«Nada jus­ti­fi­ca que las fuer­zas de izquier­da en el mun­do se nie­guen a apo­yar a Gada­fi ante esta agre­sión impe­ria­lis­ta»- Car­los Fon­se­ca Terán

Nica­ra­gua es uno de los pocos esta­dos que ha apo­ya­do al régi­men de Mua­mar Al-Gada­fi en Libia.

Gada­fi ha apo­ya­do siem­pre a la Revo­lu­ción San­di­nis­ta y al FSLN de todas las for­mas ima­gi­na­bles. Ha sido extre­mis­ta en su apo­yo a todo movi­mien­to revo­lu­cio­na­rio que gol­pee al impe­ria­lis­mo median­te cual­quier méto­do de lucha y que haya acu­di­do a él. Es una razón más para no dejar­le solo. Hemos sido amplia­men­te bene­fi­cia­dos por su apo­yo incon­di­cio­nal, y aun­que fue­ra sólo como mues­tra de gratitud…

¿Cómo ve la situa­ción en el país norteafricano?

Se com­pa­ran las rebe­lio­nes popu­la­res en algu­nos paí­ses ára­bes y el levan­ta­mien­to arma­do de la opo­si­ción a Gada­fi en Libia. Pero curio­sa­men­te los gobier­nos ára­bes con­tra los que se están rebe­lan­do sus pue­blos apo­yan a la opo­si­ción arma­da en Libia y no a Gada­fi, cuan­do sí se apo­yan entre sí, lo cual es un indi­cio de que se tra­ta de un fenó­meno dis­tin­to aun­que influen­cia­do por esa coyun­tu­ra. Pero su carác­ter es total­men­te dife­ren­te por­que la opo­si­ción arma­da en Libia levan­ta la ban­de­ra de la monar­quía y las rebe­lio­nes popu­la­res en el mun­do ára­be son anti­mo­nár­qui­cas, antidictatoriales.

Es un movi­mien­to arma­do con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rio que pue­de tener que ver con erro­res, inclu­so gra­ves, come­ti­dos por Gada­fi y la direc­ción revo­lu­cio­na­ria. Pero que ten­ga un res­pal­do rela­ti­va­men­te masi­vo en el este del país no sig­ni­fi­ca que ese levan­ta­mien­to arma­do sea revo­lu­cio­na­rio ni que Gada­fi deje de ser­lo. Quie­nes lo con­si­de­ran revo­lu­cio­na­rio se soli­da­ri­za­ron con la revo­lu­ción san­di­nis­ta cuan­do hubo un levan­ta­mien­to arma­do cam­pe­sino en Nica­ra­gua con­tra la revolución.

¿Cómo valo­ra la acti­tud de la izquierda?

En Libia, des­de la lle­ga­da al poder de Gada­fi, en 1969, hay un pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio que ha impul­sa­do gran­des avan­ces socia­les y polí­ti­cos. La izquier­da dice opo­ner­se a la inter­ven­ción mili­tar pero ata­ca a Gada­fi y apo­ya a la opo­si­ción arma­da. No pue­des estar con­tra una inter­ven­ción impe­ria­lis­ta y apo­yar a quien la pide. Dicee que Gada­fi no es revo­lu­cio­na­rio por­que dio el 10% del petró­leo a las trans­na­cio­na­les, pero un país some­ti­do a un blo­queo eco­nó­mi­co nece­si­ta inver­sio­nes extran­je­ras para dotar­se de recur­sos con los que reac­ti­var su eco­no­mía. No hay nada que jus­ti­fi­que que fuer­zas de izquier­da se nie­guen a apo­yar a Gada­fi fren­te a esta agre­sión impe­ria­lis­ta. Si se está con­tra la agre­sión impe­ria­lis­ta hay que apo­yar a quien la está recibiendo.

La dere­cha y el impe­ria­lis­mo ha sido muy efi­ca­ces en ven­der una ima­gen sata­ni­za­da de Gadafi.

Pero esa sata­ni­za­ción ya no era tal y Gada­fi era reci­bi­do por líde­res mun­dia­les que aho­ra le atacan.

Lo reci­bie­ron por­que esta­ba repar­tien­do el petró­leo. Ade­más, has­ta el últi­mo momen­to Gada­fi, jun­to a Lula, esta­ba pro­mo­vien­do un encuen­tro en Libia de las fuer­zas de izquier­da y gobier­nos de Amé­ri­ca Lati­na, Asia y Áfri­ca para esta­ble­cer un blo­que y un meca­nis­mo de defen­sa de los paí­ses en vías de desa­rro­llo ante la embes­ti­da de los gran­des intere­ses económicos.

¿Cuál es la sali­da a la guerra?

Las gue­rras no se ganan aplas­tan­do al adver­sa­rio sino cuan­do éste pier­de la volun­tad de luchar. Las gue­rras de resis­ten­cia con­tra inter­ven­cio­nes impe­ria­lis­tas tam­po­co se ganan con la derro­ta mili­tar del inter­ven­tor sino cuan­do éste sufre un des­gas­te tal que ve que el cos­te polí­ti­co de sos­te­ner la inter­ven­ción es mayor que las posi­bi­li­da­des de derro­tar a quien resis­te. El fra­ca­so de la inter­ven­ción impe­ria­lis­ta en Libia depen­de­rá de la capa­ci­dad de resis­ten­cia de Gada­fi y el pue­blo libio, de for­ma que lle­gue un momen­to en que para los inter­ven­to­res sea polí­ti­ca­men­te más cos­to­so pro­lon­gar­la que poner­le fin e irse. Ya se están dan­do movi­mien­tos intere­san­tes, como el que el Gobierno fran­cés haya empe­za­do a pedir a los lla­ma­dos rebel­des que nego­cien con Gadafi.

Tie­nen a su favor el ais­la­mien­to polí­ti­co inter­na­cio­nal de Libia. Han logra­do trans­mi­tir la ima­gen de que Gada­fi es inde­fen­di­ble. Siem­pre ha sido par­te de la estra­te­gia del impe­ria­lis­mo ais­lar polí­ti­ca­men­te antes de ata­car, por eso para noso­tros más impor­tan­te que nues­tra capa­ci­dad mili­tar defen­si­va es la soli­da­ri­dad inter­na­cio­nal. GARA

Car­los Fon­se­ca Terán | Secre­ta­rio adjun­to de la secre­ta­ría inter­na­cio­nal del FSLN

«El poder es tan dañino que no ten­dría sen­ti­do ejer­cer­lo si no es para hacer la revolución»

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Hijo del coman­dan­te Car­los Fon­se­ca Ama­dor, héroe de la Revo­lu­ción San­di­nis­ta y fun­da­dor del FSLN, Car­los Fon­se­ca Terán (León, 1966) tenía diez años cuan­do su padre murió. Par­ti­ci­pó muy joven en la pri­me­ra eta­pa del pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio. Aho­ra defien­de que el cam­bio del sis­te­ma que se está lle­van­do a cabo en su país a tra­vés del poder popu­lar es con­se­cuen­te con los prin­ci­pios que defen­dió su padre.

Mira­ri ISASI |

El XXXII ani­ver­sa­rio de la Revo­lu­ción San­di­nis­ta le va a pillar a Car­los Fon­se­ca lejos casa, pre­sen­tan­do en algún pun­to del Esta­do espa­ñol sus libros «El poder, la pro­pie­dad, noso­tros» y «La per­pen­di­cu­lar his­tó­ri­ca». Antes pasó por Eus­kal Herria, don­de se ha reu­ni­do con la izquier­da aber­tza­le, con el obje­ti­vo de tras­la­dar a la socie­dad vas­ca la reali­dad de Nica­ra­gua y del FSLN, la úni­ca fuer­za polí­ti­ca de izquier­da que lle­gó al poder por la vía de las armas y de las urnas.

El 19 de julio se con­me­mo­ra un nue­vo ani­ver­sa­rio del triun­fo de la Revo­lu­ción San­di­nis­ta. ¿Qué que­da de aquel pro­ce­so y de sus logros?

En esta segun­da eta­pa del pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio esta­mos hacien­do cosas que podía­mos haber hecho en los 80 y que no hici­mos, por­que no tuvi­mos la visión polí­ti­ca para hacer­lo. El FSLN ha ido más allá, pro­fun­di­zan­do el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio con polí­ti­cas socia­les y eco­nó­mi­cas que lle­van a una trans­for­ma­ción más radi­cal de la socie­dad y mejo­ren las con­di­cio­nes de vida de la gente.

Un fallo fun­da­men­tal del san­di­nis­mo enton­ces fue la no ins­tau­ra­ción de un nue­vo sis­te­ma polí­ti­co. Se cre­yó, con cier­ta inge­nui­dad, que el mar­co jurí­di­co-polí­ti­co de la demo­cra­cia repre­sen­ta­ti­va bas­ta­ba para ins­ti­tu­cio­na- lizar las trans­for­ma­cio­nes revo­lu­cio­na­rias. Fue un error fatal.

¿Por eso se han crea­do los gabi­ne­tes de poder ciudadano?

Sí, aho­ra el eje fun­da­men­tal de las trans­for­ma­cio­nes es la orga­ni­za­ción del poder ciu­da­dano, la expre­sión orga­ni­za­da de la demo­cra­cia direc­ta como nue­vo sis­te­ma polí­ti­co. Serán los ciu­da­da­nos los que tomen las deci­sio­nes polí­ti­cas y de ges­tión eco­nó­mi­ca y las ins­ti­tu­cio­nes debe­rán cum­plir esas decisiones.

Es un pro­ce­so muy com­ple­jo en el ámbi­to orga­ni­za­ti­vo y tam­bién de la acti­tud que debe asu­mir el ciu­da­dano. Supo­ne un cam­bio de men­ta­li­dad y de cul­tu­ra polí­ti­ca, pero cree­mos que de otra mane­ra es impo­si­ble hacer la revo­lu­ción y que se con­so­li­den sus conquistas.

¿Cuál es el balan­ce de esta segun­da eta­pa de Gobierno san­di­nis­ta con el que el FSLN enca­ra las elec­cio­nes de noviembre?

El anal­fa­be­tis­mo se ha redu­ci­do del 35% al 1,5% en estos cin­co años de Gobierno; la gra­tui­dad de la salud y la edu­ca­ción, ser­vi­cios públi­cos que se habían pri­va­ti­za­do en los años de Gobierno neo­li­be­ral; y el éxi­to de los pro­gra­mas insig­nia de las polí­ti­cas socia­les del Gobierno, como son el Bono Pro­duc­ti­vo Ali­men­ta­rio y el Pro­gra­ma Ham­bre Cero, Usu­ra Cero, diri­gi­dos espe­cí­fi­ca­men­te a las muje­res y que bus­can que las fami­lias empo­bre­ci­das por el neo­li­be­ra­lis­mo logren empren­der la ges­tión eco­nó­mi­ca autó­no­ma que capi­ta­li­ce la eco­no­mía popu­lar. Hay que recu­pe­rar y con­so­li­dar el sec­tor popu­lar de la eco­no­mía para socia­li­zar la pro­pie­dad como carac­te­rís­ti­ca fun­da­men­tal de la cons­truc­ción del socialismo.

¿Qué espec­ta­ti­vas tie­ne el FSLN de cara a las elec­cio­nes de noviembre?

Las encues­tas dan al FSLN y a su can­di­da­to pre­si­den­cial, Daniel Orte­ga, más del 50% en inten­ción de voto y la opo­si­ción está frag­men­ta­da en dos gran­des peda­zos. Por eso, la meta es ganar­las con el mayor por­cen­ta­je posi­ble para estar en con­di­cio­nes de hacer las refor­mas jurí­di­co-polí­ti­cas de cara a pro­fun­di­zar el pro­ce­so de cam­bio de sis­te­ma con la ins­tau­ra­ción de la demo­cra­cia directa.

¿A qué retos se enfren­ta ante un even­tual nue­vo mandato?

La prio­ri­dad es redac­tar una nue­va Cons­ti­tu­ción en la que se esta­blez­ca la obli­ga­to­rie­dad para todo Gobierno del cum­pli­mien­to de las deci­sio­nes del poder ciu­da­dano. Tam­bién pro­du­cir lo nece­sa­rio para tener los recur­sos sufi­cien­tes que per­mi­tan el acce­so a ellos de todos los ciu­da­da­nos para poder ges­tio­nar de mane­ra orga­ni­za­da y direc­ta la eco­no­mía, así como crear gran­des empre­sas esta­ta­les en ámbi­tos como el ener­gé­ti­co para poder sus­ten­tar las polí­ti­cas socia­les y favo­re­cer el desa­rro­llo eco­nó­mi­co. Ésa es la vía para cons­truir el nue­vo mode­lo socia­lis­ta que promovemos.

Que Nica­ra­gua per­te­nez­ca al ALBA ha sido fun­da­men­tal para alcan­zar la mayor par­te de los logros socia­les con­se­gui­dos duran­te este man­da­to. Para noso­tros, el ALBA es lo que sus­ti­tu­yó a la Unión Soviética.

La can­di­da­tu­ra a la reelec­ción de Orte­ga ha sido denun­cia­da por anticonstitucional.

Los lími­tes para la reelec­ción en la Cons­ti­tu­ción se fija­ron en una coyun­tu­ra muy par­ti­cu­lar. Tras la cri­sis inter­na de 1994 en el FSLN sur­gió el Movi­mien­to Reno­va­dor San­di­nis­ta (MRS), que aglu­ti­nó a la mayo­ría de los que tuvie­ron los car­gos impor­tan­tes en los años 80, aun­que la inmen­sa mayo­ría de la base se man­tu­vo en el FSLN. La mayor par­te de los dipu­tados se fue­ron al MRS y el Fren­te se que­dó con cua­tro. La repre­sen­ta­ción de la prin­ci­pal fuer­za de la dere­cha, el Par­ti­do Libe­ral Cons­ti­tu­cio­na­lis­ta (PLC) de Arnol­do Ale­mán, era enton­ces míni­ma. Los par­ti­dos mino­ri­ta­rios apro­ve­cha­ron esta cir­cuns­tan­cia para hacer una refor­ma cons­ti­tu­cio­nal a su medi­da y esta­ble­cie­ron los lími­tes a la reelec­ción. En tiem­pos de la dinas­tía somo­cis­ta siem­pre fue nega­da la reelec­ción, lo que demues­tra que la no reelec­ción no es garan­tía de demo­cra­cia y que la ausen­cia de lími­tes tam­po­co sig­ni­fi­ca lo con­tra­rio. Lo anti­de­mo­crá­ti­co es impe­dir al pue­blo que eli­ja a quien quie­ra y Daniel Orte­ga es el que más votos y res­pal­do popu­lar tiene.

¿Cómo se ha sol­ven­ta­do esa cuestión?

El FSLN pre­sen­tó un recur­so de ampa­ro plan­tean­do la con­tra­dic­ción entre el artícu­lo que esta­ble­ce el dere­cho a ele­gir y ser elec­to y el que pre­ten­de regu­lar el ante­rior. La Cor­te Supre­ma con­clu­yó que había una con­tra­dic­ción insal­va­ble y debía pre­va­le­cer el artícu­lo que esta­ble­ce el prin­ci­pio sobre el artícu­lo que tra­ta de nor­mar­lo y lo anu­la. En Cos­ta Rica, la Jus­ti­cia resol­vió igual con Óscar Arias, pero como era Óscar Arias, el demó­cra­ta, nadie lo cuestionó.

Gobierno y pre­si­den­te son tacha­dos de populistas.

Es la típi­ca acu­sa­ción a los gobier­nos de izquier­da que apos­ta­mos por un cam­bio de sis­te­ma, por la trans­for­ma­ción pro­fun­da de la socie­dad. El poder es tan dañino que no ten­dría sen­ti­do ejer­cer­lo si no es para hacer la revolución.

El MRS cues­tio­na a Daniel Orte­ga, del que dice que ha trai­cio­na­do a la Revo­lu­ción, pero usted lo defi­ne como el ver­da­de­ro con­ti­nua­dor de Car­los Fon­se­ca Ama­dor, su padre.

Daniel Orte­ga es un diri­gen­te polí­ti­co mucho más expe­ri­men­ta­do, con más habi­li­da­des polí­ti­cas y mayor madu­rez que el coman­dan­te de 1980. Ana­lis­tas polí­ti­cos de todas las ideo­lo­gías lo con­si­de­ran un fuer­te can­di­da­to a ser el polí­ti­co más hábil en la his­to­ria de Nica­ra­gua, por­que se ha vuel­to un exper­to en manio­brar polí­ti­ca­men­te den­tro del sis­te­ma polí­ti­co demo­crá­ti­co burgués.

Cuan­do digo que es con­ti­nua­dor de Car­los Fon­se­ca hablo de la leal­tad revo­lu­cio­na­ria a toda prue­ba, del ape­go a los prin­ci­pios revo­lu­cio­na­rios a toda cos­ta de ambos.

El MRS con­si­de­ra que el prin­ci­pal logro de la Revo­lu­ción fue la demo­cra­cia par­ti­ci­pa­ti­va y acu­san al FSLN de no res­pe­tar la ins­ti­tu­cio­na­li­dad demo­crá­ti­ca del país. En eso con­sis­te la trai­ción del Fren­te a la Revo­lu­ción des­de la ópti­ca de los renovadores.

En los 80, éra­mos la úni­ca refe­ren­cia des­pués de Cuba. No tenía­mos com­pe­ten­cia, pero aho­ra hay para esco­ger. Por eso, mucha gen­te no nece­si­ta creer en noso­tros y es fácil dejar­se impre­sio­nar por el dis­cur­so en nues­tra con­tra que hacen las inte­lec­tua­les de talla que mun­dial y gran cali­dad que adqui­rie­ron noto­rie­dad en los 80 gra­cias a la Revo­lu­ción y al pres­ti­gio que le dieron.

El sur­gi­mien­to del MRS, don­de reca­la­ron figu­ras his­tó­ri­cas y refe­ren­tes del san­di­nis­mo, y los pac­tos del FSLN con la dere­cha y la Igle­sia han crea­do mucha con­fu­sión entre quie­nes cre­cie­ron con la Revolución.

El MRS sur­ge pro­duc­to de la cri­sis inter­na en el FSLN tras el derrum­be de la Unión Sovié­ti­ca, agra­va­da por la derro­ta elec­to­ral de 1990 y la pér­di­da del poder. El sec­tor reno­va­dor plan­tea­ba la renun­cia al socia­lis­mo, al anti­im­pe­ria­lis­mo y a la lucha popu­lar y la adap­ta­ción a los nue­vos tiem­pos. En el FSLN pre­do­mi­nó el com­pro­mi­so con la ideo­lo­gía revo­lu­cio­na­ria, los prin­ci­pios del socia­lis­mo y el anti­im­pe­ria­lis­mo, y las luchas popu­la­res. Al fren­te de esa posi­ción más radi­cal y de izquier­da se colo­có Daniel Orte­ga y al fren­te de la posi­ción reno­va­do­ra, Ser­gio Ramí­rez y casi todo el Gabi­ne­te de Gobierno de los 80.

Fue un duro gol­pe para el Fren­te en tér­mi­nos de ima­gen por­que sus por­ta­vo­ces más cono­ci­dos en el ámbi­to inter­na­cio­nal empe­za­ron a cues­tio­nar todo lo que el FSLN hacía, sim­ple­men­te por cálcu­lo político.

Si el FSLN plan­tea­ba rom­per su polí­ti­ca de enten­di­mien­to con el Gobierno, los reno­va­do­res man­te­nían lo con­tra­rio, aun­que años des­pués cues­tio­na­ran el enten­di­mien­to indis­pen­sa­ble entre el FSLN y otras fuer­zas polí­ti­cas para alcan­zar deter­mi­na­dos objetivos.

Algu­nos aspec­tos de esa polí­ti­ca de nego­cia­ción del FSLN en 2000 fue­ron cues­tio­na­dos tam­bién en el seno del Fren­te. Pero cues­tio­nar cier­tos aspec­tos es muy dife­ren­te a des­ca­li­fi­car al Fren­te como fuer­za revo­lu­cio­na­ria y de izquier­da por esa polí­ti­ca de nego­cia­ción. Los reno­va­do­res cues­tio­nan que el FSLN lle­ga­ra a un acuer­do polí­ti­co con el PLC de Ale­mán para la elec­ción de los magis­tra­dos, pero han ter­mi­na­do apo­yan­do al pro­pio Ale­mán y a ser com­pa­ñe­ros de via­je del can­di­da­to de la oli­gar­quía. Nos acu­sa­ron de no ser revo­lu­cio­na­rios por el apo­yo que empe­za­mos a reci­bir des­de 1996 de un impor­tan­te sec­tor de lo que fue la con­tra­rre­vo­lu­ción , pero en cuan­to pudie­ron ellos se alia­ron con el otro sector.

¿Qué supo­ne ser hijo de Car­los Fon­se­ca, uno de los héroes de la revo­lu­ción y de los fun­da­do­res del FSLN?

Es una gran res­pon­sa­bi­li­dad y es una situa­ción real­men­te incó­mo­da en una socie­dad don­de hay mucha gen­te que cuan­do le ve a uno cree que ve a Car­los Fon­se­ca resu­ci­ta­do o reen­car­na­do y a veces se me pre­ten­den adju­di­car méri­tos que no me corres­pon­den. Se pue­den tras­mi­tir valo­res y una for­ma­ción, pero no se here­dan los méri­tos ni las actitudes.

Afir­ma que la revo­lu­ción está hacien­do posi­ble el idea­rio de su padre. ¿Cómo?

Fun­da­men­tal­men­te en el cam­bio de sis­te­ma eco­nó­mi­co y polí­ti­co, para el que esta­mos avan­zan­do en el poder popu­lar. Car­los Fon­se­ca plan­tea­ba que no se tra­ta de un cam­bio de hom­bres en el poder si no de un cam­bio de sis­te­ma, del derro­ca­mien­to de las cla­ses explo­ta­do­ras y la vic­to­ria de las cla­ses explo­ta­das. Que las cla­ses popu­la­res estén en el poder, que el FSLN esté gober­nan­do con polí­ti­cas socia­les que defien­den los intere­ses popu­la­res, es con­se­cuen­te con los prin­ci­pios que Car­los Fon­se­ca defendió.

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