo, acu­sa­do de «pose­sión de armas de fue­go de uso exclu­si­vo del Ejér­ci­to mexicano».
Ipi­ña se encuen­tra enfer­mo de dia­be­tes e hiper­ten­sión. Ade­más, pade­ce reten­ción de líqui­dos, por lo que requie­re de aten­ción médi­ca cons­tan­te y de la toma de cier­ta medicación.

Según el orga­nis­mo anti­rre­pre­si­vo, el ciu­da­dano vas­co, nacio­na­li­za­do mexi­cano, com­par­te cel­da con otros 52 pre­sos, a pesar de que ésta sólo tie­ne sitio para 12 personas.

En con­se­cuen­cia, los pre­sos se ven obli­ga­dos a dor­mir en el sue­lo o enci­ma de una tabla. Asi­mis­mo, a cau­sa de esa satu­ra­ción, los reclu­sos se ven obli­ga­dos a pasar de pie todo el tiem­po que no están en el patio.

Entre otras cues­tio­nes, las ins­ti­tu­cio­nes peni­ten­cia­rias nie­gan a los pre­sos el dere­cho a tener cubier­tos y, si quie­ren pla­to, deben con­se­guir uno. De lo con­tra­rio, los pre­sos reci­ben la comi­da en sus pro­pias manos.

El movi­mien­to pro amnis­tía, en su pági­na web, tam­bién ha cen­su­ra­do que se pida a Ipi­ña dine­ro por el sim­ple hecho de estar en la cel­da, o por reser­var los tan soli­ci­ta­dos telé­fo­nos para poner­se en con­tac­to con sus alle­ga­dos. Quie­nes acu­den a visi­tar al ciu­da­dano vas­co tam­bién tie­nen que pagar por encon­trar­se con él en un pasillo.

Per­so­na­li­da­des y orga­ni­za­cio­nes mexi­ca­nas exi­gen la libe­ra­ción de Ipiña

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